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Laos: Día 5 – Opinión sobre el Riverside Guesthouse Hotel de Luang Prabang

En esta foto aparece todo muy cuidado, nada que ver con la realidad. 

Hice la reserva mediante Booking.com por tan sólo 36€ por dos noches con desayuno. Aparentemente puede parecer una ganga, pero en Luang Prabang por ese precio hay alojamientos mejores. No es que buscara algo lujoso, pero lo que encontré fue un hotel cutre de narices.

Las fotos que aparecen en cualquier web de reservas yo no sé cuándo las hicieron, pero no se parecen en nada a este sucio lugar.

La furgoneta del aeropuerto, después de perderse dos veces, logró dar con la calle, toda llena de hoteles y restaurantes con muy buena pinta, junto al río, buenas vistas y tranquila, pero cerca del centro.

Riverside Guesthouse Hotel 

Todo bonito, hasta que llegué a mi hotel. La entrada ya estaba dejada. Subí las escaleras y me encontré a un chico tumbado en un sofá mientras comía unas hierbas, que me dijo que era lao food.

Me saludó con sueño, abriéndosele la boca y se fue hacia el mostrador de recepción. Tenía apuntado en un papel mi nombre, lo comprobó todo tardando una vida… y me dio la llave de la habitación.

Anduve por un pasillo debajo del porche, lloviendo a cántaros. Todo el pasillo lleno de trastos. Al final de éste había un lugar con todo tipo de cosas viejas: una lavadora, cuencos, ropa en perchas, una especie de tinajas… y unas telarañas que asustaban. Mi habitación era justo la que había al lado de ese lugar. Genial.

Intenté abrir, pero nada. Llamé al chico. Con toda la parsimonia del mundo comprobó la llave. Me dijo que no, que la mía era la habitación de al lado, porque yo había contratado una cama de matrimonio. Fui con la nueva llave a la nueva habitación: ¡estaba ocupada! Vuelvo a llamar al chico y…se quedó con cara de palo. Parecía que le iba a salir ya humo de la cabeza porque se quedó bloqueado. No sabía qué hacer. Al final me dijo que no tenía más habitaciones que la de al lado de la especie esa de tratero/basurero, pero que tenía dos camas y no una de matrimonio. Me abrió esa, por fin (ya estaba harta y me daba igual), y entré.

La habitación

Bueno… hacía tiempo que no estaba en un sitio tan cutre. Me recordaba a mis días por China. La habitación tenía dos camas enormes, con unas sábanas y una colcha llena de manchas. Yo no dormí a gusto porque me picaba todo y pensaba que había bichos pero, por suerte, me levanté sin picaduras.

Al verla en esta foto, no me puedo creer que ésta fuese mi cutre-habitación. Aquí parece preciosa.

No había posibilidad de colgar mi mosquitera de ningún sitio y mosquitos había a puñaos. Así que, a dormir bañada en Goibi.

Los armarios parecían que estaban carcomidos. No saqué nada de mi maleta. También había una mesita y una silla vieja. Al menos el aire acondicionado funcionaba bien y había wifi. 

El baño

El baño era el cuarto de los horrores. Digno de cualquier videojuego de zombies. Medía la mitad de la habitación, enorme. Un espejo roto, un lavabo lleno de óxido y una papelera sucia. Un punto a su favor era que no olía a tuberías...

Separada por un medio tabique estaba la ducha. Un mango con un sumidero en el suelo. Y ya está. Menos mal que me llevé mi propia toalla, porque si no, me seco al aire. Lo juro. Las toallas mejor ni tocarlas. Además, más tarde descubrí que su sitio de secado era…¡el cuarto trastero/basurero! Sí, colgando de otras perchas.

Al ver fotos así, no me creo ni que fuera el mismo hotel. O son de hace miles de años, o no lo entiendo. 

El desayuno

A la mañana siguiente fui a desayunar. Las mesas del desayuno (no sirven otra comida) se colocan en ese mismo pasillo, delante de las puertas de cada habitación. El chico me trajo una carta, pero resultó que no tenía casi de nada. Al final de 12 opciones, sólo había 3.

Después de ordenar los platos y esperar, apareció de nuevo. Otra noticia que se ve que se le había olvidado: el desayuno era a partir de las 7’30 y eran las 7’15. La chica que cocina no había llegado aún. Bueno, decidí esperar a que llegase. Total, si ya había hecho el pedido.

