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China: Día 19 – Visitando Pingyao: donde se crearon los bancos chinos



Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997, Pingyao es una maravilla china. A unos 110 km de Taiyuán, Pingyao es un pueblo chino medieval inigualable. Sin duda, el sitio que más me gustó de todo el país. Con una población de 500.000 habitantes, lo más importante es su centro histórico, rodeado por una muralla de 6 km que data de la Dinastía Ming.

Durante las Dinastías Ming y Qing, este lugar fue un gran centro comercial. Aquí se crearon los primeros bancos de China, los Tongs.

Tras el auge como gran ciudad comercial, la pobreza inundó sus calles y los edificios se quedaron tal y como estaban por no tener dinero para mejorarlos. Ahora es una suerte, porque se puede disfrutar de la arquitectura tradicional china que no han derrumbado para hacer horribles rascacielos.


El casco histórico es un cuadrado  en cuyo centro se cruzan dos avenidas principales: Nan Dajie y Dong Dajie. Estas dos calles están llenas de puestos, tenderetes, recuerdos (bastante baratos), pubs y restaurantes. Es una delicia pasear por allí. Hasta me encontré una iglesia cristiana, y estaba llena:


Además, a ciertas horas hay gente con trajes tradicionales paseando, desfiles por las calles, acrobacias… Está muy original. La fiesta dura hasta el anochecer.





Los puestos de comida son bastante baratos. Normalmente venden dulces típicos hechos con jengibre y otras delicias como los wantuozi, los youmian kaolao y los yam.

Pingyao es una sucesión de edificios tradicionales, antiguas tiendas, mansiones de comerciantes y templos. Para verlos lo mejor es comprar un ticket para visitar la ciudad, cuesta 150 yuanes y puedes entrar en más de 20 edificios. Como consejo, empieza por los más famosos, porque si no,  pierden el encanto, ya que muchos te parecerán iguales. Los mejores son:

▪ Pingyao City Wall: la muralla de Pingyao tiene forma de tortuga, como símbolo de longevidad para que la ciudad estuviera segura. Tiene 6 puertas. Es maravilloso recorrerla y disfrutar de las vistas de los tejados de la ciudad.
▪ Rishengchang Exchange Shop:  日升昌旧  Para conocer uno de los primeras casas de finanzas. Se creó en el s.XVIII cuando un comerciante ideó un sistema de cheques para poder funcionar con sus representantes en otras ciudades. Le fue tan bien, que empezó a representar a otros comercios y, al final, llegó a tener más de 50 sucursales en todo el país.
▪ Rishengchang Draft Bank   日升昌票号 Cómo era un banco por dentro.
▪ Lei Lvtai’s Residence   雷履泰故居 La residencia de uno de los hombres más ricos e influyentes en Pingyao.
▪ Museum of Armed Escort 镖局博物馆 Con armas de la época.
▪ Martial Arts Museum 术博物馆
▪ Town God Temple 城隍 Al sur de la ciudad amurallada se puede visitar el mejor templo de la ciudad.
▪ El Museo del Periódico.
▪ Varias mansiones de comerciantes ricos.

El edificio que más me gustó fue el County Government Office 平遥县衙. Es un complejo enorme, construido en 1756, que parece un castillo. En la entrada puedes mirar los horarios de las actuaciones que se realizan allí cada día. Aquí vi un teatro que simulaba un juicio a un ladrón. Estuvo muy curioso.



La torre (City Tower) que está situada en medio de la ciudad, no entra en el precio del ticket de entrada conjunta. Cuesta 10 yuanes subir, y se paga justo en las escaleras de la torre. No merece mucho la pena.


Lo mejor es que te compres un plano por 10 yuanes en cualquier puesto y que visites todos los edificios que tengan un punto rojo o un punto azul, hasta que te canses.

💴 Tickets: 150 yuanes, 75 para estudiantes. El ticket sirve para visitar más de 20 edificios durante tres días consecutivos.


