Día 2 –
Recorriendo el Norte de la isla
1. Observatorio
Astronómico Roque de los Muchachos: el pico más alto de la isla alberga uno de
los observatorios astronómicos más prestigiosos del mundo. En él se ubican 15
telescopios fruto de la colaboración internacional de 19 países. Meses antes de
mi visita a la isla reservé una visita guiada al complejo y al GRANTECAN, el
Gran Telescopio Canario. Sin duda, merece la pena conocer este observatorio por
dentro.
2. Mirador del
Roque de los Muchachos: una vez acabada la visita al observatorio, otra
carretera llena de curvas lleva al cercano aparcamiento del mirador. Desde allí
sale un pequeño sendero hasta el Espigón del Roque, desde
donde hay unas magníficas vistas.
3. Dragos de
Buracas: una hora de carretera recorriendo el interior de La Palma, me llevó
hasta Las Tricias, una pequeña población agrupada en torno a una plaza, una iglesia
y algunos restaurantes.
A las afueras
del pueblo se encuentra el Museo del Gofio y el inicio del sendero que lleva a
la zona con mayor concentración de dragos del archipiélago. Enormes dragos
aparecen a los lados de la senda, siempre hacia abajo y con el océano al fondo.
Es un paisaje realmente bello. En medio de este peculiar camino me topé con El Bio Café Finca Aloe, un restaurante muy particular en el que aproveché para
comer.
4. Parque
Cultural La Zarza: después de ir al Porís de Santo Domingo y ver que no merecía
nada la pena el camino hasta allí, emprendí el rumbo hacia la parte más al
norte de la isla para conocer más sobre su historia. Por el camino, me topé con unos caminos llenos de almendros en flor y de viñedos. Parecía estar en cualquier otro sitio, menos en la imagen que se tiene típica de Canarias.
Tagalguén (nombre
prehispánico de Garafía) pudo ser uno de los cantones más poblados de toda la
isla, posiblemente con más de mil benahoaritas a finales del siglo XV. Las
estaciones de grabados rupestres que tiene Garafía suponen más del 70% de los
yacimientos arqueológicos de este tipo que se conocen en La Palma. El parque
ofrece una sencilla ruta para conocer la vida de estos habitantes. Precio de la
entrada: 2€
5. La Fajana:
las carreteras del norte y del interior están llenas de curvas, de niebla y de
verde. Un paisaje precioso que me acompañó hasta llegar de nuevo a nivel del
mar.
Las piscinas
naturales de La Fajana ofrecen un cuidado complejo compuesto por tres charcos
protegidos del oleaje y varios chiringuitos. El charco más grande tiene una
bonita cascada que se activa en verano. Los tres son preciosos y están llenos
de pececillos. Las playas del norte son mucho más salvajes y frías que las del
sur, pero aún así, en días buenos suelen llenarse pronto.
6. Laguna de
Barlovento: no hacía tiempo para bañarse. De hecho, hacía un viento y un frío
tremendo, por lo que después de deleitarme un poco con las vistas de La Fajana,
me fui un poco más al interior para pasear por una de las áreas recreativas más
famosas del norte de La Palma, la Laguna de Barlovento. La laguna es un embalse
situado en un cráter y que estaba tapiado cuando yo fui (y seco). Pero, en
frente, está el área recreativa que cuenta con una pequeña lagunilla, un
restaurante, un camping y varias zonas de paseo y descanso en plena naturaleza.
7. San Andrés y
Sauces: mi última visita del día la hice a una de las villas más bonitas de la
isla y el que fuera el núcleo comercial más importante del noreste de La Palma.
Su iglesia renacentista, su plaza y sus hermosas casonas recuerdan su glorioso
pasado.
Descendiendo
por sus calles hasta el mar, pronto aparece el sendero que lleva hasta el
famoso Charco Azul. El complejo está integrado por
una piscina grande, una infantil y una pequeña cala de piedra volcánica que se
conoce como el Charco de las Damas.
De
vuelta al pueblo, emprendí la el camino por las carreteras que lo rodean llenas de
plataneras, hasta llegar a Santa Cruz para cenar.