Rusia: Día 7 - Suzdal, el pueblo más bonito que visité en Rusia


A las 7’15 cogí el tren rápido Strizh desde la estación de Kurskaya para ir a Vladimir vía Nizhni Novgorod. Compré los billetes con un mes de antelación y aun así ya había muchísimos asientos ocupados. El billete de ida me costó 693 Rublos por persona y el de vuelta 766. El vagón era igual que el de un Talgo español.

Con total puntualidad rusa, llegué a Vladimir a las 11’00. El tren para muy poquito tiempo, por lo que hay que estar atento a los anuncios que se escuchan para saber cuándo te tienes que bajar. La estación de Vladimir tiene varios kioscos y algunos venden café y desayunos, aunque cuando yo fui todo estaba agotado. 

Crucé la carretera para dirigirme directamente a la estación de autobuses. Subí las escaleras para llegar a las taquillas y compré un billete para ir a Suzdal por menos de 100 rublos. Allí también había alguna tiendecilla con precios más baratos que en la estación de tren.

En el andén no había ningún turista. Fui preguntando a los autóctonos y me avisaron cuando llegó mi autobús. Me monté y allí me la liaron unas señoras porque los asientos eran numerados y yo no tenía ni idea. Arreglé la situación con ellas, a pesar de los gritos y los malos modos, y me intenté relajar en un bus sucio y anticuado.


En unos 50 minutos llegamos a la estación de autobuses de Suzdal. Allí no hay tiendas, tan sólo una máquina de café. La estación está aislada y Suzdal está a unos 15-20 minutos andando. Me bajé y me dirigí hacia el pueblo caminando tranquilamente. Existe la posibilidad de pagar un suplemento para que el autobús te deje en el pueblo, pero el mío al parecer no podía hacer eso. En la puerta había varios taxis haciendo el agosto. Yo caminé para disfrutar del paisaje.

Suzdal es un pueblo pequeño y rural, donde parece que no pasa el tiempo. Cuando fui había turismo, pero no excesivo. Se podía pasear relajadamente por sus calles y por sus caminos. Con una población de menos de 11.000 personas, cuenta con 200 monumentos arquitectónicos. Entre ellos hay cinco monasterios, más de 30 iglesias y varios museos. Junto con Vladimir está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad.



La verdad es que Suzdal me encantó. Fue el pueblo más bonito que visité en Rusia. Parecía un pueblo-museo. No hay trenes, no hay fábricas, no hay bloques de apartamentos… Todo parece anclado en el pasado: un pueblo de campesinos, muchos ya dedicados al turismo, en el que las vacas y las gallinas campan a sus anchas entre la hierba. Parece que la contaminación tampoco tiene cabida aquí.

Hace un milenio, Suzdal fue la frontera de Rus, un principado con base en Kiev que extendió el cristianismo por Rusia construyendo iglesias, monasterios y fortalezas. En el siglo XII, fue la capital de un pequeño principado, aunque más tarde fue absorbido por Vladimir y luego por Moscú.


Pronto dejé atrás la hierba, el monasterio Vasielvsky y el camino junto a la carretera, para llegar a la calle Lenin, donde se encuentra la plaza del mercado. En ella hay multitud de tiendas de souvenirs, puestecillos de productos típicos, algún que otro restaurante caro… 




Mi primera visita fue para ver el Kremlin. Kremlin en Rusia designa una fortaleza. Ésta, en concreto, es más antigua que la de Moscú. Se construyó en 1024 y está rodeada por tres de sus lados por el río Kamenka.



El kremlin aloja la impresionante Catedral de la Natividad, uno de los ocho monumentos blancos de Vladimir y Suzdal incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Sus bellísimas cúpulas azules rematadas con oro, se crearon en 1220. Es el edificio más antiguo de la ciudad, estuvo allí incluso antes de que los mongoles llegaran.


El reloj del campanario de la catedral Pozhlestvenski, como todos los relojes de la ciudad, tiene letras del alfabeto eslavo en lugar de números. La costumbre de indicar el tiempo con cifras lo trajo de Europa a finales del siglo XVII el zar Pedro I. Antes, los rusos marcaban el tiempo con uniones de letras: la "a" representaba la unidad, la "b" las dos, y para las decenas se usaba la familiar para cualquier europeo letra ´i´, que el alfabeto ruso ya ha perdido.

La entrada completa para ver el Kremlin cuesta 350 rublos. Con ella se pude visitar la Cámara de los Obispos, todas las iglesias del interior, la Catedral de la Natividad y varias exposiciones, como el Museo de los niños. A la salida, en la parte de atrás, hay unos servicios de pago.



Al lado del Kremlin está el Museo de Madera, construido a modo de antiguo poblado ruso. En el centro se encuentra la iglesia de la Transfiguración y a los lados hay isbas, pequeñas casitas de madera. Muchas de las construcciones que allí se muestran son edificios antiguos traídos de toda la región de Vladimir (la iglesia de la Transfiguración, por ejemplo, la trajeron del pueblo de Kozlyatyev y la de la Resurrección, de Patakino). La entrada cuesta 300 rublos.


Después de ver el museo, me di media vuelta para comprar algo en los puestecillos mientras observaba los carruajes de caballos que llenan la calle principal en busca de turistas y me paré a visitar la Iglesia de la Anunciación.


Atravesé algunas iglesias hasta ver a lo lejos los monasterios de Sapso-Yefimev (masculino) y Pokrovsky (femenino) , que sirvieron de monasterio, fortificación y prisión. En su día fueron famosos por tener encerradas a las esposas de repudiadas de Iván el Terrible y Pedro I. Ambos estaban cerrados.

Al final de mi recorrido se encontraba el monasterio de San Eufemio, que protege la entrada norte a Suzdal. Es el monasterio más grande del pueblo. A la entrada están la iglesia de la Anunciación, el campanario, la Catedral de la Transfiguración, la Iglesia de la Asunción, los aposentos del Padre Superior, la iglesia de San Nicolás, el antiguo hospital y la mazmorra, construida en 1764 para encerrar a los religiosos disidentes. Los bolcheviques usaron este monasterio como campo de concentración. Durante la Segunda Guerra Mundial, los oficiales alemanes e italianos que capturaron en la batalla de Stalingrado fueron encerrados en él. La entrada costaba 400 Rublos, pero también estaba cerrado cuando llegué. Mala suerte.


Después de ver todo lo que pude por fuera, volví a la estación de autobuses andando para comprar el ticket para regresar a Vladimir y tener algo de tiempo para visitarla.

👉 Aquí tienes más información sobre los precios y las exposiciones de Suzdal y Vladimir: http://vladmuseum.ru:8085/rus/visit/price.php

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