El tío venía de vez en cuando y me rellenaba el café, pero nada de comida. Con los nervios que me entraban cada vez que lo veía aparecer con esa calma, que le pesaba la vida… y tanto café… es que me iba a dar ya hipertensión, como mínimo.

A las 7’45 apareció de nuevo el empanao (es que ya no sé ni cómo llamarlo). Me dijo que si la cocinera no venía en un rato (indefinido), se metía él en la cocina y me hacía él mismo el desayuno. Genial y ¿por qué no me lo haces tú mismo ya? Es que cada vez que me ponía a hablar con él, tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo. Una frustración...

Total, que acabé comiendo a las 8’00 porque al chico de la pachorra no le dio la gana de hacerme él la comida. La cocinera, que vino en moto, tenía un humor de perros. Era la misma que limpiaba y tenía una pinta… Mi esperado pancake de chocolate resultó ser una tortilla francesa con sirope de chocolate en el centro y sal. Mmm… buenísimo 😒

El personal

El personal sólo consistía en ese chico y en la “agradable” cocinera-limpiadora. El chico parecía que sabía hablar inglés, pero no era así. Sabía frases básicas, pero algo más complejo, no. Lo peor de todo era que asentía con la cabeza como si se estuviera enterando de todo. Pero luego no hacía nada. Y hasta que pillé que no se enteraba de lo que hablaba, pensaba que me estaba tomando el pelo.

Al día siguiente hice una reserva de una excursión en una agencia de viajes. El que me atendió llamó por teléfono varias veces a mi hotel para acordar con él la hora a la que iba a ir a recogerme un tuk tuk para llevarme  a la estación de autobuses. Después de llamar varias veces, consiguió que se lo cogiera. Pero, al parecer, la comunicación fue imposible. El de la agencia me dijo que no comprendía lo que le había dicho el chico. Pero, bueno, entonces ¿era problema de mi inglés o de su laosiano? Porque si ya no lo entendían ni los suyos... 

Lo mejor de todo fue su cara al día siguiente cuando le pregunté que si ya había llegado mi tuk tuk. Me dijo muy extrañado: 

- ¿Qué tuk tuk? 
- Joder, el que te explicó ayer el de la agencia por teléfono. Y el que te dije yo anoche que hoy venía a recogerme.

Pues nada, como si hubiera hablado el día anterior con un alien. 

El pago

Como no esperaba que fuera de otra forma, al intentar pagar con tarjeta, ésta no funcionó. Por la noche le pregunté si se podía pagar con tarjeta y me dijo que sí. Claro, eso fue antes de descubrir que no se enteraba de lo que le estaba diciendo, pero hacía como si se enterase.

El datafono no funcionó. Me dijo que llevaba mucho tiempo estropeado. Así que a buscarme la vida con el efectivo.

Al final me dio pena y todo. Después de ser un desastre total mi estancia allí, vi cómo vivía. Su habitación consistía en ese sofá, al lado del mostrador. Ahí dormía. Con el frío de la noche y la humedad, porque la recepción siempre estaba abierta por el porche. En una mesita tenía una kettle y una tele. En recepción había un monitor antiguo de ordenador, pero no funcionaba bien. Así que no tenía mucho entretenimiento.

Pero, como casi todo el mundo en Laos, sobre todo los hombres, tenía esa cara de felicidad envidiable. 


  RIVERSIDE GUESTHOUSE  

Kingkitsarath, 06000 Luang Prabang

+85 620 911 386 86


Día 3 – Camboya: Opinión sobre el Boutique Cambo Hotel de Siem Riep


Como mi vuelo salía muy temprano, no pude disfrutar un día más del lujoso desayuno del Rex Hotel. Pero la noche de antes les pedí un packed lunch y me lo tuvieron ya preparado cuando hice el check out. Y gratis.

Del hotel me fui andando a la estación de autobuses, en frente del Mercado de Ben Thanh, y cogí el mismo autobús que para venir del aeropuerto. En unos 40 minutos ya estaba allí.

Mi vuelo lo reservé con dos semanas de antelación a través de Travelgenio.com. La compañía con la que viajé fue Cambodia Angkor Air y costó 172€  en clase turista. Tan sólo duró 1h 20’ y me dieron a bordo una botella de agua pequeña. El avión parecía de juguete. Me impresionó porque todavía no había visto los aviones de Lao Airlines

Al llegar al aeropuerto fui muy bien recibida por los empleados de control de pasaportes, no tanto por los de tramitación de visados, que parecía que les pesaba la vida. Me clavaron más de la cuenta por no tener dólares y tener que pagar en euros. La tía me miró y se puso a pensar un rato. Sin mirar nada dijo: pues entonces tienes que pagar 30€, así, a ojo. De 20$ pasó a 30€ en un momento.

