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Viajar a Australia: Qué hacer en el Yarra Valley


A menos de una hora de Melbourne, tienes esta joya llena de impresionantes paisajes.

Qué hacer en el Valle de Yarra

1. Estar cara a cara con los animales del Healesville Sanctuary: uno de los dos únicos lugares en Australia que han logrado criar ornitorrincos. Healesville Sanctuary está especializado en la fauna australiana. Una buena oportunidad de disfrutar de animales autóctonos, como los dingos o los koalas. Pagando un plus de 12$ también podrás tener encuentros más cercanos con algunos animales, como los canguros. 


2. Visitar una de las más de 80 bodegas existentes: el valle de Yarra es una zona llena de viñedos y bodegas. Su clima fresco la hace especialmente buena para producir chardonnay, pinot noir y vino espumoso.


3. Hincharse a chocolate en la Chocolaterie Ice Creamery: 16 hectáreas para disfrutar de esta delicia. La entrada es gratuita y hay muchas oportunidades para probar sus productos gratis también.
4. Subirse al histórico Puffing Billy: desde este histórico tren se pueden disfrutar de espectaculares paisajes en la zona de los Dandenongs. El recorrido de ida y vuelta dura unas 5 horas y su destino es la famosa estación de Gembrook, desde Belgrave. 

5. Hacer senderismo: el Valle del Yarra y la zona de los Dandenong Ranges está lleno de áreas recreativas y senderos para disfrutar de increíbles rincones naturales, como las Stevenson Falls, o el Kurth Kiln Regional Park.


6. Pasearse por Gembrook: el histórico pueblo de Gembrook fue famosa durante la Segunda Guerra Mundial por su producción de carbón y de madera, así como de proveer de productos de granja a la ciudad de Melbourne a través de la línea del Puffing Billy. Puedes seguir las señales para hacer el recorrido histórico por Gembrook, coger el tren de vapor, realizar algunos de sus senderos por el Wright Forest,  ver el inmenso centenary log, visitar el Vintage Motoring Museum lleno de vehículos antiguos y probar sus productos locales.   

www.epqgembrook.org

7. Visitar una “granja de lavanda”: la Warrantina Lavender Farm se puede visitar de manera gratuita para ver sus instalaciones. De noviembre a febrero organizan el Lavender Time. En su Tea Room se puede disfrutar de los tés más típicos de Devonshire hechos con lavanda.  La granja organiza paseos, tiene parking, área de picnic y tienda de regalos.


8. Esquiar en Marysville: el camino de los 40km que separan Healesville de Marysville ya merece la pena por sí mismo. La nieve se concentra en la zona del Lake Mountain y en la comercial Murchinson Street te puedes hacer con todo el equipo necesario para disfrutar de los deportes invernales. Un lugar clave es el Lake Mountain Alpine Resort, donde se puede esquiar y hacer tobogganing.

www.marysvilletourism.com



Mapa del Yarra Valley




Qué ver en dos días en El Bierzo


Durante siglos, distintas culturas se han visto atraídas por estos valles y han ido dejando su impronta: los astures con sus castros, los romanos con sus minas de oro, las órdenes religiosas con sus monasterios, los templarios con sus castillos…

Si no dispones de muchos días para visitar esta maravillosa región, te propongo  esta ruta de dos días que hice por ella. Aunque me supo a poco y me quedé con ganas de más. Y es que, nada más que el paisaje, estar rodeado de tanta naturaleza… merece la pena.

Ruta de dos días en El Bierzo

El Bierzo se sitúa en el noroeste de León. Esta ruta la inicié en Madrid, con unas paradas a mitad del camino en Medina del Campo (a la ida) y en Astorga (a la vuelta).

Día 1: Salida desde Madrid – Medina del Campo – El Bierzo (Bembibre – Ponferrada – Cacabelos – Villafranca del Bierzo – Lago de Carucedo – Hotel Complejo Rural Ágoga en Las Médulas).


