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10 monumentos que ver en Vinuesa en una mañana


Vinuesa, a los pies de los Picos de Urbión y de la Sierra de Cebollera, cuenta con menos de mil habitantes, pero presenta un gran patrimonio histórico y forestal. Prueba de ello es el sobrenombre que ha adquirido como “La Corte de los Pinares”. Está llena de palacetes construidos con las ganancias del comercio de lana y del dinero traído de América en siglos pasados.

La antigua ciudad romana de Visontium, a media hora de Soria capital y a escasos kilómetros del Duero, tiene grandes monumentos, un montón de bares y restaurantes y dos supermercados (uno de ellos abre también los sábados por la tarde). Hoy el turismo ha marcado mucho la vida de los visontinos.

Qué ver en Vinuesa en una mañana

1. Calzada Romana: se conservan bien 4 kilómetros de esta calzada del siglo II que se unía a la Astúrica-Cesaraugusta. Desgraciadamente, se encuentra en la Lista roja de patrimonio en peligro.

2. Casa de los Ramos: de 1778, su arco de medio punto tiene grabados el año en que se construyó y quién fue su promotor. Es uno de los edificios que mejor representa la arquitectura alpina y desde 1996, está considerada Bien de Interés Cultural. Tiene dos pisos, un zaguán y un jardín delantero.  

3. Casa del Indiano: se encuentra al lado de la ermita de la Soledad. Con sus tejados puntiagudos y su torre, presenta un ejemplo novedoso de este tipo de arquitectura que se trajo a la localidad de las Américas.

4. Ermita de la Soledad: está a la entrada del pueblo, junto al humilladero, y viene acompañada de un crucero de granito. Se construyó en el XVI y en su interior se puede ver un retablo gótico. En su plaza se levanta un mayo durante las fiestas de agosto.

5. Iglesia de Nuestra Señora del Pino: data de 1591 y es de estilo gótico renacentista, presentando una gran planta de cruz latina. Dentro hay varios retablos rococós, siendo el retablo mayor de estilo barroco. Cerca de ésta hay importantes casas renacentistas, como la de los Marqueses de Viñuela.

6. Lavadero: servía para la lavar la lana de oveja antes de trabajarla y venderla.

7. Palacio de Don Pedro de Neyla: construido en el siglo XVII por el Arzobispo de Palermo, a quien debe su nombre, perteneció a la Iglesia hasta que Matías Ramos Calonge lo compró y lo donó al pueblo para que albergara las actuales escuelas.

8. Palacio de los Marqueses de Vilueña: del siglo XVII, tiene un gran arco de medio punto en la entrada y cuatro balcones sobre los que se alza el escudo familiar, cuyo linaje llega hasta nuestros días.

9. Plazuela de la Picota: este rollo señorial es una prueba de la adquisición jurisdiccional de villa en 1776, durante el reinado de Carlos III. simbolizaba la autoridad justiciera de Vinuesa.

10. Puente Romano: hundido bajo el Pantano de La Cuerda del Pozo sólo se ve cuando las aguas bajan mucho. Forma parte de la calzada que unía la antigua Visontium con Uxama, cerca de El Burgo de Osma.  

Fuera del centro de Vinuesa

11. Casa del Parque Natural de la Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión y Museo del Bosque: está a 3 km del municipio, en dirección al puerto de Santa Inés. En su interior hay un Bosque Sensorial que reproduce sonidos y olores típicos de cada estación, el Rincón de la Memoria, para conocer la historia de la comarca, una sala de información sobre la explotación maderera, otro centrado en la Laguna Negra y una Oficina de Información Turística.

12. Fuente de El Salobral: está en el paraje de Vailengua. Para llegar a ella hay que seguir una pista forestal que sale justo detrás del Puente Romano. En sus alrededores hay un refugio y un área recreativa.

13. Pantano de La Cuerda del Pozo: con una superficie de 2176 hectáreas regula el río Duero y da agua potable a Sora y a Valladolid. En su costa se puede disfrutar de la famosa Playa Pita, una playa fluvial enmarcada por un cuidado bosque de pino albar cercano a la confluencia del río Ebrillos con este pantano formado por el río Duero y diversos afluentes.

