Después de tener todos los problemas que os conté
con el taxista del hotel de Hoi An, casi no llegamos a tiempo al vuelo. Corriendo
sin parar, por fin, nos pusimos en la cola para el check in.
Volamos con la compañía JetStar Pacific. La reserva
la habíamos hecho a través de su página web y nos había costado 116$. Esta es
una de las low cost por excelencia de Vietnam. Ya la habíamos utilizado el año
pasado en nuestro viaje a Nueva Zelanda, pero esta vez fue mucho peor.
En la página web te cobran por todo, como es
habitual en las low cost: se incrementa el precio por tu equipaje, por pagar
con tarjeta de crédito aunque no te dejen otra opción, por el tipo de asientos…
Nunca me había arrepentido de no pagar suplemento en un vuelo, hasta éste. Fue horroroso.
Nos ofrecieron pagar un poco más por tener asientos más anchos. Dijimos que no
y… fue incomodísimo.
Los asientos no están hechos ni para el tamaño
asiático. Yo soy, más o menos, de su estatura y ocupo un lugar parecido al de
ellos, y acabé hasta las narices. No me quiero ni imaginar cómo lo debe pasar
alguien alto. Un horror.
Además de eso, la gente que nos encontramos en el
vuelo era de lo peor. A voces por todos sitios, empujando a pesar de tener cada
uno su asiento… Pero, lo más increíble: que muchos llevaban casco. Sí, os lo
juro. Muchas personas mayores que no paraban de empujarme para entrar en el
avión, iban con su casco puesto porque les da miedo. Pero, si se cae el avión…
el casco no les va a servir de mucho. Pues nada, me empujaban hasta con el
casco. Un desastre.
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¡Menos mal que el vuelo de Da Nang a Ho Chi Minh
sólo duró una hora y media!
Lo mejor de todo fueron las vistas desde el avión.