Mostrando entradas con la etiqueta Hoteles Rusia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hoteles Rusia. Mostrar todas las entradas

Rusia: Día 9 – Opinión del Matreshka Hotel de Irkutsk


Cogí el avión desde Moscú a las 17’25 y llegué a las 4’00 de la mañana del día siguiente, aunque con el cambio de huso horario, el vuelo tan sólo duró 5’35 horas. El precio fue de 272€ por billete con la compañía Aeroflot, que me ha sorprendido gratamente cómo han mejorado sus aviones y sus vuelos en los últimos años.

En la actualidad, el aeropuerto de Irkutsk está conectado por comunicación aérea con 60 ciudades y 10 países del mundo. La red de rutas internacionales incluye más de 20 destinos, desde Corea del Sur y China hasta Bulgaria. Se encuentra constantemente entre los mejores veinte aeropuertos del país. El flujo de pasajeros de este aeropuerto alcanza a 1,7 millones de personas.

Pese a eso, el aeropuerto de Irkutsk es muy pequeño y en el hall no hay apenas asientos. Hay un pub, una tienda de recuerdos, una farmacia y dos o tres pequeños restaurantes.

Allí estuve haciendo hora hasta que llegaron las 6’00 para que empezara a operar el servicio de transporte público. A esa hora, salí del aeropuerto y cogí un autobús en la parada que hay justo delante, pasado el parking. Está muy señalizada. El autobús al centro me costó 20 rublos.

Opinión del Matreshka Hotel en Irkutsk

No fue fácil encontrar un hotel con buenas opiniones, céntrico y barato en Irkutsk. Al final elegí éste y mereció la pena. El hotel tiene 35 habitaciones, cuatro plantas y está cerquísima del Mercado Central, la estación de tren está a 15 minutos en coche y el aeropuerto está a 5’5 km. Tienen un servicio de transporte al aeropuerto por 700 rublos, pero sólo lo recomiendo si tu vuelo sale por la noche. Justo delante del hotel está la parada de autobús que te lleva desde y hasta el aeropuerto.


Es cierto que las vistas desde la habitación dejan mucho que desear, pero esto es Irkutsk, donde estás disfrutando de la belleza de unos monumentos en un calle y, de pronto, te das de bruces con casas medio derrumbadas, calles sucias, malas pintas… para pasar la siguiente esquina y volver a las tiendas de lujo. 😮


Lo mejor del hotel es que todos hablan inglés perfectamente y te pueden asesorar turísticamente sin problema.

Además, cuenta con una sauna rusa que cuesta 1000 rublos por persona (2 horas). 

Mi habitación era una doble económica, que me costó 42€ la noche con el desayuno incluido.




Para desayunar había un buffet pequeñito, pero adecuado: ensaladas, verduras, huevos, pasteles, yogures, cereales, embutido, kéfir, zumo, café…

El personal fue realmente agradable. Al hacer el check out me dijeron que si me hacía una foto delante del hotel y la subía a Facebook me regalaban unas postales de la ciudad. Me hice la foto, pero luego…¡No tenían Facebook! Me reí un montón con ellos.

También tiene un servicio gratuito de consigna de equipaje. La verdad es que fue todo un acierto.

   MATRESHKA HOTEL IRKUTSK   
Ulitsa Sofyi Perovskoy 31
664007 Irkutsk, Russia
Teléfono: +7 395 250 05 65
matreshkahotel@mail.ru

Rusia: Opinión del Slavyanka Hotel Moscow


Como quería, aunque sólo fuera una vez, alojarme en un hotel de estilo soviético, elegí el Slavyanka Hotel por su historia. Fundado en 1935, es uno de los más antiguos de Moscú. Su origen está relacionado con la historia militar rusa, de hecho, durante mi estancia vi muchos militares mayores de uniforme que se alojaban allí. Los huéspedes del hotel en diferentes momentos fueron famosos militares, héroes, atletas y artistas.


Durante la Gran Guerra (1941-1945) en la plaza que hay en frente, se colocó una unidad antiaérea con dos cañones y en el hotel se construyeron tres refugios antibombas para los residentes. En el período de la posguerra, el hotel Slavyanka se convirtió en un lugar de encuentro para veteranos y compañeros soldados y sigue siéndolo hoy.


