Después de ver
el cráter del volcán Aso, aún me quedaba algo de tiempo para devolver el coche
de alquiler. Así que, decidí visitar la Nabegataki, a una hora de camino.
El paisaje
volvió a cambiar radicalmente y me encontré atravesando grandes bosques mientras
subía una gran montaña. Dejé atrás el centro de la ciudad de Oguni y tomé el
desvío hacia la cascada. Tenía poco tiempo, porque iban a cerrar pronto. Mi idea era dejar el coche en el parking que
hay justo en frente, cruzar la carretera y entrar directamente en el complejo.
Pero, no pudo ser.
Cuando me
estaba aproximando al desvío, me pararon unos guardias y me indicaron que tenía
que dejar el coche en el aparcamiento 2, que estaba casi vacío. El parking
estaba delante de un edificio medio derruido, que daba bastante miedo y que
parecía un antiguo instituto. En un edificio anexo, estaban los servicios y la
parada de autobús. Resulta que el parking era gratis, pero el autobús que
llevaba hasta la cascada no. Uno de los guardias insistió para que me montara,
porque no me iba a dar tiempo a llegar. Pero, quería disfrutar del paseo.
Además, que me imaginaba que el aparcamiento 1 estaba vacío, pero que estaban
forzando a la gente a usar el autobús.
Empecé a andar
por el arcén de una carretera, junto al río y grandes arrozales. Parecía un
camino fantasma. No había nadie. Creí vislumbrar a lo lejos la figura de gente,
pero… cuando me acerqué, vi que eran estatuas. Había maniquíes por todos lados.
En las casas, en el río, en la calle…
Hasta había
algunos muy siniestros, que parecía que te estaban acechando detrás de una planta...
Empecé a
caminar más rápido mientras no me quitaba de la cabeza la película de “Soy
leyenda”. Y en unos 20 minutos llegué a la taquilla de la cascada. Justo en
frente estaba el parking y, tal y como me había imaginado, estaba vacío.
Pagué la
entrada y comencé a bajar por unos escalones rodeados de grandes árboles. Abajo
del todo está la cascada. Su formación se debió a la erupción del Monte Abe,
cerca de la ciudad de Oguni. Cuando los ríos de magma se enfriaron y se
endurecieron, apareció la cascada. Una capa sólida de lava se quedó en la parte
de arriba y debajo, una blanda capa de barro. El barro se fue erosionando con
el paso del tiempo y se creó la cueva que hay justo detrás de la cascada.
Se puede
acceder a la cueva para tener mejores vistas de la cortina de agua que produce ésta al caer. También se puede cruzar el río hacia el otro lado, saltando
de roca en roca para tener una perspectiva distinta de este estupendo paisaje.
Durante la
vuelta a la entrada, muchas parejas se dedican a buscar los corazones de piedra
que hay escondidos a lo largo del camino. Dicen que, si encuentras los seis que
hay, te traerán felicidad.
Yo no tuve
tiempo de encontrarlos. Iba a empezar a anochecer rápido y no quería atravesar
el siniestro poblado de las estatuas de noche. Así que emprendí mi camino de vuelta al
aparcamiento.
Antes de
volver a Aso a entregar el coche, paré en el enorme Mirador de Torupa, desde el
que se pueden obtener unas vistas privilegiadas de todo el valle.
Entregué el
coche, cené de nuevo en el restaurante Coffee Plaza East y pasé mi última noche
en el hostal. A la mañana siguiente tenía que coger uno de los trenes de
edición especial más queridos de Japón: el Aso Boy Train, que me llevaría a Beppu.
➤ Precio del acceso a la Cascada de Nabegataki: 300
yenes
➤ Acceso en
transporte público: a día de hoy sólo es posible llegar en tren hasta Yu
Station y desde allí, coger un taxi que te lleve en 15 minutos a la cascada.
Mapa de la zona de Nabegatake Fall
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➤ Día 6: Kyushu – Viajando de Aso a Beppu en el original Aso Boy Train