Mi excursión estuvo en el aire debido al
mal tiempo. Al final, tuve suerte y la dueña del apartamento en el que me alojaba me llamó por teléfono la noche anterior para decirme que si íbamos
por la mañana temprano, al menos podríamos subir a la Camel Mountain y bajar
antes de que empezara el temporal. El día anterior unos amigos suyos acabaron
así:
Ella y su marido me recogieron en un 4x4.
Salimos de Petropavlovsk y dejamos a un lado Yelizovo. Pronto, se acabo la
carretera y empezó un camino bastante complicado, ya que nuestra senda era el
cauce del Dry River, que el día anterior había acabado lleno de lodo.
Después de un rato conduciendo entre piedras,
llegamos a un sitio cubierto de nieve. Así que tuvimos que bajarnos del coche y
desinflar los neumáticos para poder continuar nuestro viaje. El coche patinaba
cada dos por tres y el chico estaba haciendo un esfuerzo terrible con los
brazos para poder controlarlo.
Con el corazón en un puño, llegamos a la base
de los volcanes Avacha y Koryaksky, donde el Avacha Pass sirve de frontera del
Parque Natural Nalychevo. Los volcanes no paraban de echar humo. Impresionaba bastante
y más si tenemos en cuenta que la última erupción pasó hace tan sólo un año, el
13 de febrero de 2016.
Aparcamos en una pradera que estaba llena de
estas bonitas criaturas. Salían por todas partes y…¡les encantaban las
galletas!
Comenzamos nuestro ascenso a Camel Mountain cuando empezaba ya a nublarse bastante. Esta montaña medía tan solo 200 metros de alto, pero la cuesta es empinada y va rodeándola entera por un camino de piedrecitas que escurren mucho. Desde la cima había unas vistas maravillosas de los tres volcanes: Avachinsky, Koryaksky, y Zhupanovsky. Incluso el volcán Vilyunchinsky, que está más alejado, se podía ver desde allí. El valle también estaba encantador.
Descendimos a trompicones y con más de una vez
dándonos de bruces en el suelo por escurrirnos con la gravilla y saltamos el cauce
del río seco por una tablilla de madera, haciendo equilibrios.
Al lado de donde habíamos aparcado había un
refugio lleno de gente. Dentro había habitaciones con mesas y sillas, una
cocina y aseos en el exterior. Mis anfitriones me hicieron un excelente
almuerzo con un montón de platos que habían preparado ellos mismos con
productos de Kamchatka (salmón, crepes, fruta, té…). Se portaron genial y me contaron muchas cosas de su tierra y de su nuevo negocio: la única Escape Room
de Petropavlovsk.
Iniciamos nuestro camino de vuelta justo cuando
empezó el temporal. El resto del día no pude hacer nada en Petropavlovsk
porque corrían verdaderos ríos de agua por toda la ciudad y la lluvia fuerte y
el viento hacían que todo fuera intransitable. No paró de llover hasta la
mañana siguiente. ¡Menos mal que el tiempo me permitió ver a los osos el día
anterior y disfrutar de Camel Mountain esa mañana!
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