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Ruta de Senderismo – Cómo llegar al Tejo milenario de Barondillo

Con esta senda te vas a encontrar con el Tejo de Barondillo, el que dicen que es el ser vivo más viejo de la Comunidad de Madrid y de toda la Sierra de Guadarrama. Este honor lo llevó en 1985 a formar parte del catálogo de especies protegidas como árbol singular, calculándole una edad aproximada de entre 1500 y 2000 años.

Para llegar a él te debes acercar a la zona alta del Valle del Lozoya, perteneciente al término municipal de Rascafría, pueblo que también te recomiendo recorrer para descubrir sendas preciosas, como su bosque finlandés; monumentos llenos de historia, como el Monasterio de El Paular; sus refrescantes piscinas naturales y su serrana gastronomía. 



Cómo llegar al Tejo milenario de Barondillo

👉Inicio de ruta: el coche lo puedes dejar en el Área Recreativa La Isla (M-604, Km 31'7). Al ser el comienzo de varias rutas de senderismo en torno al Arroyo del Angostura, si no madrugas y llegas temprano, es posible que no puedas aparcar.  Junto al arroyo hay tres restaurantes: La Isla, Pinosaguas y Los Claveles. 

Desde el área recreativa la senda no tiene pérdida, basta con ir caminando junto a la orilla del arroyo siguiéndolo aguas arriba bajo un impresionante bosque de pino albar. Tras numerosos saltos de agua de este caudal del que se convertirá en río Lozoya, llegarás a la Presa del Pradillo. La parte más espectacular de este tramo es deleitarte con las vistas de su cascada.

El camino continúa salvando la cascada hasta llegar a la parte alta en pocos minutos. Allí arriba descansan las aguas de este olvidado embalse que alimentaba a la antigua fábrica de la luz. El estruendo de la cascada queda atrás y la calma inunda este paraje en el que el paisaje se ve reflejado en el pantano, todo rodeado de frondosos pinares.

Con las aguas a la izquierda y el pinar a la derecha, la senda (muy visible) llegará en pocos kilómetros al Puente de la Angostura. No lo tienes que cruzar. Deberás tomar la pista que sale a tu izquierda, marcada con una baliza con el número 26 de la RV1 y que toma un camino ascendente. 



He ido bastantes veces a hacer esta ruta y hasta aquí el camino es fácil si no ha nevado. Con nevadas, no te recomiendo continuar subiendo. Mejor quedarte en el valle, junto a la presa. Ver su entorno nevado ofrece también una experiencia única. 


La pista termina en una gran explanada y se convierte en una senda más estrecha que cruza el arroyo Barondillo o Valhondillo. Pronto la senda te llevará a la Tejera de Barondillo, donde podrás distinguir el Tejo Milenario por su envergadura.  Tiene un tronco hueco de unos 3 metros de diámetro, una copa de 15 metros de anchura y 9'10 metros de perímetro de tronco. Con una altura de 8 metros, está vallado para proteger su zona de crecimiento. Su ubicación en la cara norte de la Loma de Pandasco, en un denso bosque y en una zona recóndita han beneficiado su gran longevidad. Lo cierto es que no es fácil encontrarlo, pues su ubicación no está señalizada y es fácil dejárselo atrás. La ruta tampoco está señalizada, por lo que te recomiendo que lleves un GPS para poder localizarlo

Hay gente que por una foto hace lo que sea. Por favor, cuando vayas, respeta la zona y no te metas dentro del tronco. Muchas veces me he puesto de los nervios por la cantidad de gente que me he encontrado haciendo el tonto, destrozándolo todo por un selfie. 

Un poco más arriba, siguiendo el curso del arroyo, puedes aprovechar para ver un bonito salto de agua

Para volver, basta con dar la vuelta y desandar el camino y la pista hasta el Puente de la Angostura. En esta ocasión, sí que debes cruzarlo para volver al Área Recreativa por la orilla opuesta a la que seguiste al inicio de la ruta. En cuanto tengas ocasión, coge un desvío a la derecha que te conducirá a la Presa del Pradillo y a la Isla. 

