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Argentina: Día 16 - Brasil: En helicóptero por las Cataratas de Iguazú




El día anterior había visitado las Cataratas de Iguazú desde el lado argentino. Mi idea hoy era llegar y hacer el recorrido de las cataratas en el lado brasileño. Así que cogí el autobús de la empresa Río Uruguay en la Terminal de Ómnibus de Puerto Iguazú y me dispuse a cruzar la frontera a Brasil.

Durante el camino deshice mis planes. Ya había visto las cataratas desde la tierra y me habían impresionado mucho. Pensé en cómo sería verlas desde el aire y me picó el gusanillo. Antes de cruzar la frontera y quedarme sin internet busqué vuelos en helicóptero y reservé en ese mismo momento. Ya me había aficionado a este medio de transporte después de mis vuelos por Nueva Zelanda y Kamchatka y ahora tocaba Brasil.



El autobús me dejó delante del Parque das Aves, justo en frente de la empresa de helicópteros Helisul, la única autorizada del parque. En el recinto hay un cajero para sacar reales y te dan una pequeña explicación de seguridad y una postal de recuerdo. Allí esperas tu turno y… ¡a volar!


Una de las 7 maravillas naturales del mundo se ve a tus pies, humeante. El salto de agua parece como si se abriera la tierra y se cortara. Es impresionante.








El vuelo dura tan sólo unos diez minutos y es caro (unos 100 €), pero te aseguro que merece la pena. Verlas desde los miradores no tiene nada que ver con admirarlas desde arriba. Es una experiencia única.



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Rusia: Días 20 y 21 - Volando de Kamchatka a San Petersburgo - Una pesadilla


Me costó mucho encontrar un vuelo de vuelta que se adaptara a mi plan de viaje. Al final, lo contraté a través de la página web Viajar.com. Conseguí un vuelo que salía de Petropavlovsk a las 11'55 con S7, operado por Globus y llegaba a Novosibirsk a las 13'55. Allí hacía una escala de 7 horas, en las que pensaba visitar el centro de la ciudad, y cogía otro vuelo a las 20'55 para llegar a San Petersburgo a las 21'35. Teniendo en cuenta todos los husos horarios que iba a atravesar, mi cuerpo se resentiría con las horas. 

El precio de los billetes fue de 325€, pero sin equipaje. El equipaje lo tuve que gestionar aparte y me cobraron otros 50€ más. 

La cosa ya pintaba mal. Llegué  puntual al aeropuerto, me marearon con el equipaje, pagué la tasa de las maletas y pasé el check in. Allí nadie hablaba inglés y los anuncios de radio estaban todos en ruso. Se acercaba la hora de mi vuelo y allí no había movimiento. 

Un señor vio mi pasaporte y empezó a chapurrear algo de inglés y español porque le gustaba mucho veranear en la Costa Brava, aunque ya les habían puesto tantas trabas para viajar a Europa que llevaba varios años sin poder ir. Me informó de que mi vuelo se había retrasado. Me dijo que no me preocupara, que eso era lo más normal en Kamchatka y que, seguramente, no nos enteraríamos nunca del motivo porque no lo solían decir.

Allí me quedé esperando. Mientras tanto, los rusos no perdían el tiempo: iban y venían cargados de bebida, llenando el único bar que había en la sala. Estuvimos esperando tres horas. Imaginaos cómo estaban ya los rusos de tanto beber. Había gente en la cola para entrar en el avión que no se podía sostener. 

Hace años que las aerolíneas rusas prohibieron beber alcohol en sus vuelos, por el mal comportamiento de los viajeros borrachos. ¡Cuánta razón tenían! Estaba prohibido beber durante, pero no antes.

