Si no dispones de mucho tiempo, con dos o tres días en Sydney es suficiente para hacerte una idea de esta ciudad y continuar con tu viaje. Aquí te dejo lo que para mí fue lo más representativo.
Qué ver en Sydney
1. Sydney Harbour Bridge: para mí, la mejor experiencia que tuve en la
ciudad. Una gran obra de ingeniería construida en 1932 en la que trabajó como
pintor el mismísimo Paul Hogan antes de ser famoso. Para obtener bonitas fotos
éstas se pueden hacer desde el puerto, desde un barco, desde el Pylon Lookout
(que no merece la pena para lo que cuesta – 13$) y desde arriba, en el mismo
puente, contratando la experiencia Bridge Climb. Es caro, pero merece la pena. No
esperes ver nada desde abajo, cruzándolo a pié, en tren o en coche. No se
aprecia nada.
2. Fort Denison: en mitad del Parque Nacional del Puerto de Sydney,
aparece un pequeño islote en el que se construyó este antiguo fuerte que
funcionó como prisión y, más tarde, como fortaleza militar. Hoy es un museo que
cuenta su historia desde tiempos aborígenes. Para llegar a él hay que coger el
ferry que sale del Muelle 6 en Circular Quay cada 45 minutos. El viaje de ida y
vuelta cuesta unos 20$ a los que hay que añadir la contratación del tour guiado
por 15’50$.
3. The Rocks & Circular Quay: son las zonas más famosas de Sydney y donde se
encuentran la mayoría de sus monumentos más importantes, como St Patrick’s
Church, Customs House, varios museos y la mítica Opera. Todo está lleno de
turistas y los precios de los restaurantes en esta zona son bastante caros,
pero un paseo por sus calles te lleva al pasado antiguo de la ciudad mezclado
con los rascacielos más imponentes.
4. Sydney Opera House: Patrimonio de la Humanidad desde 2007, es el
monumento más reconocido de la ciudad. Se inauguró en 1973 y hoy recibe miles
de visitantes. La mejor manera de visitarla es acudiendo a un espectáculo pero,
si no tienes tiempo, también puedes acudir a los tours guiados que se hacen
cada día por 37$.
5. Royal Botanic Gardens: 30 hectáreas de hermosos jardines cuyo acceso es
gratuito. Está muy cerca de la Ópera y se ubica en los mismos terrenos donde se
creó la primera granja en territorio australiano: Farm Cove. En 1816 se
transformó en Jardín Botánico convirtiéndose en la institución científica más
antigua de todo el país.
6. Australian Convict Sites: Australia tiene once edificios históricos
relacionados con su pasado convicto que han sido declarados Patrimonio de la
Humanidad en 2010. Cuatro de ellos están en Sydney o cerca de ella: Cockatoo
Island, Hyde Park Barracks, Old Government House and Domain, Great North Road.
Visitar alguno de ellos es una buena oportunidad para aprender más de este
pasado.
7. Anzac Memorial: completado en 1934, conmemora a los caídos en la
Primera Guerra Mundial. Está situado en el extremo sur del Hyde Park. Hasta hace
poco se podía visitar su interior de manera gratuita. Sin embargo, desde agosto
permanece cerrado por obras (se supone que hasta noviembre de 2018). Sí que se
puede visitar aún el Hall of Memory.
8. Chinatown: personalmente, a mí me gustó más la de Melbourne.
Chinatown está en la parte sur del CBD, y los restaurantes que hay allí son más
caros que en Melbourne. La peatonal Dixon Street es su calle más famosa,
marcada por sus arcos de dragón. En Hay Street se puede ver la Golden Water
Mouth, una extraña escultura con forma de tronco de eucalipto de la región
china de Condobolin, de donde procedían la mayoría de chinos que venían a
Australia en busca de oro. Se supone que les trae buena suerte.
9. Bondi Beach y otras playas: las playas de Sydney son famosas en todo el mundo,
sobre todo Bondi. Toda llena de surferos y hippies. Allí se puede disfrutar de
una piscina marina, protegida con redes para que no entren tiburones, medusas y
otras fieras. El camino más famoso es el que lleva desde Bondi a la playa de
Cooge. A través de 6 km se bordea por el paseo marítimo toda la costa, pasando
por enclaves tan atractivos como Brontë Beach, Gordons Bay o Dolphin Point.
10. Blue Montains: la excursión típica de un día desde Sydney es a las
Blue Mountains. En tren se llega en unas dos horas a Katoomba por menos de 10$.
La región ofrece naturaleza en estado puro y es famosa por las Tres Hermanas,
unas formaciones rocosas que se elevan sobre la bruma del paisaje y que le da
su aspecto azulado. El tono es causado por dispersión de Mie, el cuál ocurre cuando la radiación ultravioleta se
dispersa dentro de la atmósfera creando un color azul-grisáceo a cualquier
punto de distancia, incluyendo montañas y nubes. Mucha gente piensa, erróneamente,
que se crea por el reflejo de las hojas de eucalipto. Una manera original de
disfrutarlas es entrando en el Scenic World.
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