Después de visitar el Kremlin y de pasear por
los Jardines de Alexander, mi siguiente parada fue la Plaza Roja (Krásnaya
plóshchad). Tiene 330 metros de largo y 70 metros de ancho y está dentro de la
lista de Patrimonio de la Humanidad. Su nombre no proviene del color de los
ladrillos que la rodean, sino que deriva de la palabra rusa Krasnaya, que
significa roja, pero en ruso antiguo significaba “bonita”. De ahí que su nombre
originario fuera la Plaza Bonita.
Yo visité la Catedral de San Basilio,
la de Kazan y los almacenes GUM, pero en ella hay otros muchos sitios
interesantes.
Qué ver en la Plaza Roja de Moscú
1. El Mausoleo de Lenin: a pesar de dejar dicho
que no quería que lo embalsamaran, Lenin acabó momificado por orden de Stalin
al morir en 1924. Hoy se puede visitar su mausoleo, pero las colas larguísimas que llegan a salirse de la Plaza Roja hacen que no sea muy atractivo este lugar. Al igual que pasó con el Mausoleo de Ho Chi Mihn, decidí no
dedicar tiempo a verlo. Precio: Gratis. Horario: martes, miércoles, jueves y
sábados, de 10’00 a 13’00.
2. La Necrópolis: en la muralla del Kremlin,
justo antes de la entrada al Mausoleo de Lenin, hay una necrópolis en la que
están enterrados personajes famosos como Stalin o el astronauta Yuri Gagarin.
Precio: Gratis.
3. La Catedral de San Basilio: mandada construir
por Iván el Terrible en 1555, hoy se ha convertido en uno de los grandes
símbolos de la ciudad. Delante de la catedral hay un jardincillo con las
estatuas de Pozharski y Minin, que reunieron voluntarios para el ejército
contra los polacos en la llamada Época de las Revueltas. En ella se puede ver
al Minin, un carnicero de Nizhni Novgorod, ofreciendo una espada al príncipe
Pozharski para que encabece a las tropas.
La cola es larga, pero va deprisa. Precio de
la entrada a la catedral de San Basilio: 500 Rublos. http://shm.ru/visit/tickets/hvb/
4. La Catedral de Kazan: en frente de la Catedral
de San Basilio, en una esquina, se alza esta pequeña catedral. Lo que ves hoy
es una reconstrucción de los años noventa, pues la original fue destruida por
orden de Stalin. Precio: gratis. Horario: de 8’00 a 20’00.
http://www.kazanski-sobor.ru/
5. El Museo Estatal de Historia de Rusia:
construido a finales del XIX, su interior guarda millones de obras de arte,
desde la Prehistoria, hasta las obras adquiridas durante la dinastía de los
Romanov.
La entrada sólo se puede comprar en la misma
taquilla. Precio: 400 Rublos.
6. El Museo de la Guerra Patria de 1812: se
encuentra al lado del museo anterior, pero la entrada se hace por la Plaza de
la Revolución. Las entradas se compran en la misma taquilla. Precio: 400
Rublos.
7. La Puerta y la Capilla Ibérica (o de la
Resurrección): en esta puerta que da acceso a la plaza, la costumbre dice que,
si tiras una moneda de espaldas pidiendo un deseo, tu deseo se cumplirá si cae
dentro de la placa que hay en el suelo que indica el km 0 de Moscú.
8. Las Galerías GUM (ГУМ): la visita merece la
pena, aunque no compres nada en sus tiendas de megalujo. El interior es
precioso y recuerda a la moda de los antiguos grandes almacenes franceses. Su
construcción es de 1890 y se dedicó al comercio hasta que Stalin decidió
utilizar el edifico para albergar las oficinas desde donde planificaría la
economía de la URSS e intentar conseguir el rápido desarrollo de la industria.
Más adelante el edificio sirvió como mausoleo de su difunta mujer y finalmente,
en 1953, volvió a su actividad original como grandes almacenes.
Hay servicios gratuitos.
Al final, después de tanto ajetreo, acabé mi última noche en Moscú (os eso creía yo, que luego vendría el
susto durante el viaje de vuelta), cenando en el Teremok de Arbat y tomando uno de sus famosos helados artesanos.
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