Lo prometido es deuda. El año pasado, también por primavera,
ya hice una ruta por varios pueblos de Segovia y me detuve bastante
en el entorno de Sepúlveda porque me encantó. Por falta de tiempo y
desconocimiento, la verdad, me quedé con las ganas de recorrer las
hoces en piragua. Y es que mientras estaba en la Iglesia de San Frutos no
dejaba de mirar las piraguas pasar por el río. Una envidia que me entró…
Así que decidí volver pronto para no perdérmelo.
Ante tanta oferta de empresas, al final hice lo que casi
siempre: visitar Yumping, portal especializado en actividades de aventura, para
tener un listado más completo de ellas. Aunque esta vez contacté con la
empresa directamente por teléfono. De todas las que vi la que más me llamó
la atención fue la de http://www.hocesduraton.com/
No por nada en especial, porque a la hora de ponerte a comparar la mayoría de
ellas ofrecen lo mismo y por el mismo precio. Lo que me hizo decantarme por
ésta fue algo mucho más simple: era la única web que estaba razonablemente
actualizada.
Contacté con ellos por teléfono y quedamos en su sede el
sábado a las 10’30. La empresa está ubicada en Sebúlcor. Hay que seguir las
indicaciones hacia el Monasterio de la Hoz, porque el pueblo es muy pequeñito y
si te despistas te la dejas atrás (lo digo por experiencia propia). Siguiendo
las señales verás al fondo una gran nave de color blanco con una piragua
pintada. Se accede por el caminito y se aparca allí, que tienen espacio de
sobra. Todo muy rural. Dentro hay un bar y unos vestuarios con duchas, por si
necesitas cambiarte.
Allí mismo, los monitores, muy simpáticos, van formando los
grupos en función de las características de cada uno. Algo que me encantó,
porque hicieron un grupo aparte para las familias con niños y otro sólo de
adultos. Esto es de agradecer.
Una vez hechos los grupos, cogí el coche y seguí a la
monitora. Nos llevó unos pocos kilómetros más abajo, donde aparcamos y
vimos a un montón de gente preparándose para bajar también, pero con otras
empresas.
Allí nos dieron unas nociones básicas de cómo coger los remos y
cómo llevar la piragua, y nos bajamos una graaaan cuesta de arena con nuestros
remos y nuestro chaleco. Tras la caminata, llegamos a la orilla, donde cogimos nuestra piragua y la llevamos al río. La monitora nos dio un bote para que
metiéramos las cosas que no queríamos que se mojaran (llaves, móviles…) y que va metido en un hueco de la barca. El problema es que sólo tenía pequeños y no
pude meter la cámara de fotos grande, así que las tuve que hacer con el móvil…
una pena. Es algo a tener en cuenta porque las demás compañías sí que llevaban
botes el doble de grandes. Yo pregunté y me dijeron que ellos no tenían de
esos. 😞
Una vez en el agua… ¡a disfrutar del recorrido!. La actividad
en total dura unas 3 horas. Se van haciendo varias paradas para explicar algo
del entorno y una parada para descansar en tierra firme y vuelta a remar.
Una vez terminada nuestra ruta, volvimos para dejar la
piragua y subir la cuesta de arena que, si antes nos había resultado pesada,
ahora ya ni os cuento. Y nos esperaba una sorpresa arriba. El hombre que se
había encargado de hacer los grupos en la sede estaba esperándonos a todos allí
con una camioneta de la que sacó porrones llenos de cerveza fresquita y Fanta.
Genial para reponer fuerza.
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