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Vietnam: Día 18 – Mi último día en Ho Chi Minh


Mi último día en Vietnam lo dediqué a comer, comer y comer. Y es que la comida vietnamita está tan rica... Y en el barrio mochilero había cada ganga… imposible decir que no.



El resto del tiempo, lo pasé dando vueltas por los mercadillos y por los puestos callejeros. Aproveché lo poco que me quedaba en la ciudad para hacer todas las compras de última hora. Hasta un cuadro compré, que lo tenía visto desde el primer día, pero que... cuando llegué al hotel, me di cuenta de que ¡no cabía en la mochila!


Así que por la tarde, entre plato y plato, a buscar maletones baratos por todo el centro de Ho Chi Minh. Al final, éste fue el resultado:


Y es que ya, no sólo no cabía el cuadro, sino que había comprado tantos regalos (porque todo estaba baratísimo), que no había manera de cuadrar el equipaje. Y eso que el gorro lo llevaba puesto todo el rato para ahorrar espacio. Pero en la nueva maleta, cabía hasta yo metida en ella...

Con los maletones (y el gorro), cogí el autobús para el aeropuerto. Todavía me quedaban más de 25 horas hasta llegar a casa, con dos escalas: una de 4 horas en el asqueroso aeropuerto de Guangzhou (estoy deseando que amplíen la zona donde esperan los viajeros de transfer), y otra de otras cuatro horas en París.

Y el primer avión, en el que viajé con la China Southern Airlines, seguía con sus viejas costumbres. Y es que, para los chinos, Don Benito sigue siendo lugar de referencia de todos sus mapas de la Península Ibérica.  😄


Vietnam: Día 17 – Visita de un día al Delta del Mekong. ¡Pobres caballos!


Mi última visita en Vietnam la iba a dedicar al Delta del Mekong. Era una pena que no tuviera más tiempo para poder estar allí dos días al menos, pero no quería perderme la oportunidad de ir, aunque fuera un solo día.

La mejor manera de visitar el Delta es contratando una excursión con una agencia. Ir por tu cuenta exige depender de las estaciones de autobuses, y los horarios y los tickets son un jaleo; o ir en coche privado con conductor.

Mi excursión la contraté en la misma agencia en la que había estado durante mi primer día en Ho Chi Minh. Como me había ido muy bien con la salida hacia Cu Chi, decidí probar suerte con ellos otra vez.

Se sitúa en la zona mochilera de Pham Ngu Lao, muy cerca de Ben Tanh Market. Se llamaba Gnocc Mai y está en el número 169, en frente de un gran parque. Me costó 190.000 VND, con comida incluida.

La salida era a las 8’00 pero, como ya estaba acostumbrada, acabamos saliendo a las 9 y pico. Mientras tanto, nos entretuvimos con este vendedor que bailaba a la vez que cogía el dinero que le daban por comprar uno de los dulces que tenía en la cabeza. Un fenómeno, el tío.


La primera parada fue a una rest room sin mucho sentido. Allí vimos un taller venido a menos, en el que unos vietnamitas hacía pinturas lacadas. No estaban trabajando, pero hacían como si lo estuvieran. Se notaba un montón el circo. Al final del taller había una tienda pequeña de porcelana y pinturas.

De vuelta al autobús nuestro guía nos fue contando lo que íbamos a ver a lo largo de la excursión. No era Jimmy Jo, que tenía más gracia e incluso se acordó de mí cuando nos vio de nuevo en la agencia y ya habían pasado dos semanas desde nuestra excursión a Cu Chi. Este guía era más sieso.

La entrada al Mekong Delta la hicimos por My Tho, la capital de la provincia de Tien Giang, tres horas más tarde. De la ciudad no vimos nada. Sólo nos paramos en su maravilloso templo: la Pagoda de Vinh Trang, que tiene enormes estatuas de Buda. Dentro vimos cómo rezaban algunos monjes, incluso nos invitaron a pasar a la sala de oraciones. Y a ver, también, cómo eran llamados para el almuerzo.


Subimos otra vez al autobús para bajarnos al poco tiempo y montarnos en un barco en el que daríamos una vuelta por el Mekong. El barco nos dejó en Unicorn  Island. Allí nos recibieron en un restaurante para contarnos las lindezas de los productos que realizaban con la miel que sacaban de sus abejas. Nos dieron té y frutas, y nos dejaron coger un panal y conocer a una gran serpiente. Luego, sutilmente, nos invitaron a que compráramos cremas, té y caramelos hechos con miel.



El barco nos llevó a otra parte de la isla. Olía fatal. Era la del taller de caramelos de coco. Y lo que olíamos era a cocos podridos que tiraban al suelo. Cuando nos acostumbramos al olor, probamos unos cuantos caramelos y acabé comprando una bolsa por 1€. El proceso de fabricación, más artesanal imposible.