Servicios

👉 Consigna:

Cuando llegué me sorprendió ver a mucha gente esperando en la puerta del hotel, sentados en unos bancos, con sus maletas. Para entrar, tuve que pasar por un arco de seguridad custodiado por un guarda.


A la derecha de una gran escalinata estaba la recepción. Allí me encontré con una señorita que sí que hablaba inglés, pero que de amable no tenía nada. Como no eran exactamente las 14’00 (hora del check in) tenía que dejar mi equipaje en la consigna. 200 rublos por pieza. ¡Incluso me cobró por una bolsita que llevaba atada a la mochila! Después de pagar y de darme el recibo, pensé que se quedarían ellos con el equipaje, pero nooooo. Tenía que llevar todas las cosas al guarda de la puerta, esperar a que le diera la gana de atenderme y darle mis recibos, para comprobarlos uno a uno (¡viva la burocracia!).

Pensé que el guardia se quedaría con el equipaje, pero nooooo. Me llevó a una habitación y me dijo dónde lo tenía que colocar. No me ayudó en nada. Después de colocarlo yo, entró en la habitación. No le gustó cómo lo había dejado y me gritó para que volviera. Con signos me dijo que lo dejara tumbado y no de pie. Amable como él solo…

Al salir, caí en la cuenta de porqué había tanta gente esperando allí con las maletas. Para ahorrarse el dinero de la consigna. ¿No quería un hotel estilo soviético? Pues ahí lo tenía.

👉 Desayuno

Lo mejor del hotel. Se hace en la planta alta y tiene de todo. Pero lo que más merece la pena es la gran selección de productos tradicionales rusos: kéfir y otras bebidas (hasta mors), crepes rusas, crema agria, dulces, platos fríos y calientes… Es un buen sitio para comer con algunos veteranos de uniforme.

👉 Sala de plancha

Si quieres ir a algún sitio que exija etiqueta, como el Bolshoi o el Café Pushkin, el hotel cuenta con una sala de planchado llena de tablas de planchar y planchas do-it-yourself. Está siempre abierta para que te sirvas tú mismo.

Habitación

El hotel es enorme: tiene 211 habitaciones. El estilo de la arquitectura estalinista con elementos del ejército es su sello distintivo... y parece que se ha quedado estancado ahí.

Me alojé en una doble estándar por 43,58 € la noche. Los pasillos grises y sin luz me llevaron a mi habitación… cutre total. Las fotos no se parecen en nada a lo que me encontré.  Dos camas pequeñísimas (y eso que los rusos son altos) y estrechísimas. Los colchones y las almohadas habían pasado épocas mejores y las colchas y las sábanas, yo no sé si se habían cambiado desde la época de Lenin. Hasta estaban rajadas. Un verde oliva que tiraba patrás.


La moqueta y el papel pintado de las paredes estaban comíos de manchas.

La calefacción estaba puesta día y noche en pleno julio (que por mucho que sea Rusia, julio es julio). Bueno, así no necesité taparme con la súpercolcha 😕

Hay wifi gratis, pero me lo tuvo que activar la señora "tan amable" de la recepción porque había que llamar por teléfono a la compañía. 😳

Durante la noche, las tuberías fueron un horror. Todo el rato sonando. En las cuatro noches que pasé allí, no hubo noche que no me fuera a la cama pensando en que estaba en lo más parecido a un antiguo hospital militar. Tan buena fue mi experiencia, que se me quitaron las tonterías de los estilos soviéticos y no contraté nada que se le pareciera durante el resto de mi viaje por el país.

Localización

● El hotel está a 5 minutos del metro Dostoyevskaya y a 25 km del aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremétievo.

● La mezquita y el estadio están a unos escasos 500 metros.

● La estación de tren más cercana es la de Rizhsky, a 17 km.

● Justo en frente hay un gran parque. 


    SLAVYANKA HOTEL MOSCOW   
Suvorovskaya sq., 2 building 3, Moscow, 129110 Rusia
Teléfono: (7) 495 6814444, Fax: (7) 495 6813159

Opinión del Art House Hotel – San Petersburgo


Debido a los problemas con los que me encontré con la expedición del visado, cuando tuve que alargar mi estancia en San Petersburgo no pude hacerlo en el hotel en el que estaba alojada porque estaba completo (Akyan Hotel) y tuve que buscar otro que también fuera céntrico. Al final, me decanté por el Art House Hotel.

Más que un hotel, es una mezcla entre hostel y bed&breakfast, combinado con hotel familiar.

