Historia de la Calle Tabernillas de Madrid


¡Mira que me hizo gracia el nombre de esta calle la primera vez que la vi! Está en pleno centro de Madrid y su nombre tiene mucha historia. En el cartel de la calle aparece arriba en pequeño “Vinos de Parla” y es que originariamente la calle se llamaba Tabernillas de Parla.

¿Quién era este tal Parla? Pues algunos cuentan que Parla era el apellido del dueño de varias tabernas de la zona, aunque no se ha podido demostrar esa teoría. Otros cuentan que Parla hace referencia al municipio que llevaba el vino a las tabernas que había en esta calle.

Lo que sí se sabe es que la calle ha estado relacionada con el vino desde muy antiguo, pues ya en la época de los árabes esta zona era donde se encontraban los despachos de vino.

En 1835 la calle dejó atrás lo de Parla y se pasó a llamar Calle Tabernillas, a secas. Aunque el recuerdo de Parla aún lo lleva en los azulejos


   CALLE TABERNILLAS   
Distrito: Palacio / Centro
Metro: La Latina
Autobús: 3, 17, 18, 23, 35, 60, 148


Locales con historia - La Mallorquina


Fundada en 1894, como dice su cartel, ésta es la pastelería más famosa de todo Madrid. Y es que su ubicación en plena salida del metro de Sol, hace que sus escaparates no pasen desapercibidos a nadie.

Su nombre se debe a su fundador, Juan Ripoll, un mallorquín del siglo XIX. Y como buen mallorquín comenzó a hacer famosas las ensaimadas por todo Madrid. La tienda comenzó a vender unos pocos pasteles, fiambres y botellas y contaba con un salón interior.

Era lo más chic de la época, pues hizo que sus camareros llevaran frac y atendieran en francés. Por eso fue visitada por toda la alta sociedad madrileña y pronto sus tertulias se hicieron famosas. Entre los más famosos se encontraban los autores de sátiras que firmaban todos como El Bachiller Alonso de San Martín.

Los precios son baratos, teniendo en cuenta donde está. Aunque si quieres disfrutar del café de arriba, habrá que pagar un poco más, pero las vistas de todo el bullicio de la Puerta del Sol merecen la pena.


Aunque los fundadores ya no son los mismos, pues vendieron el local a sus actuales propietarios durante la Guerra Civil, continúan manteniendo su esencia. Tienen dulces de todo tipo, pero están especializados en repostería madrileña. Tanto es así que para San Isidro, las colas para comprar las famosas rosquillas son interminables. También venden licores y ponches segovianos de distintos sabores (kiwi, tiramisú, Selva Negra…). En 1970 incluso patentaron la napolitana. 


Tienen muchísimo personal, pero aun así, no dan abasto. Es casi imposible tomarse algo en el apartado de cafetería de la planta de abajo. Y para comprar un dulce en sus mostradores, hay que abrirse camino casi a empujones. Y es que su fama es tal que, sea la hora que sea, siempre está llena. Por eso es uno de locales de Madrid que se puede permitir el lujo de cerrar durante mes y medio por vacaciones: del 18 de julio al 31 de agosto. 

🕑  Horario: De 9'00 a 21'15

   LA MALLORQUINA   
Calle Mayor, 2
915 21 12 01
Madrid

Cómo es la visita al Real Jardín Botánico de Madrid


Junto al Museo del Prado, el Jardín Botánico es un excelente plan para pasar las tardes a la sombra. Fundado en 1755 por Fernando VI y trasladado a su posición actual por Carlos III en 1781 contiene plantas de América, de África, del Pacífico y de Europa.

La visita comienza en la Puerta de Murillo, donde se encuentran las taquillas y una tienda de plantas y semillas. Obra de Juan de Villanueva, quedó inaugurado en 1789 en la plaza de Murillo, frente a la puerta sur del Prado. En el centro de la plaza está la estatua de dicho pintor realizada por Sabino de Medina.