Cambié en el mismo aeropuerto 280 euros y me dieron 285$. Al parecer no me cobraron comisión, aunque dijeron que sí. 

A la salida del aeropuerto me estaba esperando mi tuk tuk, que había reservado con el hotel (me salió gratis). Un chico muy joven, que se llamaba Sarath, y que era simpatiquísimo. En su moto recorrimos los 8 kilómetros que separaban el aeropuerto del hotel.


Opinión del Boutique Cambo Hotel

El hotel lo reservé a través de Hoteles.com, la marca blanca de Expedia. Un poquito alejado del barullo de Pub Street, pero no muy lejos del centro. En unos 15 minutos ya estaba en la calle principal.

El acceso no tiene nada que ver con el hotel. En la gran avenida, girando a la derecha y encontrándome con una calle destartalada, sin aceras, con basura… un poema la cara que se me quedó. En la puerta, bajo un montón de árboles, descansaban en sus tuk tuk, cuatro conductores como Sarath.





No te dejes impresionar por la calle (en cuanto te alejas del centro, esto es lo normal), el hotel está genial. Limpio, moderno y no le faltan atenciones.

Nada más llegar, la recepcionista me recibió con un vaso labrado, muy bonito, lleno de zumo de naranja fresquito (que vino muy bien con el calor pegajoso que hacía) y una toallita helada. Me sentó allí mientras ella se encargaba de los papeles. 


En la entrada hay un jardín muy cuidado, hasta con plataneras pequeñitas, y varias camas balinesas para pasar una agradable tarde (si no os llueve, como a nosotros). La piscina es pequeñita, pero está muy limpia y no hay muchos mosquitos.








Al lado de la recepción está el comedor. Los precios son más caros que en el centro, pero no mucho. En él también se sirve el desayuno. Hay café, té, leche, zumo y tostadas sin limitación. A parte, las camareras vienen con un menú del que puedes elegir dos platos: pancakes, cereales, yogures, pan con mantequilla… No es muy extenso, pero hace el apaño.

También hay un servicio de masajes por 8$ una hora. Se avisa en recepción de cuándo lo quieres y dos chicas vienen a tu habitación, o a las camas balinesas del jardín, para darte una paliza, que te deja nueva, pero sigue siendo una paliza. Y, que conste, que no pedí el típico masaje camboyano en el que se suben y están de pie sobre tu espalda. Aun así, al día siguiente estaba llena de moratones.

La habitación estaba limpia y la cama era gigante. No me fié mucho de los mosquitos y logré colgar mi mosquitera del Decathlon y dormir a gustito. Además, la habitación tenía tele con canales en inglés, aire acondicionado, dos botellas de agua gratis al día, kettle, tazas y sobrecitos de café y té.




El baño estaba también bien, aunque cuando cayó el temporal tuve algunos problemas con el agua, pero lo arreglaron pronto.




El hotel cuenta con un servicio gratuito al día para ir a Pub Street, lo cual está genial. Y un conductor para hacer el recorrido corto de Angkor me costó 15$.

Si vas con poco presupuesto, este hotel está genial y el wifi me funcionó muy bien. La atención y los servicios asombran por ser tan barato.

Precios que pagué:
  • Habitación doble superior: 18’69€ la noche (una ganga, que incluye desayuno y un tuk tuk diario gratis al centro).
  • Conductor de tuk tuk para hacer el recorrido corto de Angkor: 15$
  • Servicio de lavandería 1’6 kg por 3,20$
  • Masaje de una hora: 8$ por persona.
  • Tuk tuk de vuelta al aeropuerto: 5$.
  • Pagar con la tarjeta de crédito: lleva un recargo del 3%.



 BOUTIQUE CAMBO HOTEL 

100 Meters North of National Road No. 6, 
Salakanseng Village, Svay Dang Kum, Siem Reap.
855, Camboya Teléfono: +85512215708




Día 1 – Vietnam: Opinión sobre el Rex Hotel Ho Chi Minh


Mi periplo comenzó a las 7’00 en el aeropuerto de Barajas. El vuelo lo reservé con Expedia, como casi siempre, por los importantes descuentos que hace si lo contratas ida y vuelta, y con dos noches de hotel. En total, unos 1987€ para dos personas viajando con China Southern Airlines y Air France.

