Media mañana
la había perdido en tener que cambiarme de mi alojamiento de Playa Bonita al de
Bariloche, porque no había encontrado un sitio donde pudiera estar cinco noches
seguidas, ya que estaba todo lleno por las Vacaciones de Invierno.
Cuando dejé
mis cosas en el hostal, cogí el autobús número 55 para ir a Cerro Catedral, la
estación de esquí más grande del hemisferio sur. Como me monté en una de las
primeras paradas, aún había sitio para sentarse. Después se fue montando gente
y acabaron todos espachurrados y de pie. Mucha gente se quedó sin poder subirse.
El Cerro
Catedral está a 19 km de Bariloche y el trayecto dura unos 40-50 minutos. Tiene
una altura de 2.388 m y en él hay 120 kilómetros de pistas distribuidas en una
superficie de 600 hectáreas. Su creación se
remonta a la década de 1930, cuando se llevó a cabo la primera competencia
deportiva.
A día de hoy
cuenta con 34 medios de elevación (entre aerosillas, cabinas y medios de
arrastre) que permiten el ascenso a 36.000 personas por hora. Imagínate cómo estaba
de colas un fin de semana de las Vacaciones de Invierno. Así que estaba Bariloche
vacío…
Como no soy
mucho de esquiar (sólo he hecho una vez y no tuve muy buena experiencia), mi
idea era montarme en un telesilla para llegar a los miradores desde los que
contemplar los lagos Nahuel Huapi y Gutiérrez, los Andes y el Cerro Tronador. Hice una fila enorme y, cuando me quedaban tan sólo dos delante, los
cerraron por viento fuerte. 😒
Así que me di
una vuelta por allí para ver lo que había. Al lado de la estación hay una zona
de casitas dedicadas a los alojamientos hoteleros (Villa Catedral), discotecas,
pubs y un casino. Lo comercial empieza donde está el Club Andino Bariloche.
A partir de
ahí hay bastante tiendas de esquí y restaurantes. A la derecha, unas escalerillas
llevan a la Plaza Vicente A. Robles, desde las que hay unas bonitas vistas.
En el centro
de todo hay un gran centro comercial en el que guarecerte un rato del frío,
Shopping Las Terrazas. Es bastante caro si lo comparas con los precios de
Bariloche. Después de tomarme algo allí, me fui a visitar tiendas y a ver un
campeonato de volley nieve, que ya había que tener gana de andar en pantalones
cortos por allí…
El viento cada
vez estaba siendo más fuerte y la gente se estaba empezando a arremolinar
frente a la parada del autobús. No perdí tiempo y me puse en la cola. En los
dos primeros que vinieron no pude entrar. Tuve que esperar hasta que pasó un
tercer autobús para ir de pie y espachurrada para volver a Bariloche.
En Bariloche
estaban celebrando la Fiesta Nacional de la Nieve y estaba todo lleno de puestos
de comida, incluida la española, que estaba representada por un puesto del País
Vasco.
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