Si tienes problemas, imprime esto y enséñaselo a algún lugareño:

   ¿Dónde puedo comprar un ticket conjunto?
   Zài nǎ kěyǐ mǎi tōngpiào 在哪可以通票


China: Día 18 – Pingyao: Opinión del Zhengjia International Youth Hostel


Después de pasar toda la noche en el tren, llegué a Pingyao por la mañana temprano. La estación de trenes es muy pequeña, tan sólo tiene unas sala y si quieres ir a la zona turística, basta con salir de la estación y seguir la calle de la izquierda hasta que veas la muralla. Se tardan unos nos quince minutos o así. Es bastante fácil, si lo sabes. Yo iba a ciegas y acabé dando vueltas y pasando por calles rurales, rurales. Me llevé una primera impresión patética: casas viejísimas a medio derruir, corrales, perros callejeros por todos lados… Pensaba: “¿Dónde me he metido?”.

Hay que tener en cuenta que era muy temprano y aún no había movimiento por la calle. Todo estaba vacío y… deprimente. Tras comprar un mapa y encontrar el hotel, me dormí hasta la tarde porque llevaba ya mucho tiempo sin descansar.

Zhengjia International Youth Hostel

Este albergue está genial. Está construido en un edificio que tiene más de 200 años de historia y grandes personalidades banqueras y financieras de la época se han hospedado aquí.

En realidad son dos edificios: digamos que uno de ellos es más chino (en el que estuve yo) y el que hay justo al lado, que es donde está el pub, es el que está lleno de occidentales.


Ambos están construidos alrededor de un patio y todas las habitaciones cuentan con la tradicional cama kang: unas plataformas de dos metros o más hechas de ladrillo. Dentro tienen un colchón muy cómodo y antiguamente se usaban para dormir por la noche y trabajar sentados por el día.


Lo más llamativo de este rústico alojamiento es su método de cierre: un candado enorme.

Preparan comida china y occidental, a precio de Pingyao (que al haberse convertido recientemente en turística está subiendo los precios de modo acelerado).


Hay wifi en el hall y en algunas habitaciones. La habitación me salió por 216 yuanes las dos noches, con baño privado con booking.es. El baño es como en muchos hostales, la alcachofa de la ducha en la pared, con un agujero en medio del suelo del baño. 

Además, lo mejor es su localización. Está en el pleno centro de la ciudad amurallada. Justo en frente del edificio más famoso y más visitado de todo Pingyao: el County Government Office 平遥县衙

La única pega es su personal. No se enteran de nada. El dueño, Bob, es un primor y habla perfectamente inglés, pero está rodeado de jovencitas chinas que no tienen ni idea de nada. Están más interesadas en pintarse las uñas que en atender la recepción. Tardé más de 20 minutos en hacer el check-in. No entienden inglés (sólo: “Hello, can I help you?”) y parece que una de ellas, la peor, no entiende ni siquiera chino, pues en la zona se habla un dialecto local.

Lo peor vino al hacer el check-out. Fui a la recepción y estaba ella sola. Le di la copia del recibo de haber pagado la habitación por internet (que lo había comprobado ya al hacer el check in) y haber entregado la fianza para que me la devolviera. Pues nada, no me dejaba irme. Yo le decía que tenía que ir a la estación de tren, que lo iba a perder y la tía llamaba por teléfono y me ponía a hablar con otra que lo único que sabía de inglés era el “May I help you?” Desesperante.

Llamó por teléfono tres veces para que hablara con ella. Pero si tenía la copia del recibo y ya me había devuelto la fianza… ¿por qué no me podía ir? La tía ponía unos ojos de… “y yo que sé, pero que no te vas.”

Al final, desesperada, cogí la maleta y le dije en español de todo. Y me fui. Aún no entiendo lo que pasaba por la cabeza de la china, ni lo que pretendía reteniéndome allí. Tan sólo sé que la noche anterior la vi contando botellas en voz alta, y que tuvo que empezar la cuenta 4 veces porque se perdía… con eso lo digo tó. 😞

Cómo llegar al Zhengjia International Youth Hostel de Pingyao

👉 Sal de la estación y continúa por la calle de la izquierda hasta la muralla. Atraviesa la West Gate en West Street. A continuación, ve por West Street y tuerce a la derecha en Shaxiang Street Entrance. Sigue por por Shaxiang Street y tuerce a la izquierda en Xihujing Street Entrance. Continúa un poco hasta Yamen Street y verás el cartel.