El jardín se suele dividir en varias secciones:

1. Terraza de los Cuadros: atravesando la puerta principal encontrarás el espacio reservado para las plantas ornamentales de exterior. Precioso, todo lleno de fuentes y flores: dalias, tulipanes, camelias…


Siguiendo por la derecha, junto a la reja que da al Paseo del Prado verás la rosaleda. En el extremo derecho de la rosaleda está la Puerta del Rey, que sólo se abre cuando los Reyes visitan el jardín. Fue construida por Sabatini en 1781.



Continuando el paseo en la misma dirección te sorprenderá la gran variedad de plantas aromáticas y medicinales que salen a tu encuentro. A su lado está el cuadro dedicado a la huerta: guisantes, judías, lechugas, pepinos…

2. Paseo de las Estatuas: entre la Terraza de los Cuadros y la de las Escuelas Botánicas, discurre este paseo, también llamado de Gómez Ortega. En él están las estatuas de cuatro botánicos importantes de los siglos XVIII y XIX: Joseph Quer, Simón de Rojas Clemente, Mariano Lagasca y Antonio José Cavanilles.


3. Terraza de las Escuelas Botánicas: al otro lado del Paseo de las Estatuas, esta sección alberga una exposición taxonómica de plantas alrededor de doce fuentes. En ella puedes ver desde las plantas más primitivas, como los helechos, hasta las más evolucionadas.


4. Terraza del Plano de la Flor: jardín de estructura romántica cuyas plantas están colocadas sin orden aparente, tan sólo el de decorar. En su centro se encuentra el Estanque de Linneo, el eje principal del jardín, rodeado por un paseo, una pradera y, en su centro, la estatua de este naturalista. A ambos lados del estanque se sitúan las Glorietas de los Plátanos y de los Castaños de Indias.

En los extremos de esta tercera terraza están las Glorietas de los tilos. La del sur se la conoce como la Glorieta de la Niña porque contiene la escultura de una joven con una dalia. La del norte se conoce como Glorieta Lázaro.

5. Paseo de los Olivos:  al final del Paseo de las Estatuas, lindando con la Cuesta de Moyano, este paseo enlaza al final con la Terraza de los Laureles y con el edificio de Investigación Científica.

6. Pabellón Villanueva: de estilo neoclásico, diseñado por Villanueva en el XVIII, se sitúa detrás del Estanque de Linneo. Originalmente fue un invernadero pero ahora sirve de centro de exposiciones.

7. Terraza de los Laureles: detrás del Pabellón de Villanueva y al final de Paseo de los Olivos, esta terraza alta es la más moderna del jardín ya que data de 2004. Los laureles bordean nuestro paseo mientras puedes disfrutar de la exposición de la colección de bonsáis y de los estanques que la bordean. Dicha exposición fue donada por Felipe González. Algunos han sido preparados por japoneses destacados en la materia, como Saburo Kato. Se considera la colección más importante de árboles autóctonos a escala.







Dejando atrás los bonsáis, bajando las escaleras tendrás los dos últimos edificios antes de acabar tu visita.







8. Invernadero Santiago Castroviejo Bolíbar: en tres salas se muestran plantas procedentes del clima del desierto, de los bosques templados y de los bosques tropicales húmedos. Gracias a unas escaleras se pueden ver las salas también desde arriba.

9. Estufa de Graells o de Las Palmas: antiguo invernadero del siglo XIX que contiene plantas tropicales, acuáticas, helechos y musgos.

OTROS RINCONES:

● Herbario: el Real Jardín Botánico contiene el herbario más importante de España, con más de un millón de pliegos recogidos desde el siglo XVIII. Está dividido en tres partes: Fanerogamia, Criiptogamia y Colecciones Históricas, que incluyen las plantas recogidas por las expediciones científicas de los siglos XVIII y XIX en América y Filipinas.

● Biblioteca y archivo: creada en 1781. Hoy cuenta con más de 30.000 libros, publicaciones periódicas, folletos, microfichas y mapas.

● Banco de Germoplasma:  mantiene un intercambio de semillas con todo el mundo y se publican anualmente en el Index Seminum. Cuenta con una cámara frigorífica para conservarlas.