1. Bembibre: el primer pueblo berciano que visité fue Bembibre. La segunda población más importante, después de Ponferrada. Merece la pena darse un paseo por el centro y visitar a las afueras el Santuario Ecce Homo. Allí mismo puedes dejar el coche. El templo es pequeñito, data del siglo XVII y tuvo que sufrir la quema de todo su interior durante la Guerra de Independencia, en 1809. En la parte baja, en la pared, se encuentra la Garita del Santo (un pequeño altar).



2. Ponferrada: continuando mi camino, asombrada ya por el paisaje que lo envuelve, rodeado de bellas montañas por todos lados, llegué a Ponferrada: La capital del Bierzo. El coche lo dejé justo detrás del castillo.

La impresión que me causaron sus calles del centro fue un poco de decadencia. Había muchos negocios cerrados y ruinosos. No sé si la crisis ha hecho especial mella en la ciudad o que toda la vida se ha trasladado a las afueras, donde hay un inmenso centro comercial. En todo caso, la zona donde se encuentra el castillo es muy hermosa. Sin salir de ella, puedes disfrutar de muchos de los encantos del pueblo.

El primero de ellos, imponente, es su castillo templario. Construido en 1282 sobre un antiguo castro que posteriormente fue ciudadela romana, ha sido incluido en numerosas ocasiones en las listas de los castillos más bonitos de España. Y lo merece. Se sitúa sobre una colina en la confluencia del Sil y el Boeza. En su interior puedes ver la exposición Templum libri, con facsímiles del medievo y del renacimiento, y su Biblioteca Templaria, la más grande del mundo relacionada con este tema, que cuenta con 1380 volúmenes. La entrada cuesta 6€.


En frente del castillo está la Casa de los Escudos, una casona solariega barroca que perteneció a Francisco García de las Llanas, capitán del Regimiento de Milicias de León y regidor perpetuo de Ponferrada. En su interior se halla el Museo de la Radio. En él se exponen más de 200 piezas de la colección de Luis del Olmo.


Continuando las calles medievales se llega a la Basílica de la Encina, un templo renacentista en cuyo interior hay una imagen de la Virgen de la Encina “La Morenica”.  La leyenda cuenta cómo la talla de la Virgen traída de tierra santa por Santo Toribio (Obispo de Astorga) hubo de ser escondida para preservarla de las tropas musulmanas. Su rastro se perdió y los templarios la encontraron en el interior de una encina mientras estaban cogiendo leña. De ahí su nombre. Fuera hay una plazoleta con una escultura en honor al templario que la encontró. Hoy, lo que más me llamó la atención fue la cantidad de candados enormes que tenían todas las cajas de limosnas, tanto en la puerta, como en su interior.


Atravesando calles verás una preciosa, la calle del Reloj. Ésta cuenta con la única torre con reloj exenta de España. Construida en el siglo XVI sobre uno de los arcos de la antigua muralla, hoy la puedes recorrer para llegar a la Plaza del Ayuntamiento barroco.


Antes de volver al coche, párate a ver el Museo del Bierzo, situado en la antigua cárcel y, a las afueras, cerca de donde dejé el coche, la Capilla de Nuestra Señora del Carmen. Desde allí hay unas increíbles vistas de las montañas colindantes.


3. Cacabelos: tendrás que atravesar este pueblo para llegar a Villafranca. Cacabelos es un pueblo de tradición vinícola, como lo atestiguan su Museo del Vino y sus viñedos. También tiene unos yacimientos arqueológicos de algunos castros que actualmente no se pueden visitar. Admira su iglesia de Las Angustias (s. XVIII), y continúa tu camino.

4. Villafranca del Bierzo: junto con Peñalba de Santiago, fue uno de los pueblos que más me gustó de toda la ruta. Tiene un encanto rural que encandila nada más pisar sus calles. Forma parte del Camino de Santiago, como varios municipios del Bierzo. Pero su peculiaridad es que es etapa y meta. Si el peregrino no consigue llegar a Santiago, en su iglesia puede ganarse la indulgencia a través de la Puerta del Perdón.