De Madrid a París 2’05h + 3’10 horas de escala + De París a Guangzhou 11’35h + 3’10h de escala + De Guangzhou a Ho Chi Minh 2’50h = 22’50 horas hasta llegar.


Opinión del Rex Hotel Ho Chi Minh

Llegué al aeropuerto de Saigón a las 11:00. Cogí el autobús 152 Xe Buyt San Bay pagando tan sólo 5000 dong por persona y otros 5000 dong por maleta. Le pedí al conductor que  me avisara cuando llegara a Ben Than Market. Desde allí se tarda muy poco en llegar al hotel. Hay que tener como referencia el Edificio del Comité del Pueblo y las obras del metro porque, justo en la puerta, está el hotel. La localización es ideal y más aún lo será cuando acaben las obras del metro, porque llegarás directamente de la estación a su puerta principal.


Construido a principios del siglo XX, este hotel de 5 estrellas fue originalmente el garaje francés de unos grandes almacenes del centro de la ciudad. En 1959, la familia Ung Thi lo renovó por completo y lo convirtió en hotel histórico.

El Rex se hizo famoso durante la guerra de Vietnam, durante la cual pasó a ser conocido como Rex BOQ, cuartel para oficiales solteros del ejército norteamericano. Contaba con una bonita terraza con escenario donde tomarse unas copas mientras se divisaban los bombardeos. Allí las tropas y los periodistas iban a divertirse y a pasar el rato mientras la planta baja albergaba la Oficina Conjunta de Asuntos Públicos de EEUU (JUSPAO). Además, tenía varios cines, una cafetería, una biblioteca y una sala de baile.

Pero lo que realmente hizo famoso en todo el mundo a este hotel fue uno de los programas de radio más famosos durante la guerra. Desde allí se retransmitía diariamente el informativo Five O’clock Follies, un programa lleno bromas cínicas sobre la guerra y los oficiales, en el que se criticaba muy a menudo la baja credibilidad de los informes oficiales. Fue dirigido por Barry Zorthian, quien afirmó en más de una ocasión que “mientras que la palabra del gobierno americano era verdad hasta que se demostrara lo contrario, en Vietnam siempre debía ser cuestionada hasta que se probara su veracidad.” Algo parecido podemos ver en la famosa película “Good Morning, Vietnam”, con Robin Williams.

En sus más de 300 m2 hoy alberga 286 habitaciones, cuatro restaurantes, un spa, una cafetería y un bar; una pista de tenis en las alturas, dos piscinas y un gimnasio.

A pesar de llegar a las 12’00 y tener el check in a las 14’00, me dieron la habitación de inmediato. Contraté una Deluxe Room con cama de matrimonio. Estaba en el ala nueva y cerca de un amplio balcón desde el que se ve las dos amplias terrazas (una arriba y otra abajo) y un precioso jardín vertical.






En la mesita me encontré un plato de fruta, una kettle, y sobres de té y café. Todo muy nuevo, limpio y confortable. Y el wifi funcionaba genial.



Fue todo un detalle que me dieran un vale para dos bebidas gratis en la terraza y otro para descuentos en su bar. Así que por la noche aproveché para tomarme algo allí. La terraza era enorme, preciosa y tranquila.  Con razón la Rooftop Garden Bar fue votado como uno de los mejores bares del Sudeste Asiático y es que, a pesar de no estar muy alto (tan sólo en la planta 5ª), tiene un gran encanto. Sólo por el hecho de estar en un sitio tan elegante, histórico y con unas bonitas vistas al centro de Saigón. Desde allí se puede ver la famosa Nguyen Hue, una calle peatonal, libre de las malditas motos, con un gran bullicio. La gente pasea por ella tranquilamente, hay cantantes, bailarines, patinadores (hasta la policía va en patines), vietnamitas que pasean orgullosos a sus perros muuuuy cuidados (parece una competición para ver cuál es el mejor peinado) y que acaba en el Edificio del Comité del Pueblo, con su gran estatua del Tío Ho.








El desayuno bufé se sirve en el Hoa Mai Restaurant, repleto de una gran variedad de comida asiática y occidental. No falta ningún detalle y la decoración es muy refinada. Desgraciadamente sólo pude disfrutar de él un día, porque al día siguiente tenía que irme demasiado temprano para coger el vuelo a Camboya. Hablé con recepción por la noche por si podían prepararme algo para llevar y no hubo ningún problema. Cuando hice el check out me dieron un paquete con sándwiches, fruta y huevos y dos botellas de agua.