                              🏃  Llévate un buen calzado, agua y protección solar.
                              🏃  Longitud:  14 km.
                              🏃  Dificultad:  moderada.
                              🏃  Duración: 5 horas.
                                 🏃  Recorrido circular.
                              🏃  Si ha nevado mucho, sólo se puede hacer con raquetas.

Ruta de Senderismo - Caminando por las Lagunas de Velilla

Velilla de San Antonio es uno de los municipios que forma parte del Parque Regional del Sureste. Su singularidad le permite albergar un conjunto de hábitats compuesto por un conjunto de lagunas situadas entre el pueblo, el río Jarama y los yesíferos de Rivas-Vaciamadrid. 

Estas lagunas reciben agua del Jarama y de las lluvias. La vegetación ribereña que destaca está formada principalmente por sauces, chopos y tarays, siendo lo más predominante el carrizo, que crea una barrera entre la tierra y las lagunas, protegiendo a la fauna autóctona. Ésta la componen más de un centenar de especies de aves distintas, como garzas, aguiluchos, calamones, fochas o somormujos. Bajo el agua puedes encontrar crustáceos, ratas de agua, barbos, peces gato, e incluso visones americanos escondidos entre los cañaverales. 

El complejo está formado por las lagunas de El Raso, El Picón de los conejos y El Soto, así como el Humedal de Miralrío.

Senderismo por las Lagunas de Velilla

👉Inicio de ruta: El coche lo puedes dejar en el Paseo de la Laguna. Allí hay un polígono industrial con varias calles para aparcar gratis.

 

Desde el antiguo polígono de Velilla verás la entrada que da paso a un área recreativa y al entorno de la laguna de El Raso. El camino es bastante sencillo y llano. Su forma es alargada y alberga 9 hectáreas de agua. Cuenta con paneles informativos sobre el entorno, con puestos de pesca de madera y bancos. Es la única de estas lagunas en la que está permitida la pesca. 

El Raso recibe las aguas subterráneas del río Jarama, aguas que le son devueltas a través de un rebosadero, por lo que hace de actúa como filtro natural. Tiene mucho fango en el fondo, pero es fácil encontrar ejemplares de carpas, pez gato o barbos. Las aves acuáticas son más abundantes en invierno.

El camino continúa a lo largo del brazo de tierra que queda entre el río y las lagunas, lleno de árboles y arbustos propios del bosque de ribera hasta alcanzar un conjunto de lagunas llamado Picón de los Conejos. La más grande de ellas tiene 26 hectáreas de superficie y 4 metros de profundidad, por lo que acoge a una gran variedad de aves. En ella podrás encontrar un observatorio y la estructura de un nido de cigüeña. Aunque este humedal está siendo recuperado gracias a proyectos que pretender convertirlo en reserva de aves acuáticas, está integrado dentro de una finca de propiedad privada, aunque la senda se puede realizar librementeEn la otra orilla del río Jarama verás los cortados yesíferos.


En este punto tienes la opción de rodear Picón de los Conejos para volver al aparcamiento o continuar recto para visitar la última zona de lagunas. Si has escogido esta última opción, deberás seguir paralelo al río hasta llegar a las Lagunas del Soto, ya en los límites con Rivas Vaciamadrid. Tiene una superficie de 13 hectáreas y una profundidad de entre 2 y 5 metros. Es la más antigua de todas, está atravesada por un tendido eléctrico y se encuentra vallada para facilitar su conservación. 

Si te has quedado con ganas de andar más, puedes aprovechar tu camino para continuar recto unos 400 metros y obtener unas preciosas vistas del Palacio-Convento del Cristo de Rivas, cuyo peregrinaje es famoso en todo Madrid, sobre todo el 29 de diciembre, cuando los fieles se agolpan para pedirle milagros al Cristo. La vuelta la puedes realizar por el mismo camino o bordeando el Picón de los Conejos hasta volver a la senda que lleva al aparcamiento. 

Si estás por la zona y tienes tiempo, otro de los lugares que te recomiendo visitar es las Laguna de las Madres (zona recreativa con acceso de pago) o la Laguna de Campillo

                              🏃  Llévate un buen calzado, agua y protección solar.
                              🏃  Longitud:  6,1 km.
                              🏃  Dificultad:  fácil.
                              🏃  Duración: 2 horas.
                                 🏃  Recorrido circular.
                         

