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6 lugares imprescindibles que ver en la aldea de Mogón, Jaén

Mogón pertenece al municipio de Villacarrillo, en la sierra de Las Villas y forma parte del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, el mayor espacio protegido de España y el segundo de Europa. Cuando llegas a esta aldea lo que más llama la atención es la gran cantidad de bares y restaurantes que te vas a encontrar en un lugar que no llega a los 900 habitantes y donde muchas de las casas se han dedicado en los últimos años a segundas residencias.

Sus bares tienen un carácter especial en el mes de agosto, cuando se celebra la curiosa fiesta del Entierro del Alcalde. En ella se amortaja al alcalde de Mogón, se le mete en un ataúd y se le lleva a cuestas recorriendo los bares donde se le practica una especie de rehabilitación mientras la gente le va llorando y que no funciona hasta que no lo tiran al río. Allí tiene lugar la Resurrección.

Con una gastronomía estupenda, en la que destacan el aceite de oliva y la original gachamiga, y un entorno natural privilegiado, Mogón no te dejará indiferente.

Qué visitar en Mogón

1. Iglesia de San Vicente Mártir: iglesia bastante nueva que verás al final del Paseo de la Alameda. Las ruinas de la antigua iglesia se conservan en un cerro sobre la aldea, integradas en una cortijada. A ella se accede a través de una calzada empedrada que sube la loma.

2. Playa artificial de Mogón: también conocida como El Charco es una balsa natural formada a través de una represa en el curso del río Aguascebas, unos pocos metros antes de unirse con el Guadalquivir. En verano es la gran atracción de la zona.

3. Puente colgante de madera: si sigues caminando pasada la iglesia, te encontrarás con este puente salva el paso del Guadalquivir y une el paseo con el resto del pueblo. Las vistas del río desde su plataforma son excepcionales. Al final del puente hay un curioso ascensor que ahorra un pequeño tramo de escaleras (muy pequeño).

4. Ecoparque y sendero saludable: junto a la playa artificial existe este paseo que discurre entre un paisaje ribereño conformado por cañaverales, adelfales y sotos. Las ardillas saldrán a tu paso en cada momento. Y es que en este entorno, en la porción más elevada de la Vega del Guadalquivir, cuenta con una rica y variada fauna: ginetas, erizos, nutrias, anfibios, truchas, barbos y aves de ribera lo pueblan. Además, si te gusta pasear, existe un Senda Saludable que parte del puente y que recorre la ribera durante 2,13 km.

5. Cascada de Chorrogil: el paraje en el que se encuentra se conoce como la Cañada del Avellano, junto al pantano de Aguascebas y en el que las aguas del arroyo caen sobre unas paredes formadas por tobas. Allí, por un sendero bastante sencillo, llegarás a conocer una de las cascadas más espectaculares de Las Villas, con un salto de agua de más de 45 metros de altura. 👉 Más información.

6. Paraje de la Osera: a unos 8 km de Mogón se halla la cascada más alta de Andalucía y la segunda de España, la Cascada de la Osera, con una caída de 130 metros de altura. A su paso por el paraje, el río va conformando otras cascadas menores, hasta contar seis espectaculares. En los alrededores hay una gran colonia de buitres leonados. Existe el Sendero La Osera, con un grado de dificultad alto, que lleva hacia ellas.


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6 lugares imprescindibles que ver en Guarromán

De curioso nombre, el pueblo de Guarromán se fundó en 1767 como parte del proyecto de las Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena, que se llevó a cabo durante el reinado de Carlos III y que pretendía poblar las grandes extensiones despobladas existentes en el curso del Camino Real de Andalucía para favorecer la seguridad del tráfico de personas y mercancías en una época en la que el bandolerismo se había convertido en un gran problema.

Con motivo de este proyecto, Pablo de Olavide fundó este enclave con el nombre de Muzquia, en honor al político de la época Múzquiz, en el mismo lugar en el que ya existía la Venta de Guadarromán. Guadarromán, de donde deriva su nombre actual, proviene de la castellanización del árabe Uādī-r-Rommān (río o arroyo de los granados).

