Nueva Zelanda: Día 5 – Opinión del Camping Aotea Lodge Porirua en Wellington


Si volviera a Wellington, jamás escogería este camping de nuevo. Nada que ver con la página web, ni con sus propios folletos, ni con su publicidad. Es un engaño total. Mirando este folleto parece un sitio fenomenal, con piscina climatizada y todo, pero una vez allí te darás cuenta del lugar en el que estás.


Llegué a Wellington de noche, con un frío terrible, lloviendo y, cómo no, con viento. Un viento tan fuerte que movía la caravana. Daba susto. Y es que Wellington presume de llamarse Windy Welly, una ciudad donde tienen más de 300 días al año con vientos que superan los 60km/h.

Elegí este camping porque estaba apartado de Wellington, en una zona que se llama Porirua, a unos 20 minutos del centro de la ciudad. Un sitio que me pareció tranquilo y donde seguramente se estaría más resguardado de los vientos del puerto. Además, dentro de la oferta de la zona, me gustaron los folletos, las opiniones en internet y el precio. Opiniones falsas, pues hoy sé que, especialmente en Nueva Zelanda, se hacen muchas trampas en Tripadvisor y páginas semejantes, y son los propios dueños los que publican unas opiniones excelentes. Es muy importante ver cuántas opiniones distintas ha publicado un usuario, porque si hay muchas opiniones extraordinarias de gente que sólo ha publicado una o dos veces, ya tenemos indicios de que están falseadas. Mi primera opción fue un Camping Top 10, pero estaba todo completo ese fin de semana.

Cuando llegué allí, no había nadie en la recepción. El camping está situado en pendiente, sin nada alrededor, nada más que zonas residenciales, es imprescindible coger el coche para ir a cualquier sitio. Tuve que esperar bastante hasta que una chica se dignó a venir. La chica me cobró, se asomó a la ventana y me dijo dónde tenía que dejar la caravana... Literalmente, el supuesto camping era... ¡EL APARCAMIENTO DE UN HOTEL! Si, en serio. Habían puesto en el aparcamiento tomas de corriente y, para ellos, ya estaba el camping hecho. Y este es la magnífica sala de estar del camping:



¿Y qué hay de las instalaciones disponibles para los campistas?

No te preocupes: los campistas utilizan las instalaciones del personal de servicio del hotel. Es decir, que la supuesta cocina a la que tenía acceso, era la lavandería del hotel, comía de mierda, donde los empleados se hacían el café en su descanso. Y el WC era su baño. Así que tenía que pasar por delante de ellos mientras trabajaban y molestaba estando en medio. Por cierto, la cocina tan excelente que anunciaban por todos lados, consistía en un microondas y un fregadero. Todo cubierto de telarañas, pues los empleados, todo hay que decirlo, parecían vivir entre mierda. 




Lavadora reciclada convertida en una pila.


Arañones por todas partes.

El lavabo ruinoso, con manchas amarillas por todos lados. ¡A ver si había narices a ducharse allí!



Lo peor de todo era la cara de los clientes del hotel cuando se asomaban por la ventana, o cuando iban a coger sus coches y me veían salir de la furgoneta para armar la cama con las almohadas y todo. Parecía una pobre que les iba a robar o algo. Había dos caravanas más, pero de las grandes, justo en el aparcamiento de arriba. Y éstas estaban más alejadas de los clientes, así que parecían no molestar tanto. 

Manifesté mi malestar y mi extrañeza en la de recepción. Y la que se extrañó fue ella. No comprendía mis quejas. Me dijo que si no me gustaba mi plaza, que cuando se fuera otro coche la cambiara sin problema. 

Se suponía que el wifi entraba gratis con la reserva, pero no fue así. Cuando fui a preguntar me dio una tabla con las tarifas. Al ver que estaba ya cagándome en to, y despotricando en español, me dijo que como hacía tan mala noche me lo regalaba por venir de tan lejos. Qué considerados. Seguro que lo que estaba temiendo era una hoja de reclamaciones, que es lo que se merecían. 

Además estaba lo de la piscina. El recinto no está mal, pero no tienen vista ninguna. Resulta que la piscina van y la ponen en mitad del restaurante. Tal cual. Por lo que mientras te estás bañando tienes a toda la gente del hotel entretenida, toda arregladita, viéndote haciendo largos. Obviamente, no vi a nadie bañándose.  

En fin, aquí pasé dos noches como pude antes de coger el ferry para cruzar el estrecho de Cook. Mientras me mecía el viento con sus enormes ráfagas. 

Precio: 70$ por dos noches. 

➤  Nueva Zelanda: Día 6 – Qué ver en Wellington en un día - El Museo Te Papa


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