Dos meses antes de llegar
al Baikal empecé a organizar los alojamientos de mi viaje. La isla de
Olkhon está súper saturada en verano y ya había alojamientos enteros completos. No fue una tarea fácil y me costó tres intentos contratar algo que pensaba decente:
Intento 1 – Nikita’s
Hostel
Intenté por todos los
medios contactar con el famoso hostal de Nikita (toda una referencia en la
isla) durante los dos meses anteriores a mi visita. La verdad es que fue
un desengaño: tardaban mucho en contestarme, no se enteraban de nada y había
que escribirles de nuevo, no tenían un sistema de reservas online y había que
ir preguntando habitación por habitación para ver si estaban disponibles… Y, al
final, casi me mandan a la mierda por no querer contratar una habitación con
baño compartido. ¡Qué decepción! Será que la fama le viene grande y está
saturados de clientes…
Luego descubrí que
cobraban más a sus clientes por reservarles una plaza en el autobús que lleva
de vuelta desde Khuzhir hasta Irkutsk. Entre los viajeros que íbamos en él, los
que venían con el ticket del Nikita habían pagado mucho más que los demás.
Intento 2 – Robinzon i
Pyatnitsa
Aparentemente un lugar
paradisíaco. Así es como se anunciaba este camping a las afueras de Khuzhir.
Las fotos en todas las webs de reservas eran excepcionales. Todo increíblemente
bueno. Tan increíble, que resultó ser mentira.
En las fotos aparecían estas
tiendas de campaña estilo glamping. Me puse en contacto con el alojamiento
a través de Booking para ver si ellos organizaban excursiones por el Baikal y
me podían reservar un transporte para la vuelta a Irkutsk. Contestaban rapidísmo.
Muy amables en todo.
Conforme fueron pasando
los días, el rating en Booking empezó a bajar escandalosamente y a tener
comentarios malísimos. Todos los comentarios decían que no era un glamping, que
las fotos nada tenían que ver con la realidad y que, una vez allí, los habían
metido en unos barracones con catres mugrientos. ¡¡¡!!!
Nuevamente contacté
con ellos preguntándoles directamente que cómo eran las tiendas de campaña en
las que iba a dormir y qué tenían dentro. Sorprendentemente nunca me contestaron. Así que cancelé la reserva.
Intento 3 – Natalia Guest
House
Un hotel bastante bonito,
que consistía en unas cuantas cabañas colocadas en el jardín de la casa de
Natalia. El desayuno se compone de productos sacados de su huerta personal. A
priori parecía bonito, pero tuvo muchísimos inconvenientes:
● Aunque yo sólo
vi las cabañas, allí entraba gente de la calle (no sé de dónde venían) a
ducharse y a usar el baño.
● El baño era un pozo
ciego, como todos los de Khuzhir. A primera hora de la mañana estaba limpio,
pero por la noche el olor era insoportable porque no limpiaban ni las
papeleras.
● Internet sólo llega hasta
su casa, no hay en el jardín, ni en las cabañas.
● La dueña y sus amigas hacían
una hoguera en el jardín por la tarde y se ponían hasta el culo de alcohol
hasta las doce de la noche o así. Las cabañas están en el jardín, por lo que
las voces y las risotadas se escuchaban sí o sí.
● A veces alternaban y se
ponían a beber en el comedor desde el que cogíamos el wifi. Cada vez que
entrabas en el comedor a por el wifi, allí tenías a la dueña o a sus amigas
detrás, vaso en mano, vigilando como si les fueras a robar algo.
● La dueña dice que habla
inglés, pero lo único que hace es buscar en el traductor de Google. Y en ruso,
al menos, no es bueno. Te lo aseguro.
Incidente con mi excursión:
Cuando contraté el alojamiento a través de Booking, le hice las mismas preguntas que a los del
camping: que si me podían organizar la vuelta a Irkutsk y que si había alguna
manera de ver las focas del Baikal contratando alguna excursión en barco. A
todas las preguntas me respondieron que sí y les pedí que me lo prepara
todo.
Cuando llegué al hostal
le pregunté si lo tenía todo organizado para mí y me volvió a decir
que sí. Me pidió el dinero por adelantado y quedamos en que me recogería una
camioneta al día siguiente para llevarme a ver focas.
