Tras estar un
rato por nuestra cuenta leyendo los paneles del parque y haciendo fotos, nos
montamos en el coche para adentrarnos en los bosques suecos y acercarnos más al
Lago Vallentuna y llegamos a la Asamblea Arkil – Arkils Tingstad.
Allí anduvimos
en plan naturaleza entre bloques de hielo que aún quedaban de la helada que
había caído esa noche y restos de nieve. El paisaje era maravilloso.
Muy cerca del
lago se hallan los restos de una asamblea vikinga señalada por unas piedras que
conforman un rectángulo y dos piedras rúnicas. Se sabe que perteneció al clan Skålhamra,
quienes tenían posesiones a ambos lados del lago. Aunque no se tiene muy claro
para qué servían estos lugares (hacer sacrificios, impartir justicia, tomar decisiones
importantes, dar órdenes…).
Las runas U225
y U226 cuentan que fueron grabadas por el maestro Gunnar a petición de los
hijos de Ulfr (Ulfkell y Arnkell y Gýi), quienes fundaron esta asamblea y
erigieron estas piedras para honrarle.
Para acabar,
volvimos al pueblo y paramos en un centro cultural para ir al aseo y para que
viéramos unas maquetas sobre cómo eran las casas y granjas vikingas.
Allí nos
despedimos de nuestro guía y emprendimos el rumbo hacia Sigtuna. He de decir
que el tour vikingo está bien, pero que, si no te has documentado un poco antes
de visitar estos lugares, no te será tan enriquecedor y acabarás con la
sensación de tan sólo haber visto unas cuantas piedras.
A continuación,
la guía nos llevó en la furgoneta hasta Sigtuna, la ciudad más antigua de
Suecia. Nos acompañó a la calle principal, nos introdujo en la historia de
Sigtuna y nos dio una serie de recomendaciones, como visitar el museo o ir a
una de las cafeterías más viejas de todo el país.
Quedamos con
ella noventa minutos después, paseamos por mitad de un parque-cementerio, comunes
en esta parte del mundo, y nos llevó a visitar la Iglesia de Santa María (Mariakyrkan)
y las ruinas de la Iglesia de San Olof. Olof Skötkonung fue el primer rey cristiano
de Suecia. Se cree que fue bautizado por el misionero inglés San Sigfrido alrededor
del año 1000, cuando la mayoría de los reyes europeos se había convertido ya al
cristianismo. Los suecos, viendo los grandes avances y conquistas de los
vecinos reyes daneses, pensaron que el cristianismo le daba más poder a la
realeza.
Sin embargo,
en Uppsala se encontraron con una fuerte oposición y en esta región siguieron
realizando sus sacrificios a los dioses Aesir. El reinado de Olof se considera
la transición de la era vikinga a la Edad Media en Suecia.
Su
cristianización y la costosa guerra que había emprendido con Noruega generaron tal
descontento entre la población que acabaron derrocándolo y pusieron en el trono
a su hijo Anund Jacobo.
Tras aprender
un poco más sobre la historia cristiana de Sigtuna, volvimos a nuestro hotel en
Estocolmo hacia las 6 de la tarde. Un día muy aprovechado.
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