Japón: Día 5: Kyushu – Visitando la Cascada de Nabegataki y su siniestro pueblo



Después de ver el cráter del volcán Aso, aún me quedaba algo de tiempo para devolver el coche de alquiler. Así que, decidí visitar la Nabegataki, a una hora de camino.

El paisaje volvió a cambiar radicalmente y me encontré atravesando grandes bosques mientras subía una gran montaña. Dejé atrás el centro de la ciudad de Oguni y tomé el desvío hacia la cascada. Tenía poco tiempo, porque iban a cerrar pronto.  Mi idea era dejar el coche en el parking que hay justo en frente, cruzar la carretera y entrar directamente en el complejo. Pero, no pudo ser.


Cuando me estaba aproximando al desvío, me pararon unos guardias y me indicaron que tenía que dejar el coche en el aparcamiento 2, que estaba casi vacío. El parking estaba delante de un edificio medio derruido, que daba bastante miedo y que parecía un antiguo instituto. En un edificio anexo, estaban los servicios y la parada de autobús. Resulta que el parking era gratis, pero el autobús que llevaba hasta la cascada no. Uno de los guardias insistió para que me montara, porque no me iba a dar tiempo a llegar. Pero, quería disfrutar del paseo. Además, que me imaginaba que el aparcamiento 1 estaba vacío, pero que estaban forzando a la gente a usar el autobús.

Empecé a andar por el arcén de una carretera, junto al río y grandes arrozales. Parecía un camino fantasma. No había nadie. Creí vislumbrar a lo lejos la figura de gente, pero… cuando me acerqué, vi que eran estatuas. Había maniquíes por todos lados. En las casas, en el río, en la calle…



Hasta había algunos muy siniestros, que parecía que te estaban acechando detrás de una planta...


Empecé a caminar más rápido mientras no me quitaba de la cabeza la película de “Soy leyenda”. Y en unos 20 minutos llegué a la taquilla de la cascada. Justo en frente estaba el parking y, tal y como me había imaginado, estaba vacío.


Pagué la entrada y comencé a bajar por unos escalones rodeados de grandes árboles. Abajo del todo está la cascada. Su formación se debió a la erupción del Monte Abe, cerca de la ciudad de Oguni. Cuando los ríos de magma se enfriaron y se endurecieron, apareció la cascada. Una capa sólida de lava se quedó en la parte de arriba y debajo, una blanda capa de barro. El barro se fue erosionando con el paso del tiempo y se creó la cueva que hay justo detrás de la cascada.



Se puede acceder a la cueva para tener mejores vistas de la cortina de agua que produce  ésta al caer. También se puede cruzar el río hacia el otro lado, saltando de roca en roca para tener una perspectiva distinta de este estupendo paisaje.



Durante la vuelta a la entrada, muchas parejas se dedican a buscar los corazones de piedra que hay escondidos a lo largo del camino. Dicen que, si encuentras los seis que hay, te traerán felicidad.


Yo no tuve tiempo de encontrarlos. Iba a empezar a anochecer rápido y no quería atravesar el siniestro poblado de las estatuas de noche. Así que emprendí mi camino de vuelta al aparcamiento.

Antes de volver a Aso a entregar el coche, paré en el enorme Mirador de Torupa, desde el que se pueden obtener unas vistas privilegiadas de todo el valle.



Entregué el coche, cené de nuevo en el restaurante Coffee Plaza East y pasé mi última noche en el hostal. A la mañana siguiente tenía que coger uno de los trenes de edición especial más queridos de Japón: el Aso Boy Train, que me llevaría a Beppu


➤ Precio del acceso a la Cascada de Nabegataki: 300 yenes

➤ Acceso en transporte público: a día de hoy sólo es posible llegar en tren hasta Yu Station y desde allí, coger un taxi que te lleve en 15 minutos a la cascada.

Mapa de la zona de Nabegatake Fall




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