👉 Si te extravías, pregunta por el County Government Office 平遥县衙. Está en frente.

👉 Dirección: No.68 Yamen Street, PingYao








China: Día 19 – Pingyao: Celebrando el Día de San Valentín Chino en el Sakura (Qixi Festival)


De todo Pingyao, el mejor sitio donde comí fue el Sakura, un pub que tiene dos edificios dentro de la zona amurallada y cuenta con otras sucursales en otras ciudades chinas.

Las chicas fueron muy amables, sabían inglés perfecto y la comida estaba buenísima. Además, siempre tenían ofertas. Tuve la oportunidad de celebrar  allí el día de  San Valentín en pleno agosto y en Happy Hour.

El festival Qixi七夕 o Qiqiao 乞巧節, (festival del doble siete) se celebra en China el séptimo día del séptimo mes lunar. La celebración surge de la mitología china donde una leyenda de hace más de 2600 años cuenta como dos amantes, Zhinü y Niuland, se querían mucho pero los dioses no le permitieron su amor y fueron desterrados a orillas opuestas del río plateado. Tan sólo una vez al año, durante el séptimo día del séptimo mes lunar, una bandada de urracas formaba un puente para que ambos se vieran.



Esta historia, con sus muchas variantes, estaba reflejada en el cielo. Zhinu representaba a Vega, la mayor estrella de la constelación Lira; y Niuland representaba a Altair, la estrella más brillante de la constelación del Águila. El río plateado simboliza la Vía Láctea, que separa a ambas constelaciones. Zhinü permanece para siempre a un lado del río, tejiendo tristemente su telar, mientras Niulang la ve desde lejos, y cuida de sus dos hijos (las dos estrellas que lo rodean de la constelación del Águila).

Pero una vez al año, todas las urracas del mundo se compadecen de ellos y vuelan hasta el cielo para formar un puente sobre la estrella Deneb en la constelación de Cygnus, permitiendo que los amantes puedan reunirse por una sola noche, en la séptima noche de la séptima luna.

Tradiciones chinas de San Valentín

Durante este día, las jóvenes solteras hacen su ofrenda de fruta, flores, té y polvos cosméticos. Tiran la mitad de los polvos al techo y la otra mitad se la reparten para que les dé la belleza de Zhinü.

En este día todas las jóvenes muestran sus artes domésticas y rezan para encontrar un buen esposo.






China: Día 19 – Pingyao y el timo de los monjes confuncianos


Este día lo dediqué entero a ver todos los monumentos de Pingyao. Uno de los últimos templos al que fui fue el Templo de Confucio, a las afueras de la zona amurallada, donde ya sí está permitido el tráfico.

El templo es precioso y estaba lleno de mochileros españoles. Cuando estuve frente al altar mayor se me acercó un monje que estaba cantando en una esquina. El monje me dio tres varitas de incienso para que las quemara y rezara con él. Me enseñó la ceremonia y las reverencias y me sentó en una mesita.


Allí me hizo abrir un librito al azar, me enseñó con ejemplos que podían tocar cosas buenas y cosas malas. Estaba perfectamente escrito en inglés. Lo abrí y me tocó el símbolo de talento. Hasta ahí bien, todos contentos.

Pero, de repente, saca un libro de cuentas y me pide dinero. No me dejaba irme. Decía que me había leído el futuro y que debía pagar para que se cumpliera. Le dio todo lo que había en la cartera (unos 50 yuanes, porque lo demás estaba escondido para que no me lo robaran). Enfadado, me volvió a enseñar el libro de cuentas: había una columna donde ponías tu nombre y otra donde ponías la cantidad y afirmó que lo mínimo eran 100 yuanes.


Le volví a enseñar la cartera: estaba vacía. No hay más. Con mala cara, me dio un boli. Lo apunté. Pero… no me dejaba levantarme. 


Por fin me dejó ir… pero el monje me vino a decir:

“No pagas, no talento”


A ver… que los dioses me amparen. Jajaja

China: Día 19 – Pingyao: Visita a la muralla y Summer Festival


Después de vivir el timo de los monjes, visité la Casa de Lei Lutai, perfectamente conservada.

