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Argentina: Cómo llegar a Colonia del Sacramento desde Buenos Aires


Separadas por el Río de La Plata (el más ancho del mundo), Colonia del Sacramento se presenta como una gran oportunidad para pasar el día allí si estás alojado en Buenos Aires. Existen varias opciones en función del tiempo que tengas disponible y de tu presupuesto. En mi caso, fui con el barco de SeaCat y salí bastante contenta.

Aquí te dejo las opciones, de la más cara a la más barata:

 Cómo ir desde Buenos Aires a Colonia del Sacramento 

La mayoría de la gente utiliza esta opción. Aquí puedes elegir entre tres empresas distintas. Todo depende de tu presupuesto y de dónde estés alojado. Eso sí, las plazas están muy solicitadas. Resérvalas pronto.

Recuerda tener tu pasaporte en regla, porque tendrás que pasar por el control de frontera en ambos puertos, al salir y al entrar. En los puertos hay wifi gratis y muy rápido.

🚢 Buquebus: es la más cara y la más rápida. 

El barco sale desde la Terminal de Puerto Madero, pleno centro de Buenos Aires, y llega al Puerto de Colonia en tan sólo 1h 15'. Desde allí, tardarás unos quince minutos en llegar andando al centro.

El trayecto se hace en el ferry rápido Atlantic III y suele haber tres salidas diarias.

Cuanto antes se reserve, mejores ofertas tendrás. 

👉 Web: www.buquebus.com


🚢 Seacat: es la marca blanca de Buquebus. De hecho, puede que compres un billete en esta compañía y acabes en un barco nuevo de Buquebus (todo depende de la demanda). Los barcos que suele usar Seacat son los que se quedan viejillos.

Los barcos salen desde Puerto Madero, desde la misma Terminal de Buquebus. Llegan a Colonia del Sacramento en poco más de una hora. 

El trayecto se hace en el ferry Silvia Ana y suele haber tres salidas diarias.

Cuanto antes reserves, mejores ofertas tendrás. 

Al menos en esta compañía, los asientos no van numerados. Si quieres un sitio específico, como uno con ventanilla, haz pronto la cola para embarcar y sé de los primeros en sentarte.

Es la opción que mejor costo/beneficio tiene.



🚢 Colonia Express: el pasaje suele ser algo más barato que los anteriores, pero tiene un gran inconveniente. Su puerto de salida y llegada en Buenos Aires se encuentra en el embarcadero que hay en la Dársena Sur, a 40 minutos andando de Puerto Madero.

Este puerto está en el barrio de La Boca. A mí me dijeron que la zona no es tan buena por la noche. Así que tenlo en cuenta si lo vas a coger a esas horas.

El barco llega al Puerto de Colonia en el Muelle de Ultramar.

Suele tener tres salidas diarias. Excepto los sábados y domingos, que sólo tiene dos. 

👉 Web: coloniaexpress.com



Uruguay: 10 lugares imprescindibles que ver en Colonia del Sacramento


A 50 km en línea recta de Buenos Aires, Colonia del Sacramento es un lugar ideal para hacer una pequeña excursión y disfrutar de este Patrimonio de la Humanidad uruguayo.

En pugna continua entre Portugal y España, reinos a los que fue perteneciendo sucesivamente a lo largo de los años, las calles empedradas del casco antiguo y sus edificios muestran la fusión de los estilos portugués, español y poscolonial.


Los turistas suelen coger el primer barco de la mañana en Buenos Aires y volver en el último de la tarde. La parte vieja de la ciudad se recorre a pie en poco tiempo, aunque siempre puedes alquilar un carrito de golf para darte una vuelta por allí. Hay algunas empresas en el centro, visítalas y compara precios. 

La parte más alejada para visitar es el Real de San Carlos, que se encuentra a un poco más de una hora andando desde la Plaza Mayor. 

