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Vietnam: Día 15 – La paradisíaca playa de An Bang Beach


Después de la decepción que me llevé con la abarrotada Hoi An y de lo cansada que estaba, decidí pasar el día descansando en alguna de las playas que hay cerca de la ciudad. El hotel me dejaba las bicis gratis, así que aproveché.

Cerca de Hoi An hay dos playas muy famosas:
  • Cua Dai: a 5 km. Me dijeron que estaba llena de gente y que era muy agobiante. No te podías relajar para nada porque los vendedores no te dejaban en paz…
  • An Bang: a 3 km y mucho más tranquila.
Después de las recomendaciones que me dieron,  preferí ir a la playa de An Bang. El camino que se sigue es el mismo para las dos, todo recto, sólo que, casi al final de la carretera, aparece un desvío a la izquierda para ir a Cua Dai.

El recorrido es excepcional, lleno de arrozales, lagunillas, campesinos… y una App Store, sin nada, ni nadie cerca. Un tienda un poco rara, allí, en mitad del campo. En cuanto sales de Hoi An desaparece el tráfico y es fácil hacer el trayecto en bici. Además, no serás el único. Había tramos enteros llenos con una filita de turistas yendo a la playa.


Nada más llegar me pararon unos hombres para decirme  que les dejara la bici. No me fié para nada de ellos, pero insistieron en que estaba prohibido avanzar más con ella. Al ver que los demás viajeros se las dejaban sin problema, hice lo propio. Me cobraron unos céntimos por tener la bici vigilada todo el día.

Al bajar las escaleras hacia la playa, unas insistentes camareras, tapadas hasta el extremo para que no les diera el sol, me dijeron que me sentara en las tumbonas. Yo no quería, pero ellas seguían diciendo que era gratis. Una inglesa, que ya estaba allí tumbada, me dijo que era verdad. Era gratis todo el día. Lo único que, de vez en cuando, venía la camarera y te traía el menú para que te tomaras algo en su bar y no en el de otro. También vigilaban las pertenencias. Tenían una política admirable: si te robamos aquí, tú lo irás contando y nadie querrá venir a comprar a nuestro bar. Si te roban aquí porque nosotras estamos descuidadas, no tendrás dinero para gastarte en nuestro bar y, encima, nos darás mala fama.



Los precios eran más altos que en el pueblo, pero no mucho. Incluso eran más baratos que en el casco antiguo. Al final, todo el mundo picaba y se tomaba algo.

Vistas desde el restaurante

La playa era de una arena fina, fina. Y, cuando te metías en el mar, podías estar andando recto durante un montón de rato hasta que el agua te cubriera. En frente, la maravillosa estampa de las islas Cham.

Cómo llegar desde Hoi An a An Bang Beach 

●  Es un corto paseo en línea recta que comienza en la amplia calle Hai Ba Trung.

● Continúa todo recto atravesando arrozales y siguiendo a todos los turistas que te encuentres por el camino.

●  Pronto verás el desvío: recto para la playa de An Bang, a la izquierda para la de Cua Dai.


Cuánto se tarda desde Hoi An a Ang Bang Beach:
  • En bici: unos 20 minutos.
  • En coche: unos 10 minutos.
  • En taxi: te cobrarán unos 80.000 VND.

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Vietnam: Día 14 - Usando la entrada turística de Hoi An


Después de descansar de tanto coche en el hotel, me fui a descubrir Hoi An. Me habían dicho que era como Pingyao (en China), pero me decepcionó bastante. Es una ciudad totalmente turística y, aunque el paisaje con su río y sus casas tan bien conservadas sea precioso, lo poco salvaje que vi en Pyngyao en cuanto te alejabas un poquito del centro, o antes de que llegaran los autobuses de turistas, aquí no lo vi. Aunque, si no has visto esta ciudad medieval china antes, puede que Hoi An te impresione.

Lo primero que hice fue comer y tomarme un café vietnamita en la calle del hotel, después compré las entradas para ver el centro en una taquilla que había justo donde empezaba la zona peatonal.


Estas entradas sirven para ver tan sólo 5 de los 18 edificios que hay abiertos al público y el dinero recaudado se supone que va a parar al mantenimiento de los edificios. También puedes visitar el centro sin necesidad de comprar ninguna entrada, paseando.

Los sitios para visitar no me gustaron mucho, la verdad. Era tal el circo turístico que habían perdido su esencia antigua, llenándolo todo con mostradores para que compraras. Tan sólo los templos y el Puente Japonés llamaron mi atención.

Los museos son pequeños y las casas antiguas, aunque están muy bien conservadas, no se pueden visitar bien. No se disfruta. En la entrada te piden el ticket, te sientan en unas sillas y te hacen esperar hasta que viene una guía. La casa está atisbada de guías y grupos, no se puede casi ni andar y hacer una foto ya… ni te cuento. La guía  enseña una habitación antigua, subes la escalera, ves el balcón y un salón, como puedes. En todas las estancias, los muebles y las fotografías antiguas conviven con los artículos de venta al turista, una pena que distorsiona todo. Cuando la guía termina su explicación de 5 minutos, insiste en que compres algo para el mantenimiento. Los precios son mucho más caros que fuera.


