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Argentina: Día 7 - Barco por el Canal de Beagle con Patagonia Adventure Explorer



Un mes antes de mi visita a Ushuaia contacté con la empresa Che Turismo Alternativo para hacer una excursión en barco por el Canal de Beagle. La experiencia fue un desastre. En todo momento me dijeron que estaba confirmada, incluso el día de antes me mandaron una nueva confirmación avisándome de que estuviera a las 9’30 en su garita. Reservé un remis que me llevara allí desde el hotel y una vez allí, ese mismo día, me dicen en la garita que lo sienten mucho, pero que hace viento y que no saben si van a navegar. Que me dé una vuelta por el paseo y que vuelva en un rato a ver. Me quedé a cuadros. A la media hora volví y me dijeron lo mismo.

El día era claro, no hacía viento y el resto de las garitas estaban preparando sus excursiones. Me dio la impresión de que no tenían a nadie más para esa excursión y que estaban esperando llevar a alguien más en el barco. Si me lo hubieran dicho antes, la hubiera cancelado y no hubiera pasado nada. Pero torearme de esa manera me sentó fatal. Fui a otra garita y le expliqué al dependiente lo que me había pasado. Me dijo que ellos salían sí o sí, que el tiempo era muy bueno y que no había viento. Que le extrañaba que me hubieran contando eso. Así que la contraté con ellos y fue lo mejor que pude hacer.


La empresa se llamaba Patagonia Adventure Explorer. Me dieron mi ticket y nos fuimos al puerto a pagar las tasas de embarque. Allí nos montamos en un barquito pequeño y empezamos el recorrido. En la mesita del barco, nos pusieron té y café con pastas.


Ver Ushuaia desde el mar fue maravilloso, todas las montañas nevadas y el mar en calma. Desde este punto, el paisaje era una combinación de mar y montañas, y se podían ver los montes Olivia, Cinco Hermanos, las Estancias Fique y Túnel, Los montes Escarpados y el Río Encajonado



Nuestro guía, Lucas, fue un encanto. Lo explicaba todo con pasión, se notaba que sabía y que disfrutaba contándolo. De vez en cuando nos íbamos a otra zona del barco en la que desplegaba sus mapas y nos mostraba por dónde íbamos y lo que íbamos a ver, nos enseñaba fotos y libros de los antiguos pobladores y nos habló de la última mujer Yámana que aún vivía. La última de su raza.

El Canal Beagle sirve de frontera natural entre Argentina y Chile. El sector argentino pertenece a Ushuaia y el chileno pertenece a Cabo de Hornos. La controversia entre ambos países respecto de la soberanía de las islas del canal Beagle fue resuelta mediante la firma del Tratado de Paz y Amistad en 1984. Acuerdo alcanzado por mediación del papa Juan Pablo II. Su nombre se debe al buque británico HMS Beagle, en el que el comandante Fitz Roy (del que ya me hablaron en El Chaltén) fondeó estas aguas descubriendo este canal a principios del XIX. Luego se haría más famoso aún porque sería en el buque en el que viajaría Darwin.

En febrero de 1830 un grupo de indígenas kawésqar robó un bote que el HMS Beagle no pudo recuperar y en represalia Fitz-Roy embarcó a tres rehenes, kawésqar, y luego en mayo embarcó un cuarto joven de la tribu yagán. Decidió llevarlos hasta Inglaterra y traerlos de regreso en una próxima oportunidad después de que hubieran aprendido el idioma inglés y otras materias propias de la civilización occidental

Nuestro primer punto importante fue en la Isla Alicia, la isla de los lobos. Conforme nos íbamos acercando ya se iba notando un olor fuerte que ya había descubierto yo por primera vez durante mi viaje a Nueva Zelanda, hacía ya unos añitos. Pronto apareció una gran colonia de leones marinos de un pelo.

Dejando la colonia atrás, llegamos a la Isla de los Pájaros, habitada por cormoranes magallánicos reales e imperiales. Y a otro islote donde nos fue posible ver otra colonia de leones marinos, pero esta vez de dos pelos.