12 cosas imprescindibles que ver y que hacer en San Lorenzo de El Escorial

Es una de las excursiones indispensables para pasar un día si estás en Madrid o alrededores. Los fines de semana San Lorenzo de El Escorial se llena de gente que va a visitar el monasterio o a comer en los múltiples restaurantes del centro. El ir y venir de gente es tal, que se hace difícil encontrar aparcamiento. ¡Tenlo en cuenta y ven temprano! Pero San Lorenzo es mucho más que el monasterio, en esta entrada te propongo algunos planes imprescindibles para completar tu visita y hacer que tengas ganas de volver y quedarte más de un día.

¡Ah! A la hora de venir, es importante que distingas San Lorenzo de El Escorial de El Escorial, pues son dos pueblos totalmente distintos, a pesar de estar unidos. El primero es donde se encuentra el monasterio, el segundo es mucho más antiguo y es donde está la estación de Renfe.

🚗 Dónde aparcar en San Lorenzo de El Escorial gratis

En el centro se hace verdaderamente difícil. Lo más sencillo es buscar un sitio en los alrededores del Parque Adolfo Suárez, por el Paseo de los Alamillos, o por la Plaza San Antón, junto a la coqueta Ermita de San Antonio Abad. Otra opción es ir a la Calleja Larga.

12 cosas imprescindibles que hacer en El Escorial

1. Visitar el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial: reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1984, es el principal reclamo para venir a este hermoso pueblo. Lleva en pie desde 1584, cuando Felipe II lo inauguró para conmemorar la victoria en la batalla de San Quintín, que tuvo lugar el día de San Lorenzo de 1557. El monasterio permaneció aislado hasta finales del XVIII, cuando Carlos III propició la expansión de una pequeña villa cortesana que dio lugar al actual municipio. De hecho, le gustaba tanto este sitio que obligó a los Jerónimos a vender terrenos para construir viviendas privadas.

La visita se puede hacer de manera libre o guiada (1h– 1’30h) y las entradas se pueden comprar allí o por internet. Dada la afluencia de gente, te recomiendo hacerlo online para evitar sorpresas.            👉 Comprar entradas.

El recorrido incluye la Galería del Claustro del Patio de los Evangelistas, la Sala de Batallas, el Museo de Pinturas de las Salas Capitulares (con obras de Velázquez, El Greco y Ribera, entre otros), el impresionante Panteón de Reyes (incluida la llamada tarta – donde fueron enterrados los infantes) y la espectacular biblioteca. Con otro horario distinto, pero con la misma entrada, podrás acceder también a la Basílica.

2. Deleitarte con las vistas desde el Mirador del Parque Adolfo Suárez: si quieres obtener unas buenas vistas del monasterio, el estanque, los jardines y las huertas, puedes acercarte el cercano Parque Adolfo Suárez. Desde allí se sacan preciosas fotos del paisaje con la sierra al fondo.

3. Pasearte por los jardines de la Casita del Príncipe: también pertenecientes a Patrimonio Nacional, forman un agradable paseo de casi 400.000 metros cuadrados al cobijo de grandes robles, secuoyas, pinsapos y boj. Lo mandó construir Carlos III como sitio de recreo para su hijo a imitación de las modas francesas. Al final del paseo se encuentra la Casita del Príncipe o Casita de Abajo, que también puedes visitar con tu entrada al monasterio (cuando está abierta). Al lado de la casita hay una bonita cafetería en la que descansar al frescor de los árboles mientras disfrutas de una bizcotela.

4. Pasar por el arco entre las Casas de Oficios: en frente de la entrada al Monasterio puedes ver dos edificios del siglo XVI que se utilizaron como dependencias palaciegas y uno del siglo XVIII, que alojó al Primer Secretario de Estado. Hoy albergan la Casa de la Cultura, la Oficina de Turismo, el Santuario de Nuestra Señora de Gracia y el Centro de Estudios Musicales Padre Antonio Soler. Una estampa típica de El Escorial es el arco de comunicación que existe entre las dos primeras Casas de Oficios, construido por Pedro Antonio de Pontones.

