En la costa cántabra, Comillas destaca por sus edificios
medievales y barrocos y por haber estado ligada desde muy antiguo a la vida
universitaria. En ella se formaron importantes personajes eclesiásticos, por lo
que se la conoció en su momento como la villa de los arzobispos.
Por sus tierras han pasado muchas civilizaciones. Desde los
celtas, a los que parece que debe su nombre, a los romanos. Aunque su importancia se
hizo más grande a partir de la Edad Media, cuando su industria ballenera empezó
a crecer. Y, más aún, a partir del siglo XIX cuando Comillas se hizo famosa por
los “baños de ola”, lo que atrajo a muchos turistas.
Cuando el primer Marqués de Comillas invitó a Alfonso XII en
1881, remodeló todo el pueblo para asombrar al rey. Así pasó a la historia por
ser la primera localidad española en tener alumbrado público.
En un día se puede visitar Comillas y sus monumentos más
representativos. Aquí te dejo el itinerario que yo hice, por si te sirve de inspiración. Dejé el coche en la zona cercana al cementerio y me puse a callejear temprano.
Qué ver en Comillas en un día
1. El cementerio de Comillas: impresiona bastante. No me
gustaría pasar por allí de noche. Te da la bienvenida el Ángel Exterminador,
no te digo más. El cementerio se ubica sobre las ruinas de una antigua iglesia
del siglo XV y contiene unos mausoleos del artista Josep Llimona en el XIX.
Desde allí hay unas vistas preciosas del mar.
2. El Duque: desde el cementerio destaca la figura de este edificio solitario, parece una casa sacada de una historia de misterio. No se puede visitar porque es propiedad privada. Fue construida en 1899 para el Duque de Almodóvar del Río en el
Prado de San José. En ella se puede ver la influencia de la arquitectura inglesa
como consecuencia de la admiración de la burguesía española hacia el mundo
anglosajón. A mí me recordó a las casa de Tim Burton. Juzga tú mismo.
3. Monumento al Marqués de Comillas: siguiendo andando por El
Parque Güell y Martos verás a lo lejos este monumento dedicado a Antonio
López y López para reconocerle su mérito como marqués. Éste había obtenido el
título gracias al apoyo económico prestado al Alfonso XII para su lucha contra
la insurrección cubana, por ello en la estatua aparecían alegorías de las
Antillas y de Filipinas. Aunque durante la Guerra Civil se fundieron sus
bronces para hacer balas y hoy sólo se tiene en pie una parte de este monumento.
4. Corro de San Pedro: dejando el parque atrás y te adentrarás ya en la villa para encontrarte con este lugar. Un Corro era un lugar donde se
jugaba a los bolos y se bailaba. Hoy es una plaza en la que se pueden observar
edificaciones típicas de la arquitectura rural cántabra.
5. Iglesia de San Cristóbal: durante la misa de un domingo de
1617, el Duque del Infantado se quiso sentar en uno de los asientos de la
antigua parroquia (hoy cementerio) por pleno derecho. El pueblo se ofendió y
los vecinos acordaron trasladar los oficios a la ermita de San Juan y construir
ellos mismos con su dinero y con su trabajo una nueva iglesia. Este fue el
resultado.
6. Fuente de los Tres Caños: en la siguiente plaza está la Oficina de Turismo, el Ayuntamiento y, al lado, esta fuente modernista
diseñada también por Doènech i Montaner. Se construyó en 1889 en honor al hijo
político del Marqués de Comillas.
7. Corro Campíos: otro ejemplo de típica plaza para jugar a los
bolos, hoy está llena de restaurantes rodeados de típicas casonas de la época y
con una maravillosa vista de la Iglesia de San Cristóbal al fondo.
8. El Capricho de Gaudí: por fin verás al emblema de Comillas.
La entrada cuesta 5€, pero no merece mucho la pena. La visita dura muy poco. Yo estuve allí unos veinte minutos y me dio tiempo a verlo todo.
Eso sí, su importancia es innegable. Lo mandó construir el
concuñado del Marqués de Comillas porque quería tener su residencia de verano
al lado del Palacio de Sobrellano. Es una de las pocas obras que Gaudí realizó
fuera de Cataluña. Pertenece a su etapa orientalista y en él mezcla oriente y
las artes: notas musicales, poesía, pintura… Es bastante pequeñito. En la
primera planta hay una exposición sobre Gaudí y otra sobre sus sillas. Se puede
subir a sus terrazas y salir al balcón a disfrutar de las vistas del jardín. Si
no te interesa mucho el interior, desde el camino hacia la entrada del Palacio
de Sobrellano, se obtienen unas imágenes muy bonitas del Capricho.
9. Palacio de Sobrellano y Capilla Panteón de los Marqueses:
realmente me sorprendió mucho más que El Capricho. Está justo al lado, pero hay
que atravesar un parquecillo para llegar a él. Verlo por fuera es gratis. Para verlo
por dentro hay que concertar una visita con ellos y no siempre es fácil. Yo no pude hacerlo. Aun así, mereció la pena verlo por fuera.
El grandioso edificio de estilo neogótico con ciertos aires
venecianos posee en el interior muebles de Antonio Gaudí y pinturas de Eduardo
Llorens. En el exterior hay esculturas de Joan Roig. Fue el primer edificio de
España en utilizar la luz eléctrica. Justo al lado del Palacio se halla la
Capilla.
10. La Universidad de Comillas: el Marqués también le mandó construir este
complejo neogótico-mudéjar a Juan Martorell en 1883, quien ya le había hecho
el Palacio de Sobrellano, para “ganarse el cielo”, pues su objetivo fue
promover una gran “obra pía”. Por ello se destinó a formar a seminaristas
pobres a cargo de los Jesuitas. Más tarde se convirtió en universidad privada y hoy cuenta con 5 facultades, 2 escuelas y 6 institutos. Su sede se trasladó a
Madrid y este edificio actualmente pertenece al Gobierno de Cantabria.
Para verla existen visitas guiadas de 30 minutos que
cuestan 3’50€. Tienes que tener en cuenta que está bastante lejos del centro y que,
si quieres ir en coche, el parking cuesta 2€ más. Aquí tienes información sobre los horarios.