En este Archipiélago Les Eclaires se sitúa también el Faro Les Eclaireurs, icono de Ushuaia. Su nombre significa Los Iluminadores en francés. Erróneamente se le ha identificado mucho con el Faro del Fin del Mundo que daba nombre a la obra de Julio Verne. Sin embargo, el faro en el que se inspiró el escritor fu el Faro San Juan de Salvamento, enclavado en la Isla de los Estados, mucho más al este. Por allí, incluso pudimos ver cóndores





El barco atracó en la Isla Bridges. Allí nos bajamos y recorrimos un sendero para ver la flora de la isla y los concheros antropogénicos yámanas más grandes de la región. Los yámanas habitaban esta zona tan fría totalmente desnudos. Cuando Darwin los descubrió, quedó totalmente impresionado y llegó a pensar que eran el eslabón perdido. La realidad es que casi no tenían vestimenta para evitarla saturación por humedad, que acelera la pérdida de calor corporal, y se cubrían el cuerpo con unos aceites.






Subimos al barco de nuevo, nos tomamos un licor, sortearon la bandera de la embarcación (que gané)  y llegamos al puerto un poco después. La actividad duró en torno a unas cuatro horas y fue una de las experiencias más bonitas que pude tener en Ushuaia.



Si te decides a hacer la actividad en verano, es posible llegar hasta la isla pingüinera, cosa que invierno pude hacer por los hielos.

Ten en cuenta que la tasa portuaria se debe pagar en todas las excursiones y tiene que ser en efectivo y en pesos argentinos. 

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Cómo llegar, cuánto cuesta y cómo es la carretera para ir a la Playa de Papagayo



La Playa del Papagayo es una de las más bonitas de Lanzarote. Se encuentra en una pequeña cala, protegida de los vientos que azotan la isla. Allí hay un chiringuito, justo antes de comenzar las escaleras de descenso hasta la playa, y un camping que me pareció un poco inhóspito, sin ninguna sombra.

Las vistas desde la playa son de gran belleza, distinguiéndose al fondo el Islote de Lobos y la isla de Fuerteventura, sobre un azul turquesa intenso.

Desde Playa Blanca sale una carretera hasta Punta del Papagayo que pronto se convierte en camino de tierra de unos 4 km. Al no estar asfaltado tienes que tener en cuenta que los coches de alquiler normalmente no cubren los daños ocasionados en estos senderos. Por lo que, si tienes la mala suerte de que te ocurra algo, los gastos los pagarás tú.


Está muy bien señalizado. Al poco de empezar el sendero te encontrarás con una caseta en la te cobrarán la entrada al Parque Natural de los Ajaches. Yo fui por la tarde y estaban cerrando. A lo mejor después de las 18:00 no hay que pagar, pero no te lo puedo asegurar. De todos modos, por el precio que tiene, podrían tener el acceso un poco mejor cuidado.

Una vez dejado el coche en el aparcamiento, tienes que bajar unos empinados escalones hasta el final del acantilado. Puedes elegir ir hacia la cala de la derecha o hacia la de la izquierda. Las dos son preciosas.


🌊  Precio del acceso a la Playa de Papagayo: 3€ por vehículo.

🌊 Acceso desde Playa Blanca: 10 km, de los cuales unos 4 km aproximadamente son sin asfaltar.

🌊 Duración del trayecto: desde Playa Blanca se tardan 20 minutos en llegar al aparcamiento de Playa de Papagayo.

🌊  Servicios: sólo hay un chiringuito arriba. No hay duchas, ni aseos.


¿Se puede ir a la Playa de Papagayo en autobús?

Actualmente no hay ningún servicio de transporte público que vaya a la Playa Papagayo. Si no tienes coche, sólo te queda contratar una excursión en alguna agencia o ir andando desde Playa Blanca. Puedes tardar más de una hora en llegar, pero sí que me llamó la atención ver a un montón de gente que hacía este camino andando al volver.

12 lugares imprescindibles que ver en Fuerteventura



A 97 km de la costa africana, Fuerteventura es la isla más antigua del archipiélago canario. Además, toda ella está registrada como Reserva de la Biosfera por la Unesco. Venir aquí sólo por el sol y la playa, sería un desperdicio. Fuerteventura está llena de paisajes paradisíacos, historia, naturaleza y lugares donde disfrutar de la calma y la tranquilidad de sus habitantes, de su gastronomía, de sus escenarios desérticos y de su viento.

Hay quienes sólo vienen a Fuerteventura para hacer una excursión de un día cogiendo el ferry desde Lanzarote. Para mí, lo mejor es alquilar un coche y dedicarle varios días a la isla. Ten en cuenta que en visitar el Islote de Lobos ya habrás echado más de medio día y otro medio si quieres ir al Faro de Jandía y a la Playa de Cofete.