5. Entrar al Museo Cocheras del Rey: en este edificio construido por Carlos III para cubrir las necesidades de transporte de mercancías y personal, hoy puedes ver este museo que no sólo exhibe coches antiguos. Su visita te sorprenderá por la cantidad de enseres que hay expuestos. 👉 Comprar entradas. 

6. Ver una obra en el Real Coliseo: se abrió al público en 1771 para ofrecer representaciones a la corte. Esto lo hace el más antiguo de todos los teatros cubiertos que se conservan en España y el único teatro de corte que aún se mantiene en uso. Puedes adquirir las entradas para cualquiera de los espectáculos que aún se siguen ofreciendo , apuntarte a una visita teatralizada gratuita o entrar al Museo del Coliseo, que se encuentra en la parte trasera del edificio y que muestra su historia. 👉 Comprar entradas. 

7. Curiosear por la Galería Martín: hasta su reinauguración en 1979 servía como residencia de cómicos del Real Coliseo. Posteriormente pasó a ser una galería comercial con varios salones, de los que hoy sólo quedaba el histórico Restaurante Fonda Genara, aunque ahora está cerrado temporalmente.

8. Aprender sobre bichos en Insect Park: a unos 4 km del Monasterio, en el área recreativa de El Tomillar, puedes visitar este curioso lugar en el que descubrirás coloridas mariposas, espectaculares escarabajos y enigmáticas arañas.👉 Comprar entradas.                                                                                                                                                                

9. Hincharte a bizcotelas, los dulces típicos de El Escorial: el dulce por antonomasia de San Lorenzo son las bizcotelas, un manjar llamado Bizcocho del Palacio Real cuya receta aparece en el libro Arte de Repostería (1747), de Juan de la Mata, confitero de la corte de Carlos III. Hoy las puedes encontrar en las pastelerías del pueblo. Cada una tiene distintas especialidades y sabores, por lo que te recomiendo que visites este lugar varias veces para probarlas todas. 😋

10. Merendar chocolate con picatostes en El Miranda: Es el establecimiento hotelero más antiguo de San Lorenzo de El Escorial, remontándose a 1846 con la creación de la Fonda de San Luis, siendo una de sus primeras huéspedes Isabel II en su camino del destierro. Al haber sido destronada y no poder pasar la noche en las habitaciones reales del monasterio, las pasó aquí. También Isaac Albéniz eligió este lugar para tocar sus primeras composiciones cuando se escapó de casa y se hizo aventurero. Hoy el Hotel Miranda & Suizo sigue siendo el lugar en el que tradicionalmente se merienda esta especialidad de la casa. 👉 Precios.     


11. Hacer una sencilla ruta por el Bosque de la Herrería: con casi 500 hectáreas, este enorme pulmón verde fue declarado Paisaje Pintoresco en 1961 y actualmente es considerado Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves. Su origen se remonta a 1561, cuando Felipe II adquirió los terrenos para construir el Monasterio y las tierras colindantes para crear un coto real de caza, pastos para el ganado y huertas de abastecimiento de los mojes. Actualmente es un lugar de acceso gratuito y público, ideal para realizar sendas, visitas sus ermitas y pasar un agradable día de campo junto al arroyo.

12. Subir a la Silla de Felipe II: la leyenda cuenta que estas piedras de granito escalonadas sirvieron como observatorio para que Felipe II viera cómo iban las obras del monasterio. No obstante, los estudiosos apuntan a que se trata de un altar de sacrificios vetón. Está situada a unos 2’5 km al sur del pueblo, en el espacio natural protegido del Paraje pintoresco del Pinar de abantos y Zona de la Herrería. Desde aquí se obtienen las mejores fotos de todo el Monasterio. La gente suele dejar el coche en el parking del área recreativa, junto a la ermita y subir andando. Si lo prefieres, puedes probar suerte a aparcar a los pies de la misma silla para no tener que andar tanto, pero tendrás que ir muy temprano.  👉 Cómo llegar.  