Sus primeros pobladores fueron colonos traídos de Centroeuropa, sobre todo alemanes. En recuerdo de éstos se crean cada día los dulces tradicionales más famosos de Despeñaperros: los alemanes. En la localidad podrás probar estos manjares, así como visitar una de las queserías más afamadas de la provincia y que cuenta con varios primeros internacionales, Quesos y Besos.

Además, en Guarromán podrás asistir a celebraciones muy originales, como la Fiesta de los Colonos (el último domingo de octubre), en la que se hace sonar ocho veces la campana de las generaciones (una por cada generación que ha transcurrido desde la fundación); o el Pintahuevos (el domingo de Resurrección).

Para terminar, no dejes de visitar sus aldeas (El Altico, Martín Malo, Aldea de los Ríos y Zocueca), ni de conocer su amplio patrimonio minero a través de multitud de rutas de senderismo que hay distribuidas por sus alrededores.

Qué ver en Guarromán

1. Palacio del Intendente: este palacio hoy reconvertido en hotel se encuentra en la Avenida de Andalucía. En su fachada aún conserva un reloj solar coronado por una cruz y que daba la hora a las diligencias que llegaban a la Parada de Postas. Su construcción data de 1807.

2. Plaza de Nicolás Kerche: para los habitantes de Guarromán esta plaza tiene un gran simbolismo, pues está dedicada al primer guarromanense que nació en el poblado. Su nacimiento fue el día 26 de octubre de 1767, fecha que se conmemora cada año celebrando la Fiesta de los Colonos el domingo más próximo a su cumpleaños.

3. Pósito de labradores: actualmente sirve como biblioteca pública, pero sus orígenes son de 1789, cuando lo edificaron con sillares de arenisca los maestros mayores de las Nuevas Poblaciones, Jacinto de Garaña y Silvestre Gómez.

4. Monumento al Sagrado Corazón de Jesús: en el Paseo de Guarromán destaca esta figura, que fue subida a su pedestal por la Compañía Minera de La Cruz en 1950. La estatua refleja la devoción de Carlos III por este santo, patrón del pueblo.

5. Iglesia de la Inmaculada Concepción: fue construida en piedra y arenisca roja en el siglo XVIII siguiendo el modelo de las edificaciones coloniales de la época. En su interior está enterrado el General de División  François Gobert, quien murió debido a las heridas recibidas en Mengíbar durante la Guerra de la Independencia.

6. Santuario de Zocueca: en la aldea de Zocueca se halla este santuario construido durante los siglos XVII y XVIII sobre una antigua ermita en la que se veneraba a la Virgen de Zocueca durante la Reconquista. Este primitivo templo fue levantado por los cristianos mozárabes en el año 1150 para agradecer a la Virgen que Alfonso VII ganara los campos de Bailén. Durante el último domingo de septiembre se celebra una gran romería cuya tradición se remonta a 1922, cuando los campesinos de San Vicente llevaron a la patrona desde la Iglesia de la Encarnación de Bailén hasta Zocueca dándole las gracias por haber salvado sus huertas de una plaga de langostas.

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5 lugares imprescindibles que ver en Lucainena de las Torres

En el interior de la provincia de Almería, Lucainena de las Torres destaca como uno de los Pueblos más bonitos de España. Su origen, así como su nombre, parece que deriva de un tal Lucanius que habitaba una villa romana situada en este lugar. Más tarde pasó a manos de los árabes y cambió su nombre por Locaynena. Es en esta época musulmana cuando la villa es rodeada con una muralla y con seis torres que guardaban a otra torre principal en la que se refugiaban los habitantes de los asedios. Por ello era conocida como Lucainena de las Siete Torres, llegando a nuestros días como Lucainena de las Torres.

Sus años de mayor apogeo son en el siglo XIX y principios del XX, cuando se realizan diversas explotaciones mineras que atraen a muchos trabajadores, aumentando así su población. Hasta su cierre definitivo durante la crisis de la minería en 1942, desmantelando las instalaciones mineras y ferroviarias.

