Irlanda: 14 lugares imprescindibles que ver en Dublín



Dublín no es muy grande, su centro es muy asequible a pie y los lugares más representativos se pueden ver uno o dos días. Dejando a un lado sus monumentos y museos, lo mejor de Dublín es su gente, amable y acogedora como en pocas ciudades de Europa. 

Qué ver y qué hacer en Dublín

1. Tomarse un café irlandés en Temple Bar: su nombre se debe a Sir William Temple, quien adquirió los terrenos en 1600. Hoy es uno de los barrios más llamativos de Dublín, los pubs están abiertos desde bien temprano y el ambiente cultural y fiestero se respira en cada callejuela. Las pintas y los cafés irlandeses (sin nata montada) son las estrellas de los pubs.


2. Conocer el Libro de Kells en el Trinity College: la universidad más antigua de Irlanda fue fundada en 1592 por Isabel I y en ella se graduaron personajes de la talla de Swift, Wilde o Becket. En su biblioteca hay casi tres millones de volúmenes. La sala principal cuenta con los 200.000 más antiguos, así como el arpa más antigua del país. Su joya es el Libro de Kells, que contiene los cuatro Evangelios escritos en latín en el siglo IX. Es la zona más visitada del complejo. www.tcd.ie


3. Visitar estructura más antigua de Dublín en la Christ Church Cathedral: los orígenes de la catedral se remontan al siglo XI, cuando el rey vikingo Sigtrygg Silkiskegg construyó allí un templo de madera. Hoy, tras muchas ampliaciones y remodelaciones, Christchurch conserva un estilo gótico sublime. En su interior se encuentra la capilla del obispo San Lorenzo O’Toole, y la cripta catedralicia más grande las Islas Británicas. Aunque es un templo protestante, el Vaticano lo reclama como catedral católica.


4. Conocer la Puerta del Capítulo en St Patrick’s Cathedral: la mayor iglesia de Irlanda se construyó en el siglo V junto al pozo en el que San Patricio bautizaba a los conversos. En su interior se encuentra uno de los coros más importantes de Irlanda, pues es la única catedral de las Islas Británicas en la que se realizan dos misas cantadas al día. Su coro se hizo famoso por participar en la primera presentación del Mesías de Handel. Además del coro, merece la pena ver La Puerta del Capítulo, en la que se hizo un agujero por el que estrecharon sus manos los condes de Ormond y Kildare para acabar con sus enfrentamientos.


5. Aprender a tirar una pinta en la Guinness Storehouse: en la antigua nave de fermentación de la fábrica de Guinness, se encuentra este museo donde se exhibe contrato de arrendamiento de la cervecería por 9.000 años, firmado por Arthur Guinness en 1759. A lo largo de sus siete plantas se puede ver de manera interactiva el proceso de realización de la cerveza. Con la entrada general tienes derecho a un ticket que podrás canjear para entrar en la Academia Guinness, donde te enseñarán a tirar bien una pinta de cerveza.
Precio de la entrada a la Guinness Storehouse: variable, dependiendo del día y la hora. 



6. Recorrer O’Connel Street: la principal arteria de Dublín comienza en Parnell Street y termina en el puente O’connell. En ella se encuentra The Spire, un monumento de 120 metros, construido en el 2003 en el lugar en el que se encontraba el monumento al Almirante Nelson, destruido por el Ira. A lo largo de esta gran avenida también hay grandes monumentos históricos del siglo XIX, como el Hotel Gresham, los almacenes Clery’s o la Oficina Central de Correos.


7. Conocer a Molly Malone en Grafton Street: una calle peatonal llena de artistas callejeros y tiendas. Justo donde acaba la zona peatonal, en la intersección con la calle Nassau, está la estatua de Molly Mallone. En 1880, James Yorkston compuso la canción Cockles and Mussels (Berberechos y Mejillones), que cuenta la historia de una vendedora ambulante que murió de fiebre en plena calle. La leyenda negra dice que por la noche era prostituta, pero no hay ninguna evidencia de ello. La canción es todo un himno en los pubs y, en su memoria, queda esta estatua y una fiesta en su honor cada 13 de junio: el Molly Malone Day. La última vez que fui había sido trasladada por obras a Suffolk Street.



8. Descansar en alguno de sus parques: los tres parques más famosos son:
▪  St Stephen Green: en pleno centro de la ciudad, es uno de los más antiguos del país (s. XVII).
▪ Phoenix Park: con más de 700 hectáreas, es el parque urbano más grande de Europa. En él puedes ver ciervos paseando. La mejor manera de visitarlo es alquilando una bici en la entrada.
▪ Merrion Square Park: un remanso de naturaleza en medio de edificios tan importantes como el Senado, el Museo de Historia Natural o la Galería Nacional. Por él se solía pasear Oscar Wilde, y hoy podemos ver su estatua en uno de los extremos del parque.


9. Conocer el antiguo Castillo de Dublín: bastante austero por fuera, ha tenido un montón de funciones a lo largo de la historia: asentamiento vikingo, fortaleza militar, residencial real, sede del Tribunal de Justicia… Hoy sólo se realizan en él las recepciones estatales. 
Precio de la entrada al Castillo de Dublín: 7€ general, 10€ la visita guiada. 


10. Rodearse de gente elegante en el Powerscourt Centre: situado en una bonita casa georgiana de Grafton Street, en el siglo XVIII se convirtió en el lugar de fiestas más reputado de todo Dublín. Hoy está lleno de tiendas de lujo y restaurantes, e incluso cuenta con un pequeño teatro. http://www.powerscourtcentre.ie/


11. Comprar algo en los Mercados callejeros: los mercados están siempre llenos de vida y suelen funcionar hasta las 17:00. Hay un montón desperdigados por toda la ciudad, como el Moore Street Market, en el que se venden frutas, verduras y flores; el Temple Bar Food Market, con productos orgánicos; o el Designer Mart en la calle Cow’s Lane (también en Temple bar), dedicado a la ropa y a la decoración.



12. Asistir a un concierto de música tradicional irlandesa: la mayoría de los pubs de Temple Bar tienen música en directo. Pero si te gusta la música celta, también puedes asistir a uno en:
  • Merry Ploughboy Pub
  • The Brazen Head
  • The Irish House Party
  • Belvedere Irish Night en el Belvedere Hotel

13. Cruzar el Ha’Penny Bridge: el puente peatonal más famoso de Dublín recibe su nombre por su forma similar a una moneda de medio penique y por ser ese el peaje que se tenía que pagar por cruzarlo.


14. Hacer una visita a un lugar cercano: hay muchas empresas que se dedican a organizar visitas de un día a otros lugares de Irlanda. Las más famosas:
Los precios van entre 25 y 60€, y son más baratos en los mostradores de allí, que comprándolas en páginas españolas.


Otros lugares:

Dublín tiene mucho que explorar. Visitar la Cárcel de Kilmainham para aprender sobre la historia de los activistas irlandeses, pasarse por alguno de sus museos gratuitos (Museo Nacional de Arqueología, de Historia Natural, de Artes Decorativas…), aprender sobre el whiskey en la Antigua Destilería Jameson o sobre el hurling en Croke Park, son otros de los planes que puedes hacer si tienes tiempo.






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