Después de ver Los Guerreros de Terracota, volví a Xian para pasar la tarde paseando por el barrio musulmán: uno de los grandes atractivos de la ciudad.
Situado al norte de
West Street, está lleno de casitas donde viven más de 20.000 musulmanes y donde
hay diez mezquitas.
Lo más llamativo de
este barrio son sus tiendas de souvenirs, de artesanía y de comida. Tan sólo
hay que continuar andando atravesando la Torre del Tambor y seguir por la calle
donde más gente y tiendas hay. Aquí la vida se desarrolla como antaño- Es curioso, sobre todo, ver a los carniceros trabajando y dejando la carne y las
vísceras por cualquier parte de su puesto (hasta en el suelo). Puestos de
kebabs, de hornos de pan, de galletas caseras, dulces musulmanes… todo huele
bien, aunque a veces hay una humareda molesta. Incluso podéis encontrar vendedores que, cuando ven que eres español, dicen riéndose: "Bueno, Bonito, Barato, España".
Además del ambiente de
estas callejuelas, es muy recomendable visitar la Gran Mezquita, nada que ver
con las mezquitas que estamos acostumbrados a ver. Es una mezcla de estilos
chinos y musulmanes bastante curiosa.
Está al noroeste de Gu
Lou. Fue construida en el 742 para atender a la colonia musulmana que cada vez
era más importante y grande en Xian.
🕑 Horario: de 8’00 a 19’30
Para terminar mi día vi un espectáculo en la plaza de la Torre de la Campana sobre el Día de San Valentín Chino, que se celebra cada año durante el
séptimo día del séptimo mes lunar del calendario chino. Estaban de
preparativos.
Además, me tomé mi último descubrimiento: Coca-Cola con nata, que resulta
que está buenísima.
Y, una vez más, no me atreví a entrar en Dicos (por las
recomendaciones del Ministerio de no comer pollo), que es la imitación china
del KFC.
Por la noche, de vuelta al albergue para recoger las mochilas de la consigna y coger el tren nocturno a Pingyao. Otra noche más en asiento duro 😒