En el punto
más alto de la provincia de Badajoz, la iglesia-fortaleza de Tentudía se alza
como una de las mejores muestras del mudéjar español. Está considerado Monumento
Histórico-Artístico Nacional, así como Bien de Interés Cultural.
Su nombre, y
el de la sierra en la que se encuentra, se debe al maestre Pelay Pérez de
Correa. Según la leyenda, durante el reinado de Fernando III, en esta zona se
libraba una gran batalla entre los musulmanes y las tropas cristianas. Este maestre,
perteneciente a la orden de Santiago, imploró ayuda a la Virgen gritando:
¡Santa María, detén tu día! Así, el sol se paró y los cristianos pudieron ganar
la batalla. Este hecho así quedo ensalzado en las cantigas de Alfonso X el
Sabio.
En agradecimiento,
el maestre mandó construir una pequeña ermita, conocida como Santa María de
Tudía en el siglo XIII. Poco a poco, la ermita se fue ampliando hasta que en el
siglo XI, el Papa León X lo elevó a la categoría de monasterio por orden de
Fernando el Católico. Este monasterio, a cargo también de la orden militar de
Santiago, empezó a crecer hasta convertirse en uno de los más importantes de la
orden.
Tras la Guerra
de la Independencia funcionó como Colegio de Letras hasta la desamortización de
Mendizábal (1836).
La visita
comienza en la planta baja. Desde allí se accede al claustro mudéjar del siglo
XVI. Una obra sencilla realizada en ladrillo. En medio del claustro hay un pozo
que funcionaba como aljibe del monasterio.
A los lados
del patio hay distribuidas varias estancias conventuales, que ahora son
utilizadas para mostrar exposiciones sobre la vida en el monasterio.
La siguiente
visita es a la iglesia del convento, de una nave con bóveda de medio cañón y
donde descansan los restos de Pelay Pérez Correa. Su retablo mayor está considerado
como una de las obras más importantes de la cerámica española. Su creación se
debe a Francisco Niculoso Pisano, famoso azulejero italiano, afincado en Sevilla.
En él se hace alusión a la vida de María, aunque también están representados
Pelay Pérez Correa y Juan Riero (el vicario que lo había contratado).
En la Capilla Mayor
del templo se halla la imagen de la Virgen de Tentudía, perteneciente al siglo
XVIII y que sustituyó a la original realizada en madera que no se pudo
recuperar.
A ambos lados
de la iglesia hay sendas capillas. En la Capilla de los Maestres se sitúan las
estatuas yacentes de los maestres Gonzalo Mexías y Fernando Osores, vestidos
con los hábitos de la orden de Santiago. Todo el conjunto esta presidido por un
gran panel de azulejos que representa a San Agustín, obra atribuida a Cristóbal
de Augusta.
La segunda
capilla es la de Santiago. En ella está sepultado el Comendador de Medina de
las Torres, Juan Zapata, aunque no hay ninguna lápida que lo indique.
De vuelta al
claustro, se puede subir al piso superior para asomarse a los balcones
cubiertos del monasterio y disfrutar de las vistas de la sierra de Tentudía.
De vuelta al
aparcamiento, puedes entrar en el bar que hay en frente a reponer fuerzas (El Balcón de Tentudía). Sus montaditos
son verdaderamente baratos y parecen bocadillos, aunque el local se llena en horas
puntas y te será difícil encontrar una mesa.