Cómo es la visita al Museo Nacional del Romanticismo


Escondido en un palacete del siglo XVIII este desconocido museo es uno de los centros más más coquetos de Madrid, está decorado con muy buen gusto.

Creado en 1924 por el marqué de la Vega-Inclán, el filántropo y mecenas que también fue autor del Museo de El Greco y de la Casa de Cervantes de Valladolid, el museo pretende recrear las estancias típicas del Romanticismo español. Se ubica en la antigua residencia del marqués de Matallana. Cuenta con un jardín, dos plantas, un patio, una biblioteca, un auditorio, una cafetería y una sala de exposiciones.

La visita comienza por la planta de arriba. Tras subir las escaleras verás las siguientes salas:

El zaguán y la escalera dan acceso a la planta noble del edificio. Tiene una tribuna central desde la que se podía ver tocar a los músicos durante los bailes de gala. La escalera está llena de retratos de la burguesía.

I. El vestíbulo: la sala expone el problema en torno a derecho de sucesión al trono de Isabel II. La decoración sobria contiene muchos de los prototipos románticos: el velador, el reloj de péndulo, la mesa de juego… En la puerta hay dos retratos de Isabel II realizados por Ribera y Vicente López.


II. La antecámara: fingiendo el pabellón de un quiosco oriental en esta sala puedes ver sillería fernandina, retrasos de Isabel y Fernando de Asís, una fuente de cerámica realizada en Inglaterra, bocetos de Madrazo, abanicos…    La sala trata el tema de Isabel II ya con mayoría de edad.

III. El antesalón: el techo procede del Casino de la Reina. En el mobiliario clasicista con influencias románticas francesas destacan un diván, un tocador de caoba, una mesita central y un piano. La sala se centra en los antecedentes históricos y políticos del Romanticismo español, especialmente en la época de Carlos IV y Godoy. En la vitrina de la izquierda se exponen objetos relacionados con la Constitución de Cádiz.




IV. El salón de baile: una de las salas más bellas de todo el museo. Es la más grande del recinto y sus paredes son rosadas, así como las cortinas, y el sillón circular del centro. Destacan jarrones de la dinastía Qing, una chimenea, grandes espejos, un piano construidos especialmente para la casa de Isabel II en París, un pianoforte inglés y retratos de burgueses de la época.





V. Antesalón contiguo al salón de baile: está amueblado para crear un ambiente apropiado para las reuniones sociales informales y las tertulias. Presiden la sala dos pianos y diversos objetos decorativos, como un candelabro de bronce,  un metrónomo de Metzel y una escultura en mármol de la esposa del general Prim. La zona se dedica a las Guerras Carlistas y a la Guerra de África, con cuadros y objetos referidos a este tema (condecoraciones, medallas, monedas, pistolas).



VI y VII. Salas de los costumbristas andaluces: las salas VI y VII se dedican al costumbrismo de la escuela andaluza, que ofrecían una imagen del pueblo y sus costumbres dulcificada y alejada de la realidad, con influencia de Murillo.  Entre los cuadros destacan los bocetos del ubetense José Elbo. Las vitrinas muestran estatuillas de barro que representan tipos populares de la época. La temática está relacionada con los bandoleros, los contrabandistas, los majos, los toreros, las fiestas y el ocio.


VIII. Saleta de los costumbristas madrileños: este tipo de costumbrismo fue mucho más crítico y realista, continuador de Goya, que veía la sociedad con su patetismo. Cuadros de autores madrileños y estampas de Madrid completan la sala.



IX. La salita: con decoración excepcional, este espacio más privado contiene unas cortinas exquisitas de seda azul a juego con la sillería. Las vitrinas muestran una genial colección de abanicos y litofanías y los cuadros se centran en el paisaje y las vistas arquitectónicas.


X. El pasillo: en esta sala se muestra diversas piezas relacionadas con la higiene masculina. Sin duda, lo que más llama la atención es el retrete de Fernando VII, cerrado con una tapa que los sirvientes llevaban a cualquier habitación cuando se necesitaba. También puedes ver un juego de tocador de plata, útiles de manicura, un estuche de afeitado de estilo rococó y el neceser de viaje de Fernando VII (con cepillo de dientes incluido). Los cuadros de la sala exponen paisajes en ruinas.



XI. El comedor: la otra sala estrella del museo. La chimenea de mármol preside la escena, así como el techo procedente del Casino de la Reina) y la araña de cristal (procedente de La Granja). En el centro se encuentra una gran mesa redonda de caoba en la que Primo de Rivera ofreció una cena al consejo de la Sociedad de Naciones. Las paredes están llenos de bodegones.


XII. El anteoratorio: el mobiliario se centra en un sobrio diván y un velador circular. Los cuadros están centrados en pintura religiosa.

XIII. El oratorio: la estrella de la sala es San Gregorio Magno, cuadro realizado por Goya que procede del patrimonio que el fundador del museo donó. Forma parte de la serie de los Padres de la Iglesia, que el autor pintó en Sevilla.


