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Japón - Día 6: Visita al Parque Nacional de Fuji-Hakone-Izu


Una de las excursiones más encantadoras que realicé en mi primer viaje a Japón fue ir a Hakone. Se tarda en torno a una hora y media en llegar al punto de partida desde Tokyo. Es aconsejable que compres el Hakone Free Pass para que te salga más barata la visita. Este billete vale para dos días, no existe la posibilidad de comprarlo para uno.  El pase permite usar siete tipos de transporte en esta región.

Si llevas el JRP no compres el Hakone Free Pass. En Shinjuku vale 5000¥, mientras que desde la estación de Gora vale 3900¥. Los trenes JR van por la línea Tokaido hasta Odawara cada veinte minutos, pero tienes que asegurarte  de que para en Gora. El Kodama sé seguro que para.


En Odawara debes cambiar a la línea Hakone-Yumoto y coger el Hakone Tozan Railway. Sale cada 10-15 minutos y tarda 35 en llegar a su destino. Aunque está a menos de 9 kilómetros, va muy lento porque es un tren de dos vagones antiguo que parece de juguete. Es impresionante ver cómo va subiendo más de 300 metros en pocos minutos, rodeado de una gran arboleda donde te olvidas de que Tokyo está tan cerca. Debes bajarte en la primera parada. De todos modos, como verán la pinta de turistas que llevas, ya sabrán a dónde quieres ir y el conductor seguro que te lo indica amablemente. 



Japón - Día 5: El barrio tradicional de Yanaka (Tokyo)


Moverse por aquí es un poco lioso. Para llegar a Yanaka Ginza desde la estación de Sendagi, hay que ir hacia la izquierda, cruzar la calle, girar a la derecha por la oficina de correos, seguir hacia la izquierda y la siguiente calle a la derecha. (Lonely Planet).

Como era de esperar acabé preguntado… Yanaka es un remanso de tranquilidad, casitas pequeñas, calles silenciosas, pequeños altares, tiendecitas, artesanía… Merece la pena para ver una zona tranquila que emula a los barrios de Tokyo de mediados del periodo Showa. Y así se quedó, sin muchas variaciones.


Tras visitar algunas tiendas y comprarme un helado de macha, o como me dijo la abuela que me atendió riéndose machá, llegué al Cementerio de Yanaka. Un cementerio tradicional donde vi a dos yakuzas que estaban muy afanados, limpiando a conciencia y con mucho respeto una de las tumbas.


Saliendo de Yudanaka hay dos templos magníficos: el Kannon-ji, para recordar a los 47 samuráis, y el Tennou-ji, el templo del Rey del cielo, con una enorme estatua de Buda en el patio.  



Japón - Día 3: Cómo es Yoyogi Park (Tokyo)


Desde la estación de Shinjuku es relativamente fácil ir a Yoyogi, a más o menos dos kilómetros. Se tardan unos 20 minutos en llegar a la zona del templo. Está muy bien señalizado y es todo recto.


El alma de Yoyogi es su santuario sintoísta. Meiji-Jingu. Se construyó en honor al emperador Meiji, gracias al cual Japón salió de su aislamiento. Se dice que los grandes árboles que inundan el camino han sido donados por visitantes de todo el país. A menos de diez minutos andando desde la entrada del parque accedes a la entrada al complejo de los templos. Está marcada con un tori gigante. A partir de aquí parece que no estás en Tokyo. La naturaleza lo llena todo.  El complejo es enorme. Está la sala del tesoro, (con objetos del emperador, incluido su carruaje), un museo, un jardín (hay que pagar entrada aparte para verlo), y una casa de té.


Continuando todo el complejo hacia abajo y sin detenerme mucho, llegué a la parte por lo que es más famoso en occidente Yoyogi Park. Si te sales de los templos, todo el parque es célebre por ser el centro de reunión de los frikis de Tokyo. Los famosos rockabilly dancers con sus botas rotas de tanto bailar, músicos, cantantes, gente con cometas de lo más variopintas, gente en la cuerda floja, dando abrazos, dando vueltas literalmente alrededor de las personas… cualquier hobby vale. Y si es estrambótico, mejor.




Al final de Yoyogi se encuentra el National Gymnasium, un edificio que en su entrada tenía alojado el Festival a-nation Musicweek. ¡Qué ambientazo! Tenderetes por todos sitios, concurso de bikinis al puro estilo manga, desfiles, conciertos, puestos de comida… La entrada era gratuita, así que disfruté allí un poquito antes de seguir mi ruta, sin olvidarme de nuestro Sandevid, que estaba triunfando allí.




Aproveché para comprarme un yukata muy mono, con sus accesorios, súper barato. Me explicaron en japanglish que la condición para que lo vendieran tan barato era que era una iniciativa de una asociación juvenil y que tenía que posar con el puesto sonriendo para subirlo a Facebook, donde se exhibirían todas las fotos. Dicho y hecho.




Japón - Día 2: Paseando por el Parque Ueno (Tokyo)


Por la mañana temprano recorrí toda la avenida de Asakura-dori, más de dos kilómetros, hasta Ueno Koen. Mirando un mapa a la entrada del parque, un japonés me preguntó si necesitaba ayuda. Como no nos entendimos, acabó llevándome a la zona de los lagos (por ejemplo) porque no supe qué quería decirme, pero nos reímos mucho.

