Cómo es la visita a las Salinas de Fuencaliente



Desde el Centro de Interpretación del Volcán de San Antonio, parte un sendero que lleva al Faro de Fuencaliente, una ruta que desciende desde el volcán hasta llegar al mar, recorriendo parte del GR131 o Ruta del Bastón. El sendero es sencillo, pero no hay sombras, ni agua.



No obstante, también puedes disfrutar de las maravillosas vistas que ofrece la posición alta del Centro de Visitantes (el interior del cráter del Volcán de San Antonio y el Volcán Teneguía al fondo) para luego coger el coche y descender entre paisajes desérticos hasta el faro.


El Faro de la Punta de Fuencaliente comenzó su funcionamiento en el año 1903 con materiales que trajeron desde Gran Canaria. Aunque los edificios que ves ahora es el resultado de las múltiples renovaciones que se han llevado a cabo a lo largo de su historia. Y es que, en sus poco más de cien años, ha sufrido varios terremotos, así como las erupciones del Volcán de San Juan (1949) y del Volcán Teneguía (1971). Durante los últimos años en los que funcionó como faro lo hizo de manera automática, por lo que el farero sólo iba en días alternos a ver si todo iba bien. En 1985 dejó de utilizarse y en 2006 se inauguró un museo en su interior. Este punto representa un lugar de suma importancia para los amantes de los deportes, pues es el punto de partida del acontecimiento deportivo más importante del archipiélago: La Transvulcania.


Puedes dejar el coche en la explanada que hay justo delante del faro y observar las maravillosas vistas que hay desde el mirador, junto a una gran cruz de piedra, para observar las salinas, el mar y la Playa del Faro de Fuencaliente a la derecha. Dicha cruz es un homenaje a los cuarenta jesuitas que murieron en estas aguas a manos de los piratas en 1570. Los llamados Mártires de Tazacorte.


A la izquierda, puedes dar un corto paseo hasta las Salinas de Fuencaliente, un complejo salinero perteneciente a la familia Hernández Villalba, quien continúa abasteciendo de sal a la isla desde 1967. Sus 37.000 metros cuadrados han sido declarados Espacio Nacional de Interés Científico. Su importancia es tal que, de las siete salinas que existen en las Islas Canarias, ésta es la más importante de las tres que siguen en funcionamiento, además de ser el lugar de nidificación de muchas aves migratorias. El acceso al sendero que las recorre es gratuito.


El complejo de las salinas también alberga el Jardín de la Sal, un restaurante temático en el que su terraza y las ventanas panorámicas de su interior ofrecen una espléndida vista sobre el atlántico. En cada mesa del restaurante se ofrece una degustación de los diferentes tipos de sales de Teneguía.


Antes de acabar tu visita a este mágico lugar, te recomiendo que te pares a curiosear en la tienda de recuerdos. En ella podrás comprar un botecito de Sal Teneguía, souvenirs de la isla y delicassen típicas, como la dulce rapadura. También venden Flor de Sal, una capa delgada de sal que se forma en la superficie del agua de mar de las eras de cristalización de las salinas marítimas. Se considera la sal gourmet por excelencia.




















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