Después de ver varias de estas tiendas encubiertas y gastar mis tickets a lo tonto, descubrí que lo mejor que tiene Hoi An no está ahí, sino en sus propias calles. Así que el resto del día me lo pasé curioseando por ellas una y otra vez. El centro es pequeño, se recorre pronto.


Compré un montón de recuerdos en las tiendas que hay junto al río y fui a una tienda japonesa (al final cada uno tira para lo suyo) para cargarme más de cosas. Ya la mochila casi no cerraba.

En el mercado, aproveché para comprar los filtros-cafetera tan graciosos en los que te sirven aquí el café. A un precio irrisorio. Así me acordaría de Vietnam cuando volviera a casa disfrutando de un café hecho a la manera tradicional.

Cuando el mercado cerró crucé el puente de los dragones para ver el mercado nocturno. Este está más orientado a los souvenirs y se regatea mucho.

En los alrededores del río no paraban de aparecer vendedores de todo tipo: barqueros, vendedores de farolillos para que echaras al agua, de recuerdos, de viajes en cyclo… era un poco agobiante. Y había muchíiiisimos turistas. Además, era un día muy importante allí, porque se estaban celebrando un montón de bodas.


Agobiada ya de tanta gente, salí del centro para inspeccionar los alrededores. Por allí podías encontrarlo todo mucho más barato, incluso el agua. Eché un vistazo a las sastrerías y vi cómo tomaban medidas a los clientes y cómo estaban cosiendo tan tarde en los talleres.

Aquí dejo algunas de las fotos que hice de esta ciudad:


Entrada turística a Hoi An:
  • Precio: 120.000 VND
  • Sirve para tres días consecutivos.
  • Con ella puedes ver el interior de 5 edificios antiguos.
  • La Oficina de Turismo, tiene wifi gratis. 

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Cómo llegar de Hoi An al aeropuerto de Da Nang


Hoi An está a 45 kilómetros del aeropuerto de Da Nang. Se tarda en llegar unos 40 minutos. 

Cómo ir de Hoi An a Da Nang

🚍 En Autobús:

●Autobuses de los hoteles: muchos hoteles ofrecen un servicio de minivans bastante baratos (alrededor de 3$ por persona). En ellas pueden viajar de seis a diez personas. Lo mejor es avisar primero a tu hotel de que quieres este servicio y reservar con antelación de, al menos, un día.

● Autobús urbano: no te va a servir, pues te va a dejar en la estación de autobuses de Da Nang y, desde allí, tendrás que buscarte la vida cogiendo un taxi hasta el aeropuerto. Con lo viejos que están y lo lentos que van estos autobuses, no merece la pena calentarse la cabeza de este modo.

● Shuttle bus: las agencias de viaje, como Sihn Café o Hoi An Express, tienen también servicios de autobuses que hacen este recorrido. Se pueden reservar online, en la propia agencia o en tu hotel. 

🚖 En Taxi:

● Tendrás que negociar bien la tarifa antes de montarte. Si te lo escriben para que no haya ningún malentendido, mejor. Suelen cobrar unos 20$, 400.000 VND

🚘 En Coche privado con conductor:

● Se puede reservar en el mismo hotel. Si el tuyo no tiene este servicio, seguro que te lo reservan a través de otro que sí que lo tenga. Es la manera más sencilla y rápida. A mí me cobraron 320.000 VND (13€).

Vietnam: Día 14 – Opinión sobre el Phuoc An Hotel de Hoi An


Este hotel lo contraté a través de Booking.com y me costó 39€, para dos noches y con desayuno. Está algo apartado del centro, hay que callejear un poco hasta llegar a la zona antigua, pero se hace ameno el camino.

El hotel está rodeado de cafeterías y restaurantes, es una calle muy estrecha, con muy poco tráfico y tranquila. También hay algunas agencias de viaje por allí. Justo al lado, hay un restaurante muy barato, con wifi y con una comida y un café excelentes.


Es bastante nuevo y está limpio. Al lado de la recepción tienen un mostrador para darte información turística y también te ayudan a realizar otras reservas. A pesar de ser tan nuevo, no tiene ascensor y es un engorro subir tantos pisos andando cargando con el equipaje.

En la primera planta hay una pequeña piscina que abre hasta por la noche y hay wifi gratis en todo el edificio, en los restaurantes del alrededor y en el centro histórico de Hoi An. También hay un servicio gratuito de alquiler de bicicletas.


Nada más llegar al hotel, me dieron un zumo gratis mientras hacían el check in. La habitación era amplia, tenía dos grandes camas, aire acondicionado, kettle y una tele. Las ventanas no cerraban muy bien, pero eso era lo de menos. Estaba todo limpísimo.


El desayuno fue un poco más escaso que en el resto de los hoteles en los que había estado hasta entonces por allí, pero no estaba tampoco mal.