Aquí te dejo los que son para mí lugares imprescindibles de Fuerteventura:

Qué ver en Fuerteventura

1. La Península de Jandía: se encuentra en el extremo sur de la isla y de sus 200 km², 144 son Parque Natural. Morro Jable es el último centro turístico que vas a ver por allí. A partir de entonces, las carreteras no asfaltadas te llevarán a Puertito de la Cruz (donde dicen que se come el mejor caldo de pescado de Fuerteventura), el Faro de Jandía (en la punta más al sur de la isla) y a la espectacular Playa de Cofete con la misteriosa Casa Winter al fondo. La carretera es dura, pero venir a Fuerteventura y no verla es una pena. 


2. El Islote de Lobos: tan sólo mide 4’58 km², pero en sus tierras alberga más de 130 especies vegetales y varias especies de aves. Sus fondos marinos son área de reserva submarina de gran riqueza ecológica. Hasta ella os llevará un ferry desde Corralejo. Allí podrás recorrer sus senderos (¡no te olvides de traer calzado adecuado!), subir a su cima más alta (La Caldera), disfrutar del pescaíto frito y la paella en el único restaurante de la isla y bañaros en su Playa de La Caleta.


3. Las Dunas de Corralejo: desde la Isla de Lobos se observa, en la otra orilla, una gran extensión de arena blanca procedente de la pulverización de conchas (2600 hectáreas). Podrás ver las dunas paralelas a unas aguas de azul turquesa, que se mezclan con el azul del cielo lleno de kitesurfers y cometas.


4. La Playa del Cotillo: en los alrededores del pueblo marinero de El Cotillo, hay una serie de calas pequeñitas de arena blanca y aguas turquesas. La más famosa es la de La Concha, por su bajo oleaje. También te puedes acercar a las inmediaciones del Faro del Tostón, donde las aguas turquesas se funden con los reflejos rojizos de las algas.



5. Betancuria: Juan de Bethencourt fundó la primera capital de Fuerteventura en 1404. Es el municipio menos poblado de la isla, pero es la que cuenta con el mayor interés histórico artístico. En ella se encuentra la Iglesia de Santa María (s. XV) reconstruida tras el saqueo de los piratas, un museo arqueológico y varios restaurantes. El pueblo tiene un encanto particular, un oasis en mitad de la aridez majorera.


6. El cráter del volcán Calderón Hondo: Al norte de Lajares se encuentran una serie de volcanes formados hace más de 50.000 años que contribuyeron a aumentar la superficie de Fuerteventura, acercándola a Lanzarote, y creando el Islote de Lobos. El Volcán Calderón Hondo es uno de los que mejor se conservan y la vista de su cráter, de 70 metros de profundidad desde arriba… es impresionante.


7. Las cuevas de Ajuy: en el pequeño pueblo de Ajuy existe un sendero, que parte desde la playa, y a través del cual se puede llegar tras un corto paseo a dos cuevas gigantescas comunicadas entre sí. Por el camino, también podrás ver un antiguo horno de cal, dunas fósiles y un mirador que cuelga sobre el mar a más de 20 metros de altura.


8. La montaña sagrada de Tindaya: en lo alto de la montaña, los guanches grabaron cientos de dibujos de pies orientados hacia las cumbres de Tenerife y Gran Canaria, que usaban como un complejo reloj astronómico desde el que calcular los solsticios o los tránsitos de Venus, usando las cumbres de estas islas como puntos de referencia. Está prohibido escalarla y sólo se puede visitar concertando una cita (+34) 928 862 300.


9. El Faro de la Entallada: a 12 km de Gran Tarajal se encuentra este edificio peculiar, que data de 1953, y al que se accede por una cuesta de 6 km, sinuosa y muy estrecha. El camino puede asustar un poco, pero merece la pena. El Faro está en la cima de un acantilado de 200 metros de altura y es el punto geográfico de Canarias más cercano a África. 


10. El Observatorio Astronómico de Sicasumbre: la escasa contaminación lumínica de Fuerteventura y la calidad de su cielo nocturno, hacen que sea considerada Reserva Starlight. El Observatorio se encuentra en la carretera FV-605, entre los kilómetros 11 y 12. Allí hay un pequeño aparcamiento y un sedero con una escasa subida. La isla celebra la Noche Mundial de las Estrellas cada mes de abril haciendo talleres de observación solar, observaciones nocturnas y visitas guiadas.  