14. Ermitas: Además de estos monumentos, Vinuesa cuenta con otras tres ermitas: la de San Mateo, la de San Pedro y la de San Antón.



Japón: Día 11: Kyushu – Visitando los Templos Kushida y Tocho-ji de Fukuoka



Mi hostal se encontraba en la calle comercial cubierta Kawabata Shotengai. Justo a la entrada de esta calle estaba uno de los templos más importantes de Fukuoka: el Templo Kushida, dedicado a los dioses Ohatanushi-no-mikoto, Amaterasu-omikami y Susanowo-no-mikoto.



Su fundación fue en el año 757 cuando Hakata era el punto de entrada y salida de las misiones diplomáticas entre Japón, China y Corea. Según la tradición, ese año el emperador Koken y Tairano Kiyomori designaron el puerto de Hakata como base para comercio japonés con China.  El emperador también mandó construir este templo para que esta zona compartiera un dios con la provincia de Ise (en la actual prefectura de Mie). Hoy está lleno de curiosidades:

1. En el patio del templo hay un simbólico árbol de gingko (nogal de Japón) con unas tablillas que recuerdan la invasión mongola.

2. Actualmente, en el templo se celebra el Hakata Gion Yamakasa Matsuri. Este festival se celebra durante las dos primeras semanas de julio. Su fama nacional se debe a la carrera de carrozas de bambú, que pesan una tonelada. Cada carroza es llevada por treinta porteadores corriendo.  La carrera principal es la Oiyama, con 5 kilómetros de recorrido.  

Existen dos tipos de carrozas:

➤ Kazariyama: miden 10 metros de largo y tienen un peso de unas dos toneladas. Son carrozas fijas que representan escenas mitológicas o históricas japonesas. Existen catorce de estas carrozas, que puedes ver durante las celebraciones. Las que se exponen en el Santuario Kushida se pueden ver durante todo el año.

➤ Kakiyama: son carrozas más pequeñas. Miden 5 metros de alto y pesan una tonelada. Son las que se usan para la carrera de Oiyama. Existen siete (una por cada barrio antiguo de Fukuoka) y están construidas sin ruedas, ni clavos.


Su origen se remonta a hace 750 años, cuando el monje budista Shoichi Kokushi se subió a una plataforma de madera y unos voluntarios lo fueron llevando por toda la ciudad mientras rezaba y echaba agua bendita para acabar con una epidemia que asolaba en aquella época por aquellas calles. Este hecho se convirtió en tradición y se empezó a hacer cada año, desvirtuándose y dando lugar al actual festival.

3. En el santuario puedes ver una fuente con tres grullas. Según la leyenda, beber de ella te proporcionará longevidad. Sin embargo, se ha demostrado que contiene demasiados minerales, por lo que no es bueno beber demasiado de ella.

4. Detrás de la carroza gigante del festival hay unas piedras alineadas llamadas Chikara Ishi. Tradicionalmente se usaban para leer la fortuna. Cuando esto se hacía, se debían levantar. Hoy sólo sirven para demostrar tu fuerza. Puedes comprobarla intentando levantar la que pone Shiseki.

5. También es curioso ver el Eto Eho Ban, justo a la derecha de la entrada principal. Se trata de un círculo que contiene los doce animales del zodiaco chino y los cuatro puntos cardinales. Un marcador indica cuál es la dirección de la fortuna para ese año.

6. Tradicionalmente se suelen comprar omikuji cuando se visita este templo, una especie de sobrecitos pequeños que cuentan la fortuna que vas a tener. Como es visitado por muchos turistas, también están en inglés.



Después de curiosear por el Templo Kushida, anduve unos diez minutos para llegar al siguiente: el Templo Tocho-ji, el santuario sintoísta más antiguo de Kyushu. 