Ha sido el peor vuelo que he cogido en mi vida, con diferencia. El señor que me tocó a mi lado, un gordo que no cabía en su asiento, no paraba de echarse encima mía. Cada dos por tres, se agachaba y hacía cosas raras tapándose la cara con una bolsa. Por el ruido que hizo una de las veces, me di cuenta que en los bolsillos interiores de la chaqueta llevaba varios botellines de cerveza y que se los estaba bebiendo poco a poco. Lo del bar le debía haber sabido a poco. Tuve que cambiarme de asiento porque el toqueteo era ya impresentable y, por más que le decía que me dejara, él ni se inmutaba. Me quejé a la azafata, pero la pobre estaba peor que yo. Hasta le tocaban el culo mientras andaba por el pasillo. Y, para colmo, no cabía en el asiento. Así de encorsetados íbamos:


Con tanto beber, la cola del baño no paró en todo el viaje. La gente bebida y levantada en un avión es un peligro, lo juro. No paraban de vomitar y el olor era insoportable. Uno de ellos se mareó y se cayó en redondo en el pasillo. La azafata lo tuvo que levantar y llevar a su asiento para que se durmiera. Otro se echó la comida por lo alto, en plan cascada, y puso al de al lado lleno de espaguetis. Casi se lían a hostias, pero ninguno de los dos atinaba a pronunciar algo inteligible... Un desastre. Las horas de vuelo se me hicieron interminables. Cuando aterrizamos, tuvieron que ir despertando uno a uno a la mitad del avión, porque estaban durmiendo la mona.


Por culpa de los retrasos, llegamos muy tarde a Novosibirsk y no me atreví a bajar al centro por miedo a perder el avión. Estuve unas cuantas horas en el aeropuerto y cogí el vuelo a San Petersburgo. Esta vez mucho más calmada y cómoda. 


Rusia: Día 19 – Subiendo a Camel Mountain con vistas al Volcán Avacha


Mi excursión estuvo en el aire debido al mal tiempo. Al final, tuve suerte y la dueña del apartamento en el que me alojaba me llamó por teléfono la noche anterior para decirme que si íbamos por la mañana temprano, al menos podríamos subir a la Camel Mountain y bajar antes de que empezara el temporal. El día anterior unos amigos suyos acabaron así:


Ella y su marido me recogieron en un 4x4. Salimos de Petropavlovsk y dejamos a un lado Yelizovo. Pronto, se acabo la carretera y empezó un camino bastante complicado, ya que nuestra senda era el cauce del Dry River, que el día anterior había acabado lleno de lodo.



Después de un rato conduciendo entre piedras, llegamos a un sitio cubierto de nieve. Así que tuvimos que bajarnos del coche y desinflar los neumáticos para poder continuar nuestro viaje. El coche patinaba cada dos por tres y el chico estaba haciendo un esfuerzo terrible con los brazos para poder controlarlo.


Con el corazón en un puño, llegamos a la base de los volcanes Avacha y Koryaksky, donde el Avacha Pass sirve de frontera del Parque Natural Nalychevo. Los volcanes no paraban de echar humo. Impresionaba bastante y más si tenemos en cuenta que la última erupción pasó hace tan sólo un año, el 13 de febrero de 2016.


Aparcamos en una pradera que estaba llena de estas bonitas criaturas. Salían por todas partes y…¡les encantaban las galletas!




Comenzamos nuestro ascenso a Camel Mountain cuando empezaba ya a nublarse bastante. Esta montaña medía tan solo 200 metros de alto, pero la cuesta es empinada y va rodeándola entera por un camino de piedrecitas que escurren mucho. Desde la cima había unas vistas maravillosas de los tres volcanes: Avachinsky, Koryaksky, y Zhupanovsky. Incluso el volcán Vilyunchinsky, que está más alejado, se podía ver desde allí. El valle también estaba encantador.





Descendimos a trompicones y con más de una vez dándonos de bruces en el suelo por escurrirnos con la gravilla y saltamos el cauce del río seco por una tablilla de madera, haciendo equilibrios.