Ciertamente, la furgoneta
apareció. Íbamos con todas las plazas ocupadas y un viejo señor que nos llevó
por los caminos de Olkhon pegando botes por los baches. Hicimos varias paradas
en el camino y llegó mediodía y nada de barco. Se paró en una playa y pensé que allí lo íbamos a coger, pero tampoco. Hizo una hoguera en el suelo y nos
preparó una sopa de pescado. 😨No entendía nada. Busqué fotos por
internet de barcos y focas y se echó a reír. Nosotros no íbamos a hacer nada de
eso.
Desde allí me puse en
contacto con Natalia contándole lo que me ocurría y que no había barco por
ningún lado. Y ésta fue la respuesta:
¿Que sólo había contratado el alojamiento? ¿Y quién le había pagado la excursión si no había contratado ninguna excursión? ¿Y quién me había prometido que iba a hacer un viaje en barco para intentar ver focas? Pues ella, que me había mandado el mensaje diciéndome que ella lo prepararía todo. O tenía pérdidas de memoria, o me estaba vacilando.
Al llegar al hotel, salió
enfurecida del comedor y en medio del jardín empezó a gritarme en ruso. La gente
de las cabañas salió para ver el porqué del escándalo. Lo que más me sorprendió es que no paraba de decir que no entendía lo que era una SEAL. O
sea, que todo este tiempo se había comprometido a prepararme una excursión
para hacer algo que no tenía ni idea de lo que era. No sé cómo llegó a la
conclusión de que lo que yo quería era ir con un señor mayor a comer
sopa de pescado en mitad del campo!!!!! 😡😡😡
Después de todo el
bochorno, me fui a mi cabaña y la dejé allí en el jardín gritando.
Porque ella seguía gritando.
Por la noche, cuando
pensé que la cosa estaba un poco más calmada, fui a aclarar lo de mi traslado a Irkutsk al día siguiente. Eso sí que me preocupaba. ¡Mira que si
había entendido otra cosa y me llevaba a no sé dónde! ¡O me quedaba tirada en mitad del bosque por el berrinche que había cogido!
La interrumpí en su
reunión de amigas y le pregunté. Nada, que no se enteraba. Le hice el
siguiente dibujito:
Y no sabía a qué ferry me refería. Pues al único que me puede llevar de vuelta a Irkutsk, si no
hay otro. Se lo escribí en ruso. Nada. Inútil. De corazón no se enteraba.
Cuando por fin lo pilló, le pregunté que cuánto me costaba. Me dijo que
800. Le pregunté que si por persona o en total. Nuevamente no se enteraba.
Le hice los muñequitos de abajo y me dijo que no, que era por persona y que
le tenía que dar al conductor 1500, porque eran 800 por dos personas que íbamos a ir. Me estaba tratando como mongola, pero la tuve que convencer con la calculadora del móvil de
que 800 rublos x 2 personas = a 1600 rublos. Por eso está modificado en el
dibujo que ves arriba. Para tirarse de los pelos.
Al día siguiente, para
desayunar, no me agradó con los productos de su huerta (mejor para mí,
porque el Centro de Vacunación Internacional de Madrid me había aconsejado no
comer nada que hubiera crecido en huertos locales por lo insano del riego). Me deleitó con este exquisito plato, mientras a los demás huéspedes les ofrecía
otra cosa. Obviamente, estaba cabreada conmigo.
Para beber, me intentó
convencer su compañera (ella ya se había largado) de que la forma que tienen
los rusos de beber café es parecida a la de los turcos, es decir, con todos los
posos dando vueltas en la taza. Echas café en la taza y luego el agua hirviendo
y te lo bebes sin colar. Sería una buena teoría de aspectos culturales, si no hubiera visto el café
soluble y los sobres de Nescafé que se estaban bebiendo ellos para desayunar.
Los posos para los turistas, que esto está más rico (que pensarían ellas). Yo le pedí una tetera. De perdíos, al río.
En fin, mi experiencia
con el hotel que elegí finalmente no fue muy afortunada. Los habitantes de
Khuzhir se han sumado al carro del turismo y todo el que tenía una casa allí se
ha convertido en hotelero, sin tener ni idea de regentar nada. Al menos esa fue
mi impresión. Espero que otros hayan tenido más suerte.