11. Las Playas de Costa Calma: aunque es uno de los grandes centros turísticos de Fuerteventura y está lleno de alemanes (hay sitios donde ni los menús los verás en español), aún quedan joyitas para disfrutar de una mañana haciendo kayak o snorquel en sus aguas turquesas.


12. Las ardillas morunas de Fuerteventura: llegaron a la isla en 1965, cuando un vecino de Gran Tarajal trajo una pareja de Sidi Ifni, antigua colonia española. Una se le escapó y la otra la liberó. Resultado: un millón de ejemplares en Canarias, de los que el 99% están en Fuerteventura. Están por todos lados y, por más que hay carteles avisando de que no se les dé de comer, muchos turistas hacen caso omiso. Son portadoras de enfermedades mediante amebas, bacterias contagiosas, de un virus hispano-africano transmisible al hombre y sensibles al tifus murino y a la leismaniasis cutánea. Una mordedura puede provocar nuestra muerte
⚠ ¡Cuidado! ⚠ 
Disfruta de su vista, hazles todas las fotos que quieras, pero NO LES DES DE COMER.



Qué ver en Fuerteventura en 4 días - Itinerario de Viaje III


Día 3 – Senderismo por la Isla de Lobos, dunas y estrellas

Muy temprano me dirigí hacia Corralejo, desde donde sale un ferry que une Fuerteventura con el Islote de Lobos. El ticket lo reservé de antemano por internet, para no tener problemas. Una vez allí, me fue hacia el puerto. En él había un stand con el nombre de la compañía del ferry y en él me cambiaron mi reserva por los tickets para el barco. Aunque yo había comprado la vuelta a una hora determinada, me dijeron que no había problema en volver antes si había hueco, por si me aburría o me ponía mala.



La travesía duró unos veinte minutos escasos. Así que pronto llegué al Puertito, el único núcleo de casas que hay en Lobos. Realmente no habita nadie allí, pero sí que hay un restaurante que se llena a la hora de comer. Si queréis comer allí, tenéis que reservar nada más bajaros del ferry. Sólo sirve paellas y pescaito frito.


El islote tan sólo mide 4’58 km², pero en sus tierras alberga más de 130 especies vegetales y varias especies de aves. Sus fondos marinos son área de reserva submarina de gran riqueza ecológica. Como me había traído los zapatos de andar, aproveché para realizar la ruta de senderismo que rodea toda la isla. A lo largo de este camino, del que no se puede salir por ser un espacio protegido, se recorren antiguas salinas, se puede llegar al faro de Lobos, se ven lagunillas llenas de aves y también se puede subir a su montaña más alta. El camino es escurridizo y nada sencillo si tienes en cuenta la cantidad de viento que hace arriba y que te intenta tirar…



Cuando volví de la caminata, comí lo que me había traído en la Playa de la Concha y me fui hacia el ferry.

Desde la Isla de Lobos se observa, en la otra orilla, una gran extensión de arena blanca procedente de la pulverización de conchas (2600 hectáreas). Las dunas de Corralejo están paralelas a unas aguas de azul turquesa, que se mezclan con el azul del cielo lleno de kitesurfers y cometas.



La vista era preciosa, aunque a veces quedaba interrumpida por algunos edificios mamotréticos que desfiguraban el paisaje. El coche se deja en la misma carretera, pero hay que tener cuidado de que no se quede encallado en la arena, como vi a más de uno…



Hay rumores de que quieren cerrar esta carretera por la gran erosión que tanto coche está provocando en las dunas, por lo que te aconsejo que te informes antes de ir, para que no hagas el viaje en balde.


Después de cenar de nuevo en Pájara, atravesé la carretera que lleva al Mirador de Sicasumbre. Allí hay un famoso Mirador Astronómico. La escasa contaminación lumínica de Fuerteventura y la calidad de su cielo nocturno, hacen que sea considerada Reserva Starlight. El Observatorio se encuentra en la carretera FV-605, entre los kilómetros 11 y 12.

Hay un aparcamiento al lado de la carretera desde el que parte un sendero que lleva al observatorio en pocos minutos. Allí me encontré con algunas cabras saltando por mitad de la carretera.




En la parte alta hay un pequeño refugio desde el que poder observar las estrellas mientras estás resguardado del viento.


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