Cuando canjeé
mi JR Pass en Fukuoka, reservé asientos en dos trenes de edición especial: el
Aso Boy y el Yufuin no Mori. Nunca me había montado en unos trenes así y
mereció mucho la pena. Sólo se puede acceder a ellos reservando con antelación.
El Aso Boy no
opera todos los días, por lo que organicé mi itinerario de modo que mi viaje coincidiera
con uno de ellos. Mientras cogía mi equipaje de las taquillas de la estación de
Aso, pude ver cómo cada vez entraban más niños curiosos y emocinados,
acompañados de sus padres. Todos hablaban de Kuro.
Los japoneses
adoran las mascotas y tienen mascotas para todo. Kuro es la del tren Aso Boy. Se
trata de un perrito negro que está por todas partes pintado.
En el andén, Kuro
ya nos da la bienvenida desde su casita. Y pronto vemos aparecer el famoso
tren, todo decorado con su figura. Y es que el tren cuenta con más de 100
ilustraciones de Kuro en su exterior y muchas más en el interior.
El tren tiene
cuatro vagones y en sus extremos hay asientos panorámicos para disfrutar de las
vistas, atravesando montañas y valles.
Existen
asientos normales y asientos más caros, en los que uno de ellos es para un
adulto y otro es un asiento pequeño, especial para niños. Este asiento siempre
está en la ventanilla, para que el pequeño también disfrute de la naturaleza que
se observa durante el viaje.
Lo más
original que tiene Aso Boy, es el vagón en el que se encuentra una biblioteca
infantil, una piscina de bolas de madera y un espacio reservado para los
talleres que las azafatas se encargan de organizar con los pequeños.
Al final de
este vagón, hay una pequeña cafetería-tienda, en la que venden productos de
Kuro. Desde dulces, hasta chapas.
Durante el
trayecto, el personal del tren va pasándose por todos los asientos ofreciéndose
a hacerte fotos con tu cámara para que tengas un buen recuerdo del viaje.
Para los niños, además, les dejan un uniforme de maquinista para que posen.
Antes de bajar
del tren, las azafatas dan a cada pasajero un bombón, y una postal de recuerdo,
que se puede sellar en la cafetería de manera gratuita. Los japoneses tienen pasión por los sellos. Llévate siempre una libretita tamaño cuartilla para ir estampando en ella todos los que te encuentres.
No puedo decir
nada más de este tren. Tan sólo que me encantó y estaba tan ilusionada como
cualquier niño fan de Kuro (o cualquiera de sus padres, que estaban igual de emocionados
haciéndole fotos a todo lo que veían).
Dos horas más
tarde llegué a la estación de Beppu , donde me recibió otra bonita mascota.
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