🎄Una más de propina: Si vas en Navidad, no te puedes perder la visita al Belén de El Escorial, creado por sus vecinos a escala natural. El acceso es gratuito. Hay figuras puestas por las calles céntricas, pero lo más espectacular es el Portal de Belén situado frente al Ayuntamiento.

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10 cosas imprescindibles que hacer y ver en Aranjuez

 

Aranjuez forma parte de los lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad que tiene la Comunidad de Madrid, junto con Alcalá de Henares, San Lorenzo de El Escorial, el Hayedo de Montejo, el Paseo del Prado y el Retiro. Todos ellos ofrecen un buen plan para pasar un día entero disfrutando ellos si te encuentras en Madrid.

Aranjuez está a unos 50 km de la capital y es fácil llegar a ella en tren y en coche. Además, tiene bastantes plazas de aparcamiento gratuitas para que no tengas que preocuparte por el coche durante tu visita.

Fuertemente ligada a la historia moderna de la monarquía española, Aranjuez comenzó a configurarse como lugar de recreo real en el siglo XVI y consiguió su máximo apogeo en el siglo XVIII con la llegada de los Borbones. Desde entones la ciudad no ha hecho más que crecer y añadir atractivos a su oferta turística. El encantador Palacio Real y sus jardines la hacen uno de los lugares perfectos para disfrutar de la naturaleza y el arte en todo su esplendor.

Qué hacer en Aranjuez

1. Visitar el Palacio Real de Aranjuez: gestionado por Patrimonio Nacional, el palacio y sus jardines son lo que atraen a Aranjuez a miles de visitantes al año. Situado junto a las aguas del Tajo, se comenzó a construir en tiempos de Felipe II y fue residencia de primavera para los monarcas hasta 1870. En su interior verás estancias que te asombrarán por su cuidado y belleza, como la sala de los Espejos, las salas de pinturas chinas, el salón de baile o el comedor de gala. La ruta acaba entrando en la capilla real. Para visitarlo tendrás que comprar una entrada que incluye el acceso al palacio, al Museo de Falúas Reales y a la Casa del Labrador. Se puede comprar en las taquillas o en su página web. 👉 Más información.

2. Entrar a la Casa del Labrador: la verás dentro del Jardín del Príncipe. Carlos IV la levantó sobre un solar en el que había una choza de un labrador, de ahí su nombre. Juan de Villanueva es el arquitecto encargado de diseñar este palacete que sirvió para el recreo de los monarcas. En su interior destaca la galería de los emperadores, el salón de baile, el tocador de la reina y la sala de los bordados.

3. Ver pavos reales: paseando por los jardines, sobre todo por el de la Isla, es fácil que veas a estos preciosos animales paseándose entre los turistas. Sus sonidos son graciosísimos.



4. Pasear por sus jardines: cerca del Palacio Real, Aranjuez cuenta con jardines maravillosos en los que perderte entre la naturaleza. Su acceso es gratuito.

🌳 Jardín del Parterre: en la parte oriental del palacio una puerta de rejería rococó da acceso a este palacio francés encargado por Felipe V. En él destaca la fuente de Ceres y el estanque con la fuente de Hércules y Anteo. Sin duda, una de las imágenes más fotografiadas de Aranjuez, con el palacio al fondo.

🌳 Jardines del Rey y de la Reina: se sitúan a ambos lados del palacio, en la fachada este. En sus orígenes se concibieron como lugares privados y estaban cerrados por altos muros. Felipe IV le incorporó una gran colección de estatuas y bajorrelieves y posteriormente se quitaron los muros para que fueran espacios abiertos.

🌳 Jardín de la Isla: es el más importante del palacio y constituye un gran ejemplo de los jardines de los Austrias en España. Diseñado por Juan Bautista de Toledo y completados por Juan de Herrera, descansa entre el palacio y el Tajo formando una ría artificial. Su función era servir de lugar de recreo a la familia real y a su corte y en él se celebraron corridas de toros, espectáculos y cacerías. Cuenta con nueve fuentes que funcionan los fines de semana y festivos.