Qué ver en Colonia del Sacramento

1. Muralla y Puerta de la Ciudadela: es la entrada al Barrio Histórico. Lo que se ve ahora es una reconstrucción realizada en 1968 cuando se quiso poner en valor el casco histórico. Durante el trabajo se utilizaron algunas piedras originales.
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2. Basílica del Santísimo Sacramento: la iglesia actual data del siglo XIX, pero se construyó sobre las ruinas de la iglesia más antigua de Uruguay.


3. Muelle Viejo: a la orilla del Río de la Plata y como acceso fluvial al Barrio Histórico, este pequeño muelle ofrece increíbles puestas de sol desde su coqueto paseo entablado.


4. Faro: se encuentra en la Punta de San Pedro y desde él se llega a ver la desembocadura del Río de la Plata. Se construyó en 1857 y cuenta con 118 escalones hasta su mirador.


5. Convento de San Francisco: las ruinas más antiguas del país se encuentran a los pies del faro. Datan de 1696.

6. Bastión de San Pedro: excepcionales vistas desde donde se puede llegar a ver la isla de San Gabriel.

7. Calle de los Suspiros: nace en la Plaza Mayor y sigue en pendiente hasta el Río de la Plata. En ella las casas, construidas en la primera mitad del siglo XVIII, tienen paredes de piedra, techos de teja y suelos de cerámica. Está señalizada con un azulejo de estilo portugués. Dicen que su nombre se debe a los burdeles que había en ella. Hoy es el lugar más fotografiado de la ciudad.


8. Museos de la Plaza Mayor: aquí se encuentran el Museo Portugués, el Museo Municipal y la Casa de Nacarello. En el Museo Municipal se puede adquirir una entrada conjunta que te permite visitar ocho museos de Colonia por poco precio.  

9. Cartel de Colonia de Sacramento: al final de la rambla se encuentra el cartel con el que quieren hacerse una foto todos los turistas. Para llegar a él tienes que dejar atrás el casco antiguo y continuar por un paseo en el que no encontrarás ningún negocio, por lo que aprovecha para comer antes de empezarlo. Desde la Plaza Mayor, tardarás una hora en llegar andando, pero el paseo no merece mucho la pena. En Google Maps aparece como Letrero Colonia. 


10. Real de San Carlos: su nombre se debe a Carlos III de España, cuyas tropas sitiaron este lugar portugués en 1761. Hoy es una zona residencial a las afueras de Colonia y cuenta con una pequeña capilla dedicada a San Benito de Palermo, el primer santo negro de la Iglesia católica. Además, encontrará un el Frontón Euskano, el más grande de América y que acogió el Mundial de Pelota Vasca en 1974.


Argentina: Día 19 - Visita a Colonia del Sacramento desde Buenos Aires



Desde Buenos Aires me fui a la Terminal de Puerto Madero para coger el barco hasta Colonia del Sacramento. La Terminal es bastante grande y tiene cafeterías y un restaurante, pero a precio mucho más alto que fuera. Tenlo en cuenta si quieres comer allí.

Reservé mi billete por internet con dos meses de antelación. Aunque era temporada baja, la demanda es altísima y hay que hacerlo con tiempo. Mi reserva la hice con Seacat Colonia, la mejor opción que vi para viajar barato y rápido al país vecino. 

Pasé el control de pasaportes y el barco me llevó en una hora al puerto de Colonia. Esta terminal es mucho más pequeña, pero tiene un wifi gratis súper rápido.

Eran poco más de las 9’00 y me dispuse a recorrer el centro de la ciudad. Tenía poco tiempo, porque mi barco de regreso salía a las 17’00 y debía estar en el puerto antes para pasar el control de pasaportes de nuevo. En esas horas, sí que da tiempo a llevarte más o menos una impresión del pueblo.

Mi plan era alquilar un carrito de golf o un buggy para moverme por allí. Me lo recomendaron en el hotel y me hizo gracia. Pero, como llovía a raudales, ese día ya no me pareció tan buena idea. En el centro histórico había varias empresas dedicadas a este negocio, pero hoy no tenían clientela.