Toda esta historia y bagaje cultural quedan reflejados en sus gentes, monumentos y callejuelas de un pueblo a la sombra de una peña. Lo llaman el pueblo de la flores y es que en cada rinconcito es posible encontrar macetas adornando el municipio. Al pasear por este pequeño lugar podrás visitar sus antiguos lavaderos públicos, asomarte a sus miradores admirando la Torre de El Molinillo y el barranco de Juagarí, darte un paseo por la Vía Verde aprendiendo un poco más de su pasado minero y disfrutar de alguna de sus delicias gastronómicas en sus tiendas y restaurantes. 

Qué ver en Lucainena de las Torres

1. Vía Verde: en la parte baja de Lucainena aparece esta ruta, bien señalizada, que sigue parte de la línea de ferrocarril que unía este pueblo con Aguamarga. El sendero (de 5 km) llega hasta Polopos, cerca del cortijo El Saltador y recorre restos mineros de las explotaciones que se llevaron a cabo en la zona a principios del siglo XX. El recorrido comenzaba en los hornos de calcinación, seguía por la estación de tren y discurría por el valle, laderas y barrancos hasta llegar a Aguamarga, donde se encontraba el embarcadero. En el inicio de ruta hay un aparcamiento señalizado y una caseta informativa.


2. Iglesia de Nuestra Señora de Montesión: en la parte alta del pueblo se alza esta iglesia del XVIII construida en estilo neoclásico. La iglesia original se remonta a 1505, cuando se levantó sobre una antigua mezquita. Desgraciadamente ésta fue destruida y saqueada por el pirata Omar-Al Askenn. La que podemos ver hoy es fruto de muchas remodelaciones sufridas a lo largo de los años. De planta de cruz latina, destaca por su sencillez.

3. Mirador el Poyo de la Cruz: justo delante de la iglesia, puedes disfrutar de este precioso balcón que te ofrece unas impresionantes vistas del valle.

4. El Peñón: nada más acercarte al pueblo te llamará la atención esta peña situada sobre el caserío y que la resguarda del sol en verano. La leyenda cuenta que los descendientes de los moriscos expulsados de Lucainena contaron a antiguos emigrantes retornados de Orán que bajo el peñón había tesoros de incalculable valor. Esta historia siguió recordándose en el pueblo hasta que en la década de 1940 un pastor se quedó dormido en la ladera apoyándose sobre una piedra. Se levantó con dolor de cabeza y pensó que debajo de ella había un tesoro. Se puso a excavar y halló una olla de barro llena de monedas de oro que fue arrojando por el peñón porque, según él, haciendo esto le dolía menos la cabeza 😕 Escuchado su relato, los vecinos del pueblo se acercaron al lugar y comprobaron que lo que decía el pastor era cierto, repartiéndose el tesoro entre sus habitantes. La Guardia Civil se enteró de la noticia y peinó la zona para recuperarlo, aunque no encontraron ni una sola de las monedas.

5. Hornos de Calcinación: por una senda que está anunciada en diversos lugares del pueblo, se llega en pocos minutos a los antiguos hornos de calcinación, compuestos por ocho de estas construcciones de planta circular, que datan de 1900. Están realizados con muro de mampostería y revestidos con ladrillo refractario en el interior. Dentro cabían hasta 50 toneladas de mineral calcinado, transformando el carbonato de hierro en óxido. El mineral era llevado hasta ellos en vagonetas y, más tarde, era cargado en las vagonetas del ferrocarril.

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6 lugares imprescindibles que ver en Castellar

Conocido en el siglo XIII como El Castillo, Castellar no recibió su nombre actual hasta 1981. Este pequeño pueblo de poco más de 3.000 habitantes perteneciente a la comarca jiennense de El Condado, es conocido principalmente por su preciosa colegiata y por el curioso yacimiento de la Cueva de la Lobera. Cueva que ha dado fama a Castellar en el mundo de la arqueología por ser considerada como uno de los principales santuarios íberos de la península.