Localización

El hotel está en una calle que sale de la Avenida Nevsky por la esquina de Calzedonia. A unos cuantos metros de la entrada hay un pequeño supermercado 24 horas, bastante barato y que está en un sótano. A 2 minutos está la estación de metro de Mayakovskaya y a 10 minutos está la estación de tren Moskovskiy.

La entrada al alojamiento puede que te asombre un poco. Es una puerta enorme, blindada. Hay que llamar al portero para que te abran. Una vez dentro te darás cuenta de cómo son muchos alojamientos y pisos rusos. Como éste fue el primero que vi así, me asusté muchísimo. ¿Dónde me había metido? Escalones sucios, paredes sin pintar, cables por todos lados… Algo común parece ser que es que tengas el piso hecho un desastre, menos tu parte. Llega a tal punto esta obsesión por el individualismo y la propiedad privada, que se puede ver un suelo del rellano en el que sólo hay embaldosada la entrada a una casa en concreto, o la pared que pega a una puerta pintada y las demás no. En fin, a las otras, que les den…


No te dejes llevar por el exterior. El interior es increíble. No te esperas que todo esté tan limpio, tan nuevo, con una decoración tan bonita. En la recepción me ofrecieron café y té y me dieron información sobre la ciudad. Todos muy amables. También me guardaron el equipaje gratis cuando hice el check out.


Las habitaciones

El hotel es temático. Tiene 5 habitaciones standard con decoraciones acorde a su nombre (1001 noches, Nefertiti, Sparta, Dali y Retro). Y 5 habitaciones superiores (Bourgeois, Camelot, Sakura, Mexicana y Origami).

La que yo elegí a través de su web fue la Camelot. Costó 4160 R por noche, con el desayuno incluido y wifi gratis. Aparte hay que pagar en efectivo el Registro de Extranjeros para llevarlo siempre junto con tu visado.

La habitación era muy grande y la cama también. Tenía TV LCD, DVD, aire acondicionado, frigorífico y una zona que servía como salón, con unos cómodos sillones. Todo limpísimo, que contrastaba con lo que habíamos visto a la entrada.




El desayuno se sirve en la cocina. Hay varias opciones a elegir. El día anterior hay que apuntarse en recepción con la opción que has elegido y la hora a la que quieres que esté preparado entre las disponibles, porque hay varios turnos para que todo el mundo quepa en la cocina. Independientemente de lo que hayas elegido, hay muchas cosas que te puedes servir tú mismo también. Embutido, queso, tostadas, yogures…



A mí me encantó el sitio, el personal y la decoración.


   ART HOUSE HOTEL – ST PETERSBURG   
Marata Ulitsa 10-6, San Petersburgo, Rusia
mail@arthousehotel.ru,
info@arthousehotel.ru


Rusia: Día 1 - Llegada a San Petersburgo - Opinión sobre el Akyan Hotel

Mi viaje comenzó a las 23’35 en el aeropuerto de Barajas. El vuelo lo reservé con Expedia, como casi siempre, por los importantes descuentos que hace si lo contratas ida y vuelta, y con dos noches de hotel. En total, unos 561€  viajando con Iberia y Siberia Airlines (S7).

De Madrid a Moscú  4’50h + 2’05 horas de escala + De Moscú a San Petersburgo 1’35h = 11’30 horas hasta llegar.

El viaje en el vuelo de Iberia fue mucho peor que los de Ryanair. Un sitio agobiante, donde casi no me cabían las piernas. Un calor insoportable y un menú que dejó mucho que desear. Hacía mucho que no viajaba con Iberia y mi impresión fue que había empeorado muchísimo.

Y su personal tampoco es que estuviera muy preparado, ni hiciera por dónde. En Madrid le pregunté al del stand que si mis maletas llegaban a San Petersburgo o las tenía que coger yo en Moscú y pasar el check in otra vez con ellas. Me dijo que no tenía ni idea, pero que creía que iban directamente a San Petersburgo y que yo no tenía que hacer nada. Le dije si me lo podía confirmar y no hizo por dónde. Me dijo que no me preocupara y ya está. Pero, al llegar a Moscú me paré por si acaso en la cinta del equipaje, aunque iba con mucha prisa, y… tal y como yo pensaba, mis maletas estaban allí esperándome. Una gracia. Si me llego a fiar, a lo mejor ni me da tiempo a coger el vuelo.


