Sobre sus blancas casas destaca la Fortaleza de las dos pupilas (Hins Al–Muqlin), nombre por le que era conocido su castillo en época nazarí y que servía como frontera entre los reinos de Granada y Castilla. Su red defensiva también contenía varias torres que controlaban los accesos a la villa, de las que han llegado hasta nuestros días las Atalayas de Mingoandrés, Porqueriza, La Solana y Torre de la Gallina.
Un poco más abajo, se encuentra la Iglesia de la Encarnación, mandada construir por los Reyes Católicos sobre una antigua mezquita y la Iglesia del Cristo del Paño, dentro del recinto del castillo. Este santuario celebra cada 5 de octubre una romería en la que sacan por las calles un gran lienzo regalado a la villa por los Reyes Católicos en el siglo XV y al que le atribuyen la curación milagrosa de las cataratas. La romería es tan famosa que incluso inspiró a Lorca para escribir Yerma.
Una vez visitado el pueblo, y tras la larga caminata por las pasarelas de la hoz del río Velillos, te recomiendo que visites los bares de Moclín. En ellos se respeta la tradición granadina de las grandes tapas incluidas en el precio de la consumición y te asombrará su exquisitez.
Si tienes más tiempo para visitar lugares cercanos, lugares como Montefrío o Alcalá la Real (ya en Jaén) no te decepcionarán.
Cómo es la
Ruta del Gollizno en Moclín
👉 Inicio de ruta: a la entrada del pueblo hay un gran aparcamiento en el que puedes dejar tu coche. Ahí mismo empezarás ya a disfrutar del paisaje: por un lado, la imponente fortaleza de Moclín; por el otro, la belleza de los olivares y campos de las siete villas, el Granero de Granada.
Saliendo del aparcamiento, pronto verás las indicaciones para realizar la ruta. Al ser circular, puedes empezarla en un sentido o en otro, aunque yo recomiendo el que parte del Ayuntamiento y continúa por la calle Esperanza hasta el final del pueblo.
Si has decidido quedarte a comer en algún restaurante de la zona, como el Bar La Plaza, éste es tu momento para reservar, justo antes comenzar la ruta. Después, estará hasta con lista de espera.
Dejando el
pueblo atrás, el sendero pedregoso te llevará cuesta abajo hasta el Mirador de
Olivares, desde el que obtendrás unas maravillosas vistas de la hoz y del
valle.
Un poco más
adelante te encontrarás con la Ermita de las Angustias, en la que puedes hacer
una parada a mano derecha para descansar un poco. El camino es llevadero porque
es cuesta abajo, pero está lleno de piedrecitas algo escurridizas.
Atravesando un
tupido pinar, aparecerá al final de la cuesta un área recreativa y el pueblo de
Olivares. Puedes echarle un vistazo al pueblo o dejarlo atrás desviándote hacia
la izquierda, a modo de atajo, para desembocar en el curso del río Velillos,
marcado por las ruinas de una antigua central eléctrica de la Presa de la Luz.
Pronto tendrás que cruzar un puente, cuyo inicio está bastante inclinado, para adentrarte en los Tajos de la Hoz. Nada más cruzarlo verás la Fuente de la Buenaventura, que cuenta con un mirador en frente.
El camino
prosigue marcado por una barandilla. A tu derecha aparecerá un desvío hacia el
Conjunto Arqueológico de Tózar, pero para continuar con nuestra Ruta del
Gollizno, no debes hacerle caso, sino dirigirte recto continuando pegado a la
barandilla hasta que llegues a un original puente colgante que atraviesa la
garganta natural excavada por las aguas. El puente se mueve bastante 😊
Al acabarse
las pasarelas, comienza un largo y empinado camino de subida. Es poca
distancia, pero se hace pesado sin una sombra. A medio camino se encuentra el
Mirador de Tózar, con increíbles vistas del barranco, de los Tajos y de los
campos de cultivo granadinos.
Un poquito más
arriba llegarás a la Fuente de Corcuela. Da alegría llegar a esta área recreativa,
donde poder disfrutar otra vez del ambiente fresquito y de una buena sombra. El
original recorrido en forma de espiral que hace el agua desde el caño de la
fuente, hace que sea una de las imágenes más reconocidas de la ruta.
Después del
merecido descanso, tendrás que continuar subiendo hasta llegar a un desvío que
te aparecerá a la derecha. No está señalado, pero es el único que te vas a
encontrar allí. Éste lleva a un abrigo rocoso lleno de pinturas rupestres
neolíticas. Aunque no estén protegidas, están bastante bien conservadas y se
distinguen a simple vista.
De vuelta a la
senda original, deberás continuar el ascenso, ahora menos pronunciado,
atravesando un tupido bosque de pinos para acabar en la Ermita de San Antón,
justo a la entrada de Moclín.
🏃 Llévate agua, crema solar y un buen calzado.
🏃 Longitud: 8 km
🏃 Dificultad: fácil, pero con cuestas empinadas.
🏃 Duración: 3'30 horas
🏃 Recorrido circular. 🏃 Desnivel: 445 metros
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