Villa señorial declarada Conjunto Histórico-Artístico, su calle más característica es la del Agua. Desde ella puedes atravesar todo el casco histórico. Está llena de palacios barrocos y renacentistas. Presidiendo el pueblo se halla su castillo del siglo XVI. Es propiedad del compositor Cristóbal Halftter, por lo que no se puede visitar. Otros monumentos que merecen la pena son su iglesia de Santiago, la Plaza Mayor, los Conventos de San Francisco y de la Anunciada, la Colegiada de Santa María, el antiguo colegio jesuita de San Nicolás El Real y su puente medieval sobre el río Buvia. Aunque lo que de verdad te relajará será pasearte por sus tranquilas calles envuelto en la naturaleza del valle. Una pena que tengas que dejar Los Ancares para otra excursión.

5. Lago de Carucedo: volviendo sobre tus pasos para acercarte ya al hotel, te encontrarás con este enclave desde donde empiezan algunas de las rutas para visitar Las Médulas. No hay que confundirse con las señales pues, aunque  indiquen “Lago de Carucedo”, no les tienes que hacer caso. Si las sigues, acabarás en una pedanía y te será más difícil el acceso. Tienes que seguir hasta la propia población de Carucedo. Allí ya tendrás el acceso al lago.



Dejando el coche en el parking  puedes visitar su orilla por medio de unas pasarelas. Existe la leyenda de que allí se encuentra la espada de Roldán (Durandal), hijo de Carlomagno.

Tras un largo día visitando el Bierzo, yo llegué al Complejo Rural Ágoga, situado a los pies de Las Médulas. Tras descansar un poco, volví a Ponferrada aprovechando que era Lunes Santo para ver su famoso Via Crucis. Durante esta procesión se puede acompañar al Santo hasta el interior del castillo. Es bastante bonito verlo en el castillo templario. Impone.


Después de cenar a pie del castillo y tomarme unas limonadas famosas de la tierra (vino casero), a dormir para seguir la ruta del día siguiente. 

Un día en La Granja de San Ildefonso ¿Qué visitar?


El Real Sitio de San Ildefonso se encuentra a 11 km de Segovia capital y a 76 km de Madrid, si atraviesas el Puerto de Navacerrada. Puedes aprovechar un día entero para visitar este pueblo y sus alrededores, e incluso parar por el camino a tomarte un café mañanero en Navacerrada o en Valsaín.


Con menos de 5600 habitantes, esta localidad tiene su encanto y su historia va unida a la historia de España. En el cercano Valsaín se construyó el primer palacio de la zona en época de los Trastámara. En ruinas por un incendio, se le sustituyó por el Palacio Real de La Granja que conoces ahora, y que empezó a construirse sobre un antiguo monasterio, dedicado a San Ildefonso, que había sido creado por los Reyes Católicos. Felipe V hizo allí su residencia y el pueblo empezó a crecer alrededor del palacio.


Algunos hechos históricos que ocurrieron en La Granja de San Ildefonso:

●  La boda entre Carlos IV y Mª Luisa de Parma.
●  La firma de los tratados de San Ildefonso de 1777, 1796 y 1800.
●  La derogación de la Pragmática sanción de 1789 por Fernando VII.
● La sublevación de los sargentos de la guarnición del Palacio en 1836 que obligó a la regente Mª Cristina a restablecer la Constitución de 1812.
● Durante la Guerra Civil, en los alrededores, se vivió la Ofensiva de Segovia. Los republicanos estuvieron a punto de tomar el palacio, pero los regulares marroquíes frustraron la operación.

Qué ver y qué visitar en La Granja de San Ildefonso

1. El Palacio de La Granja: es el gran aliciente de esta visita. Construido como palacio de retiro de Felipe V, es un bello ejemplo de arquitectura palatina europea, con influencias francesas, italianas y del barroco español.

Tras adquirir la entrada puedes recorrer la galería de estatuas traídas de Roma y subir a la primera planta para conocer el Museo de Tapices, antigua Casa de las Damas. Allí disfrutarás de una galería llena de tapices flamencos de impresionantes dimensiones, todos elaborados en honor de Carlos V. Las demás salas corresponden a las estancias privadas de los reyes (el salón de las lacas, el despacho de la reina gobernadora, el salón del trono, la sala de Cristina de Suecia, el comedor oficial, la sala de mármoles, el salón japonés…). Mi sala favorita: obviamente, el salón japonés  😁

Merece la pena detenerse contemplar los impresionantes techos que tienen la mayoría de las salas, la enorme cantidad de relojes (algunos aún en funcionamiento) que hay en el palacio y los cristales que provienen de la Real Fábrica de la ciudad. Ve con algo de abrigo, porque dentro del palacio hace bastante fresco, hasta en verano.