En cambio, el vuelo con S7 me sorprendió. Fue mi primer vuelo con una compañía rusa y tenía bastante reparo a la hora de volar con aerolíneas de este país, pero fue un vuelo bastante bueno. Los asientos, para un viaje tan corto, fueron muy anchos y la comida excepcional para ser un vuelo de hora y media. Después me daría cuenta de que en TODOS los vuelos rusos dan comida, sea cual sea la distancia y las horas de vuelo. Se agradece esta costumbre que ya hemos perdido en Europa.

Alojamiento: AKYAN Hotel St-Petersburg (Opinión)

Llegué al Aeropuerto Internacional Púlkovo a las 9’00. Cuando aterrizamos, todo el mundo se puso a aplaudir. En aquel momento me sorprendió, pero luego vi que en todos los vuelos rusos se hace lo mismo. Un ruso me dijo que era para dar gracias por no habernos estrellado… ¡Qué tranquilizador! Y más teniendo en cuenta la de accidentes que hay al año de aerolíneas domésticas.

Para llegar al hotel salí del aeropuerto y, en la misma puerta de arrivals, estaba el minibús que buscaba: la minivan taxi K39. Pasa cada 5 minutos y circula entre las 7’00 y las 23’30. Pagué en efectivo 30 rublos más 20 por cada mochila y me dejó en la estación de Moskovskaya en 20 minutos. Allí compré una tarjeta monedero del metro, en una de las máquinas. Pensé que ésta servía para dos personas, pero al pasarla yo las puertas no se abrieron. Tres hombres de seguridad vinieron corriendo y tras ver que no nos entendíamos, me pidieron que me quedara con ellos un rato. Allí, sola. Un plan, porque yo no entendía el motivo. A los 9 minutos, un hombre me señaló su reloj y me dio a entender que debía estar allí un minuto más. Tampoco lo entendí. A los diez minutos en punto me llevaron a las puertas y pasaron mi tarjeta. Así pude entrar en el metro. Más tarde aprendería que la tarjeta sí que sirve para varias personas pero que, una vez ha pasado una persona tienen que pasar 10 minutos para que vuelva a funcionar y pueda usarse otra vez.

Localización

El hotel Akyan se encuentra a pocos minutos de la estación de metro de Ploshchad Vosstania y cerca de la estación de tren y de la Avenida Nevsky. Está ubicado en un antiguo edificio de principios del siglo XX (The Badaev House), conocido como la Casa del Ángel. Este nombre le viene dado por el relieve del ángel que tiene en la parte superior de la fachada. Realizado en estilo Art Nouveau, ganó la medalla de plata en la City Façade Competition y la medalla de oro en la Expo de París de 1907.


Durante el asedio de Leningrado, el edificio fue parcialmente destruido en los bombardeos y hoy está totalmente reformado. Abrió sus puertas como hotel en el 2014.

En la misma calle hay restaurantes, bares, casas de cambio y un supermercado muy barato justo en la esquina (saliendo del hotel y yendo hacia la derecha, en dirección opuesta al tráfico). Es una zona bulliciosa, pero no tanto como Nevsky.


El hall es muy acogedor y el personal muy amable y eficiente. Por internet me puse en contacto con ellos para que me gestionaran el Visa support para poder solicitar el visado. Me cobraron 15 euros por ello y me lo hicieron en el mismo día. A pesar de que tuve que realizar dos cambios en el documento (gracias a la oficina de gestión de visados rusos de Madrid), lo hicieron de nuevo sin problema y sin coste adicional.

Cuando llegué me cobraron 200 rublos por hacerme el registro para ciudadanos extranjeros. Un documento muy importante en Rusia del que no hay que despegarse por si te para la policía y quiere saber dónde has estado alojado durante tu viaje. Hay que ir guardándolos todos, junto con el visado, para justificar tu ubicación.

El ascensor del hotel es precioso y tienen un servicio gratuito para guardar el equipaje.

Habitación

La habitación fue una doble económica, pero su tamaño era bastante grande (16 m2). Tenía aire acondicionado, TV LCD por satélite, caja de seguridad, cama King size, escritorio, sillones y mini bar. Todo impecable e insonorizado, y el wifi funcionaba de maravilla.



El cuarto de baño también era grande y contaba con albornoces, zapatillas, secador y artículos de aseo.