Este templo pertenece a la secta budista Nangakuzan y está dedicado al monje Kobo-Daishi (Kukai). Según la tradición, este monje lo construyó cuando volvió de China y en él rezó por la emigración del budismo tántrico hacia el este.



Originalmente estaba situado cerca del mar, pero Kuroda Tadayuki, el segundo señor de Fukuoka, lo mandó trasladar a su actual asentamiento. Merece la pena visitarlo para contemplar cuatro de sus maravillas:

1. La estatua budista de Senjukannon: pertenece al periodo Heian y fue realizada utilizando un solo tronco de pino negro chino. Mide 87 cm y está considerada tesoro nacional desde el periodo Meiji. Sólo se puede ver el 21 de marzo.

2. El Rokkakudo: es pabellón hexagonal que contiene una gran estatua de Buda conocida como Zushi y que puede rotar. Sólo está abierto al público el día 28 de cada mes.

3. El Gran Buda: se trata de una estatua de 10’8 metros de altura y que pesa 30 toneladas. Es la estatua de madera de Buda sentado más grande del país. El halo de Buda mide 16’1 metros.

4. La pagoda de 5 pisos: se terminó de construir en el 2011 y se dice que contiene busshari, las cenizas de Buda que Kukai se trajo con él.


👉  Precio de las entradas de los templos Kushida y Tocho-ji de Fukuoka: Gratis

Japón: Día 9: Kyushu – Visitando los Jardines Glover de Nagasaki



Después de mi caminata por el Parque de la Paz y el centro de Nagasaki, dediqué la tarde a pasear por los Jardines Glover. Para llegar a ellos se atraviesan algunas cuestas y, las más próximas a la entrada, están llenas de tiendas de souvenirs y productos típicos donde puedes comprar todas las variedades de Pastel Castella que encuentres (Kasutera). Desde el tradicional bizcocho, hasta los helados de sabor kasutera. También hay tiendas donde Totoro y el mundo Ghibli son la estrella. El complejo tiene dos entradas: una se encuentra cerca de la Iglesia Oura y la otra en el Glover Skyroad, un ascensor que ahorra la subida.


Tras comprar algunos de estos omiyage, subí la última cuesta para llegar a los jardines que, desde 2015, figuran en la lista de Patrimonio de la Humanidad dentro del apartado de Sitios de la revolución industrial del Japón Meiji: hierro y acero, astilleros y minería de carbón.



Son un vestigio de los comerciantes europeos que vinieron a hacer negocios en 1859, cuando el puerto de la ciudad se abrió al comercio internacional. Thomas Blake Glover, el hombre al que están dedicados estos jardines, fue uno de estos hombres que pasó a la posteridad por facilitar el derrocamiento del Shogunato durante la Restauración Meiji y la introducción de nuevas tecnologías en Japón. Su fama es ampliamente conocida, pues la historia de su romance con una joven japonesa inspiró la obra Madame Butterfly de Puccini.

Este escocés fundó Glover & Company en 1862, construyó el muelle de Kosuge (también incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad) y contribuyó a crear la primera mina moderna de carbón del país (Takasima Colliery). Más tarde Iwasaki Tataro, fundador de Mitsubishi, adquiriría la mina para la que Glover acabaría trabajando como consejero.



Otra de sus hazañas fue contribuir a la creación de la Japan Brewery Company, del que llegó a ser su presidente, y que más tarde vendería a unos inversores que la renombraron con su nombre actual: la famosa Kirin Brewery Company.

Pero en esta zona de la ciudad también vivieron otros importantes empresarios y visionarios de la época, como:

➤ Frederick Ringer: quien contribuyó al desarrollo económico e industrial de Nagasaki.

➤ William John Alt: quien dio a conocer el té japonés al mundo exterior.

➤ Kusano Jokichi: quien aprendió los secretos de la cocina europea mientras trabajaba en la fábrica de Dejima y la exportó al resto de Japón abriendo restaurantes en Osaka y en Kyoto.


Todas estas casas de madera y de estilo colonial europeo no fueron dañadas por la bomba atómica. A muchas de ellas se puede acceder a su interior y ver objetos de la época. Dentro del recinto, además, hay dos cafeterías y una tienda de recuerdos. Todas ellos son bastante caros.