También fui a otros templos, donde no me timaron. Ya, cada vez que veía a un monje, salía corriendo.




Y acabé recorriendo un poco de la muralla, para disfrutar de las vistas de los tejados tradicionales. Son tan bonitos que te trasladan a otra época. 





Para terminar, cuando anocheció pude disfrutar de un festival que estaban haciendo en la puerta de la muralla, fuera del casco histórico, en la zona nueva. Parecía un concurso de talentos y estaban retrasmitiéndolo por la tele. Lo más llamativo fue un concurso de baterías. El ejército lo estaba supervisando todo. Fue curioso.

 


Cuando me cansé de estar de pie entre tanto militar vigilante, volví a mi albergue mientras paseaba por Pingyao de noche, todo iluminado. Si es bonito de día, de noche es precioso.

China: Día 13 – Kunming: Cómo llegar al Upland International Youth Hostel


Gracias al único taxista que quiso cogerme en todo Kunming llegué al hotel. Allí había dejado el equipaje en consigna,  porque para esa noche había reservado en el Upland International Youth Hostel. Este albergue sí que acepta el carnet de alberguista. Parece un hotel. Aunque la recepción es muy pequeña, el edificio es bastante grande y las habitaciones también.

En recepción hablan perfectamente inglés, (vaya, serán de los pocos en esta ciudad que lo hablan) y te dan toda la información turística que necesites. La cafetería-restaurante es algo cara, pero sirven buena comida; aunque las Coca-Colas son más caras que en las tiendas de alrededor y no dejan traerse bebida de fuera.

La terraza está muy bien, pero como llovía a mares, pues no disfruté de nada. Normalmente suelen hacer actuaciones y conciertos en ella los sábados.

El hotel también vende cubos de noodles a un precio asequible y las habitaciones están limpísimas.

La única pega es que sólo hay wifi en el hall y en la cafetería.


El hotel no hace reservas de trenes. Las chicas me explicaron cómo llegar a la estación de tren y allí gestionar todos los desplazamientos que me quedaban en China, porque todos iban a ser en tren.

En la estación, fui directamente al mostrador de información. Un señor poco amable, me indicó, sin ganas, que fuera a una ventanilla en concreto. Llamó por el walkie y, de repente, aparecieron algunos de los letreros de la estación en inglés y los anuncios también (esto sucedió igual en todas las estaciones en las que estuve durante mi viaje).

En la ventanilla en cuestión, me esperaba el único empleado que hablaba inglés. Al principio, de mala gana, me indicó que en todos los trenes que yo llevaba apuntados (y que estaban en chino, gracias a las chicas del hostal que me lo habían escrito) sólo quedaban plazas de pie o en asiento duro. ¿20 horas de pie?

Reservé el único en el que me dijo que había litera, el de Pingyao a Datong (y encima, era el único que cogía por la mañana…). Cuando vio mi pasaporte, le cambió la cara. Asombrado, dijo “Shibaya!”, y cambió la cosa. Habló un poco de fútbol y me trató muy amablemente. Hasta me buscó vías alternativas a mi viaje para que pudiera ir en trenes con horarios parecidos, aunque fuera sentada, pero no de pié.

El poder del fútbol…

Cómo llegar al Upland International Youth Hostel

▪  Desde el aeropuerto: coge el bus 1 hasta el final de línea (West Inn) por 25 yuanes y luego un taxi, por 10 yuanes.

▪  Desde la estación de tren: coge el bus nº2 hasta Wenmiao y camina 600 metros o coge el bus nº1 y bájate en QingYu Jie.

🚖  En taxi, la distancia es de 4km y suele costar 15 yuanes.

▪  Desde West Bus Station: coge el bus nº80 hasta XiHua Yuan (la décima parada) allí enlaza con el bus nº95 y bájate en QingYun jie.

🚖  En taxi, la distancia es de 8km y suele costar 25 yuanes.