Todas las mañanas dejaban dos botellas de agua gratis.

Incluido en el precio entraba el desayuno buffet, que se realiza en la última planta. Muy completo. Ensaladas, dulces, kéfir, yogures, requesón, tortillas… y una gran variedad de productos rusos, occidentales y asiáticos también.


Cómo llegar al Akyan Hotel San Petersburg

●  Desde el aeropuerto de Pulkovo, coge el minibús para llegar a la estación de Moskovskaya.

●  Toma la línea 2 con dirección a Parnas y bájate en Tekhnologicheskiy Institute – 2.

● Cambia hasta el andén que pone Tekhnologicheskiy Institute – 1 y bájate en la estación de Ploshchad Vosstania.

●  Saliendo de la estación, gira a la derecha y camina en dirección opuesta al tráfico, por la Vosstania Street.

●  El hotel está en el número 19. Lo verás de lejos por las grandes banderas azules con el logotipo de Akyan que tiene en la puerta.


   AKYAN HOTEL ST PETERSBURG   
Vosstania Street, 19. 191036 Rusia
Teléfono: (7) 812 4264000, Fax: (7) 812 4264001
reservation@akyanhotel.com
http://akyanhotel.com



Tipos de alojamiento que me encontré en Rusia


En las zonas turísticas de Rusia que he visitado me he encontrado con varias modalidades de alojamiento, algunas mejores que otras. Te recomiendo no ir a la ligera y mirar multitud de opiniones antes de reservar nada porque, aun así, incluso, te la pueden colar.

Muchos alojamientos te pueden sorprender por fuera. Lo normal en Rusia es que todo esté fenomenal por dentro, pero lo de fuera da igual que se caiga a pedazos. Se ha llegado a un individualismo exacerbado tan increíble que se observa abiertamente en el interior de los pisos. Mi piso está totalmente reformado por fuera, mis dos baldosas de entrada están nuevas y limpias, pero las del resto del descansillo están partidas, sucias, son de otro color viejo, las paredes que no son la mía están con los cables por fuera…

Muchos hoteles se encuentran en una planta de un piso antiguo. Hay veces en las que en un mismo bloque de pisos hay varios hoteles distribuidos por planta. La primera vez me horroricé mucho. Me encontré con un portalón, que cerraba con llave de imán y que daba paso a otro mundo: cables por fuera, olor a humedad, pintura descascarillada... No sabía dónde me había metido, daba verdadero miedo. Y no había sido un hotel precisamente barato… Pero luego me asombré mucho. Cuando me abrieron la puerta del hotel, el interior era increíblemente lujoso. El dicho de baño ruso: cara limpia y culo sucio no se cumple para nada. Es justamente al revés. Lo de todos da verdadero asco, lo sabemos y nos da igual, pero lo de uno que se quede bonito.

Hoteles

En general, los hoteles rusos están bastante bien. En la zona europea hay hoteles que cumplen todas expectativas de los viajeros occidentales. La mayoría vienen con el desayuno incluido, normalmente buffet en el que puedes elegir platos calientes, fríos, ensaladas, platos chinos, kéfir, yogures, quesos, crepes… Por muy caro que sea el hotel, eso no quiere decir que el personal sepa inglés. Si acaso, se defiende, pero no preguntes mucho.

También me ha llamado la atención que los hoteles con spa escasean. Incluso ha sido difícil encontrar hoteles que tuvieran piscina. Algunos tienen una sauna rusa, pero no todos.


Hoteles de estilo soviético

Su público sigue siendo eminentemente autóctono. Tanto, que incluso a algunos les molesta la presencia de extranjeros allí. Bueno, parece que si eres chino no hay tanta reticencia.

Los hoteles de este estilo muestran la arquitectura tradicional de la época, con toda su sobriedad. El mobiliario también es de esa época. Por lo que con que pruebes uno, si estás interesado en vivir unos días bajo un techo antiguo soviético, es suficiente. No son cómodos para nada. El personal tampoco está acostumbrado a tratar con extranjeros.


Hoteles Guest House o Mini hoteles

Son hoteles familiares. Normalmente es un piso grande que una familia ha restaurado y ha transformado en hotel. Tienen muy pocas habitaciones y su precio es parecido al de un hotel, aunque cuenta con menos instalaciones. Su punto bueno es la cercanía de los dueños. Aunque no sepan inglés, hacen por dónde. Es una buena forma de acercarte más a las familias y de tener una oportunidad para aprender hablando con ellas mientras desayunas.



