Nueva Zelanda: Día 14 – Visitando el Oamaru Steampunk HD


Si hay algo característico de Oamaru es el Steampunk. Desfiles, fiestas, espectáculos, exposiciones, geste vestida así por la calle… es casi una forma de vida.

Pero, ¿qué es el Steampunk?

Es algo bastante raro. Empezó como un subgénero dentro de la ciencia ficción en los ochenta y su creador fue K. W. Jeter, un escritor cuyos relatos estaban ambientados en el siglo XIX pero con un extraño estilo histórico lleno de retrofuturismo: la civilización ha tomado una camino científico diferente al actual, reemplazando los modernos avances científicos de ahora por la tecnología del vapor (steam) y el carbón. Algunos incluso mezclan criaturas mitológicas, terror, elementos mágicos con los elementos tecnológicos y anacrónicos propios del Steampunk.

El Steampunk HD de Oamaru

Esta galería de arte merece una visita obligada si pasas por esta ciudad. La verdad es que me sorprendió muchísimo. En la entrada hay una locomotora que se enciende si le echas un dólar. Me asomé un poco para ver la puerta y salió un señor muy extraño: bastante gordo, con el pelo blanco largo y la barba también, y vestido como un motero americano. Se ahogaba hablando y no paraba de fumar. Me hizo muchas preguntas y me convenció de que entrara a la galería para verla, contándome todo lo que iba a ver dentro (unas tres o cuatro veces). Con tal de no escucharlo más, entré.

En el hall había varias figuras raras de toros que valían una milloná. Dentro, sonaba una música extraña a todo volumen y sonidos electrónicos, y una voz de mujer que cada minuto decía “Welcome to Steampunk HD”, una y otra vez. Rayante a tope.

Entré por una de las puertas y todo estaba en penumbra, con esa música y un ambiente raro de narices. Máquinas oxidadas, esculturas  terroríficas, inventos extraños que se podían activar… y un denominador común: el polvo. Yo no sé si era para crear ambiente, si es algo característico del Steampunk (que poco sabía yo – y sé – del tema), o si el hombre llevaba sin pasar una escoba por allí desde que se creó el movimiento en los ochenta. A saber…


A través de otra puerta salí al patio. Allí había una amalgama de cosas varias oxidadas, desde un misil hasta una moto enorme. Daba cosa tocarlas por si te cortabas y pillabas el tétanos.

De vuelta adentro, bajé por unas escaleras estrechitas de caracol, llenas también de polvo. Abajo me esperaba lo más raro de la exposición. El ruido taladrador allí taladraba mucho más y, en mitad del sótano, había una antigua silla de dentista en la que te podías sentar para ver una proyección en la pared de ladrillo de la habitación. La proyección era de elementos geométricos mareantes. Al otro lado de la silla había una mesa de bar con sifones y con una nevera de calavera.

El estar allí metida en ese sótano, con la música, sin luz, con la proyección de formas raras, rodeada de polvo y calaveras, y, encima, la silla de dentista presidiendo la sala… imagínate el panorama.

Cuando salí de la galería, el hombre me paró otra vez y me preguntó si me había gustado. Le dije que sí y… ¡me volvió a repetir otra vez el discurso de lo que había dentro de las habitaciones! Ya no sabía cómo iba a salir de allí.


Una experiencia única, sin duda. Aunque… no me quedó muy claro a mí ni lo que vi, ni lo que realmente pasaba por la mente de ese señor   😕

Aquí dejo unas fotos para que te hagas una idea de esta famosa galería:



💲Precio: 10$





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