Aunque recientemente el municipio se ha hecho famoso por servir de base para una de las empresas marisqueras más importantes de Andalucía. Aquí, a los pies de Sierra Morena, se elaboran y distribuyen mariscos por toda España, aunque muchos también son exportados a países como Holanda e Inglaterra. www.mariscoscastellar.com 

Qué ver en Castellar

1. Colegiata de Santiago: mandada construir por don Mendo de Benavides, miembro de la Orden de Santiago y fiscal de la Inquisición en 1633, este imponente templo destaca en el centro de Castellar. Su obra se debe a Juan de Aranda Salazar, arquitecto mayor de la Catedral de Jaén. La fachada renacentista está rematada por los escudos del fundador y por una escultura de Santiago Matamoros. En su interior se encuentran los restos de San Inocencio y San Fortunato, un museo parroquial, un archivo que contiene los libros de bautismo desde el concilio de Trento y una cruz parroquial de plata repujada con escenas del evangelio. La sacristía alberga una colección de 54 retratos de Papas pintados al óleo.

2. Iglesia de la Encarnación: el otro gran templo de Castellar es de estilo protogótico. Su construcción se desarrolló a lo largo del siglo XIV sobre un viejo recinto defensivo del que se aprovecharon elementos como la torre convertida en campanario. Esta torre es el monumento más antiguo del pueblo y sirvió de defensa de una primitiva fortificación visigoda, que más tarde pasó a manos árabes. De este original castillo árabe aún se conserva una poterna a los pies de la iglesia, así como varios pasadizos subterráneos que parten desde el crucero y que servían para huir en el caso de que sitiaran el castillo. En una de sus esquina se levanta el Monumento a la Virgen de la consolación.

3. Museo de la Memoria de Castellar: ubicado en la Calle Las Parras, este centro cuenta con tres plantas de exposición en las que se sigue un recorrido histórico desde los orígenes de Castellar hasta la actualidad, en el que destacan los dientes de tiburón de más de seis millones de años encontrados en el pueblo.

4. Castillo de Pallarés: se construyó en el siglo XIV sobre los restos de fortificaciones visigodas y árabes. Rodríguez de Benavides recibió las tierras de Castellar (o el Castillo), por su apoyo a Enrique II en su lucha por el trono de Castilla frente a su hermano, Pedro I el Cruel. Rodríguez recibió el título de Conde de Pallars y mandó construir el castillo, llamado de Pallarés haciendo honor a su dueño. Actualmente la torre alberga el Museo de Arte Ibérico, con una preciosa exposición sobre los exvotos de bronce encontrados en la Cueva de la Lobera.

5. Palacio Ducal de los Duques de Medinaceli: sobre el patio del Castillo de Pallarés levantaron en 1492 este gran palacio. Primeramente, perteneció a Rodríguez e Benavides, luego pasó a manos de los Condes de Santisteban, hasta que en el siglo XVIII fue adquirido por el Duque de Medinaceli, del que recibe su nombre. Durante la Nochebuena de 1995, el palacio se derrumbó, quedando solamente en pie la Torre del Homenaje y la esquina noreste del edificio. Actualmente es sede del Ayuntamiento de Castellar.

6. Santuario de la Cueva de la Lobera: a un kilómetro de Castellar, al abrigo de tres cuevas naturales, se creó un santuario ibérico hace más de 2.300 años. Uno de los rasgos que lo caracteriza es la presencia de cientos de exvotos de bronce como principal ofrenda depositada, entre los que se encuentran muchas figuras femeninas y algunas de animales domésticos.


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10 lugares imprescindibles que ver en Chiclana de Segura

 

Al norte de la provincia, lindando ya con Ciudad Real, puedes visitar uno de los pueblos con más encanto de Jaén. Chiclana de Segura se levanta sobre la Muela de Chiclana, un monte de 865 metros que le dan una posición estratégica para divisar desde lo alto los territorios de Albacete, Jaén, Ciudad Real y Granada.

Precisamente esta situación privilegiada fue el origen de un núcleo de población árabe que se construyó alrededor un castillo defensivo, en el lugar en el que antiguamente ya se habían asentado los íberos. Fruto de este primitivo urbanismo árabe son sus callejuelas estrechas y la disposición casi errática de las viviendas que aprovecha las laderas de la roca en la que se encuentran.