Hostels

Se parecen mucho a las casas de huéspedes. Son antiguos pisos restaurados, pero más amortizados. En vez de tener habitaciones individuales, sacan más dinero transformándolas en dormitorios con varias literas. Sinceramente no me ha gustado ninguno de los que he visto. De uno de ellos hasta me fui, aunque ya lo había pagado de antemano. Mi habitación resultó ser un cuarto de escobas. Las fotos que yo había visto por internet no sé ni cómo las habían hecho, porque no cabía nada en la habitación. Era sólo la cama. Para entrar, tenías que ir agachado y mi mochila tenía que estar en el pasillo, porque tampoco cabía. El servicio estaba al lado de recepción, con lo que todo el mundo sabía cuándo entrabas y salías y se iban pasando un ambientador los unos a los otros, porque había colas. Encima, para ir yo tenía que atravesar unas escaleras de caracol desde mi habitación-cuarto escobas, que se movían de una manera que pensaba yo: “O mearme encima, o matarme por las escaleras. Hay que elegir”.

Mi habitación vista desde la cama. Eso es todo lo que hay: cama encajada entre las paredes.

Apartamentos

En booking y otras centrales de reserva aparecían como apartahoteles. Pero, cuando llegué allí, en dos ocasiones, me encontré con una mujer que me llevaba en coche a otro lugar distinto del que aparecía en la reserva. De hecho, en esas direcciones no existía ningún hotel.

Los dos en los que estuve tenían las mismas cosas en común: pese a ser zonas más o menos céntricas, los barrios dejaban mucho que desear; los bloques daban susto por fuera, estaban casi en ruinas; por dentro estaban totalmente reformados, con una decoración y una limpieza excelente; en ambos casos me ofrecieron servicios adicionales a un precio a menos de la mitad del que ofrecían las agencias o los hoteles (servicio de taxi, excursiones…).



Campings

De ellos poco puedo hablar. Pero lo poco que puedo es malo. Iba a alojarme en un camping nuevo en Khuzhir, en la isla del Baikal, que tenía buenas opiniones y que mostraba unas fotos maravillosas, plan glamping.



Conforme se fue acercando el momento de mi reserva, empezaron a aparecer muchos comentarios negativos en las redes. Me extrañó. Muchos hablaban de estafa. Los comentarios se iban borrando. Un día los encontrabas y al día siguiente ya no estaban. Curiosamente, las fotos del camping también cambiaron y, de ser un glamping, pasó a un cutrecamping. En vez de mostrar una genial tienda de campaña maravillosa, mostraba una cabaña polvorienta con un catre mugriento. Una vez en Khuzhir, fui a ver por fuera el camping y llevaban razón las últimas fotos. 



Durante mi planificación del viaje intercambié varios emails con ellos para que me aconsejaran sobre excursiones por la zona y para ver si me podían organizar el viaje de vuelta de la isla a Irkutsk. En todo momento me respondieron rápidamente y empezaron a organizármelo todo. Cuando vi aquellas fotos y aquellos comentarios, me quedé muy fría. Les mandé nuevamente un email preguntándoles directamente si las fotos de su camping eran las antiguas o las nuevas, si me iban a alojar en una tienda de campaña como la de la foto o en un catre en una cabaña ruinosa. Allí acabó nuestra relación. Esperé y esperé, pero nunca me contestaron. Finalmente, cancelé mi reserva antes de que me cobraran y contraté una guesthouse (al final fue peor el remedio que la enfermedad. Pero, bueno, esa es otra historia…). 


Como ves, mi experiencia con los alojamientos rusos es bastante variada. Suelo huir de los hoteles lujosos y me gusta ahondar en lo mundano para poder relacionarme más con la gente del lugar y aprender más de su cultura. Aunque un lujito de vez en cuando para reponer fuerzas, tampoco lo descarto. Contrastando mis vivencias con otros viajeros que me encontré por el camino, todos estuvimos de acuerdo en una cosa: Rusia es un país difícil, incluso si hablas ruso, y hay que ir con cuidado cuando vas por libre para no tener problemas con donde duermes.


Quizás tú tengas otra visión de esto, o no. Aquí tan sólo muestro las impresiones que yo tuve la suerte a veces, y otras no tanta, de llevarme de allí.