Este finde decidí aprovechar el buen tiempo para visitar este pequeño pueblecito de tan sólo 175 habitantes ubicado en la Sierra Norte de Madrid. Un pueblito encantador, junto al embalse de El Atazar. Las vistas son impresionantes y al pueblo lo conocen como la villa marinera de Madrid.
Su nombre proviene de la cantidad de ciervos que habitaban los bosques del Señorío de Buitrago que acudían a esta zona para aprovechar más
su calidez, ya que era el primer lugar donde se deshacía la nieve y el último
donde anochecía.
Hoy en día Cervera vive del turismo. Hay bastantes
alojamientos rurales, un albergue municipal y un camping. Y, además, un club
náutico en el que se pueden reservar actividades en el embalse.
Yo me apunté a hacer un paseo en quads por la zona.
La visita la reservé usando yumping.com, un portal dedicado a actividades
de aventura. La empresa fue ATV Cervera y todo salió genial.
La actividad comienza en la puerta del restaurante El Lago,
desde allí me llevaron a un circuito para que aprendiera a conducirlos,
porque nunca había probado ninguno. Te pones el casco y los guantes y,
cuando estés preparado, sales a recorrer los caminos que rodean Cervera. El
paisaje impresionante. El
recorrido duró más de una hora. Fue una experiencia bastante buena.
Para terminar mi excursión hice una parada a 5
kilómetros del pueblo para disfrutar de las vistas de La Presa del Villar. Junto
al puente hay una pequeña zona para aparcar y, en frente, unas escaleritas
desde donde asomarse a ver el paisaje. Ésta es la presa más antigua en funcionamiento
de toda la región y de todo el sistema de embalses del Canal de Isabel II y,
parece ser, que es también la primera presa abovedada que se construyó en el
mundo (1869). Al otro lado, la imagen de la garganta del Lozoya es preciosa.