Por la mañana, aproveché que Oamau aún no se había despertado y fui hacia Moreaki Boulders. A media horilla de Oamaru se encuentra el desvío, que cruza un paso a nivel.
A pocos metros hay un amplio aparcamiento, una
cafetería con tienda de regalos y aseos, y alpacas en un cercado.
Bajando las escaleras ya pude ver este fenómeno de la
naturaleza. La playa está llena de unas bolas de piedra gigantes a las que
llaman Moeraki, por la playa de nombre homónimo.
Son un verdadero misterio. Nadie sabe cómo, ni de dónde han
salido. La explicación que algunos científicos dan es que están compuestas por
calcio cristalizado de un sedimento mineral de hace más de 60 millones de años.
Las olas y el viento azotando KoeKohe provocaron que estas bolas se fueran
liberando de la tierra. Y allí las descubrieron los maoríes. Para ellos son
piedras sagradas.
Se dicen que tienen poderes magnéticos, al igual que la
piedra esférica de la Isla de Pascua. Si pones una brújula encima de
cualquiera de estas rocas, ésta empezará a dar vueltas sin parar.
También hay moerakis de estas características en Hokianga Harbour, en la isla norte. Allí se las llama Koutu Boulders y se pueden ver en las playas y en los acantilados de la zona.
En la orilla de Shag Point, a 19 km de Moreaki Boulders, se
han encontrado las Katitki Boulders. Estas
se diferencian en que entre sus componentes hay restos de huesos de mosasaurios
y plesiosaurios.
Tras varios análisis, se ha descubierto que están compuestas
de barro, limo fino y arcilla, cimentadas con calcita. Algunas también tienen
dolomita y cuarzo cubriendo el espato amarillo de calcita.