Al final de la visita se encuentra el Museo de artes tradicionales de Nagasaki, en el que se exponen objetos usados en las fiestas y bailes tradicionales de la ciudad.

Los jardines son una rareza dentro del mundo asiático y merece la pena visitarlos para conocer más sobre la historia y la cultura de Nagasaki.


Precio de la entrada a los Jardines Glover: 610 yenes

Horario: de 9’00 a 18’00.

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Japón: Día 9: Kyushu – Recorriendo el Parque de la Paz de Nagasaki



Desde la Catedral de Urakami bajé una pequeña cuesta atravesando el Parque Tenshu hasta llegar al Parque de la Paz . El complejo está dividido en cinco grandes partes, aunque dos de ellas, Zona de Juego y Zona de la Plaza, contienen sólo instalaciones deportivas. 

Qué ver en el Parque de la Paz de Nagasaki

1. El Parque de la paz o Zona de los deseos

Esta gran zona contiene la estatua más reconocida de la ciudad de Nagasaki: La Estatua de la Paz. Está realizada en bronce y su autor es Kitamura Seibo. La imagen está llena de simbolismo. Así, sus ojos cerrados expresan la oración por las víctimas, su dedo índice señalando al cielo señala la amenaza de las armas nucleares y su brazo extendido simboliza la paz mundial.


Alrededor de esta obra tan reconocida hay muchas otras esculturas que hacen referencia a la paz y que puedes se pueden ver a lo largo del camino hacia la Campana para la Paz mundial, que suena del 6 al 9 de agosto a las 11’02, hora en la que cayó la bomba atómica. En ese mismo momento las campanas de los templos de Nagasaki replican todas a la vez.


En sus alrededores están también los restos de la antigua prisión de Nagasaki y la cripta con las víctimas de la bomba atómica cuyos cuerpos nadie reclamó.


Un poco más adelante está la Fuente de la Paz, cuyos chorros de agua representan las alas de la paloma de la paz. Su construcción tuvo lugar en 1969 con donaciones de todo el país.


2. El Parque del epicentro de la bomba atómica o Zona de las plegarias

A éste se llega bajando por unas escaleras mecánicas desde el Parque de la Paz. En él, un cenotafio marca el lugar exacto en el que cayó la bomba atómica.


A la izquierda se encuentras las linternas de piedra del Templo Shotokuji (a 1’5 km de epicentro). Éste quedó devastado tras el desastre y lo único que quedó en pie fueron estas linternas que donaron al parque en 1949.


A la derecha se pueden ver los restos del muro original de la antigua Catedral de Urakami. El trozo que se ve aquí expuesto es lo único que quedó en pie del templo.


Caminando un poco más hacia delante hay un gran ventanal desde el que se ven los restos materiales que dejó la bomba. Se trata de un trozo de tierra que se mantuvo tal cual quedó tras la tragedia para mostrar el horror causado: ladrillos, cristales, restos de casas…

Junto al río me llamó la atención ver El Guernica de los niños, un montón de obras murales infantiles del tamaño del Guernica de Picasso. Hoy hay 350 obras de niños de más de cincuenta países.

Otros monumentos importantes que se pueden ver en esta zona del parque son el dedicado a las mujeres de Nagasaki para la paz mundial o el que recuerda a las víctimas coreanas del desastre.

3. La Zona del aprendizaje

Aquí se encuentra el Museo de la bomba atómica y el Museo de Takashi Nagai, un médico afectado por leucemia y que hizo muchos avances de investigación en este campo. Yo lo paso mal con este tipo de museos. He estado en algunas ciudades donde había este tipo de museos de los horrores (como en Camboya o Vietnam), en los que se siente lo peor del ser humano, y siempre los evito. Eché un vistazo a su puerta y a su mascota y subí hasta el Pabellón Nacional de la Paz de Nagasaki.


