A tan sólo unos 20 km de Madrid se encuentra uno de los humedales más importantes del Parque Regional del Sureste: la Laguna del Campillo, un lugar de gran riqueza ecológica que te permitirá disfrutar de la naturaleza a lo largo de un camino corto y sencillo, que no requiere mucho esfuerzo físico.
Su origen es artificial, ya que surgió por afloramiento del agua subterránea tras la extracción de áridos. Las aguas son el resultado de las antiguas explotaciones de gravas que tuvieron lugar en esta parte de la cuenca del Jarama durante los años sesenta y setenta, cuando se llevaron a cabo excavaciones por debajo del nivel freático. Más tarde, cuando la actividad se abandonó, se restauró el entorno formando la actual laguna que tiene una profundidad máxima de 20 metros.
Cómo es la Senda de La Laguna del Campillo
El coche lo puedes dejar en el aparcamiento que hay al lado de las vías. La señal de la entrada la verás al llegar a la glorieta que hay a la entrada de Rivas-Vaciamadrid. Esta indica el desvío hacia la derecha, desde donde sale un camino de tierra.
Una vez dejado el coche, dirígete hacia el puente por el que pasa el tren. Allí verás, a tu izquierda, la entrada al parque donde se inicia la ruta. Justo esta zona está bastante abandonada, todo lleno de grafitis y sin apenas mantenimiento. Pero más adelante, el entorno mejora y merece la pena.
Durante este tramo, la senda transcurre entre las dos aguas: por un lado, puedes ir disfrutando de los miradores que te ofrece el camino para observar las aves que nadan en la laguna; por el otro, te encontrarás con pequeños desvíos a la derecha que te llevarán a las orillas del Jarama. Una belleza increíble en pocos metros.
Las riberas de la laguna y del río aportan una valiosa humedad que enriquece la biodiversidad de la zona, ya que su entorno está entre los más áridos de la región madrileña, con unas precipitaciones que apenas superan los 400 l/m2 al año. Existen algunos paneles explicativos sobre algunas de las plantas que te irás encontrando: zarzamoras, rosales, álamos, olmos, sauces, chopos...
A unos 1'8 km desde el inicio de la ruta, aparece un desvío a la izquierda para atravesar el Centro de Educación Ambiental El Campillo. El lugar está cercado con una valla que se construyó reciclando las antiguas traviesas del ferrocarril del Tajuña. En su interior hay una exposición de cabañas, un hotel de insectos, un bonito huerto ecológico y un original edificio construido sobre las aguas de la laguna.
Es curiosa la figura a tamaño real de un elefante y su cría para recordar la época en la que estos animales habitaban las tierras de Madrid.
También hay un puesto de observación desde el que podrás intentar divisar algunas de las especies que pueblan la laguna: galápagos, culebras, cangrejos, milanos, ratas de agua, cormoranes, garzas...
Visitado el centro, volverás a la senda que continúa bordeando la laguna acercándose al lugar de inicio.
Extensión: continuación por los Cortados de Rivas
Para ello tienes que llegar al Bosque de la Ribera. Una vez estés en el camino de retorno al parking, aparecerá a tu derecha un bosquecillo con un aparcamiento y una zona de picnic con sombras frondosas. Desde allí salen varios caminos hacia la derecha. No hay pérdida porque están muy marcados (aunque no señalizados) y todos van cuesta arriba hacia los cortados.
Estas formaciones se fueron creando hace unos veinte millones de años a partir de las sales que sedimentaron en el fondo de las antiguas lagunas y que dieron lugar a los yesos de los que están hechas al evaporarse y acumularse hasta alcanzar los 150 metros de espesor.
Justo en la parte de arriba hay una senda muy bien marcada y ciclable desde la que se obtienen unas bonitas vistas de la laguna y de su entorno y que acaba también en el aparcamiento del principio.
🏃 Llévate agua, crema solar y un buen calzado.
🏃 Longitud: 4'5 km (Rodear la laguna)
🏃 Dificultad: muy fácil
🏃 Duración: unas 2 horas.
🏃 Recorrido circular.
🚴 Ten cuidado con los ciclistas.