Una vez terminada la visita al palacio, llegarás a la tienda y a los servicios. Allí puedes salir a visitar los jardines o  volver y ver la Real Colegiata de la Santísima Trinidad, que está justo al lado de la taquilla de venta de tickets. En este lugar se encuentran enterrados Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio.  www.patrimonionacional.es Entrada general: 9€.

2. Los Jardines y las fuentes de La Granja: perfectamente puedes pasar aquí el día entero. Tiene una superficie de 146 hectáreas y la entrada es gratuita. La ruta que se suele realizar es la que recorre sus 21 fuentes monumentales. Algunas de ellas, cuando están encendidas, pueden llegar a tener 40 metros de altura. Si todas estuvieran funcionando a la vez, consumirían unos 9.000 m3 por hora, la misma cantidad que consume la ciudad de Segovia. El depósito principal se consumiría en 13 horas; por eso las fuentes nunca han funcionado a la vez y están pensadas para solamente encenderlas cuando se acercara el rey. Por este motivo, además del deterioro que supondría el funcionamiento continuo, solo funcionan todas 3 veces al año: 30 de mayo; Día de San Fernando, 25 de julio; Día de Santiago y 25 de agosto; Día de San Luis.


Las fuentes están inspiradas en la mitología clásica, incluyendo deidades, alegorías y escenas mitológicas. Se construyeron en plomo para prevenir la corrosión, aunque pintadas a imitación de bronce para ennoblecerlas.



Las estructuras y el sistema de cañerías originales siguen funcionando en la actualidad. A falta de motores que hiciesen funcionar las fuentes, en el siglo XVIII sus constructores dependían de la gravedad para hacer proyectar el agua a alturas de hasta cuarenta metros. Un lago artificial, llamado El Mar, se construyó apartado en el punto más alto del parque y provee de agua y presión suficiente a todo el sistema. Allí se forma una cascada con una Gruta, donde se observan algunas estalactitas y estalagmitas procedentes del Monasterio de Piedra.

3. Antigua Real Fábrica de Cristales: hoy acoge el Museo del Centro Nacional del Vidrio. La visita dura unos 40 minutos y en ella se ven, a lo largo de 16.000 m2, las diversas técnicas que se han utilizado para la fabricación de vidrios, lámparas y otros objetos decorativos. Al final del recorrido, están los artesanos trabajando. http://www.fcnv.es/museo/index.html Entrada general: 5€.


4. La Puerta de la Reina y la Puerta de Segovia: las primeras dan entrada al centro histórico y las segundas dan acceso a la Plaza de España, justo delante del Palacio Real. Ambas son del siglo XVIII.



5. La Casa de los Infantes (Parador): mandado construir por Carlos III para que vivieran en él sus hijos Gabriel y Antonio, hoy es el Parador de Turismo, incluso con spa. La sobria fachada no tiene nada que ver con la riqueza monumental de su interior, organizado en torno a tres patios. Posee además un gran espacio de jardín y una construcción anexa, el “Canapé”, que proporciona las áreas de esparcimiento del Parador. http://www.parador.es/es/paradores/parador-de-la-granja


6. El Cuartel de Guardias de Corps: un edificio que albergó a esta unidad militar de élite que velaba por la seguridad de la Casa Real. Hoy se está rehabilitando para convertirlo en Centro de Negocios del Parador de Turismo. Se encuentra a unos escasos 200 metros del palacio.

www.hotelisabeldefarnesio.com
7. Iglesia de Pío XII: esta iglesia neogótica del siglo XVIII es lo único que queda del antiguo Convento de las Franciscanas de Nuestra Señora del Triunfo fundado por la reina Isabel II. la cubierta, de pizarra, es lo más llamativo a simple vista.