Lo que no me gustó

La entrada del Hotel Rex es un poco caótica. Se ha roto todo el encanto pasado y se ha convertido en algo muy impersonal. De hecho, me volví loca la primera vez buscando la recepción. Y es que toda la planta baja está llena de tiendas de lujo. Es como una gran galería comercial que le quita belleza a tan histórico edificio. 


   REX HOTEL   

141 Nguyen Hue Street, District 1
Ho Chi Minh
Teléfono (848) 3829 2185





8 lugares imprescindibles que ver en Oropesa de Toledo


A una hora escasa de Toledo, Oropesa es un pueblo lleno de encanto y leyendas. Como la de su propio nombre, pues afirman que proviene de un capitán egipcio, Oróspedo Aránculo, quien fundó la ciudad en 1716 a.C. El pueblo es pequeñito, con unos escasos 2800 habitantes. Así que es ideal para hacer una visita rápida si estás cerquita, porque su patrimonio lo merece.

Qué ver en Oropesa de Toledo

1. El Castillo: construido por los condes de Oropesa en 1402, actualmente alberga el Parador Nacional de Turismo. El castillo se puede visitar de martes a domingos de 10’00 a 14’00 y de 16’00 a 18’00 por la tarde. La entrada general cuesta 3€.

El castillo está formado por una antigua fortaleza árabe (castillo viejo), que data de los siglos XII y XIII, y que fue erigido sobre otra fortaleza romana; y también por la construcción del siglo XV (castillo nuevo), que cuenta con una gran plaza interior y con una torre del homenaje de cinco plantas.



Justo al lado del castillo está el Palacio Condal, mandado construir en el siglo XV el II conde de Oropesa y que hoy también forma parte del Parador.


2. El Hospital de San Juan Bautista: bajando desde el castillo, puedes ir directamente a este edificio para pedir algo de información sobre la zona, ya que aquí se encuentra la Oficina de Turismo. La construcción data del siglo XV, cuando la madre del V virrey del Perú, Francisco de Toledo, lo mandó levantar sobre una antigua sinagoga.

3. La Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción: con su torre románica del siglo XII y su crucero del siglo XVII, también tiene una preciosa portada plateresca. En el siglo XVII el V Conde Oropesa mandó hacer un pasadizo que unía el palacio condal con la iglesia para que los nobles no tuvieran que pisar el suelo para ir al templo. El conde murió y el pasadizo aéreo no llegó a terminarse, aunque aún se conservan varios de los arcos que iba a tener.


4. El Convento de las Misericordias: construido por el IV Conde de Oropesa, fue habitado en 1836 por las Monjas de la Concepción. Éstas fueron vendiendo parte de los terrenos: la frontal se convirtió en una bodega de vinos, el interior lo adquirió el Ayuntamiento y el resto de la finca lo compraron distintos particulares para construir viviendas.

5. La Plaza del Pueblo: toda llena de bares para tapear, donde podemos encontrar auténticas gangas. Allí hay varios edificios interesantes, como la Antigua Biblioteca Popular (1912) decorada con azulejos de cerámica de Talavera, el Ayuntamiento y la Torre del Reloj de la Villa (1901).


6. La Casa Natal de San Alonso Orozco: nacido en 1500 y precursor de los místicos españoles, con más de 50 obras escritas.

7. La Capilla de San Bernardo: construida por Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera. Hasta la expulsión de los jesuitas en 1767 estuvo abierta al culto. Ha estado en funcionamiento en varias ocasiones a lo largo de la historia. En 1996, fue adquirida por el Ayuntamiento y se ha estado restaurando.


8. Los Restos de la antigua muralla: creada en el siglo I y restaurada en varias ocasiones, rodeaba la población con un perímetro de 1’5 Km y 3-5 m de altura. Tenía cuatro puertas y dos portillos. Actualmente sólo queda la puerta condal (que daba acceso al palacio) y parte del arranque de un pórtico, junto al cementerio viejo.

El principal atractivo de Oropesa de Toledo es pasear por sus callejuelas y disfrutar del diseño de sus callejuelas y casas. Es un pueblo muy bien decorado, con un montón de rinconcitos preciosos y de grafitis interesantes.