Al lado de donde habíamos aparcado había un refugio lleno de gente. Dentro había habitaciones con mesas y sillas, una cocina y aseos en el exterior. Mis anfitriones me hicieron un excelente almuerzo con un montón de platos que habían preparado ellos mismos con productos de Kamchatka (salmón, crepes, fruta, té…). Se portaron genial y me contaron muchas cosas de su tierra y de su nuevo negocio: la única Escape Room de Petropavlovsk.



Iniciamos nuestro camino de vuelta justo cuando empezó el temporal. El resto del día no pude hacer nada en Petropavlovsk porque corrían verdaderos ríos de agua por toda la ciudad y la lluvia fuerte y el viento hacían que todo fuera intransitable. No paró de llover hasta la mañana siguiente. ¡Menos mal que el tiempo me permitió ver a los osos el día anterior y disfrutar de Camel Mountain esa mañana!


Rusia: Día 18 - Mi excursión a Kuril Lake con Vityaz Travel


Dos meses antes de irme de viaje, confirmé mi visita a Kuril Lake con la empresa Vityaz Travel a través de su página web. Hablan inglés perfectamente y la comunicación por email fue siempre buena. Contestaron a mis preguntas de manera muy rápida.

Si quieres contratar cualquier tipo de excursión en Kamchatka, una cosa tienes que tener clara: el tiempo aquí cambia de un día para otro, o incluso en horas. Aunque la previsión del tiempo sea buena, puede cambiar de imprevisto en cualquier momento. Por eso, tienes que elegir dos o tres días que tengas disponibles en caso de que el día de tu preferencia sea muy lluvioso o haya demasiada niebla. En mi caso fue así. Me escribieron en el último momento diciéndome que lo más seguro era que no pudiera despegar por la mañana debido a la previsión de niebla. Pero, ya por la noche, me dijeron que la previsión había cambiado y que parecía que, al final, iba a tener suerte.

Quedé con ellos a las 12:30 en el aparcamiento del Hotel Avacha. Allí estuve esperando al resto de viajeros y nos vinieron a buscar en autobús. Este autobús no tenía nada que ver con los que estaba acostumbrada a coger en Rusia. Mucho más moderno y limpio.



Desde el hotel nos llevaron al helipuerto. Allí pagamos en efectivo nuestra excursión, (no aceptan tarjeta, ni pago online) y estuvimos esperando turno para volar. Fue una experiencia única. Nunca me había montado en un helicóptero tan grande, tan sólo en uno de cuatro plazas unos cuantos años atrás en Nueva Zelanda, y el vuelo es muy distinto. El helicóptero tenía una gran estabilidad y parecíamos ir en un pequeño avión.

Desde las alturas las vistas eran impresionantes:



Visita 1 - Los osos del Kuril Lake

El helicóptero nos dejó en el campamento de Kuril Lake, un sitio cercado con una valla electrificada y un montón de señales advirtiendo del peligro de los osos cercanos. Allí había unos aseos y las cabañas de los trabajadores.


Nosotros hicimos dos grupos: unos cuantos se quedaron descansando en el campamento y otros nos montamos en unas lanchas para acercarnos más a los osos. Tanto nos acercamos, que daba miedo por si eran ellos los que se acercaban. Los vimos pescar, bañarse y disfrutar del sol. ​Kuril Lake es un lago ubicado en el cráter de  una gran caldera. Su superficie es de 77 km² con una profundidad media de 176 m, y una profundidad máxima de 306 m. Es una de las mayores zonas de desove conocidas del salmón rojo en Eurasia, y a por estos salmones es a por lo que vienen cientos de osos.


Volvimos al campamento y allí el otro grupo se montó y nosotros descansamos, siempre acompañados de guardias con sus rifles. Imponían. Tuvimos la suerte de que, mientras descansábamos, aparecieron unos cuantos osos allí mismo, al otro lado de la valla. Nuestro guarda nos dijo que lo siguiéramos silenciosamente y fuimos con él a la parte de fuera. Allí lo único que nos protegía de los osos era él y su rifle. Estuvimos a escasos metros de una madre con sus oseznos, fue muy encantador.