En la parte alta, al lado de la entrada, hay un bonito mirador y la famosa escultura de las Dos niñas con Kimono, que recuerda a la pintura Una triste despedida, cuya autora (Hiroshi Matsuzoe) reflejó a dos niñas que habían muerto tras el desastre y cuyos cuerpos habían vestido con bonitos kimonos los vecinos de la ciudad. Una visión de esperanza rodeada de los horrores de los cadáveres que llenaban las calles.


El Pabellón para la paz es una obra de 2003 de Kuryu Akira bastante minimalista. La parte de arriba está compuesta por un gran estanque que representa a la gente que murió mientras buscaba agua tras la caída de la bomba. Su iluminación nocturna, con más de 70.000 luces, recuerda del número aproximado de las víctimas de la tragedia.

Tras dar una vuelta al estanque en sentido contrario a las agujas del reloj para calmar mi mente, tal y como sugieren los carteles, bajé a la parte del pabellón que se encuentra bajo tierra. Allí está el Salón del recuerdo, con un registro de 27 repisas con 9 volúmenes cada una que contienen los nombres de todas las víctimas. Hoy se tiene noticia de 172.230.

En una de las salas se estaba proyectando un documental sobre uno de los supervivientes de la bomba. Su cuerpo había quedado quemado para siempre y, tras años de recuperación, se dio cuenta que había perdido a su familia, su trabajo y que no le quedaba nada. Sus recuerdos y sus marcas le impidieron encontrar un trabajo nuevo y cayó en el alcoholismo, del que salió reforzado para crear una asociación de afectados por el desastre y que ejerció labores de información, divulgación y promoción de la paz.

Uno de los asistentes me enseñó una foto del hombre que salía en el documental. Intentaba decirme algo, pero se echó a llorar. Fue muy emotivo. Sigo diciendo que yo lo paso muy mal en estos sitios por lo empática que soy. Lo consolé como pude entre lágrimas y me despedí de él.

Con el alma en un puño salí del pabellón y continué mi camino hacia el Barrio Chino de Nagasaki. Entre medias me encontré con el Torii de un pilar, único vestigio del Santuario Sanno. Un milagro que aún quede en pie.


Desde allí, continué andando hasta llegar al Monumento a los 26 mártires. Comí en el barrio chino y paseé por la zona holandesa de Dejima Machi. Entre que su entrada eran 510 yenes y que ya no me iba a dar tiempo para ver tantas cosas, me encaminé hacia la cuesta de Oranda-Zaka en busca del Jardín Glover y la Iglesia de Oura.  


Mapa del Parque de la paz de Nagasaki


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Japón: 14 cosas indispensables que ver y que hacer en Nagasaki



La ciudad de Nagasaki aún siente el desastre por la que su nombre es reconocido en todo el mundo. El 9 de agosto de 1945 sufrió uno de los desastres humanos más grande que ha conocido el planeta por ser el lugar donde cayó la segunda bomba atómica con objetivo japonés, tres días después de la de Hiroshima. Un pueblo que quedó destrozado y cuyas secuelas aún se ven en la zona que rodea al epicentro de la bomba.

Pero la riqueza de la historia y cultura de Nagasaki, eclipsada por esta gran catástrofe, también se conoce paseando por sus calles y visitando otros lugares para aprender de su pasado portuario, su gran influencia europea, sobre todo holandesa, y sus relaciones comerciales con China.

Aquí dejo algunos lugares interesantes para aprovechar tu visita, tanto si pasas aquí unos días, como si haces una corta excursión de un día desde Fukuoka.

Qué ver en Nagasaki

1. Visitar el Parque de la Paz de Nagasaki: el parque se construyó en el epicentro de la explosión de la bomba atómica del 9 de agosto de 1945. Es un lugar muy emotivo que está lleno de monumentos en recuerdo a las víctimas y que clama la paz mundial. Cerca puedes visitar el Museo de la Bomba Atómica.


2. Entrar en el Pabellón Nacional de la Paz de Nagasaki: un monumento minimalista que se construyó en 2003 para recordar a las víctimas de la tragedia. La parte interior se encuentra en un sótano en el que se da información sobre lo ocurrido y se proyectan entrevistas y documentales sobre los afectados.


