Después de volar
en helicóptero sobre las Cataratas de Iguazú (una experiencia que recomiendo
ampliamente), crucé la carretera para llegar a la otra gran atracción de la
zona: el Parque das Aves.
El Parque das
Aves es el único organismo del mundo que está enfocado a lo conservación de las
aves exóticas de la Mata Atlántica, especies que están viviendo una de las
peores crisis de conservación del mundo. Su origen es fruto del sueño de la
veterinaria Anna-Sophie Helene y Dennis Croukamp, quienes empezaron cuidando un
loro y acabaron llenando su casa de pájaros. En los años noventa compraron 16
hectáreas de tierra y comenzaron a construir su propio parque sin talar ningún árbol
nativo. Actualmente aquí encuentran refugio las aves que han sufrido abusos y especies
amenazadas, como la pava yacutinga, el amazona colirroja, el amazona vinosa, el
paují de Alagoas y el gobernador crestado.
A lo largo de
un bonito paseo se pueden ver más de 150 especies de aves distintas. No sólo
las aves son bonitas, el entorno también lo es. Además, tiene lugares únicos
como el Refugio de las Arpías, el vivero más grande del mundo para la
reproducción de arpías en exhibición.
Uno de los sitios
que más me impresionó fue el área dedicada a los tucanes. Su pico tan original
los hace maravillosos y tienen una lengua que puede alcanzar hasta los 14 cm de
largo.
Después de los
tucanes pasé a ver el Casuario, el pájaro más peligroso del mundo. Si se le
provoca, se vuelve muy agresivo.
Atravesando el
bosque brasileño, llegué al aviario de guacamayos y loros. ¡Qué colores más
bonitos! El recinto es muy grande y hay muchos loros distintos.
Otro de los
sitios que más me gustó fue su pequeño mariposario. Allí había un festín para
ellas. Mariposas enormes libando de un gran banquete de fruta muy bien
presentado. En el mismo lugar tuve la oportunidad de ver un colibrí. Son muy escurridizos
y vuelan súper rápido.
En la
cafetería del parque aproveché para probar un helado de açai (la fruta del
Amazonia) con plátano y granola. Nunca había probado ese sabor y mereció la
pena.
Antes de que
acabe el recorrido, a ciertas horas del día hay unos empleados que te permiten
que te hagas una foto con unos guacamayos muy simpáticos de manera gratuita.
Me encantó el
Parque das Aves y su labor. Me alegro de haber cambiado mis planes en el último
momento y haberlo visitado.
A la salida
del parque hay una parada de taxis en la que cogí uno para llegar al centro de Foz de Iguaçu. También pasan autobuses urbanos (número 120), pero no tenía reales para
pagarlos y no quería cambiar euros para las pocas horas que iba a estar en la
ciudad.
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