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Cómo es la visita al Museo Nacional de Artes Decorativas



Justo al lado de la sede del Ayuntamiento madrileño se encuentra el Museo Nacional de Artes Decorativas. Está ubicado en el antiguo palacio de verano de la duquesa de Santoña, que data de 1878, en las antiguas dependencias de una escuela de Magisterio.

Sus orígenes se remontan a Amadeo de Saboya, quien ideó el proyecto de una Escuela de Artes y Oficios y un Museo Industrial, pero que nunca llegó a materializarse. Años más tarde, en 1912, se creó el Museo Nacional de Artes Industriales, germen de lo que sería nuestro museo actual.

Al principio se concibió como un lugar al que iban los artesanos y diseñadores a aprender y a mejorar su oficio. Sin embargo, hoy es uno de los museos que completan el Paseo del Arte madrileño y al que acuden miles de turistas al año. Se encuadra dentro de las Casas Museo de Madrid, junto con otros cuatro centros más: el Museo Cerralbo,el Museo del Romanticismo, el Museo Sorolla y el de Lázaro Galdiano; que están ubicados en antiguos palacetes y casas solariegas.


El museo se divide en sesenta salas repartidas en cinco plantas. Sus fondos tienen más de 70.000 objetos, aunque es una pena que sólo podamos ver una pequeña muestra de éstos (en torno a 1600). Principalmente hay obras españolas, aunque también hay cabida para objetos de otros países, como la gran colección de arte oriental que guarda, con más de 3200 piezas procedentes de Filipinas, India, Java, Tailandia, Japón y Nepal; y que provienen sobre todo del Real Gabinete de Historia Natural creado por Carlos III.


A lo largo de sus salas puedes ver muestras de cerámica, loza, porcelana, vidrio, mobiliario, textiles, orfebrería y metalistería, marfiles, cordobanes y guadamecíes, belenes, joyería, obra sobre papel y algo de pintura y escultura.



Lo más bonito son las recreaciones de distintos ambientes, como una cocina valenciana del siglo XVIII o un salón medieval.


La visita es bastante agradable y disfruté mucho con ella, sin embargo, me pareció un museo con una muestra bastante pequeña de objetos expuestos, si lo comparas con el gran fondo del que dispone. Y más si tienes en cuenta que algunas de sus salas siempre están ocupadas con exposiciones temporales, como la de Manolo Blanik.

Horarios del Museo Nacional de Artes Decorativas
▪ De martes a sábado: de 9’30 a 15’00.
▪ Domingos y festivos: de 10’00 a 15’00.
▪ Jueves: de 17’00 a 20’00 (excepto julio y agosto)
▪ Cerrado: todos los lunes, 1 y 6 de enero, 1 y 15 de mayo y 24, 25 y 31 de diciembre

En verano, si hace mucho calor, suelen cerrar algunas de las salas. Ponte en contacto con el museo antes de tu visita para no llevarte sorpresas.

Precio de la entrada al Museo Nacional de Artes Decorativas
▪ General: 3€
▪ Reducida: 1’5€
▪ Gratuita: los jueves por la tarde y los domingos. Ve con tiempo, porque las colas suelen ser largas, aunque van rápidas porque el museo se ve rápido.

Cómo llegar al Museo Nacional de Artes Decorativas
▪ Metro: Banco de España (L2) y Retiro (L2).
▪ Autobuses: 1, 2, 9, 14, 15, 19, 20, 27, 34, 37, 45, 51, 52, 74, 146.


   MUSEO NACIONAL DE ARTES DECORATIVAS   
Calle de Montalbán, 12 Madrid
Teléfono: 91 532 64 99
mnad@mecd.es
mnartesdecorativas.mcu.es




Qué ver en Bárcena Mayor, uno de los pueblos más bonitos de España



El pequeñísimo pueblo de Bárcena Mayor, de menos de 90 habitantes, es todo un ir y venir de turistas durante los fines de semana y vacaciones. Se dice que es el pueblo más antiguo de Cantabria.

Aislada en la vega del río Argoza, es la única población incluida en el Parque Natural Saja-Besaya. Aparte de los turistas, atraídos sobre todo desde que apareció en el listado de los pueblos más bonitos de España, aquí sólo reina la calma y la tranquilidad. No hay nada alrededor, hay que adentrarse en el parque para ir expresamente a visitarlo. Durante siglos Bárcena Mayor dependió de los duques del Infantado y, a principios del siglo XIX, formó su propio Ayuntamiento, integrándose después en Los Tojos.