🌳 Jardín del Príncipe: un poco más alejado del palacio, cuenta con una longitud de 3 km y fue concebido por Juan de Villanueva, arquitecto de Carlos III. A mí es el que más me gusta de Aranjuez. Está lleno de lugares encantadores, como un bello embarcadero, el estanque chinesco y las monumentales fuentes de Narciso y Apolo. Su paseo central bajo enormes árboles lo hacen un lugar ideal para descansar en verano huyendo del tórrido calor. En el interior de este jardín también encontrarás el Museo de Falúas y la Casa del Labrador.

🌳 Jardín de Isabel II: este coqueto y pequeño parque está junto a la Plaza de San Antonio. Está formado por parterres de flores, árboles y la estatua de Isabel II de niña que le regaló el embajador francés Juan Luis Brunette.

5. Entrar a la Iglesia de San Antonio: está en la Plaza de San Antonio, que se halla presidida por la Fuente de Mariblanca. Fernando VI la encargó a Santiago de Bonavía en 1750 y sufrió grandes saqueos por parte de los franceses durante la Guerra de Independencia.

6. Caminar por la Plaza de Parejas: en frente del Palacio Real se encuentra esta explanada en la que se celebraban fiestas hípicas y desfiles militares. En ella puedes ver un edificio que albergaba la Casa de los Oficios y el Cuarto de los Caballeros. Los mandó construir Felipe II como viviendas para el personal de servicio. Lo más llamativo son las galerías formadas por arcos de medio punto sobre pilastras de sillería.

7. Admirar el Museo de Falúas: su visita está incluida en la entrada al Palacio Real. Para llegar a él, tendrás que dirigirte al Jardín del Príncipe, donde descansa este museo construido en la década de los sesenta para guardar las embarcaciones que usaba la familia real durante sus paseos por el Tajo. Son impresionantes.

8. Hacer un divertido crucero por el río: si quieres disfrutar de un paseíto en barco por el Tajo, ésta es una manera bastante original de hacerlo. Muchas veces tienen barra libre y juegos. Está bastante chulo. A la entrada de Aranjuez, junto a la Glorieta de Fernando VI y muy cerca del Jardín del Parterre, está el embarcadero donde se sacan los tickets, aunque lo mejor es sacarlos online porque casi siempre está lleno. 👉 Más información.

9. Comer fresas con nata: Aranjuez también es famoso por su producción de fresas, una exquisitez potenciada por la Casa de Borbón y de la que se tiene constancia desde el siglo XVI. Aunque cada vez quedan menos agricultores dedicados a su cultivo, aún siguen siendo muy reputada. En temporada es común que vendan fresas con nata en las heladerías cercanas al palacio. La fresa tiene tanta fama en Aranjuez que cuenta con el bonito Tren de la fresa, un tren histórico que funciona desde 1984 entre el Museo del Ferrocarril de Madrid y Aranjuez, y en el que puedes degustar esta especialidad. 👉 Más información.

10. Hacer senderismo por el Mar de Ontígola: a dos kilómetros de Aranjuez tienes esta Reserva Natural con una superficie de cas 630 hectáreas. Este humedal se remonta a 1552, cuando Felipe II ordenó la ampliación de la balsa que regulaba las aguas del Arroyo de Ontígola que regaba las huertas y los jardines reales construyendo la Presa de Ontígola. Hoy es una zona naturalizada en la que habitan una gran variedad de aves y plantas. Un sendero recorre la laguna hasta un alto observatorio. 


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Cómo es la visita a la Torre de Éboli, Pinto

El nombre de la localidad proviene de punctum, pues antiguamente se pensaba que el centro geográfico de la península ibérica se encontraba en Pinto. Hoy la ciudad destaca por tener su rica historia; su enorme Parque de Juan Carlos I, en cuyo lago se puede practicar esquí acuático sobre tabla; y por su torreón.


Para visitarlo por dentro tendrás que estar muy atento a la web de venta de entradas, pues las reservas se acaban rapidísimo. Sin entrada, tan sólo podrás admirar la torre desde los muros exteriores de la parcela en la que se encuentra.

