Caracena
aparece en lo alto de un cerro entre cañones: el Cañón de Caracena, el Barranco
de las Gargantas y el de los Pilones. Enclave único junto a la Hoz del río
Adante.
Al entrar en
él no se sabe bien si aún sigue habitado o no. Yo no vi a nadie allí durante mi
visita y tan sólo el ruido del motor de una moto en la lejanía rompió la
sensación de estar viendo una postal antigua o el escenario vacío de una
película situada en el medievo. De hecho, en su último censo (2018) tan sólo
aparecen como habitantes 15 personas.
Los orígenes
de Caracena se remontan al año 1430 a. C., como muestras los restos
arqueológicos del Yacimiento de Los Tolmos. Sin embargo, su importancia estuvo
más relacionada con la Edad Media, cuando fue una de las principales marcas
fronterizas entre los territorios moros y los cristianos. La repoblación
cristiana de los siglos XI y XII la llevó a su máximo esplendor, llegando a
contar con más de un veintenar de aldeas en su jurisdicción.
Qué ver en Caracena
1. Muralla: nada
más entrar en el pueblo, se ve el cartel explicativo sobre la muralla que partía
del castillo y que rodeaba todo el pueblo. Aunque, realmente, poco se puede
apreciar de estos restos.
2. Iglesia de
Santa María: este templo románico de una sola nave fue construido en el siglo
XII. Cuenta con una torre de planta cuadrada y dos curiosas ventanas para
iluminar su interior. Una de ellas se encuentra en el ábside y tiene dos
columnitas con capiteles con figuras de cuadrúpedos y la otra está en el paramento
occidental y la recubre una celosía con reticulado entrelazado. Parece
increíble que se quisiera iluminar la iglesia con tan pequeñitas ventanas.
3. Iglesia de San
Pedro: la otra iglesia románica del pueblo se sitúa en la parte alta de
Caracena y es de una belleza excepcional. Sorprende al viajero al encontrársela
de golpe al acabar una gran cuesta y mirando hacia la montaña en la que se
encuentra el castillo. Su origen se remonta al siglo XII y tiene una preciosa galería
porticada de siete arcos (aunque antiguamente contó con nueve). Los capiteles
de sus columnas representan varias figuras muy bien trazadas: un centauro, caballeros
con lanzas y espadas, un pájaro posado sobre un cuadrúpedo, dos grifos, la
Resurrección de Cristo, los apóstoles, un monstruo de siete cabezas…
4. Rollo Barroco:
data de 1738 y se alza en el centro de la Plaza Mayor, aunque originariamente
estuvo en la plazoletilla de La Estrella. Simbolizaba la autonomía
administrativa de la villa, así como su poder jurídico, pues también servía de columna
de castigo para exponer a los criminales a la vergüenza pública. Antiguamente se encadenaban a los malhechores a las argollas que salían de las
cuatro cabezas de león que tiene.
5. Plaza Mayor:
en ella, además del Rollo Barroco, se pueden ver la Cárcel, que se halla en la
cuesta que va hacia la iglesia de San Pedro y está cerca de las ruinas del Hospital
de pobres, del que sólo se conservan dos muros y una ventana plateresca; una
sencilla fuente, un lavadero y un bonito mirador.
6. Casa de la Tierra: hoy sólo queda en pie la fachada de este edificio ubicado en la calle San Pedro, cuya función era la de servir de lugar de
reunión para las juntas vecinales. En él se quedaban a dormir los representantes
de las aldeas que acudían a ellas.
7. Castillo de Caracena:
desde la iglesia de San Pedro sale un camino que lleva al castillo, a menos de un
kilómetro al sur del pueblo. Se construyó en el siglo XV sobre los restos de
otra fortificación musulmana y hoy es uno de los mejor conservados de la
provincia de Soria. Los primeros escritos que hay sobre él se remontan al siglo
XII y hablan de un pleito entre los obispos de Sigüenza y Osma. Más tarde pasa
a manos de Francisco de Tovar (señor de Caracena) quien, enfrentado con los
Reyes Católicos, no tuvo más remedio que rendirse y demoler la fortaleza.
Lo que se ve
ahora es fruto de la reconstrucción llevada a cabo en el siglo XV por el
sobrino del arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo de Acuña.
En las inmediaciones del
pueblo también se pueden ver el Puente Cantos, construido en estilo románico y
de un solo ojo, y la Ermita de la Virgen del Monte, barroca y del siglo XVII.