A la entrada del pueblo hay un gran parking gratuito en el que debes dejar el coche, pues no se puede circular por la localidad.

Desde el parking ya podrás deleitarte con el maravilloso paisaje, todo rodeado de montañas y bosques.

El pueblo parece un museo, una postal, una imagen de otra época que se ha quedado impresa al lado del río. Atravesar sus callejuelas empedradas, repletas de arquitectura tradicional montañesa, ya es un placer. Las viviendas se ordenan en dos hileras en torno a la calle Larga y la Calleja, que la recorren en dirección noroeste-sureste, alrededor de las cuales hay otras callejuelas más estrechas. En la primera planta de todas las construcciones sobresalen los muros medianeros para cobijar la solana, hecho que se introdujo en el XVII con la llegada del maíz, para disponer de un espacio para secarlo.




Viendo todo el turisteo que hay por allí, parece increíble pensar que hace unos años estaba destinado a desaparecer. Fueron gentes aficionadas a la caza y a la pesca los que redescubrieron este lugar, lo pusieron de moda y lo salvaron.

Desde el pueblo parten cuatro rutas, la más famosa es la que lleva al Pozo de la Arbencia y al alto de la Cruz de Fuentes. Un camino que discurre paralelo al río Argoza y que está lleno de hayedos y robledales. En los pastos de montaña es fácil ver caballos salvajes y vacas tudancas, la raza típica de la zona.


Qué comer en Bárcena Mayor

El núcleo está lleno de restaurantes y de tiendas de productos cántabros perfectamente integrados en el paisaje. Los menús cuestan en casi todo el pueblo 15€. Yo elegí comer en el Restaurante El Puente, por su espectacular balcón con vistas al río y fue una muy buena elección.


Los platos que ofrecen son más o menos los mismos en todos ellos. Prevalecen los platos de alubias, el venado, las parrilladas de carne, el lechazo y la trucha. Siendo éstas las especialidades de la zona:

▪ Cocido Montañés: un típico plato cántabro compuesto de alubias blancas y berza, acompañado de chorizo, costilla, morcilla y tocino.

▪  Queso Picón: un queso azul elaborado en la comarca de Liébana. En los restaurantes de Bárcena Mayor lo podrás encontrar acompañando a algunos platos de carne, por ejemplo.  

▪  Cerveza: el restaurante La Casona hace su propia cerveza.

▪  Miel de Brezo: la podrás comprar en cualquier tienda de aquí.

▪  Crema Montañesa: un postre muy parecido a la crema catalana.


En el camino de ida a Bárcena Mayor me encontré con este poblado donde no pude evitar hacer una foto: Correpoco.


El camino de vuelta lo hice por el Puerto de Palombera, una carretera panorámica excepcional, y me encontré con esto otro:



Un final perfecto para una excepcional visita.


Qué ver y dónde comer en Hornos de Segura



Enmarcado en un paisaje inmejorable, serrano y de olivos, Hornos de Segura se encuentra dentro del Parque Nacional más grande de España, el de Cazorla, Segura y las Villas. Y, aunque llegó durante un tiempo a pertenecer a la provincia de Murcia, hoy constituye uno de los pueblos con más encanto de Jaén. Con sus 700 habitantes, de los que muchos de ellos son gitanos serranos, aquí no hay jaleo, no hay contaminación, y todo rezuma calma.


Hornos está situado sobre un gran peñasco por lo que, desde sus miradores, las vistas del valle cubierto por las aguas del Tranco son inigualables. Los pinares suponen alrededor del 80% de su territorio.

Habitado desde la Edad del Cobre y abandonado un poco después de la Edad del Bronce, vuelve a aparecer en la historia como Fornus, durante la Edad Media. En 1239 fue conquistada por la Orden de Santiago, quitándosela a los árabes y construyendo el castillo que hoy corona al pueblo.

Durante el siglo XV, Rodrigo Manrique, comendador de Segura, habitó estas tierras y se autoproclamó Gran Maestre, luchando e intrigando contra don Álvaro de Luna y los reyes castellanos Juan II y Enrique IV. Para nosotros, siempre pasará a la historia por Las coplas a la muerte de su padre, de su hijo: Jorge Manrique.

Qué ver en Hornos de Segura

El coche lo tienes que dejar a la entrada para disfrutar de las estrechas calles a pie. Pronto llegarás al castillo, que hoy alberga un planetario y que realiza visitas tanto diurnas, como nocturnas para contemplar el cielo estrellado de la sierra, sin contaminación lumínica.




