En un duro invierno de los años cuarenta, un avión de la
compañía aérea Pan American, debido a un gran temporal, aterrizó en el
aeropuerto de Foynes, ubicado en el oeste de Irlanda. Los pasajeros estadounidenses desembarcaron
sabiendo que no podrían continuar hacia su destino hasta que no mejorara el
tiempo.
Joe Sheridan, un cocinero del restaurante del aeropuerto,
decidió atenderlos ayudarles a soportar el frío de la noche. Para ello, mezcló
un café caliente con un poco de whiskey. Se dice que uno de los pasajeros le
preguntó si era café brasileño, a lo que el respondió que se trataba de un café
irlandés.
Cuando el aeropuerto de Foynes se cerró en 1945, Sheridan
trasladó su bebida al Aeropuerto Internacional de Shannon, lugar en el que
trabajó hasta 1952. Hoy hay puesta allí una placa en su honor.
Durante la década de los cincuenta, el escritor de la
columna de viajes del San Francisco Chronicle, Stanton Delaplane, intentó
convencer al dueño del San Francisco Buena Vista Bar, George Freeber, de que le
preparara la bebida que había probado en Sheridan: un café irlandés. Sin
embargo, todos sus intentos fueron fallidos. Por ello, Freeber se puso en
contacto con su creador, Joe Sheridan, al que ofreció un puesto de trabajo en
su restaurante y cuya tumba se encuentra hoy en California. En ella aparece
escrito:
Aquí yace Joe Sheridan, el inventor de la bebida más famosa del mundo:
el café irlandés.
Otra leyenda se lo atribuye a Joe Jackson, trabajador del
Hotel Ulster, en el Condado de Donegal. Hay un artículo de una revista escocesa
que habla de esta especialidad, remarcando que se hace con crema de nata. El
artículo es de 1950, un año antes de que Sheridan publicara la suya.
La polémica está servida, pero lo cierto es que el café irlandés está presente en todos los pubs del país. Tomarse uno en la mítica zona de Temple Bar de Dublín, mientras se disfruta de la música en directo y de la alegría de sus gentes, te saldrá por unos 6 - 7€.
Cómo se hace un auténtico café irlandés
Ingredientes:
- 2 tazas de café fuerte
- 4 cucharadas de azúcar moreno
- 200 mil de crema de leche para hacer nata batida.
- Una copa alargada para servirlo.
- 50 ml de whiskey irlandés (yo siempre uso Tullamore Dew). Es importante que sea irlandés, porque su sabor es más dulzón. Con otro tipo de whisky, como el escocés, el sabor variará muchísimo.
Paso 1: Prepara la crema de leche
Primero se prepara la crema de leche. Hay que batirla hasta
que empiece a engordar, pero sin que se convierta en nata montada.
Paso 2: Haza la mezcla de whiskey y azúcar
Después, en un cazo, mezcla el azúcar moreno con el whiskey
y lo pones al fuego hasta que casi hierva.
Paso 3: Prepara las copas
A continuación, tienes que calentar las copas. Para ello,
llénalas con agua caliente y luego las vacías.
Sirve primero la mezcla de whiskey y azúcar hasta un
tercio de la taza.
Paso 4: Haz el café
Haz en la cafetera dos tazas de café bien cargado y se
lo echas a la copa encima del whiskey, hasta casi el borde.
Paso 5: Llena las copas con la nata
Es muy importante que no se mezcle la nata con el resto del
líquido. Para evitarlo, echa la nata sobre el dorso de una cucharilla,
lentamente, para que se quede flotando sobre el café.
Paso 6: Disfrútalo
Los irlandeses dicen que no se debe mezclar con la
cucharilla, sino que hay que beberse el café a través de la nata, dando
pequeños sorbos.
Ya sabes, si vas a una cafetería, pides un café irlandés y
te plantan un copazo coronado con nata montada cobrándotelo a precio de oro por
la hazaña… ya puedes decir que eso no es ni irlandés, ni ná.