Visitando el Parque Ueno

El Parque Ueno es el más antiguo de Tokyo. Está lleno de templos y de atracciones, como el Museo Nacional, el de arte Occidental, el zoo…

Qué ver en Motril en un día


Cómo es la Torta Real de Motril

Este finde he ido a Motril con una idea fija: comprar la famosa torta real, el dulce más emblemático de esta localidad.  Su vega, sus cultivos tropicales y de caña de azúcar dan lugar a un microclima excepcional con temperaturas anuales en torno a 20ºC, con más de 320 días de sol al año.
 
El dato más antiguo del que se tiene constancia es el que se publica en el periódico granadino “El eco de la libertad” en diciembre de 1854, aunque existen conjeturas sobre que su denominación de realeza sucediera por intervención de Francisco Javier de Burgos, en su etapa de Secretario de Estado de Fomento o Ministro de Hacienda hacia 1840. Otras historias apunta a que su abolengo reside tras ser servida al rey Alfonso XII. Mati Videras señala que la razón de que falte mucha documentación está en los bombardeos que ocurrieron en Motril durante la Guerra Civil, al destruir la casa donde estaba entonces la pastelería.      
 (El Ideal, 09-01-11)

La pastelería se encuentra en pleno centro del pueblo, en la C/Nueva, 54. Una vez allí, no sólo compré las tortas. Tuve la tentación de llevármelo todo. Tenía una pinta… Así que compré algunos dulces y varios pastelitos y bombones. Excepcionales. Los bombones tenían un regusto picantillo que nunca había probado antes en un dulce. Muy original. Repetiré. La torta también se puede comprar por Internet, en www.videras.es, es muy jugosa y está hecha con una masa de azúcar, almendras, claras de huevo y merengue.

Qué ver en Motril

Durante mi paseo por el pueblo, entré al Santuario de la Virgen de la Cabeza y el sacristán me mostró muy orgulloso el camarín de la virgen, de estilo barroco, y los tesoros. Construido sobre las ruinas de una alcazaba musulmana, se levanta sobre el Cerro de la Virgen. Tiene una sola nave y una cúpula semiesférica. La estatua de la Virgen data del siglo XV. La leyenda cuenta que en su viaje, unos marineros portugueses llevaban la imagen de la Virgen en su barco. Tras sobrevivir a una gran tormenta le prometieron construir una iglesia donde consiguieran llegar sin naufragar. Y ese lugar resultó ser Motril. Como dato curioso, parece ser que en la antigua alcazaba estuvo viviendo la madre del último rey moro, Boabdil. 

Debajo del cerro, se encuentra el Parque de los Pueblos de América. Es bastante bonito, con un gran estanque con patos y árboles de la zona. Impresionan los grandes chirimoyos que crecen en el parque.


Adentrándome en el casco antiguo, visité el Museo de la ciudad. Como siempre digo, los museos modernos han perdido mucho de su esencia y han dejado paso a los audiovisuales. Que no es que esté mal, pero normalmente se abusa de ellos. A mí me resultó un tanto aburrido porque estaba lleno de vídeos. El museo está en un edificio restaurado del siglo XVII. En la entrada te dan la bienvenida varias proyecciones de antiguos personajes históricos de la ciudad hablando un poco sobre ésta. En una sala se ve en imágenes el proceso de restauración del edificio y en la otra, un ordenador con el mapa de Motril sobre el que se muestran sus monumentos más emblemáticos a lo largo de la historia.

En la primera planta hay información sobre su historia más antigua, desde la prehistoria hasta las primeras producciones de azúcar.  En la segunda, puedes encontrar innovaciones en los cultivos, la crisis en la producción azucarera, la Guerra Civil y objetos de principios y mediados del s.XX, como antiguas cajas de Cola Cao, juguetes, teléfonos…  Pero, como digo, todo muy audiovisual. Era pequeño pero se me hizo muy largo. 


Para terminar entre a la Iglesia de la Encarnación. El monumento más antiguo de la ciudad. Fue construida a modo de fortaleza para que los habitantes de refugiaran de cualquier enemigo. En la Guerra Civil se convirtió en una dependencia militar, pero la nave de crucero quedó destruida tras la explosión de un polvorín, la cubierta desapareció y en el suelo se creó un cráter con una profundidad de seis metros. Tras la guerra, se utilizaron las piedras y ladrillos de las ruinas para reconstruirla respetando su antigua estructura.  

Antes de volver a casa, fui hacia el Puerto de Motril, que está a menos de 10 minutos en coche. Es un puerto comercial, deportivo y pesquero. Desde aquí hay varios ferries que conectan la ciudad con Melilla y Alhucemas. El paseo en sí no me gustó mucho, estaba todo sucísimo. Parecía que no habían barrido las calles en semanas. 

Así que me quedo con lo mejor del viaje: su clima, la amabilidad de la gente, el tapeo y… los dulces. Al fin y al cabo éstos eran el objetivo de mi visita.