Como sólo iba
a estar tres días en El Calafate, no tenía mucho tiempo para visitar la zona. Tras
consultar varias opciones, al final vi que lo que más salidas iba a tener sería
contratar una excursión que me llevase a El Chaltén, ver lo más representativo
y me trajera de vuelta. Porque los horarios de los autobuses no me convencieron
y yo no quería adentrarme por ningún sendero por allí, en invierno y sin saber.
Después de buscar mucho por internet, acabé contactando con Patagonia Dreams. La
atención fue muy buena y su precio me pareció aceptable: 3600 AR$ incluyendo la
comida.
Muy temprano
vinieron a recogerme a mi hotel en una minivan. Durante el trayecto, nuestro
guía nos fue contando la historia de El Chaltén y nos fue explicando todo el
paisaje que estábamos viendo.
La distancia
que separa las ciudades de El Calafate y El Chaltén es de 220 kilómetros. Para
recorrerlos, la mayoría del camino la hicimos por la mítica ruta 40, que bordea
el Lago Argentino, cruza el río Santa Cruz y sigue por el cañadón del Río La
Leona.
La ruta nacional
40, llamada Libertador General Don José de San Martín, es la más larga del
país. Recorre toda Argentina y va paralela a los Andes. Tiene una longitud de
5194 km, comenzando en el Cabo Vírgenes de Santa Cruz, hasta llegar a La
Quiaca, en el límite con Bolivia. Es la más alta del mundo fuera de los
Himalayas.
La carretera,
para estar en la estepa patagónica, estaba muy nueva y casi desierta. Pasaban kilómetros
y kilómetros hasta que veíamos otro vehículo. Eso sí, miraras a donde miraras,
el paisaje era increíble.
La estepa estaba
llena de guanacos, un animal salvaje parecido a la llama. Su carne se puede
comer en algún que otro restaurante de El Calafate.
También tuvimos la oportunidad de ver algunos cóndores volando por allí. Majestuoso.
Antes de la colonización, la zona estaba habitada por un pueblo nómada, llamado Aonikenk. El Lago Viedma fue descubierto por una expedición española en 1782. Al mando de esta expedición estaba Antonio de Viedma, quien dio nombre al lago. Éste se ubica a 250 metros sobre el nivel del mar, tiene una superficie de 1.100 km² y vierte sus aguas por el río La Leona en el Lago Argentino y, por éste, en el río Santa Cruz. Casi toda la costa del lago se encuentra en plena estepa. Mide casi 80 km de largo y unos 15 km de ancho.
A medio
camino, paramos en la Estancia La Leona. A orillas de río La Leona y escasos
metros del lago Viedma, se alza esta casa construida en 1894 por los Jensen,
una familia danesa que llegó a la zona en la que 17 años antes Perito Moreno
fuera atacado por una hembra de puma (leona, como se llamaban por este lugar),
o eso cuenta la leyenda.
Esta leyenda
dio origen al nombre del río y de la estancia. En 1910, la familia Petersen la
compró y la amplió, pasando de ser un alojamiento de dos habitaciones a tener
cuatro. También hicieron una pulpería y un almacén. Fue una de las pocas casas
que vi en el camino.
Su tejado es
rojo al modo tradicional. Antiguamente era obligatorio pintar los tejados de
rojo y blanco para indicar a los carteros (que iban en avioneta) dónde estaban
las casas para que pudieran dejar los paquetes. Uno de ellos, que estuvo varios
años trabajando como director de la empresa Aeroposta Argentina, fue Antoine de
Saint-Exupéry, el autor de El Principito.
La Leona es un
lugar muy acogedor. Allí estuvimos unos 20 minutos para descansar y aproveché
para tomarme un mate. Sus precios, para estar donde está, no son nada caros:
café 70-80 AR$, alfajor 70$, sándwich de milanesa 250$…
En una habitación tienen un pequeño museo con objetos encontrados en la zona: dientes
de tiburón, flechas… hasta una roca con pepitas de oro.
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