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➤  China: Día 14 – Más de 20 horas en un tren en China



Vietnam: Día 13 – Visitando la Ciuadela de Hue


No tenía mucho tiempo disponible en Hue, ya que mi verdadero objetivo era llegar a Hoi An al día siguiente para disfrutar de una ciudad parecida a Pingyao (o eso me habían dicho). Con ese poco tiempo, decidí visitar lo más representativo de Hue: la Ciudad Imperial. Una pena que no pudiera ir a las tumbas que hay alrededor del pueblo, pero ya quedaban alejadas y, para cuando llegara, ya estarían cerradas.

El complejo de la Ciudadela Imperial está considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, una gran fortaleza cuyo palacio perteneció a la antigua ciudad de Hue, capital de la Dinastía Nguyen durante 140 años (1805 – 1945). Llegó a convertirse en la estructura más grande jamás construida en el Vietnam moderno, contando con cientos de trabajadores y con un área de 520 hectáreas. Está comprendida en una circunferencia de 10 km de contorno, bordeada por una muralla llena de cañones y artillería, y un complicado sistema de canales que servía de protección y también como abastecimiento de agua, aprovechando que el Río de los Perfumes está a sólo 7 km.

Dentro del complejo hay un total de diez majestuosas puertas que llevan a la Ciudadela y a la Ciudad Prohibida. La primera servía para proteger los palacios y la segunda era el lugar donde vivía la familia real y la corte. Se construyó utilizando como modelo la Ciudad Prohibida de Pekín.

En 1885, el ejército francés atacó la ciudad, quemó la biblioteca y destruyó todo lo que pudo, aunque los emperadores continuaron viviendo en ella.

En1968, durante la Batalla del Tet, los norvietnamitas y el Vietcong atacaron Hue, matando a más de 2500 personas. Los estadounidenses respondieron arrasando la ciudadela y usando napalm en el palacio imperial. De los 160 edificios que había en su interior, hoy sólo quedan diez.

Dentro de la Ciudadela Imperial puedes ver:

Puerta de Ngo Mo
Palacio de Thai Hoa
Sala de los mandarines
Sala de lectura del emperador
Teatro Real
Jardines de Co Ha
Ciudad Púrpura Prohibida.
Residencia Truong San
Residencia Dien Tho
Complejo del templo de Thai To Mieu
Nueve cañones sagrados.

La visita es muy interesante, sin embargo, hay poca información y, a veces, se siente uno muy perdido andando por allí y viendo una sucesión de edificios sin significado aparente.

En la mayoría de los pabellones cubiertos hay tiendas de recuerdos y de bebidas. No son muy caras.


Cuando me harté de ver edificios y alguna que otra reliquia en el Museo de Antigüedades (en el que había wifi gratis), volví paseando hasta el mercado de Dong Ba (atestado de gente), callejeé un rato y llegué al hotel reventada. No había estado mucho tiempo en Hue, pero estuvo muy bien aprovechada la visita.
Dong Ba Market

Precio de la entrada a la Ciudadela Imperial de Hue: 150.000 VND




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➤ Vietnam: Cómo ir de Hue a Hoi An


China: Vuelta a casa - Se acabaron los fideos


Tras casi un mes de viaje vuelvo a casa con cinco o seis kilos menos, que ya me estoy encargando de recuperar 😉 Por suerte, conseguí hacer todas las etapas programadas menos la de Leshan, ya que hubo un problema con los trenes y tuve  que quedarme un día más de lo previsto en Pingyao y perder otro día viajando en tren.

Un país maravilloso, lleno de contrastes y de cosas que aún chocan mucho en occidente, aunque cada vez se parecen más a nosotros, sobre todo en las grandes ciudades. Con un nivel de vida cada vez más alto, con un consumismo cada vez más grande y una brecha entre los más ricos y la miseria extrema que se percibe en cada esquina.

El que esté pensando en visitar China, que lo haga ya antes de que cambie del todo, porque el país lo está haciendo a pasos agigantados y se nota como están perdiendo su esencia y sus costumbres americanizándose rápidamente (aunque para ellos sea un insulto). Grandes marcas recorren las ciudades, tiendas de lujo (cada vez más) enfrente de chabolas. Cochazos, que ni yo sueño con tener, aparcados al lado de unas niñas sucias meando en la calle porque viven en la miseria…

Y construcción, construcción y más construcción por todos lados. Te cansas de tanto anuncio de inmobiliarias, de ver paisajes idílicos como los de Guilin, destrozados por tanta grúa en el horizonte. Pisos vacíos por doquier. Hay muchos chinos, pero no creo yo que sean suficientes para llenar tanta casa.