Bajando un poco, verás la Puerta de la Villa, probablemente de origen almohade, y los restos de la muralla.



Si continúas caminando en dirección contraria, llegarás a la Iglesia de la Asunción, obra del siglo XVI dirigida por Juan de Mújica. Anexa se encuentra su torre, a la que se accede desde el exterior a través de una escalera de caracol.


A un lado de la plaza del Ayuntamiento está el Mirador del Aguilón, que ofrece unas increíbles vistas del Tranco. En su fondo, se alza cubierta por las aguas, la torre de Bujarcaiz, que servía de punto vigía a Hornos y estaba en mitad de una pequeña aldea.




En medio del pantano, el Castillo de Bujaraiza se ve sobre una pequeña islilla, en estado ruinoso. Cuentan los antiguos que se llegó a usar como cárcel durante la Guerra de Independencia. Se puede contemplar perfectamente desde el mirador Félix Rodríguez de la Fuente, en el km 60,5. El acceso al castillo se puede hacer cuando el nivel del pantano está bajo y se puede caminar hasta él.

Plano de Hornos de Segura


Dónde comer en Hornos de Segura

Mi favorito es el Restaurante Raisa, que también es pensión. Tiene muy buena fama, la atención es inmejorable y las raciones enooormes. Lo normal es que nunca puedas acabártelo todo y siempre vienen a ofrecerme tuppers para que te lo lleves. Además, tiene un horno de leña en el que hacen unas pizzas de masa casera deliciosas, amén de otros guisos de la zona. En los días clave te recomiendo reservar, porque siempre está lleno.

Pizza Locura - Con espaguetis (suena raro, pero está buenísima) 



Fijo: 953 495 023 / 953 495 106
Móvil: 689 973 634 / 607 290 603



Qué ver en Mérida en un día - Itinerario


El centro de Mérida se puede visitar tranquilamente en un día viendo lo más representativo de la ciudad. Yo hice una visita rápida desde Cáceres y lo aproveché todo lo que pude. Aquí te dejo este itinerario por si te sirve de ayuda.


15 lugares imprescindibles que ver en Mérida

1. Teatro y Anfiteatro Romano de Mérida: como es lo más visitado, fue lo primero que vi para no tener que aguantar luego mucha cola y tener que estar agobiada por tanto turista en un día de fin de semana. Ambos son impresionantes.


El anfiteatro se utilizó durante la época del Imperio romano para los espectáculos de lucha de gladiadores. Se alzó a finales del s. I a.C. y se abandonó en el siglo IV d. C. Hoy se pueden ver sus gradas, escaleras y vomitorios, las celdas donde esperaban los gladiadores antes de salir a luchar, la arena y el foso donde guardaban las bestias.




Justo al lado, tienes el teatro, datado en el año 16 a.C. Se encuentra en tan buen estado que actualmente es sede del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y tiene fama de tener muy buena acústica. Tenía capacidad para alojar a 6000 espectadores. El teatro también fue abandonado en el siglo IV d. C. tras la oficialización en el Imperio romano de la religión cristiana, que consideraba inmorales las representaciones teatrales. Hoy puedes ver las gradas, la orchestra para el coro, el escenario y el peristilo, impresionante, lleno de columnas y pórticos. Detrás del teatro hay un jardín lleno de restos de esculturas y lo que queda de las letrinas.

2. Museo Nacional de Arte Romano: después de salir del este conjunto, me dirigí hacia este museo, que está justo en frente de la puerta de entrada al teatro. Su creador fue Rafael Moneo allá por el año 1986. Mosaicos, pinturas, esculturas, monedas, inscripciones… Tanto su contenido, como pasear por su monumental interior, merecen la pena.






En la calle donde se sitúa el Museo, José Ramón Mélida, puedes encontrar muchos bares y restaurantes, algunos más baratos que otros. Hay mucha oferta. 

3. Pórtico del Foro: continué por la calle Sagasta hasta que encontré estos restos de un pórtico monumental del s. I. Estuvo íntegramente revestido de mármol, como se aprecia en algunas zonas. Gira en torno a una plaza rodeada por un canal.



