Cansada del trajín de las vacaciones, dediqué un fin de semana de septiembre a buscar tranquilidad por el entorno rural de Ávila más próximo a Madrid. Durante mi estancia, me alojé en el hotel La Posada del Agua, que cuenta con una playa propia.
Día 1 - Visitando El Barraco
La iglesia parroquial: Nuestra Señora de la Asunción,
que data de principios del siglo XVI y está construida en granito.
El Ayuntamiento: un bonito edificio del siglo XVI
que, en su parte superior, tiene una inscripción del reinado de Carlos III.
Tras varias restauraciones, la que puedes ver hoy fue realizada en 1987. Delante,
hay una fuente de piedra y un toro, parecido a los de Guisando.
Museo de la Naturaleza del Valle del Alberche: cuesta 2’50€ y está situado a la salida del pueblo, junto a la ruta micológica.
Plaza del Ayuntamiento: Esta plazoleta está llena
de bares y ambiente. El pueblo realiza su propio vino, así que… ¡no dudes en
probarlo! Tampoco dejes de probar los dulces de la confitería de la plaza. Los
barecillos de la plaza ponen tapa con la consumición y el vaso de tinto cuesta
1 euro. Las raciones, generosas, son también bastante baratas.
El Barraco también tiene dos ermitas, de la Piedad y de la Soledad, y varios yacimientos arqueológicos en los alrededores.
Día 2 - Visitando Burgohondo, Navaluenga, Mombeltrán y Guisando
Como no tengo remedio, al final mi fin de semana
de relajación se convirtió en una oportunidad más para hacer turismo. Cerca de mi había varias opciones:
La Abadía de Burgohondo: justo en medio el pueblo
puedes disfrutar de esta abadía que lleva en pie, al menos, desde
1179. El poblado fue villa independiente en el siglo XVI, cuando el Concejo del
Burgo tenía poder sobre la comarca. Con el tiempo, la abadía llegó a la extrema
relajación e indisciplina y el rey procedió a suprimirla en 1819. En el complejo destacan la iglesia y el monasterio, con su torre y su claustro, lleno de
elementos románicos y mudéjares.
Las Piscinas naturales de Navaluenga: este pueblo es
famoso en toda la zona por sus piscinas. No hay pérdida pues, desde el momento
en el que entre al pueblo, hay señalizaciones por todos lados. Las piscinas
consisten en la habilitación que han hecho del río Alberche cuando éste cruza
de oeste a este el municipio. Te aconsejo ir bien tempranito porque desde
primera hora de la mañana ya están cogidos los mejores sitios. Las piscinas
tienen césped y duchas y en los meses de verano llenan de vida el pueblo. Eso
parece una feria. Hay hasta animadores y monitores. El ambiente es muy bueno.
Cruzando el puente románico, en La Chopera, hay zonas habilitadas para comer en
la orilla del río y para ir con las mascotas.
El castillo de Mombeltrán: el castillo de los
duques de Alburquerque se encuentra situado en Mombeltrán, justo encima del
parque municipal. Se construyó en el siglo XV y se le atribuye a Juan Guas. El
interior está muy deteriorado, aun así es bonito y tiene una excepcional
portada renacentista del siglo XVIII con sus garitas, que se alza frente al
puente. Su enclave privilegiado, en lo alto de un cerro, le hace dominar todo
el valle del Barranco de las Cinco Villas. Su actual propietario es Juan Miguel
Osorio y Bertrán de Lis, el actual XIX Duque de Alburquerque y tres veces
Grande de España, aunque se puede visitar en un horario muy limitado.
Debajo del castillo, hay un parque muy bonito, con
terracitas muy baratas. Son típicos los refresquitos, granizados de un montón
de sabores a 2€ en terraza.
Los Toros de Guisando: aunque pertenezcan al pueblo de
El Tiemblo, los toros se encuentran a unos 9 km de éste, junto a la Cañada Real.
Son una de las mejores manifestaciones artísticas de la España pre-romana.
Datan de los siglos II y I a.C. Su origen es vetón.
Hay una zona de aparcamiento y, tras atravesar una
puerta, verás los cuatro toros sin vigilancia ninguna. Es una visita muy
rápida. Se trata de cuatro esculturas realizadas en granito, que parecen toros
y que tienen oquedades donde, supuestamente, tenían los cuernos. Las figuras
están en línea, todas mirando hacia el oeste, hacia la loma del cerro de
Guisando. Algunos dicen que tenían una función religiosa (para favorecer la
fertilidad y protección del ganado), otros dicen que se usaban como hitos para
marcar las zonas de pasto.
En época romana, se unieron todos en este sitio
para formar un monumento conmemorativo, como parece indicar la inscripción en
uno de ellos: “Longino lo hizo a su padre Prisco, de la tribu de los Calaetios”.
En 1468 volvió a ser noticia. El rey Enrique IV y
su hermana Isabel la Católica se reunieron aquí para proclamarla heredera del
Reino de Castilla. Por ello el lugar también se conoce por Venta Juradera, de
la que se conserva sólo un muro.
Día 3 – De embalse en embalse
Valle de Iruelas: para comenzar el día, hice una excursión
rodeando el Embalse del Burguillo para disfrutar un poquito del campo. Toda
esta zona se encuentra ubicada en el Valle de Iruelas, al extremo oriental de
la Sierra de Gredos y con una superficie de 8.829 ha. Una Reserva Natural que
pertenece a los términos municipales de El Barraco, El Tiemblo, Navaluenga y
San Juan de la Nava. Sus laderas aparecen cubiertas por bosques formados
principalmente por pinos, algunos milenarios, y con la colonia más numerosa de
buitres negros de toda Europa.
En el poblado de Las Cruceras, que pertenece a El
Barraco, junto a la Casa del Parque Valle de Iruelas, está esta ermita dedicada
a la Virgen del Carmen, que es la patrona de esta pedanía. No se puede visitar
por dentro, pues sólo abre durante la misa del día del Carmen. Esta festividad
se viene realizando desde 1936, cuando se empezó a explotar la resina y la
madera del monte.
Delante de la ermita hay una amplia zona de
aparcamiento y varios bares y alojamientos rurales. Por detrás, sale un camino
que lleva a una playa para disfrutar del embalse del Burguillo.
Si continúas por esta carretera, hay otra zona donde
puedes aparcar justo cuando ésta se bifurca y aparece el camino para ir al
camping. Siguiendo el camino andando tienes uno de los elementos
naturales más llamativos del Valle: la Garganta de los tres arroyos que
descienden desde las cumbres, el castañarejo, el de Candeleda y el de
Helechadores; conformando el río Iruelas que desemboca en el embalse.
Además, puedes aprovechar en temporada para hincharte a coger moras. Todo el camino está lleno a ambos lados.
San Martín de Valdeiglesias: para terminar el día, me cambié de embalse
y volvía a la playa de San Martín de Valdeiglesias. La conocida como Playa de
Madrid se encuentra en el Embalse de Juan, el único de Madrid donde está
autorizado el baño. Por su cercanía con la capital, 67 km, en verano se llena
desde bien temprano. 👉 Más información.
Su costa es de 53 km y en sus aguas está permitida
la navegación a motor, por lo que las vistas son de una auténtica playa rodeada
de bosque. Es precioso.
La arena de playa facilita el baño. Está muy
vigilado, con un servicio de atención sanitaria y hay varios chiringuitos con
precios razonables. Eso sí, pese a haber aparcamiento, es fácil quedarse fuera
y tener que sudar para poder encontrar un sitio para aparcar.
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