En esta amplia representación de flora, la colección de litops o cactus piedra encandila especialmente al público. Son cactus que viven en los desiertos de Sudáfrica y Namibia, que tienen como mecanismo de defensa la apariencia de cantos rodados. De este modo impiden que los animales se los coman. Un ciprés que data de la época de la fundación o una colección de plantas carnívoras son otros de los reclamos para acercarse a pasear por este vergel en el corazón de Madrid.


Soleado en invierno y sombrío en verano, el Jardín Botánico de Madrid reúne en sus ocho hectáreas más de 5.000 especies vegetales, toda una oportunidad para conocerlas, aprender a diferenciarlas y pasar un día agradable indagando en el mundo de las plantas.

El jardín también es escena de numerosos acontecimientos a lo largo del año. El último fue uno celebrado en el marco del Año Dual España-Japón, en el que hubo exposiciones de ikebana y conciertos:





🕑 Horario del Jardín Botánico de Madrid

El Jardín está abierto al público todos los días del año, excepto los días de Navidad y Año Nuevo.
  • Enero y febrero: de 10 a 18 horas
  • Marzo: de 10 a 19 horas
  • Abril: de 10 a 20 horas
  • De mayo a agosto de 10 a 21 horas
  • Septiembre: de 10 a 20 horas
  • Octubre: de 10 a 19 horas
  • Noviembre y diciembre: de 10 a 18 horas

Cómo llegar al Jardín Botánico de Madrid

🚇  Metro:
Atocha (línea 1), Atocha. RENFE (línea 1)

🚍  Bus: 10, 14, 19, 24, 26, 27, 32, 34, 45, 57, 140 y Circular.

🚆 RENFE: Atocha.

Precio de la entrada al Jardín Botánico de Madrid

●  Billete ordinario: 3 euros


●  Reducción del 50%: carné de estudiante o sus correspondientes internacionales
 
●  Grupos: 0,75 euros para grupos de 10 o más personas, previa reserva.

Gratis:

●  Menores de 10 años, mayores de 65 años.

●  Profesores debidamente acreditados.
●  Grupos de estudiantes de Enseñanza Obligatoria (con reserva  previa).
●  Personal adscrito a Instituciones del CSIC. Sociedad de Amigos del Real Jardín Botánico.
●  Personas en situación de desempleo, acreditando esta situación.
●  Personas discapacitadas con un acompañante.

   REAL JARDÍN BOTÁNICO   
Plaza Murillo, 2
28014 Madrid
914 203 017 www.rjb.csic.es


Cómo es la visita al Museo Nacional del Romanticismo


Escondido en un palacete del siglo XVIII este desconocido museo es uno de los centros más más coquetos de Madrid, está decorado con muy buen gusto.

Creado en 1924 por el marqué de la Vega-Inclán, el filántropo y mecenas que también fue autor del Museo de El Greco y de la Casa de Cervantes de Valladolid, el museo pretende recrear las estancias típicas del Romanticismo español. Se ubica en la antigua residencia del marqués de Matallana. Cuenta con un jardín, dos plantas, un patio, una biblioteca, un auditorio, una cafetería y una sala de exposiciones.

La visita comienza por la planta de arriba. Tras subir las escaleras verás las siguientes salas:

El zaguán y la escalera dan acceso a la planta noble del edificio. Tiene una tribuna central desde la que se podía ver tocar a los músicos durante los bailes de gala. La escalera está llena de retratos de la burguesía.

I. El vestíbulo: la sala expone el problema en torno a derecho de sucesión al trono de Isabel II. La decoración sobria contiene muchos de los prototipos románticos: el velador, el reloj de péndulo, la mesa de juego… En la puerta hay dos retratos de Isabel II realizados por Ribera y Vicente López.


II. La antecámara: fingiendo el pabellón de un quiosco oriental en esta sala puedes ver sillería fernandina, retrasos de Isabel y Fernando de Asís, una fuente de cerámica realizada en Inglaterra, bocetos de Madrazo, abanicos…    La sala trata el tema de Isabel II ya con mayoría de edad.