4. Templo de Diana: sorprende encontrártelo en medio de la calle, entre los edificios. Es la única construcción religiosa que se conserva en su lugar original. Detrás, se ubica el palacio del Conde de Corbos. Debió de erigirse aún bajo el poder de Augusto. Su estado de conservación excepcional se debe a que, durante siglos, el templo sirvió de cimiento y armazón del anexo palacio renacentista, del que se conservan aún algunas partes.


5. Arco de Trajano: dejando el Ayuntamiento a un lado, continué caminando hasta este arco que sirvió de puerta al recinto de un antiguo templo.



6. Concatedral Metropolitana de Mérida: buscando ya el paseo del río, me topé con la Plaza de España, en la que se encuentra la Concatedral gótica, no muy impresionante después de todo lo que llevaba visto a lo largo de este día.

7. Zona Arqueológica de la Morería: frente al Puente de Lusitania me topé con sorpresa con otros restos arqueológicos. Esto me pareció increíble. Al pasear por la ciudad, no es extraño encontrar reliquias mientras vas caminando sin rumbo. Junto a unos edificios, hay una parcela de 14 m2 donde se conserva un tramo de la muralla. También hay restos de la Casa de Los Mármoles, una suntuosa vivienda de finales del siglo III, que contaba con termas. La visita es muy rápida.


8. Alcazaba: siguiendo el paseo junto al río llegué a la Alcazaba árabe, construida por Abderramán II en el 835. Por fuera es más impresionante que por dentro, o así lo percibí yo. Puedes visitar las murallas, bajar a un antiguo aljibe y ver restos árabes y romanos.





9. Puente Romano de Mérida: desde la misma alcazaba verás el puente sobre el Guadiana. Tiene sesenta arcos de medio punto, casi 800 metros de largo y 12 metros alto.


10. Casa de Mitreo: estos restos se encuentran en mitad de un gran parque. Fueron construidos a finales del siglo I, extramuros. Sus habitantes pertenecían a la alta sociedad romana, como demuestran sus estancias. El conjunto tiene tres patios, un atrio, varias salas, zócalos, un gran mosaico... También había un estanque, jardines, restos de un peristilo y de unas termas.




11. Centro de Interpretación de los Columbarios: desde la Casa de Mitreo, sin salir del complejo, puedes andar por un paseo entre cipreses hasta llegar a esta zona. Allí están depositadas, entre otras, las urnas cinerarias de las familias de los Voconios y la de los Julios en sendos mausoleos. Este conjunto funerario pertenece al siglo I.



Desde allí volví a la zona del Teatro para comer y proseguir mi ruta un poco después.


12. Termas Romanas de la calle Reyes Huertas: continuando por la calle de detrás del Museo de Arte Romano, me encontré, también de sopetón, con los restos de unas termas romanas entre unos bloques de viviendas. No se sabe muy bien si fueron termas o tuvieron otros usos, pero todo apunta a que se utilizaron como pozo nevero durante el siglo III, además de usarse otras dependencias como termas. Lo curioso es que existen fuentes escritas que apuntan a la existencia de un nevero allí mismo y que fue usado todavía entre los siglos XVII y XIX.



13. Acueducto de San Lázaro: en mi camino para ver el Circo, pilla de paso este acueducto. Bajo los imponentes arcos que se conservan pasaba la calzada que más adelante se bifurcaba bien dirección hacia Córdoba, bien hacia Toledo y Zaragoza.

14. Circo Romano de Mérida: a la entrada ponen un vídeo explicativo sobre el circo que merece la pena ver antes de adentrarte en el yacimiento. Sirve para comprender mejor qué usos tenía cada parte, ya que, una vez dentro, verás una gran extensión de hierba que no te puede decir mucho si no te has documentado antes. Mide 403 metros de largo y 96’5 metros de ancho. Pudo albergar a más de 30.000 espectadores. Esto lo convierten en uno de los más grandiosos del Imperio y hoy es uno de los mejores conservados.



Como ya estaba bien aprovechado el día, me fui a buscar el coche, que lo había aparcado junto a esta tienda que me hizo gracia.


15. Acueducto de los Milagros: ya en coche, vi este otro acueducto que traía el agua desde el pantano de Proserpina o desde la Charca de la Albuera. Se conservan más de 800 metros.

Precios y entradas para los monumentos de Mérida:

Lo que más merece la pena es comprar una entrada conjunta por 15€ que sirve para ver todos los monumentos. Teniendo en cuenta que sólo el Teatro y el Anfiteatro ya cuesta 12€ entrar… sale las cuentas.

👉 Aquí puedes ver los tipos de entradas, precios reducidos y otra información actualizada.