Colonia del Sacramento fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995. Uno de los mayores atractivos turísticos que tiene es su centro histórico, en el que se encuentran las construcciones más antiguas, galerías de arte y artesanos.

En pugna continua entre Portugal y España, reinos a los que fue perteneciendo sucesivamente a lo largo de los años, las calles empedradas del casco antiguo y sus edificios muestran la fusión de los estilos portugués, español y poscolonial.




Su centro ocupa una pequeña península sobre el Río de la Plata y, aunque no hay grandes monumentos en él, lo más interesante es pasear por sus tranquilas calles.





Para entrar en él fui a la calle de Manuel Lobo, fundador de Colonia, y atravesé el Portón de Campo. Esta era la antigua Puerta de la Ciudadela, aunque lo que se ve ahora es una reconstrucción realizada en 1968 cuando se quiso poner en valor el casco histórico. Durante el trabajo se utilizaron algunas piedras originales.


Al sur de la muralla está el Bastión de San Miguel y al norte el Bastión del Carmen, hoy convertido en teatro.

Atravesando el Portón, a la izquierda, me encontré con la calle más fotografiada de la ciudad: la Calle de los Suspiros. En ella las casas, construidas en la primera mitad del siglo XVIII, tienen paredes de piedra, techos de teja y suelos de cerámica, y está señalizada con un azulejo de estilo portugués. Dicen que su nombre se debe a los burdeles que había en ella.


Al fondo, llegando ya a la Plaza Mayor, se ve el Faro de 1857, a cuyos pies están los restos del Convento de San Francisco. Aquí se encuentran las ruinas más antiguas de Uruguay, que datan de 1696. Su interior es bastante austero.


El otro edificio alto que se observa es el de la Basílica del Santísimo Sacramento. La iglesia actual es del siglo XIX, pero se construyó sobre las ruinas de la iglesia más antigua de Uruguay.




La otra plaza importante del centro histórico es la de Manuel Lobo, en la que hay retos arqueológicos de los siglos XVII y XVIII. El edificio más famoso de la zona fue la lujosa Casa del Gobernador. Desgraciadamente, el primer virrey español del Río de la Plata, Cevallos, se encargó de su expolio.


Paseando entre tiendas de souvenirs y talleres artesanos, bajé por una calle hasta el Muelle Viejo, el acceso fluvial al barrio histórico. Un coqueto paseo entablado me ofreció unas vistas preciosas del Río de la Plata.

  

Como era temprano y estaba lloviendo menos, dejé atrás la parte antigua y me dirigí hacia la rambla. Mi idea era dar un paseo de una horilla hasta el cartel de Colonia de Sacramento y comer por allí.



Muy mala idea. Las vistas del paseo no merecen mucho la pena. Hay veces que es sólo un camino junto a la carretera desde el que no se ve nada. Tampoco había negocios. Absolutamente nada para comer. Llegué al cartel, me di media vuelta y empezó a diluviar como si no hubiera mañana.

Intenté coger un autobús que pasaba por allí. Pero iba lleno y encima no tenía pesos argentinos, porque la tarjeta me la habían aceptado en todos lados.


Eché otra hora de camino en volver a la ciudad. Con esa lluvia se me quitaron las ganas de ir al Real de San Carlos. No se podía ni abrir el paraguas del temporal que hacía.

Llegué a la Avenida del General Flores y entré a comer en el Restaurante El Mercosur porque me gustó su aviso en pro de las plantas.


En la tele estaban hablando del temporal y la camarera me avisó de que era probable que mi barco no saliera en hora por el viento.

La comida estuvo deliciosa (un famoso chivito uruguayo) y me salió mucho más barato que una calle más adelante, en el barrio histórico (donde los precios me parecieron bastante caros). La camarera fue muy amable y me tuvo allí refugiada hasta que paró un poco el viento y me fui al puerto.



En el puerto me dijeron que como el barco salía en una hora, tenían buenas previsiones para entonces y salió cuando estaba previsto. Llegué a Buenos Aires a las 18’30.

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