III. El antesalón: el techo procede del Casino de la Reina. En el mobiliario clasicista con influencias románticas francesas destacan un diván, un tocador de caoba, una mesita central y un piano. La sala se centra en los antecedentes históricos y políticos del Romanticismo español, especialmente en la época de Carlos IV y Godoy. En la vitrina de la izquierda se exponen objetos relacionados con la Constitución de Cádiz.




IV. El salón de baile: una de las salas más bellas de todo el museo. Es la más grande del recinto y sus paredes son rosadas, así como las cortinas, y el sillón circular del centro. Destacan jarrones de la dinastía Qing, una chimenea, grandes espejos, un piano construidos especialmente para la casa de Isabel II en París, un pianoforte inglés y retratos de burgueses de la época.





V. Antesalón contiguo al salón de baile: está amueblado para crear un ambiente apropiado para las reuniones sociales informales y las tertulias. Presiden la sala dos pianos y diversos objetos decorativos, como un candelabro de bronce,  un metrónomo de Metzel y una escultura en mármol de la esposa del general Prim. La zona se dedica a las Guerras Carlistas y a la Guerra de África, con cuadros y objetos referidos a este tema (condecoraciones, medallas, monedas, pistolas).



VI y VII. Salas de los costumbristas andaluces: las salas VI y VII se dedican al costumbrismo de la escuela andaluza, que ofrecían una imagen del pueblo y sus costumbres dulcificada y alejada de la realidad, con influencia de Murillo.  Entre los cuadros destacan los bocetos del ubetense José Elbo. Las vitrinas muestran estatuillas de barro que representan tipos populares de la época. La temática está relacionada con los bandoleros, los contrabandistas, los majos, los toreros, las fiestas y el ocio.


VIII. Saleta de los costumbristas madrileños: este tipo de costumbrismo fue mucho más crítico y realista, continuador de Goya, que veía la sociedad con su patetismo. Cuadros de autores madrileños y estampas de Madrid completan la sala.



IX. La salita: con decoración excepcional, este espacio más privado contiene unas cortinas exquisitas de seda azul a juego con la sillería. Las vitrinas muestran una genial colección de abanicos y litofanías y los cuadros se centran en el paisaje y las vistas arquitectónicas.


X. El pasillo: en esta sala se muestra diversas piezas relacionadas con la higiene masculina. Sin duda, lo que más llama la atención es el retrete de Fernando VII, cerrado con una tapa que los sirvientes llevaban a cualquier habitación cuando se necesitaba. También puedes ver un juego de tocador de plata, útiles de manicura, un estuche de afeitado de estilo rococó y el neceser de viaje de Fernando VII (con cepillo de dientes incluido). Los cuadros de la sala exponen paisajes en ruinas.



XI. El comedor: la otra sala estrella del museo. La chimenea de mármol preside la escena, así como el techo procedente del Casino de la Reina) y la araña de cristal (procedente de La Granja). En el centro se encuentra una gran mesa redonda de caoba en la que Primo de Rivera ofreció una cena al consejo de la Sociedad de Naciones. Las paredes están llenos de bodegones.


XII. El anteoratorio: el mobiliario se centra en un sobrio diván y un velador circular. Los cuadros están centrados en pintura religiosa.

XIII. El oratorio: la estrella de la sala es San Gregorio Magno, cuadro realizado por Goya que procede del patrimonio que el fundador del museo donó. Forma parte de la serie de los Padres de la Iglesia, que el autor pintó en Sevilla.


XIV. Sala de juegos de niños: la habitación está llena de objetos curiosos. Los detalles de las casitas de muñecas son excepcionales y muy original la Casita de las Monjas.









XV. El Boudoir: con esta sala comienzan las dependencias femeninas. Estancia exclusiva para su uso personal y para visitas íntimas. En las vitrinas hay joyas, porcelanas, polveras, cajitas… Retratos femeninos decoran la sala.




XVI. La alcoba femenina: dormitorio con escritorio portátil, un juego de agua, un quinqué, una cama con dosel y una cuna. También se puede ver un tocador con frascos con remedios para cuidarse la piel y perfumarse.  Las vitrinas muestran bolsos, guantes, sombrillas… Un rinconcito se reserva para la oración, bajo un cuadro de Gutiérrez de la Vega. Los cuadros de la sala están relacionados con los temas del matrimonio, la boda y a maternidad.



