En la ribera del Thu Bon, esta ciudad se conserva intacta desde el siglo XVI y, por ello, está considerada Patrimonio de la Humanidad. Famosa por sus viejos edificios, su animada vida turística y sus sastrerías, Hoi An no deja indiferente a nadie.
Puedes visitar su centro histórico en bici o a pie
sin peligro, porque está cerrado al tráfico. Existe una entrada con la que te dejan ver el interior de 5 atracciones turísticas. Hay unas 18, así que
habrá que elegir bien. Muchas de ellas parecen más una tienda antigua, que un
monumento y decepciona tener que pagar por ver una tienda encubierta…
Qué hacer en Hoi An
1. Darse una vuelta en barca: los insistentes barqueros aparecen a cada instante cuando vas andando por la orilla. El mejor momento para darse un paseo es cuando está anocheciendo, porque Hoi An se llena de lucecitas poco a poco.
2. Comprar el ticket turístico: se puede comprar en
los puestos que hay en la entrada al casco antiguo. Está muy bien señalizado.
Aquí tienes el listado de los lugares que dejan visitar por dentro. En las
casas antiguas hacen una pequeña visita guiada (unos 5 minutos), y te insisten
mucho para que compres. Todas las habitaciones de la casa están llenas de
mostradores con productos de venta. Se rompe mucho el encanto.
Recuerda que sólo puedes elegir cinco y que la
entrada sirve para tres días consecutivos:
Tran Family’s Chapel
Nguyen Tuong Family’s Chapel
Old house of Phung Hung
Old house of Quan Thang
Old house of Duc An
Old house
of Tan Ky
Museo de la cerámica
Museo de historia y cultura
Museo de la cultura Sa Huynh
Museo del folklore
Puente japonés.
Templo Quan Cong
Teatro
Casa Comunitaria Cam Pho
Casa Comunitaria
Minh Huong
Asamblea de Quang Trieu
Asamblea de Phuc Kien
Asamblea de Trieu Chau
3. Visitar el Mercado Central: pescados, especias,
flores, frutas exóticas, café… un millón de olores distintos y de gentío. Más visitado
por los autóctonos que por los extranjeros. Las sastrerías del mercado suelen
ser más baratas que en las tiendas de la ciudad.
4. Visitar el Mercado Nocturno: al otro lado del
puente encontrarás este mercadillo de souvenirs. Se puede regatear bastante
hasta encontrar una buena ganga.
5. Tomarse un café vietnamita: el casco histórico
está lleno de restaurantes, pubs y cafeterías. Sin embargo, en cuanto te sales de él, verás un montón de negocios muchísimo más baratos y
tranquilos. El café de Hoi An tiene mucha fama y, como en el resto del país, se
toma con un filtro encima de la taza y con un poco de leche condensada. Buenísimo.
6. Tirar un farolillo al agua: por unas monedas
puedes tirar un farolillo de papel al agua del río pidiendo un deseo. En cuanto
te des media vuelta, la compañera de la mujer que te lo ha vendido los
recoge con un palo (a escondidas) para reutilizarlos.
7. Comprarse ropa o hacerse un traje a medida: esta
ciudad es famosa en todo el país por sus sastrerías y por sus imitaciones. Depende
de lo que pagues, así obtendrás, no hay trampa. Los sastres trabajarán todo lo
necesario para que tu ropa esté hecha en menos de 24 horas.
8. Bucear en las Islas Cham: la excursión para
visitar las islas puede ser atractiva si no hay muchos turistas. Pero las aguas
tienen fama de no ser las idóneas para bucear por lo oscuras que son.
9. Darse un baño en una playa paradisíaca: se puede
ir fácilmente en bicicleta a cualquiera de ellas. En la entrada dejamos la bici
en el aparcamiento por tan sólo unos céntimos. Las tumbonas y las sombrillas
son gratuitas y la comida y los cocos no son muy caros. Además, puedes andar metros y metros en el mar hasta que te cubra.
10. Montarse en cyclo: por el centro hay un montón
de cyclos para elegir, incluso vi uno manco (¡eso es arte!). Los precios son
altos, porque turistas no les faltan.