En
el hotel en el que me hospedaba cogí un descuento para comprar el bono
turístico de los Infiernos de Beppu. Y, aunque pillaba algo lejos, me fui andando
hacia el primero de ellos para pasear un poco por la ciudad.
En
el distrito de Kannawa se encuentra los siete infiernos jigoku: pozos
volcánicos con agua a más de 50º, azufre y/o barro. Compré la entrada en el
primero y me dieron un folio en el que ir poniendo los sellos de todos los que iba
visitando. ¡Cómo les gusta a los japoneses los sellos!
Los Infiernos de Beppu
1. Umi Jigoku 海地獄 – El infierno del mar: es el que tiene el complejo
más grande. A la entrada hay un gran estanque y muchas plantas. Y, al fondo,
hay un santuario sintoísta. Tras seguir andando un poco más, se llega al
infierno cuya agua está a 98º y es de un azul cobalto que recuerda al mar. Tiene
una profundidad de 200 metros y se creó por una erupción volcánica ocurrida
hace más de 1200 años.
Además, hay varios ashiyu (baños
calientes para pies), una tienda de recuerdos y una cafetería en la que comprar
pudding y huevos cocidos al vapor de las aguas sulfurosas del infierno. También
te puedes hacer una foto con sus mascotas.
2. Oniishibouzu Jigoku (鬼石坊主地獄): su nombre proviene de las burbujas de barro que
emergen del infierno y que se asemejan (según los japoneses) a las cabezas afeitadas
de los monjes. En él hay varias piscinas de barro, piedras de las que sale humo
y otro ashiyu. Haciendo honor a su nombre, su mascota es un monje.
3. Kamado Jigoku (かまど地獄) – El Infierno del horno: su mascota es un gran
demonio cocinando. En su interior se encuentra el infierno azul y varios
estanques de barro burbujeante.
También hay una zona a la que puedes acercarte para echarte vapor a 100º en la garganta y en la piel. En su cafetería es posible comprar huevos cocidos en este vapor, entre otros productos, y comértelos mientras están sentado remojándote los pies en agua hirviendo. Muy relajante.
4. Oniyama Jigoku (鬼山地獄) – El Infierno del demonio de la montaña: la fuerza
de la presión de su vapor es tan grande que puede empujar un vagón y medio de
tren. Además, parece ser que presenta las condiciones ideales para criar cocodrilos.
A mí no me gustó nada ver a los cocodrilos viviendo en unas pésimas condiciones
y en unos espacios muy reducidos para su tamaño.
5. Shiraike Jigoku (白池地獄) – El Infierno del estanque blanco: es un infierno
bastante más pequeño que los anteriores. Cuando yo fui no presentaba su
característico color blanco y había carteles por todos lados disculpándose por
ello. Según estos, el color verde que en ese momento tenía se debía a la
propagación de las algas en su interior.
A estos cinco primeros infiernos se puede
ir andando de uno a otro en poco tiempo. Los dos que quedan por visitar están a
2’8 km, que se pueden hacer andando o cogiendo un autobús. En mi caso, decidí
parar a comer en Jigokumushi Kobo Steam Cooking Center,
, donde te puedes hacer tú
mismo el almuerzo usando el vapor que emana de la tierra, y luego continuar
andando para bajar la comida.
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