Nuestra siguiente parada fue para comer en un restaurante en un entorno ideal. Todo lleno de palmeras, plantas, rodeados de canales… El paisaje me encantó, incluso pudimos ver al saltarín del fango, que pueden respirar fuera del agua. Mientras los demás iban terminando de comer, podías coger una bici para darte una vuelta por el lugar.



La peor parte vino justo después. No le gustó a ninguno de los occidentales que hizo la excursión en mi grupo. En Ben Tre el guía nos dijo que íbamos a dar un paseo en caballo. Hasta ahí bien. Pero cuando vimos a los pobres caballos, se nos cayó el mundo encima. Estaban en unas condiciones pésimas. Escuálidos y maltratados. No paraban de golpearles con el látigo para que tiraran de unos carros abarrotados de turistas. Parecía que iban a desfallecer.


El guía nos dijo que teníamos que subirnos porque íbamos retrasados y nos estaban esperando al otro lado del camino. Todos insistimos en ir andando, pero no nos dejó. Aun así, manifestamos nuestro malestar y así lo dejamos patente cuando volvimos a la agencia.

Al bajarnos de los carros, nos estaban esperando unas barquitas encantadoras para dar un paseo por los canales. A mí fue lo que más me gustó. Estaba todo en silencio, parecíamos exploradores. Además, para causar esa sensación mágica, las barcas iban muy alejadas las unas de las otras.





La última atracción fue en un escenario. Allí, los habitantes de la aldea nos cantaron unas piezas tradicionales mientras comíamos fruta. Al final del concierto pasaron unas cestas para que les dejáramos propina. Y se la merecieron, aunque sólo fuera por el esfuerzo de los músicos, con esa edad…




La visita, en general, no estuvo mal por el paisaje. Pude aprender cómo vive esta gente en el Delta, qué trabajos artesanales siguen haciendo, montarme en barco de motor por el Mekong y en barquita silenciosa por los canales, conocer su música tradicional… Si no hubiera sido por lo de los caballos, todos nos hubiéramos ido tan contentos. 

Por favor, si haces esta excursión, pregunta en la agencia por el paseo en caballo y di que no lo quieres hacer. Que se lo ahorren, con tal de no ver esos ojitos sufriendo mientras ven caer el látigo una y otra vez. 

Vietnam: Día 16 - Opinión sobre el Tan Hoang Long Hotel de Ho Chi Minh


El último hotel de mi viaje dando la vuelta a Indochina lo contraté con Booking.com. Me costó 110$ para dos noches y con desayuno.

¿Dónde está el Tan Hoang Long Hotel?

El hotel está muy bien situado. Se tardan unos 15 minutos en llegar desde el Mercado de Ben Thanh, donde te deja el autobús del aeropuerto. Nguyen Hue, la céntrica calle peatonal, está justo en la esquina. Y, desde allí, puedes llegar andando a la ópera, la catedral, el lago de la tortuga, el templo hindú de Mariamman…


Justo al lado del hotel hay una casa de cambio donde cambié mis últimos euros. Aunque parezca una joyería-relojería, allí también cambian dinero a un precio razonable.

El personal del hotel

Muy amable. Me resolvieron todas las dudas que tuve rápidamente. Su gerente habla inglés con acento americano  a la perfección. Incluso me ayudó a arreglar mi mochila porque se me había roto el candado. Sacó una caja de herramientas allí mismo y lo solucionó todo.

El mostrador de recepción también sirve de agencia de viajes, aunque sus excursiones son bastante caras, te pueden ayudar a comprar entradas, tickets de tren o autobús, o alquilar un coche con conductor.

El desayuno

El desayuno se sirve en la planta baja. El sitio es pequeño, por lo que hay que levantarse pronto. Tienen un menú del que puedes elegir un plato que te hacen en ese mismo instante y una zona buffet donde te puedes echar fruta, cereales, café, té, zumo… La comida, y el hotel en general, están orientados más al turismo nacional, sobre todo por el tipo de comida que ofrecen, pero está bastante bien.


La habitación

Reservé una habitación standard superior que estaba en la planta 5ª. Las vistas eran bonitas y el cuarto era enorme. Tenía dos camas grandes, aire acondicionado, televisión, nevera, kettle con té, agua y café diarios, wifi muy rápido…


El cuarto de baño me decepcionó un poco. Por las fotos creí que iba a tener jacuzzi, pero resultó que era… ¡una bañera con esa forma!



En general, fue un buen hotel para pasar mis dos últimos días vietnamitas. 


   TAN HOANG LONG HOTEL - HO CHI MINH   
84 Mac Thi Buoi Street, Ben Nghe Ward, Distrito 1
Teléfono: +84 3827 006
info@tanhoanglong-hotel.com