Hay quienes
sólo vienen a La Palma en busca de sol y playa. Pero para mí, lo mejor es
alquilar un coche y dedicarle varios días a descubrirla. La Palma es pequeña,
pero tiene mucho que ofrecer. Y es que, tanto el clima, como el paisaje, varían
mucho de un lugar a otro de la isla. Sus costas desérticas, sus paisajes volcánicos
y su interior lleno de tupidos bosques de laurisilva y pinares, están llenos de
senderos que llevan a rincones de cuento.
Por si te
sirve de ayuda, aquí te dejo el itinerario que realicé por La Palma durante un
puente. Se inicia en Fuencaliente y atraviesa los lugares más importantes,
dedicando medio día también a avistar cetáceos.
Día 1 – Hacia
el sur de la isla
1. Fuencaliente:
después de descansar un poco en el hotel, mi primera excursión por La Palma la
realicé yendo a este municipio canario para comer. Su nombre proviene de la
fuente de aguas termales que fue sepultada por las lavas del Volcán de
Fuencaliente en el siglo XVII. Y es que este pueblo ha sido asolado por varias
erupciones a lo largo de la historia. La última fue la producida por el Volcán
Teneguía en 1971. En su centro histórico-artístico podrás ver la Iglesia de San
Antonio Abad (XVI) y algunas casas típicas canarias. En su calle principal hay varios
bares y restaurantes para disfrutar de raciones de comida tradicional.
2. Volcán San
Antonio: después de comer me dirigí hacia el Centro de Interpretación del Volcán de San Antonio, a escasos kilómetros de Fuencaliente. En este recinto podrás caminar
por parte del borde del cráter, así como disfrutar con las maravillosas vistas del
Monumento Natural de Los Volcanes de Teneguía, espacio
protegido cuya forma es fruto de las erupciones del volcán de Cumbre Vieja
provocadas en 1677. Precio de la entrada: 3’5€
3. Faro de
Fuencaliente: aunque se puede llegar andando desde el Volcán San Antonio (Ruta del bastón), cogí
el coche para realizar el camino que llega hasta la Punta de Fuencaliente,
atravesando carreteras de ambiente desértico y volcánico en las que, de vez en
cuando, aparecían algunas plataneras.
Un poco antes
de llegar al océano, aparece el Faro de la Punta de Fuencaliente (1903) y, un
poco más abajo, Las Salinas de Fuencaliente, un gran complejo salinero que
abarca cerca de 37.000 metros cuadrados. El edificio del museo hay un
restaurante y una terraza-cafetería y una tienda en la que podrás adquirir
productos típicos de la tierra, como Sal Teneguía o rapadura. También venden
Flor de Sal, una capa delgada de sal que se forma en la superficie del agua de
mar de las eras de cristalización de las salinas marítimas. Se considera la sal gourmet por excelencia.
4. Puerto Naos:
la última parada del día me llevó hasta este coqueto núcleo turístico presidido
por una playa de fina arena negra desde la que se observan preciosos atardeceres.
Es la playa más grande de la isla y luce Bandera Azul desde el año 2007. Su origen
es volcánico, aunque conserva ligeras tonalidades verdes procedentes del polvo
de roca de olivina. Su paseo marítimo está lleno de chiringuitos amenizados con
música en directo y tiendas de souvenirs.
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