3. Contemplar la Catedral de Urakami en su actual ubicación: antiguamente se encontraba en el territorio en el que ahora está el Parque de la Paz, de hecho aún quedan vestigios de su estructura. Tras el desastre de 1945, su reconstrucción se llevó a cabo en otra localización cercana.


4. Impresionarse con el Torii de un pilar: tras la explosión de la bomba este torii del santuario de Sanno se partió y sólo quedó en pie un pilar, que hoy podemos ver tal y como se quedó ese día.


5. Subir hasta el Monumento conmemorativo a los 26 mártires de Japón: recuerda a los veinte cristianos japoneses y a los seis misioneros extranjeros que crucificaron en este mismo lugar en 1597.


6.  Aprender sobre el pasado holandés en Dejima Machi: una isla artificial que contaba con una antigua fábrica holandesa. En ella metieron en 1636 a todos los europeos de la zona para evitar que se propagara el cristianismo en la ciudad.


7. Subir la cuesta de Oranda-zaka dori: una calle pedregosa llena de casas de madera y que fueron habitadas por los primeros holandeses que llegaron a Nagasaki.

Wikipedia

8. Pasear por Shinchi Chinatown: el lugar donde se instalaron los mercaderes chinos que vinieron a Nagasaki durante el periodo Edo y que hoy está lleno de tiendas y de puestos callejeros.


9. Ver la Iglesia de Oura, la más antigua de Japón: incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad dentro de los Sitios de los Cristianos Ocultos en la región de Nagasaki. Se construyó en 1864 por misioneros franceses cuando se abolió la prohibición del cristianismo en Japón.


10. Impregnarse de naturaleza y buen gusto en Glover Garden: incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad dentro de los Sitios de la revolución industrial de la era Meiji en Japón, hoy muestra unos jardines elegantes y varias residencias señoriales de corte colonial-europeo. La más importante es la de Glover, quien se enamoró de una joven japonesa y cuyo romance inspiró la obra de Madame Butterfly de Puccini.


11. Probar el pastel más famoso de Nagasaki: el Kasutera (Castella) es el postre más típico de Nagasaki. Por todos lados hay tiendas que lo venden. Hasta en Dazaifu hay una oficial. Se trata de un pastel amarillo y en forma de ladrillo, que fue introducido en Japón en el siglo XVI por un misionero portugués. La pastelería tradicional Shōkandō, es el proveedor oficial de kasutera de la familia imperial.


12. Comer un Kakuni Manju en un puesto callejero: bollo relleno de carne de cerdo marinada que se suele vender en puestos callejeros y en Chinatown.


13. Visitar Gunkanjima, la isla donde se rodó James Bond: Patrimonio de la Humanidad, se hizo muy famosa al servir de escenario para la película Skyfall, donde James Bond estaba atrapado con Javier Barden. En el puerto se contratan excursiones para visitar la isla abandona en la que habitaron hace años los trabajadores que extraían el carbón de sus minas.

www.huffingtonpost.es

14. Sorprenderse en el Shourou Nagasaki Matsuri: durante el mes de agosto se celebra el Obón en la ciudad haciendo la procesión de los barcos de los espíritus, para lo que construyen barcos de bambú que van empujando por las calles para guiar a sus difuntos.


➤ Si te da tiempo, Nagasaki cuenta con varios templos que también merecen la pena visitar, como:

●  El Templo Sofukuji: construido por los chinos en el siglo VVII.

● El Templo Fukusaiji: con forma de tortuga sobre la que se asienta una estatua de Kannon de 18 metros de altura y en cuyo interior oscila un péndulo de Foucault.

  El Santuario Suwa: famoso por ser el lugar en el que rezaban las prostitutas para que hubiera mal tiempo y los marinos no pudieran zarpar.

  El Templo Koufukuji: el más antiguo de Nagasaki (1620).

  El Santuario de Confucio: cuenta con un importante museo de historia china.