Papeleras hechas de neumáticos. Aquí se recicla todo. |
Así que aproveché para darme un masaje
relajante en el hotel, que resultó ser una paliza. Al día siguiente estaba llena de moratones. Eso sí, relajada. Bueno, toda una experiencia.
Aprovechando que paró un poco de llover a media tarde,
me di una vuelta por los mercados para hacer las últimas compras. A esos
precios, ¡me lo quería comprar todo!
Después, me perdí por las callejuelas mientras
buscaba algunos Wats que me había dejado en el tintero.
Y, para acabar,
cene en el famoso Temple Club mientras disfrutaba de un grandioso
espectáculo de Apsara.
Justo antes de llegar al hotel, otro chaparrón. Pues
no quedaba otra que descansar, volver a hacer las maletas y dejarlo todo
preparado para mi próxima parada: Laos.