XVII. El gabinete de Larra: zona masculina, más austera, la estancia está presidida por un sillón, junto con unas cómodas de cajones y un velador en el centro. Cuenta con varios objetos originales del escritor: retratos, miniaturas de su familia, las pistolas de duelo con las que se piensa que se suicidó, uno de sus manuscritos originales… Además de Larra, hay varios retratos de escritores románticos relacionados también con la prensa.



XVIII. La sala de la literatura y el teatro: esta sala tiene sillería de Isabel II, un abanico con plumas de cisne, un espejo diocechesco, una cómoda, un piano de cola donado por Juan Ramón Jiménez y dos veladores. Los cuadros contienen la temática del teatro romántico y la literatura.


XIX. El fumador: un pouf acompañado de banquetas, un sillón y un sofá de estilo filipino, tabaqueras, pureras, cerilleras, pitilleras, una caja de rape, porcelana oriental y un biombo acompañan los retratos de la sala de temática oriental y exótica. Los grandes viajeros y el orientalismo estaban de moda en toda Europa.

XX. El gabinete: sala donde el varón recibía a sus visitas de confianza, cuenta con un pianoforte, un brasero, un sillón llamado de los secretos (vis à vis), unas gafas, una butaca reclinable, consolas, gemelos, alfileres de corbata, relojes de bolsillo, sellos, una escupidera de cristal… Los cuadros continúan mostrando las imágenes de artistas románticos, en este caso la imagen del artista plástico.



XXI. El dormitorio masculino: de muebles menos elegantes y más prácticos que el femenino, en él se puede ver una cama de estilo Carlos IV, un lavabo, un tocador, un espejo, un orinal, un espejo de cuerpo entero y retratos de personajes prototípicos de la época: el romántico, el marino, el dandi, el rebelde…


XXII. El despacho: muestra una mesa de caoba con cinco cajones y dos secretos en los laterales, que perteneció al marqués de la Remisa. Sobre ella hay algunos objetos relacionados con la escritura, como una carpeta original del ministro Mendizábal. Los cuadros reflejan militares, banqueros y nuevos ricos de la época.


XXIII. La sala de billar: junto con la magnífica sillería destaca la mesa de billar realizada por el teórico catalán Francisco Amorós, quien escribió libros sobre la materia. Sobre ella hay una taquera, una guía para tacos y varios juegos de tacos y un ábaco. Los retratos de la sala se centran en las figuras femeninas, como era normal en las salas de billar de entonces.


XXIV. La estufa: antiguamente la estufa o serre era un espacio destinado para el invernadero de plantas, sobre todo exóticas. Ante la imposibilidad de realizarlo en el museo, se ha utilizado una galería de paso en la que se exponen dos vitrinas con piezas de cristal y opalina de la fábrica de La Granja y piezas de vajilla de cerámica estampada; y banquetas de influencia francesa.


XXV. Sala interactiva: en esta sala puedes sentarnos a consultar libros, estampas, catálogos… Hay varios ordenadores con los que ampliar información y también llenos de juegos para todas las edades relacionados con lo que has visto durante tu visita al museo.

XXVI. Teatrino: una excepcional salita pequeña con poca luz en la que se expone una reproducción del museo que ocupa toda la pared. En ella se proyectan personajes que nos muestran de manera original cómo se vivía en una casa de estas características. El visitante parece un espía que mira por las ventanas abiertas.






El café del jardín: un salón de té a precios razonables cuya terraza se encuentra en el jardín del museo, donde puede uno sentarse tranquilamente, sin necesidad de consumir, a disfrutar de su ambiente y de su fuente central.  Aquí puedes echarle un vistazo a sus precios: http://cafedeljardin.com/category/carta/


📷 Permiten sacar fotos de todas las exposiciones. 

   MUSEO NACIONAL DEL ROMANTICISMO   
Dirección: San Mateo, 13
Teléfono: 91 448 10 45
museoromanticismo.mcu.es