8. Iglesia del Cristo del Perdón o del Rosario: templo barroco de 1764 que albergaba a la Hermandad de los Dolores, promovido por Isabel de Farnesio y con claras influencias italianas. Se encuentra en la plaza del mismo nombre, donde también puedes ver el Ayuntamiento, el antiguo hospital del pueblo y la oficina de turismo.


9. Iglesia de Nuestra Señores de Los Dolores: también situada en la Plaza del Pueblo, la Plaza de los Dolores, esta iglesia se construyó debido a la devoción popular en 1739, y constituía la ermita del antiguo hospital. El edificio se modificó en 1764, con Isabel de Farnesio, siguiendo los cánones de la época (un templo sobrio, sin adornos) y así es como ha llegado a nuestros días. 

10. Asistir a la Gran Judiada y a la Corta de Troncos: la Gran Judiada es una comida popular que se viene celebrando desde 1976 y en la que se reparten gratuitamente más de 10.000 raciones de este plato típico: judiones con chorizo, oreja, morcilla y tocino. Los judiones son el plato estrella de la localidad por su gran tamaño y sabor, llegando a pesar más de 100 gr. Se celebra a finales de agosto.

Por su parte, en la cerca Valsaín, durante las fiestas de la Virgen del Rosario, se lleva a cabo el singular consurso de corta de troncos y sierra a mano. Otra oportunidad para ver este espectáculo es durante las fiestas de San Antón. 


Cómo llegar a La Granja de San Ildefonso

🚍 En Autobús:

●  Transporte "La Sepulvedana" (línea Madrid-Segovia / línea Segovia-San Ildefonso)

🚆 En Tren:

●  AVE Madrid-Segovia-Valladolid
●  Línea regional Madrid-Segovia

🚘 En Coche:

●  Madrid-Segovia (por autopista): A-6 / AP-6 / AP-61
●  Segovia-San Ildefonso: M-601
●  Villalba-San Ildefonso: M-601

●  Hay un gran aparcamiento gratuito a la entrada del pueblo y está muy bien señalizado.







Qué ver en Anento, uno de los pueblos más bonitos de España


Viajando por tierras aragonesas, me recomendaron hacer una parada en Anento, condecorado con el premio de estar en el listado de Los pueblos más bonitos de España. Y está ahí, porque lo merece. Con tan sólo 105 habitantes ha conseguido que se hable de él por su elegancia. Todo un logro, porque hasta hace relativamente poco, en invierno se quedaba... ¡con sólo un habitante!

La visita es rápida, aunque puedes hacer noche en algunas de las encantadoras casas rurales que tiene o en su albergue. El aparcamiento no es un problema, pero te recomiendo que lo hagas frente a la Oficina de turismo y así aproveches para pedir información allí y comprar algo en la tienda de recuerdos.

Nada más salir del coche llama la atención lo pintoresco del lugar. Parece que está todo preparado para pintar un cuadro o hacer la foto perfecta. Todas las calles limpias, cuidadas, llenas de macetas coloridas… Nada se sale del guión. El paisaje, de estilo medieval, está dominado por su iglesia del siglo XII, que guarda el retablo gótico mejor conservado de la Corona de Aragón (s. XV).








Sus habitantes están encantados con la llegada de turistas y están deseando aprovechar para charlar un rato. Incluso algunos me explicaron la decoración de la entrada de su casa… Hospitalarios como pocos. 

Las rutas desde el pueblo están muy bien señalizadas. La más famosa es la del Aguallueve. Esta senda discurre por un bosque lleno de pinos, chopos, zarzamoras (con unas moras buenísimas), nogales… y permite ver un antiguo torreón celtíbero, el aguallueve y los restos del castillo.



A los pies del torreón se encuentra el aguallueve, un manantial perenne, que proviene de las aguas del río Jiloca. Las aguas se cuelan entre la caliza, chocan con la impermeable arcilla y salen en forma de hilillos constantes de agua.





Te puedes desviar del camino para visitar también los restos celtíberos, algo más alejados. El camino de regreso permite disfrutar de un paseo entre las huertas, lleno de moras y nueces, y volver a la Oficina de turismo.