El torreón está situado en plena ciudad, a escasos metros de la estación de cercanías, donde es fácil que encuentres sitio para aparcar. La visita comienza en el exterior, donde nos recibe una simpática guía que hará que la hora que dura la explicación se pase en nada.

Lo primero que llama la atención es la torre en sí misma. ¿Qué hace este torreón en una parcela en medio de la ciudad? Pues nadie lo sabe a ciencia cierta. Parece ser que en Pinto ya había un castillo en el siglo XIV, cuando Pedro I el Cruel le da esta aldea a Íñigo López de Orozco y la convierte en señorío. Puede ser que se construyera entonces como parte de un conjunto mayor que no ha llegado hasta nuestros días.

El edificio mide 25 metros de alto y es de planta cuadrada, con esquinas redondeadas. El acceso original se realizaba a través de una puerta que hay a la altura de la primera planta, por lo que se supone que habría una escalera y un puente levadizo. Sin embargo, la entrada actual se realiza a través de una puerta en la planta baja, que servía de sótano y que probablemente se utilizó para almacenar alimentos, y como mazmorra.

Una vez dentro, verás la trampilla que lleva al sótano y varios retratos y muebles antiguos con estilo renacentista que provienen de la colección que fue acumulando Teresa Bustos Figueroa, Duquesa de Andría, la antigua propietaria de la torre. Ella fue la primera mujer española que con medios propios (y sin arquitecto) emprendió la restauración de unas ruinas, por lo que se le concedió la medalla de plata y un diploma por parte de la Asociación Española de Amigos de los Castillos. Tenía cierto cariño por la torre que había heredado y estuvo viviendo en ella durante ciertas temporadas, incluso mantenía allí las reuniones de su club de lectura y lo utilizó como escenario para representaciones de teatro. Actualmente está en manos de Álvaro Roca de Togores y Bustos, V marqués de Asprillas, quien permite las visitas a través de un convenio con el Ayuntamiento.

Esta planta se utilizaba para el servicio y a ella se accedía por unos peldaños que estaban adosados al muro oeste.

Por una escalera de caracol estrecha y baja, llegarás a la primera planta. En ella hay una puerta barroca que indica donde se encontraba el primitivo acceso al edificio. Esta estancia principal serviría como lugar de recepciones y actividades colectivas.

La segunda planta se utilizó como alcoba y cámara privada. Aunque sorprende su techo, en el que aparece la estructura propia de un palomar. Y es que entre los siglos XVIII y XIX, la torre sufrió tal decadencia y abandono que llegó a convertirse en molino y en palomar.

La sala cuenta con paneles explicativos que recorren la historia de la torre y los personajes que estuvieron vinculados con ella. El más representativo de ellos fue la princesa de Éboli, tras ser detenida en 1579 por Felipe II. Poco aguantó el frío de la torre y pronto conseguiría seguir con su cautiverio en el castillo de Santorcaz y luego en Pastrana, que se ve que le gustaba más.

Años después estaría preso aquí Antonio Pérez, secretario de Felipe II y gran amante de las intrigas y de la princesa de Éboli. Consiguió escapar a Francia, pero murió años después en la indigencia. Otros presos fueron el nieto de Cristóbal Colón o el Choricero, Manuel Godoy, el último prisionero que estuvo encerrado aquí.

La última parte de la visita queda reservada para la terraza, que sirvió en 1937 para que el general Valera subiera para observar el horizonte y pensar cómo iba a comenzar la batalla del Jarama. Desde allí tienes unas vistas maravillosas de toda la ciudad, pueblos vecinos e incluso de las cuatro torres madrileñas.

La actividad merece mucho la pena y la forma tan amena en la que la guía va explicándolo todo la hacen una actividad indispensable para conocer más sobre nuestra historia.

👉 Aquí puedes comprar las entradas para la Torre de Éboli.

Además, al salir del torreón, te aconsejo que des una vuelta por las calles del pueblo, especialmente para conocer la plaza porticada en la que se encuentra el Ayuntamiento, pasear por su enorme parque y aprovechar para tomarte un ombligo de Pinto, un dulce de reciente creación que se ha convertido en producto típico.


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