Para terminar, nos escoltaron hasta un puente en el que estaba una familia de ositos pescando salmones. 



Visita 2 - Caldera de Ksudach

Después de otro pequeño vuelo en helicóptero (15 - 20 minutos), llegamos a la Caldera del Lago Ksudach. La erupción que destruyó el cono del volcán ocurrió en 1907 y sus cenizas se pueden encontrar a más de 200 km al norte.



Estuvimos una media hora allí haciendo fotos, tirando piedras a la orilla del lago y viendo cómo flotaban. El entorno era espectacular.

Visita 3 - Khodutkinskiye hot springs

Desde la caldera, nos montamos de nuevo en el helicóptero para llegar a las aguas termales de Khodutkinskiye. Las aguas están a 60 km de la bahía de Avacha, a los pies de los volcanes Hodukta y Priyomysh. Salen de un pequeño manantial y se juntan formando un río transparente y muy caliente, de 20 metros de ancho, 1'5 metros de profundidad y 1 kilómetro de largo. Después de este kilómetro, las aguas caen en el río Right Hodutka, con una temperatura de 40 grados

Delante de la zona de baño había una cabaña para ponerse el bañador. Nos bañamos durante poco rato, porque no es aconsejable que se pase en el agua más de 15 minutos y lo cumplen a rajatabla. La sensación fue genial, bañándonos en agua caliente, rodeados de volcanes con nieve y viendo algunas cenizas que flotaban a nuestro alrededor como prueba de la gran actividad volcánica que aún tiene la zona.


Nos cambiamos la ropa nuevamente en la cabaña y nos llamaron para comer. Ya eran casi las 5 de la tarde y no habíamos comido nada, pero nadie se había dado cuenta. ¡Cómo habíamos estado tan entretenidos!

La comida la hicimos en un campamento cerca de las aguas termales. Al aire libre, en un área de picnic techada. Consistió en unas bandejas con ensalada, arroz, fruta y salmón. Para beber, té. Nos supo a gloria. 

La guía nos metió prisa porque la vuelta iba a ser algo más complicada. Se estaba levantando una espesa niebla y teníamos que volver ya al helipuerto. Tantas horas, pero se nos había hecho cortísimo. 

40 minutos más tarde bordeando volcanes, aterrizamos. La guía, que se había portado divinamente durante todo el viaje, explicando todas las cosas en ruso y en inglés y contestando a todas nuestras preguntas con gran pasión, nos reunió a todos en la puerta. Hicimos un círculo y nos entregó estos diplomas de recuerdo de nuestro viaje. He de decir que todo el personal fue increíblemente bueno: las chicas del helipuerto, los conductores, los pilotos, los guardas... Me llevo una muy buena opinión de ellos, de su simpatía y profesionalidad. 


El autobús nos dejó en el Hotel Avacha y volví de noche a mi piso, por mitad de los descampados, calles hechas polvo, baches y demás. Ya sin miedo. En muy poco tiempo me había acostumbrado a la realidad de Petropavlovsk, teniendo siempre en la memoria las imágenes de los osos que me habían acompañado esa mañana.  

Si quieres ver mis vídeos de Kuril Lake, los tienes en este enlace
  • Duración: 7 horas.
  • Precio: 36.000 rublos por persona. (Unos 600€ aproximadamente)
  • Comida incluida.
  • Viajes en helicóptero: 4
  • Grupos de pocas personas. 



С уважением,
Катерина
менеджер туристической компании "Витязь-Тревел"



Rusia: Día 17 - Opinión de Apartments Horizon en Petropavlovsk


Lo mismo que me pasó en Vladivostok me acabó pasando también en Petropavlovsk. La oferta hotelera de la ciudad se reduce a unos cuantos hostels y unos nueve o diez hoteles pequeños. Los hoteles son carísimos para ser bastantes viejos y los servicios que ofrecen; los hostels son caros y en habitaciones compartidas en su mayoría.

