Qué ver en Fuerteventura en 4 días - Itinerario de Viaje III


Día 3 – Senderismo por la Isla de Lobos, dunas y estrellas

Muy temprano me dirigí hacia Corralejo, desde donde sale un ferry que une Fuerteventura con el Islote de Lobos. El ticket lo reservé de antemano por internet, para no tener problemas. Una vez allí, me fue hacia el puerto. En él había un stand con el nombre de la compañía del ferry y en él me cambiaron mi reserva por los tickets para el barco. Aunque yo había comprado la vuelta a una hora determinada, me dijeron que no había problema en volver antes si había hueco, por si me aburría o me ponía mala.



La travesía duró unos veinte minutos escasos. Así que pronto llegué al Puertito, el único núcleo de casas que hay en Lobos. Realmente no habita nadie allí, pero sí que hay un restaurante que se llena a la hora de comer. Si queréis comer allí, tenéis que reservar nada más bajaros del ferry. Sólo sirve paellas y pescaito frito.


El islote tan sólo mide 4’58 km², pero en sus tierras alberga más de 130 especies vegetales y varias especies de aves. Sus fondos marinos son área de reserva submarina de gran riqueza ecológica. Como me había traído los zapatos de andar, aproveché para realizar la ruta de senderismo que rodea toda la isla. A lo largo de este camino, del que no se puede salir por ser un espacio protegido, se recorren antiguas salinas, se puede llegar al faro de Lobos, se ven lagunillas llenas de aves y también se puede subir a su montaña más alta. El camino es escurridizo y nada sencillo si tienes en cuenta la cantidad de viento que hace arriba y que te intenta tirar…



Cuando volví de la caminata, comí lo que me había traído en la Playa de la Concha y me fui hacia el ferry.

Desde la Isla de Lobos se observa, en la otra orilla, una gran extensión de arena blanca procedente de la pulverización de conchas (2600 hectáreas). Las dunas de Corralejo están paralelas a unas aguas de azul turquesa, que se mezclan con el azul del cielo lleno de kitesurfers y cometas.



La vista era preciosa, aunque a veces quedaba interrumpida por algunos edificios mamotréticos que desfiguraban el paisaje. El coche se deja en la misma carretera, pero hay que tener cuidado de que no se quede encallado en la arena, como vi a más de uno…



Hay rumores de que quieren cerrar esta carretera por la gran erosión que tanto coche está provocando en las dunas, por lo que te aconsejo que te informes antes de ir, para que no hagas el viaje en balde.


Después de cenar de nuevo en Pájara, atravesé la carretera que lleva al Mirador de Sicasumbre. Allí hay un famoso Mirador Astronómico. La escasa contaminación lumínica de Fuerteventura y la calidad de su cielo nocturno, hacen que sea considerada Reserva Starlight. El Observatorio se encuentra en la carretera FV-605, entre los kilómetros 11 y 12.

Hay un aparcamiento al lado de la carretera desde el que parte un sendero que lleva al observatorio en pocos minutos. Allí me encontré con algunas cabras saltando por mitad de la carretera.




En la parte alta hay un pequeño refugio desde el que poder observar las estrellas mientras estás resguardado del viento.


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