Todo fue bastante bien hasta la última noche. Cuando me cabreé bastante. Bajé para pagar y dejarlo todo listo entonces porque tenía que salir al día siguiente a las 5’00 de la mañana. Había alquilado un coche para ir al aeropuerto de Danang allí mismo, en su agencia de viajes. Cuando pagué le dije a la chica de recepción que si tenían un servicio de desayuno para llevar, porque me iba a ir muy temprano y no me iba a dar tiempo a tomar nada por la mañana. No pedía nada gratis, insistí en que si lo tenía que pagar a parte, lo pagaba.


La chica me dijo que no había problema, que al día siguiente tendría una bolsa en recepción y un coche esperándome a las 5’00.

A la mañana siguiente bajé las escaleras cargada porque, como he dicho, no hay ascensor y yo estaba en una planta muy alta. Tanto el primer piso, como la planta baja, estaban sin luz. Me costó un montón llegar a recepción. Justo cuando llegué a la planta baja, me encontré con dos hombres durmiendo en el salón, frente a la recepción, en dos hamacas, tumbados boca abajo. Todo esto sin luz, me asusté bastante porque no me lo esperaba.

Fue muy violento porque yo estaba allí esperando a oscuras y no se despertaban ni tosiendo, ni haciendo ruido… nada. Al final, di unos golpecitos en el mostrador y uno de ellos se despertó asustado. Le dio a la luz y me dijo muy extrañado que qué quería. Le dije que estaba esperando al chófer, que lo había contratado con ellos y que ya estaba todo pagado.

El hombre despertó al otro. Empezaron a buscar papeles con mis datos, pero no encontraban nada. Del desayuno, ni rastro. Allí no había nada para mí, ni siquiera el taxista. Harta ya, porque iba a perder el vuelo, empecé a ponerme de los nervios. Al verme así los durmientes, llamaron por teléfono al que se supone que me tenía que llevar en coche. ¡Se había dormido! Me dijeron que llegaría en unos minutos y me acompañaron a la puerta.

Allí me tenéis, con los hombres durmiéndose de pie, de noche, esperando y esperando mientras veía pasar las ratas de un lado a otro de la calle. Y es que Hoi An está llena de ratas más grandes que mi cabeza.

Como seguía sin venir, volvieron a llamarlo. En total, más de media hora esperando. De mala gana, apareció un hombre, que ni siquiera me ayudó a meter (ni a sacar luego) mi equipaje  en el maletero. Tuve que ir todo el camino con la ventanilla bajada, a pesar del frío, porque se le iban cerrando los ojos mientras conducía. Un peligro.

Casi no llego a mi vuelo. Un desastre. 



   PHUOC AN HOTEL - HOI AN   
39 Tran Cao Van Street, Hoi An, Quang Nam, Vietnam 
Teléfono:  +84 5103916757




Vietnam: Día 14 – Disfrutando de las vistas de Hai Van Pass


Muy temprano me despedí de la señora del hotel de Hue y me monté en el coche que le había alquilado para ir a Hoi An. El precio fue de 50$ con conductor que hablaba en inglés, mucho más barato que si lo hubiera contratado a través de su página web.

El viaje en coche lo hicimos por carreteras montañosas, serpenteantes y con un buen paisaje. El conductor me paró en un llano para que me hiciera fotos con unos búfalos que estaban pastando por allí.

El acuerdo fue que me pararía en Lan Co Beach para que me bañara un rato en la playa (algo que no hizo), Hai Van Pass y en las Montañas de Mármol de Danang.

La primera parada fue en Hai Van Pass, el Paso de la Nube sobre el Océano, un puerto de montaña, de 21 km, que se encuentra en la Carretera Nacional 1Z. su nombre proviene de la neblina que sube normalmente del mar y que se puede ver desde la montaña.

La carretera que lleva hasta allí es todo un reto para los conductores y los arcenes están llenos de flores y altares en honor a las personas que han muerto en ella. Desde el 2005 existe una alternativa mucho más rápida, más segura, pero menos atractiva desde el punto de vista del paisaje: atravesar el túnel más largo del Sudeste Asiático, cuya longitud es de 6’28 km.

El puerto emerge al oeste de la cordillera Annamita, una cadena montañosa que se extiende por Laos, Vietnam y Camboya, y se une al Mar del Sur de China, formando la Península de Hai Van y la Isla de Son Tra. En su día, sirvió de frontera natural entre Vietnam y el reino de Champa.



En la cima puedes ver los restos de un fuerte francés acribillado a balazos, que más tarde aprovecharon los ejércitos del EEUU y Vietnam del Sur. No es que merezca mucho la pena el ascenso para ver el fuerte. Éste está muy deteriorado y el camino está lleno de piedras que escurren. Pero las vistas son magníficas y el acceso es gratuito. 

En el aparcamiento hay una cafetería y unas cuantas tiendas.


Allí estuve un rato echando fotos hasta nuestra siguiente parada: las Montañas de Mármol.