XIV. Sala de juegos de niños: la habitación está llena de objetos curiosos. Los detalles de las casitas de muñecas son excepcionales y muy original la Casita de las Monjas.









XV. El Boudoir: con esta sala comienzan las dependencias femeninas. Estancia exclusiva para su uso personal y para visitas íntimas. En las vitrinas hay joyas, porcelanas, polveras, cajitas… Retratos femeninos decoran la sala.




XVI. La alcoba femenina: dormitorio con escritorio portátil, un juego de agua, un quinqué, una cama con dosel y una cuna. También se puede ver un tocador con frascos con remedios para cuidarse la piel y perfumarse.  Las vitrinas muestran bolsos, guantes, sombrillas… Un rinconcito se reserva para la oración, bajo un cuadro de Gutiérrez de la Vega. Los cuadros de la sala están relacionados con los temas del matrimonio, la boda y a maternidad.



XVII. El gabinete de Larra: zona masculina, más austera, la estancia está presidida por un sillón, junto con unas cómodas de cajones y un velador en el centro. Cuenta con varios objetos originales del escritor: retratos, miniaturas de su familia, las pistolas de duelo con las que se piensa que se suicidó, uno de sus manuscritos originales… Además de Larra, hay varios retratos de escritores románticos relacionados también con la prensa.



XVIII. La sala de la literatura y el teatro: esta sala tiene sillería de Isabel II, un abanico con plumas de cisne, un espejo diocechesco, una cómoda, un piano de cola donado por Juan Ramón Jiménez y dos veladores. Los cuadros contienen la temática del teatro romántico y la literatura.


XIX. El fumador: un pouf acompañado de banquetas, un sillón y un sofá de estilo filipino, tabaqueras, pureras, cerilleras, pitilleras, una caja de rape, porcelana oriental y un biombo acompañan los retratos de la sala de temática oriental y exótica. Los grandes viajeros y el orientalismo estaban de moda en toda Europa.

XX. El gabinete: sala donde el varón recibía a sus visitas de confianza, cuenta con un pianoforte, un brasero, un sillón llamado de los secretos (vis à vis), unas gafas, una butaca reclinable, consolas, gemelos, alfileres de corbata, relojes de bolsillo, sellos, una escupidera de cristal… Los cuadros continúan mostrando las imágenes de artistas románticos, en este caso la imagen del artista plástico.



XXI. El dormitorio masculino: de muebles menos elegantes y más prácticos que el femenino, en él se puede ver una cama de estilo Carlos IV, un lavabo, un tocador, un espejo, un orinal, un espejo de cuerpo entero y retratos de personajes prototípicos de la época: el romántico, el marino, el dandi, el rebelde…


XXII. El despacho: muestra una mesa de caoba con cinco cajones y dos secretos en los laterales, que perteneció al marqués de la Remisa. Sobre ella hay algunos objetos relacionados con la escritura, como una carpeta original del ministro Mendizábal. Los cuadros reflejan militares, banqueros y nuevos ricos de la época.


XXIII. La sala de billar: junto con la magnífica sillería destaca la mesa de billar realizada por el teórico catalán Francisco Amorós, quien escribió libros sobre la materia. Sobre ella hay una taquera, una guía para tacos y varios juegos de tacos y un ábaco. Los retratos de la sala se centran en las figuras femeninas, como era normal en las salas de billar de entonces.


XXIV. La estufa: antiguamente la estufa o serre era un espacio destinado para el invernadero de plantas, sobre todo exóticas. Ante la imposibilidad de realizarlo en el museo, se ha utilizado una galería de paso en la que se exponen dos vitrinas con piezas de cristal y opalina de la fábrica de La Granja y piezas de vajilla de cerámica estampada; y banquetas de influencia francesa.


XXV. Sala interactiva: en esta sala puedes sentarnos a consultar libros, estampas, catálogos… Hay varios ordenadores con los que ampliar información y también llenos de juegos para todas las edades relacionados con lo que has visto durante tu visita al museo.

XXVI. Teatrino: una excepcional salita pequeña con poca luz en la que se expone una reproducción del museo que ocupa toda la pared. En ella se proyectan personajes que nos muestran de manera original cómo se vivía en una casa de estas características. El visitante parece un espía que mira por las ventanas abiertas.






El café del jardín: un salón de té a precios razonables cuya terraza se encuentra en el jardín del museo, donde puede uno sentarse tranquilamente, sin necesidad de consumir, a disfrutar de su ambiente y de su fuente central.  Aquí puedes echarle un vistazo a sus precios: http://cafedeljardin.com/category/carta/


📷 Permiten sacar fotos de todas las exposiciones. 

   MUSEO NACIONAL DEL ROMANTICISMO   
Dirección: San Mateo, 13
Teléfono: 91 448 10 45
museoromanticismo.mcu.es


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