Para todo el turismo que está recibiendo Kamchatka últimamente, las plazas hoteleras son pocas y todo se llena muy rápido. Otros aventureros contratan un paquete de excursiones y muchos de los días los pasan en un campamento en plena naturaleza, y luego los devuelven al hotel.

No soy muy fan de los apartamentos, pero no tuve más remedio. Contacté a través de Booking con un apartamento en la ciudad. Cada vez están proliferando más. Ante la afluencia de turistas y la falta de habitaciones, la gente está haciendo negocio restaurando sus pisos antiguos y poniéndolos a la disposición de los turistas.


Mi vuelo llegó por la mañana temprano y la dueña del piso no puso ningún impedimento para que entrara antes de la hora del check in. Del aeropuerto a la ciudad, cogí una marshrutka  que nos llevó muy apelotonados hasta una parada que creía que estaba cerca. En el mapa parecía que sí, pero Petropavlovsk es una ciudad muy desperdigada, que discurre entre serpenteantes caminos y cuestas. Tuve que atravesar descampados, calles que parecían de barrios chaboleros… Luego me di cuenta de que Petropavlovsk es así.


La dueña me esperó en el sitio acordado en su coche y me llevó hasta su piso. El barrio era deprimente. Al ser mis primeras vistas de la ciudad, me llevé las manos a la cabeza porque aún no sabía que eso era lo normal.

El exterior daba a una calle sin asfaltar, con un montón de baches, de agua estancada, incluso había muebles tirados por allí. El portal era deprimente. Pero el piso estaba impoluto. Todo renovado. Parecía sacado de otro mundo en comparación con todo lo que lo rodeaba. La mujer fue amabilísima. Me dijo que su marido me podía llevar en su jeep a hacer cualquier excursión cercana a unos precios increíbles y me mostró varios ejemplos. Al final acabé contratándole una excursión al volcán Avacha para dos días después. Me pasó por whatsapp una aplicación para saber el horario de los autobuses y me recomendó ir a algunos sitios.




Booking.com

El piso era de una habitación, estaba totalmente equipado y el wifi funcionaba muy bien. Lo reservé para tres noches y me cobró 12.000 rublos, a pagar en efectivo a la llegada. 

Cerca del apartamento había una parada de autobús y un pequeño centro comercial (Piramida) con un supermercado (al que haríamos varias visitas) y algunos restaurantes. Antes de entrar en el supermercado también había un cajero. 

Productos españoles en el supermercado de Petropavlovsk - Kamchatky

Después de un día entero sin dormir, estuve toda la mañana reponiendo fuerzas. Por la tarde fui al comprar al supermercado algunas delicias rusas para cenar y para desayunar. Allí me encontré con mucha variedad de productos coreanos y algunos españoles. Los precios eran mucho más baratos que en otras ciudades, como San Petersburgo o Moscú, a pesar de ser un lugar tan aislado.

Cogí el autobús que me llevó al centro de Petropavlovsk y empece a pateármelo. No tiene mucho que ver. La ciudad merece la pena por su entorno. Desde la plaza de Lenin se pueden ver a lo lejos varios volcanes rodeándonos.


Vi la playa, el lago, varias iglesias, fui a sacar dinero y visité un mercado local, al lado de Correos. Se hizo de noche muy pronto y cogí el autobús de vuelta. No me hacía ninguna gracia recorrer a oscuras el camino que separaba la parada de autobús del piso. Por calles levemente iluminadas. Algunas ni eso, y tuve que ir con linterna alumbrándome por un caminito lleno de vegetación a ambos lados.

Acabé el día haciendo la cena en la casa y acostándome temprano para cumplir el sueño de ir a Kuril Lake y pasar un día entre osos.


   APARTMENTS HORIZON - PETROPAVLOVSK  
 Ulitsa Kavkazskaya 38, 683000
Petropavlovsk-Kamchatskiy, Rusia