Ruta de Senderismo - Cómo es la Senda de la Tejeda de Tosande

La Tejeda de Tosande ofrece una ruta sencilla, aunque algo exigente, a través de una de las concentraciones de tejos más importantes de la península. Está situada en la Sierra de la Peña, en plena Montaña Palentina y cuenta con 743 ejemplares, muchos de los cuales rozan el millar de años. 

La ruta parte del aparcamiento que aparece en el kilómetro 2 de la carretera CL-626, que une Cervera de Pisuerga con Cantoral de la Peña y donde hay un pequeño jardín botánico señalizado. 


Dejando este curioso jardín atrás, tendrás que bajar por una cuesta que pasa por debajo del puente del tren de La Robla y que llega a una pista de uso agrícola, encontrándose con el arroyo de Tosande (normalmente seco) y con los restos de la escombrera de una antigua mina. Yo me topé con bastantes vacas con sus ternerillas pastando por allí. En este tramo no hay ninguna sombra



Si a lo largo de esta sección te encuentras un puente a la izquierda, no lo sigas y continúa recto, pues ése es el camino de vuelta. La senda atraviesa una bonita pradera y se adentra en una estrecha garganta, que acaba en la pradería del Valle de Tosande.  Este paisaje idílico muestra varios túmulos megalíticos, estructuras funerarias construidas hace más de 4.000 años, aunque son difíciles de distinguir. 





Poco a poco, el camino va ascendiendo, dirigiéndose hacia la izquierda adentrándose en el hayedo que cubre la ladera de Peña Oracada. Aquí empieza el tramo más bonito, pero el más exigente de todos, pues es una continua cuesta arriba que hay que subir para descubrir en el interior de este bosque la ansiada Tejeda de Tosande.  Te encontrarás algún que otro banco, para descansar un rato de tanta cuesta, y varios lugares con escalones de madera, que facilitan mucho la tarea.


Finalmente, habrás llegado a la Tejeda de Tosande, como verás expuesto en un cartel. Éste te enseña que el tejo es uno de los árboles más antiguos que existen (ya vivían en el Jurásico) y también, uno de los más tóxicos. De hecho, los pueblos galos se suicidaban con una infusión de tejo al verse acorralados por los romanos. Sin embargo, para otras culturas este árbol ha sido considerado sagrado, como es el caso de los celtas. En el norte de Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria y otras regiones de la Europa Atlántica, existía la costumbre de plantar un tejo al construir una iglesia o palacio y también delante de los cementerios.

El recorrido está totalmente indicado y se realiza sobre una pasarela de madera que no debes abandonar para contribuir a la conservación de los tejos, especie protegida con una tasa de reproducción bastante baja. 



Saliendo de la Tejeda, alcanzarás el lugar más alto de la ruta: un mirador desde el que se pueden ver la Peña Redonda, la Peña Redonda y el Pico de las Cruces. 


Las señales te indicarán el camino hacia el aparcamiento, una estrecha senda que saldrá a tu derecha, toda cuesta abajo. Al poco tiempo, te adentrarás de nuevo en el hayedo y saldrás por el puente que viste cuando iniciaste el recorrido. 


Ya solo te queda atravesar la pradera del principio y subir la larga cuesta hasta el jardín botánico y hasta el aparcamiento


                            🏃  Llévate agua, crema solar y un buen calzado. 
                            🏃  Longitud: alrededor de 10 km 
                            🏃  Dificultad:  moderada. Fuerte desnivel en algunas zonas.
                            🏃  Duración: 4 horas
                            🏃  Recorrido circular. 

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