Están creciendo mucho, demasiado rápido. La duda está en si sabrán asimilarlo…

Vietnam: Día 14 - Usando la entrada turística de Hoi An


Después de descansar de tanto coche en el hotel, me fui a descubrir Hoi An. Me habían dicho que era como Pingyao (en China), pero me decepcionó bastante. Es una ciudad totalmente turística y, aunque el paisaje con su río y sus casas tan bien conservadas sea precioso, lo poco salvaje que vi en Pyngyao en cuanto te alejabas un poquito del centro, o antes de que llegaran los autobuses de turistas, aquí no lo vi. Aunque, si no has visto esta ciudad medieval china antes, puede que Hoi An te impresione.

Lo primero que hice fue comer y tomarme un café vietnamita en la calle del hotel, después compré las entradas para ver el centro en una taquilla que había justo donde empezaba la zona peatonal.


Estas entradas sirven para ver tan sólo 5 de los 18 edificios que hay abiertos al público y el dinero recaudado se supone que va a parar al mantenimiento de los edificios. También puedes visitar el centro sin necesidad de comprar ninguna entrada, paseando.

Los sitios para visitar no me gustaron mucho, la verdad. Era tal el circo turístico que habían perdido su esencia antigua, llenándolo todo con mostradores para que compraras. Tan sólo los templos y el Puente Japonés llamaron mi atención.

Los museos son pequeños y las casas antiguas, aunque están muy bien conservadas, no se pueden visitar bien. No se disfruta. En la entrada te piden el ticket, te sientan en unas sillas y te hacen esperar hasta que viene una guía. La casa está atisbada de guías y grupos, no se puede casi ni andar y hacer una foto ya… ni te cuento. La guía  enseña una habitación antigua, subes la escalera, ves el balcón y un salón, como puedes. En todas las estancias, los muebles y las fotografías antiguas conviven con los artículos de venta al turista, una pena que distorsiona todo. Cuando la guía termina su explicación de 5 minutos, insiste en que compres algo para el mantenimiento. Los precios son mucho más caros que fuera.


Después de ver varias de estas tiendas encubiertas y gastar mis tickets a lo tonto, descubrí que lo mejor que tiene Hoi An no está ahí, sino en sus propias calles. Así que el resto del día me lo pasé curioseando por ellas una y otra vez. El centro es pequeño, se recorre pronto.


Compré un montón de recuerdos en las tiendas que hay junto al río y fui a una tienda japonesa (al final cada uno tira para lo suyo) para cargarme más de cosas. Ya la mochila casi no cerraba.

En el mercado, aproveché para comprar los filtros-cafetera tan graciosos en los que te sirven aquí el café. A un precio irrisorio. Así me acordaría de Vietnam cuando volviera a casa disfrutando de un café hecho a la manera tradicional.

Cuando el mercado cerró crucé el puente de los dragones para ver el mercado nocturno. Este está más orientado a los souvenirs y se regatea mucho.

En los alrededores del río no paraban de aparecer vendedores de todo tipo: barqueros, vendedores de farolillos para que echaras al agua, de recuerdos, de viajes en cyclo… era un poco agobiante. Y había muchíiiisimos turistas. Además, era un día muy importante allí, porque se estaban celebrando un montón de bodas.


Agobiada ya de tanta gente, salí del centro para inspeccionar los alrededores. Por allí podías encontrarlo todo mucho más barato, incluso el agua. Eché un vistazo a las sastrerías y vi cómo tomaban medidas a los clientes y cómo estaban cosiendo tan tarde en los talleres.

Aquí dejo algunas de las fotos que hice de esta ciudad:


Entrada turística a Hoi An:
  • Precio: 120.000 VND
  • Sirve para tres días consecutivos.
  • Con ella puedes ver el interior de 5 edificios antiguos.
  • La Oficina de Turismo, tiene wifi gratis. 

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